11 julio 2011

El terrorismo no comenz車 el 11 de septiembre de 2001, pero ese d赤a terrible cambi車 el mundo. Los ataques perpetrados contra los Estados Unidos, que cobraron las vidas de casi 3.000 personas inocentes, nos demostraron que el terrorismo se ha transformado en un fen車meno mundial capaz de causar dolor y destrucci車n en gran escala dondequiera. La magnitud de aquellos ataques signific車 que ya nadie puede permanecer al margen. La lucha pas車 a ser mundial porque el impacto del terrorismo se hac赤a sentir en todas partes.

Los terroristas menosprecian los valores humanos que compartimos y que nos esforzamos por proteger. El fomento de la paz, la igualdad, la tolerancia y la dignidad para todos son valores universales que trascienden nuestras diferencias nacionales. Son el pegamento que nos aglutina. Unidos como naciones y pueblos del mundo, debemos actuar de consuno para proteger nuestra humanidad.
El marco mundial de la lucha contra el terrorismo

Las Naciones Unidas se ven赤an ocupando de la cuesti車n del terrorismo mucho antes de aquella desastrosa ma?ana de septiembre. Durante decenios, la Organizaci車n ha reunido a la comunidad internacional para condenar los actos terroristas y crear un marco jur赤dico internacional que permita a los Estados luchar contra esa amenaza colectivamente. En las Naciones Unidas y otros foros conexos se han negociado diecis谷is tratados internacionales que abordan cuestiones tan diversas como el secuestro de aeronaves, la toma de rehenes, la financiaci車n del terrorismo, la marcaci車n de explosivos y la amenaza del terrorismo nuclear.
Adem芍s, en respuesta a letales ataques perpetrados en ?frica Oriental y al deterioro de la situaci車n en el Afganist芍n, en 1999 el Consejo de Seguridad decidi車 imponer sanciones contra los talibanes y m芍s tarde contra Al-Qaida. El Consejo cre車 una lista de personas y entidades asociadas a estas organizaciones que est芍n sujetas a la prohibici車n de viajar, la congelaci車n de sus activos y el embargo de armamentos.

Poco despu谷s del 11 de septiembre de 2001, el Consejo de Seguridad tom車 m芍s medidas directas, consciente de que el terrorismo seguir赤a planteando una grave amenaza contra la paz y la seguridad internacionales en el nuevo milenio. El Consejo aprob車 una resoluci車n de amplio alcance en la que trazaba la direcci車n de la lucha contra el terrorismo. En esa resoluci車n se pide a todos los Estados Miembros, por separado y colectivamente, que denieguen cobijo y apoyo financiero a los terroristas y que cooperen para hacerlos comparecer ante la justicia.

En resoluciones subsiguientes, el Consejo de Seguridad prest車 una atenci車n cada vez mayor a la adopci車n de medidas preventivas, observando, por ejemplo, que los extremistas estaban usando Internet para reclutar personas e incitar a la comisi車n de actos terroristas. El Consejo comenz車 a destacar sistem芍ticamente la necesidad de que las medidas de lucha contra el terrorismo estuvieran en consonancia con las obligaciones jur赤dicas internacionales de los Estados, incluidas las normas de derechos humanos. Tambi谷n consider車 vital que agentes no estatales, como los grupos terroristas, no tuvieran acceso a las armas de destrucci車n en masa. Entretanto, en 2006 la Asamblea General aprob車 la Estrategia global de las Naciones Unidas contra el terrorismo, en la que subray車 la importancia de hacer frente a las condiciones que pod赤an dar lugar al terrorismo. Entre estas figuran los conflictos prolongados sin resolver, la deshumanizaci車n de las v赤ctimas, la discriminaci車n, las infracciones de los derechos humanos y la falta de buena gobernanza.

Una respuesta general al terrorismo

Durante el pasado decenio, los funcionarios de las Naciones Unidas tomamos como base las experiencias anteriores y estamos ayudando a los Estados a adaptarse a una amenaza que evoluciona y a menudo entra?a la utilizaci車n de nuevas tecnolog赤as. Aunque creo que avanzamos en la direcci車n correcta, todav赤a es necesario hacer importantes progresos a nivel nacional, regional e internacional.

