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Cooperaci¨®n transfronteriza y ordenaci¨®n integrada de los recursos h¨ªdricos: dos factores clave para la gesti¨®n de los recursos h¨ªdricos en ¨¢frica

Aproximadamente el 64% de la superficie terrestre de ?frica se encuentra dentro de sus 63 cuencas fluviales transfronterizas, en comparaci¨®n con el 47% del conjunto del mundo. En la regi¨®n de ?frica Meridional, definida por las fronteras de los Estados miembros de la Comunidad de ?frica Meridional para el Desarrollo (SADC), 16 cuencas transfronterizas proporcionan casi el 80% de los recursos h¨ªdricos disponibles de la regi¨®n. Todos los Estados continentales de la SADC, excepto uno, tienen m¨¢s del 50% de su masa continental en cuencas fluviales transfronterizas. Algunos pa¨ªses dependen de que m¨¢s del 50% de sus necesidades h¨ªdricas procedan del exterior de sus fronteras. En este contexto, la cooperaci¨®n h¨ªdrica ha sido una preocupaci¨®n importante para muchos pa¨ªses africanos a lo largo de su historia y lo sigue siendo cada vez m¨¢s, a medida que sus econom¨ªas crecen y aumenta su integraci¨®n.

?En el pasado reciente, el r¨¢pido aumento de la demanda de recursos h¨ªdricos como resultado del crecimiento de las poblaciones y el incremento del desarrollo industrial y agr¨ªcola ha colocado en una situaci¨®n dif¨ªcil a muchas cuencas fluviales de toda ?frica. Los climas, entre semi¨¢ridos e hiper¨¢ridos, de ?frica Meridional, conllevan una variabilidad temporal y espacial natural muy elevada en lo relativo a la disponibilidad de recursos h¨ªdricos. ?nicamente el 10% de las aguas pluviales queda disponible como caudal en los r¨ªos, frente a un promedio mundial de en torno al 30%. Con los efectos del cambio clim¨¢tico, la dif¨ªcil situaci¨®n de los recursos h¨ªdricos agravar¨¢ todav¨ªa m¨¢s la ya elevada variabilidad natural. En este contexto, la cooperaci¨®n h¨ªdrica y la gesti¨®n racional de los recursos h¨ªdricos no es tan solo una opci¨®n, sino una realidad desesperada.

?En la regi¨®n ¨¢rida, la demanda de agua para el consumo humano y el desarrollo econ¨®mico tambi¨¦n compite con las necesidades de agua para mantener la salud de los ecosistemas. La ordenaci¨®n integrada de los recursos h¨ªdricos tiene como objetivo equilibrar las demandas h¨ªdricas para el desarrollo econ¨®mico y social con las necesidades para la salud del medio ambiente y los ecosistemas. El enfoque de la ordenaci¨®n integrada de los recursos h¨ªdricos resulta especialmente importante en ?frica, donde la mayor¨ªa de los medios de vida de las personas sufren el efecto directo de la salud de los ecosistemas y la diversidad de servicios que un ecosistema saludable puede ofrecer y repercuten directamente sobre ambas. La extracci¨®n excesiva de agua para actividades econ¨®micas puede ocasionar graves efectos perjudiciales sobre otras actividades econ¨®micas o sociales que dependen de ecosistemas saludables.

??QU? HACE QUE LA ORDENACI?N INTEGRADA DE LOS RECURSOS H?DRICOS FUNCIONE?: EMPODERAMIENTO DE LAS COMUNIDADES Y GOBERNANZA M?S FUERTE A TODOS LOS NIVELES

?La pobreza suele ser la causa principal de la mala gesti¨®n de los recursos naturales y la degradaci¨®n resultante de los ecosistemas. Las pr¨¢cticas de ordenaci¨®n integrada de los recursos h¨ªdricos no ser¨¢n sostenibles si se imponen sobre comunidades que tienen pocas o ninguna alternativa como medio de vida y para la seguridad alimentaria. Para que la ordenaci¨®n integrada de los recursos h¨ªdricos funcione, las comunidades no solo deben involucrarse o participar en las pr¨¢cticas locales, sino tambi¨¦n ser empoderadas para realizarlas. Los siguientes estudios de casos muestran c¨®mo la mejora de las pr¨¢cticas de gesti¨®n de las cuencas de captaci¨®n por parte de los aldeanos puede dar lugar a su empoderamiento.

?En Mpulungu (Zambia), en la costa del lago Tanganyika, se determin¨® que la sedimentaci¨®n y la pesca excesiva eran los principales problemas para el ecosistema del lago Tanganyika. Un descenso en las capturas del pez Buka Buka (Lates stapperssii), desde mediados de la d¨¦cada de 1990 hasta el presente, indic¨® claramente un cambio alarmante en el ecosistema. Las vidas de los pescadores se vieron afectadas negativamente; en todo caso, estos pensaron que no ten¨ªan m¨¢s medios de subsistencia y siguieron pescando, en ocasiones arriesgando sus propias vidas en b¨²squeda de peces lejos de la costa, para evitar las zonas afectadas por los sedimentos. El promedio de ingresos de la familia de un pescador en Mpulungu era de 517 d¨®lares al a?o, muy inferior al promedio de 1.160 d¨®lares per c¨¢pita de Zambia1, y estaba disminuyendo. En 2009, se introdujo un fondo rotatorio destinado a la gesti¨®n ambiental y econ¨®mica del lago Tanganyika a trav¨¦s de un proyecto aplicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y financiado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM). Las 11 comunidades destinatarias recibieron formaci¨®n sobre actividades alternativas de generaci¨®n de ingresos, as¨ª como sobre la gesti¨®n sostenible de las cuencas de captaci¨®n, para as¨ª reducir la presi¨®n humana sobre las tierras y la pesca. Sebi Nafukwe, una de las m¨¢s de 700 mujeres que se beneficiaron de esta formaci¨®n, recibi¨® un peque?o pr¨