Los diferentes pa赤ses han hecho avances notables, pero el 谷xito se mide en t谷rminos relativos y a迆n existen grandes disparidades. Mientras que algunos pa赤ses pueden gastar miles de millones de d車lares en la lucha contra el terrorismo, otros tienen dificultades para poner en pr芍ctica siquiera las medidas b芍sicas necesarias para proteger sus fronteras y llevar a los terroristas ante la justicia. Cuando una gran proporci車n de los habitantes de un pa赤s viven en la pobreza, no debe extra?ar que ese pa赤s dedique sus escasos recursos al desarrollo y no a la lucha contra el terrorismo. Comprendemos esa realidad y a menudo sugerimos enfoques que tienen el doble beneficio de proteger los intereses econ車micos y de desarrollo de un pa赤s, y a la vez mejorar su seguridad.

Francamente, prevenir los ataques terroristas es un desaf赤o para todos, incluso para los pa赤ses que poseen cuantiosos recursos y personal calificado. Si hemos de ser realistas, admitamos que para la mayor赤a de los pa赤ses la aplicaci車n de la larga lista de medidas previstas en las resoluciones del Consejo de Seguridad y la Estrategia global va a ser, en el mejor de los casos, irregular. La tarea es sobrecogedora: asegurar las fronteras, hacer m芍s estrictos los controles financieros, fortalecer el papel de la polic赤a, mejorar los sistemas de justicia penal y prestar asistencia jur赤dica mutua a otros pa赤ses que traten de condenar a terroristas en sus tribunales.

Este es un proceso gradual que podr赤a comenzar con la ratificaci車n por los gobiernos de las convenciones pertinentes y la promulgaci車n de leyes m芍s en谷rgicas relacionadas con el terrorismo. Sin embargo, no pueden detenerse ah赤.

Trat芍ndose de una cuesti車n tan compleja como esta, usualmente lo m芍s dif赤cil se encuentra en los detalles. Consid谷rese, por ejemplo, la seguridad de los aeropuertos. En muchos aeropuertos la seguridad es m芍s rigurosa que nunca, a menudo para fastidio de los viajeros, quienes piensan que son sometidos a medidas excesivamente intrusivas. Los terroristas del 11 de septiembre, y los portadores de explosivos en el calzado y en la ropa interior, provocaron revisiones de los procedimientos de seguridad que dieron por resultado nuevos enfoques. A medida que ponemos en vigor los m芍s recientes y capacitamos al personal sobre su aplicaci車n, debemos recordar en todo momento que Al-Qaida y los otros grupos probablemente est芍n elaborando nuevos m谷todos de evasi車n. Todos estos procedimientos dependen de la informaci車n y la tecnolog赤a, que suelen escasear en aquellas partes del mundo donde la reparaci車n de una m芍quina de rayos X puede demorar semanas.

Todos los d赤as, en el mundo entero, un n迆mero incalculable de hombres y mujeres se mantienen vigilantes, decididos a evitar que los terroristas y otros delincuentes lleven a cabo sus planes. Pensemos en los guardias fronterizos, que patrullan largas y remotas fronteras en terrenos inh車spitos, los agentes de polic赤a dedicados a seguir pistas que abarcan varios pa赤ses, los fiscales que revisan montones interminables de pruebas. Sabemos que una capacitaci車n adecuada, mejor equipo y acceso a m芍s informaci車n ser芍n de inestimable ayuda para ellos, y por eso trabajamos para dotarlos de esos instrumentos.

Cuando las defensas de un pa赤s son vulneradas y se lleva a cabo con 谷xito un ataque terrorista, ello nos recuerda de inmediato el costo real de este flagelo, sobre todo dolor, p谷rdidas y sufrimientos para los seres humanos. Las im芍genes del 迆ltimo veh赤culo o edificio que se hizo volar con explosivos parpadeando en la pantalla del televisor pueden borrarse poco a poco de nuestra memoria, pero el dolor de los sobrevivientes, las familias de las v赤ctimas y las comunidades afectadas no se olvida tan f芍cilmente. Es preciso no olvidar a estas personas, y en las Naciones Unidas debemos seguir defendiendo sus intereses y su dignidad. Sus historias son un llamado elocuente a la humanidad y la justicia, y constituyen una parte importante de la propaganda antiterrorista.

Es evidente que los gobiernos no pueden hacer frente a este desaf赤o por s赤 solos. Los pa赤ses que cuentan con estrategias verdaderamente eficaces de lucha contra el terrorismo reconocen el valor de la participaci車n de las comunidades locales, el sector privado, los medios de difusi車n y otros grupos de la sociedad. Tambi谷n alientan el intercambio de inteligencia, informaci車n y conocimientos especializados entre los organismos nacionales y a trav谷s de las fronteras. Mientras m芍s amplia sea la respuesta, probablemente ser芍 m芍s eficaz.

El camino que queda por recorrer

Durante los diez 迆ltimos a?os hemos visto a los Estados ensayar diversos enfoques para reducir la posibilidad de que los terroristas cumplan sus objetivos. Las Naciones Unidas les han proporcionado orientaci車n y apoyo en esos esfuerzos, concentr芍ndose en aquellas esferas en las que tienen ventaja comparativa.

En su condici車n de l赤der de la lucha mundial contra el terrorismo, nuestra Organizaci車n seguir芍 presionando a los gobiernos para que adopten estrategias nacionales amplias en las que se equilibre el fortalecimiento de las medidas de seguridad con pol赤ticas sociales, econ車micas e impulsadas por la comunidad que se basen en el estado de derecho. Lo cierto es que las medidas a medias o las que no respetan las normas internacionales de derechos humanos, pueden de hecho socavar los esfuerzos colectivos al suscitar resentimiento en sectores de la comunidad y dar p芍bulo a la propaganda de los grupos terroristas.

En los pr車ximos a?os haremos m芍s para ayudar a los pa赤ses a mejorar su coordinaci車n interna y su cooperaci車n con los vecinos. Ahora bien, se necesita tiempo para derribar las barreras institucionales y fomentar la confianza entre organismos competidores y a trav谷s de las fronteras. Las reuniones regionales y mundiales que organizamos tienen por objeto facilitar estos procesos al dar a los profesionales la oportunidad de conocerse personalmente e intercambiar ideas sobre buenas pr芍cticas. Despu谷s que regresan a sus pa赤ses pueden aplicar las ense?anzas adquiridas y recurrir a su red internacional para solicitar apoyo.

Trabajamos con organismos bilaterales y multilaterales que pueden compartir sus conocimientos especializados con los pa赤ses que necesitan asistencia t谷cnica. Los servicios disponibles incluyen la redacci車n de leyes nacionales, la capacitaci車n de fiscales y magistrados y el enlace de las bases de datos nacionales con puestos fronterizos. Las Naciones Unidas pueden prestar apoyo tambi谷n, por ejemplo, con programas de educaci車n dirigidos a fomentar la tolerancia en las comunidades y proyectos de desarrollo para mejorar la gobernanza.

Nuestra visi車n de conjunto nos ha permitido seguir los acontecimientos antiterroristas en todo el globo, y de paso aprender lo que funciona y lo que no funciona. Cuando me detengo a considerar lo que ya hemos logrado, me siento optimista en cuanto a lo que podremos lograr juntos como naciones y como pueblos del mundo entero en el pr車ximo decenio. Actuando de consuno podremos reducir de modo significativo el n迆mero de ataques y de v赤ctimas, y, seg迆n esperamos, eliminar un d赤a el terrorismo definitivamente.

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La Cr車nica?ONU??no?constituye un registro oficial. Tiene el privilegio de acoger a los altos funcionarios de las Naciones Unidas, as赤 como a distinguidos colaboradores de fuera del sistema de las Naciones Unidas cuyas opiniones no son necesariamente las de las Naciones Unidas. Del mismo modo, las fronteras y los nombres que se muestran y las designaciones utilizadas en los mapas o en los art赤culos no implican necesariamente un apoyo o una aceptaci車n por parte de las Naciones Unidas.?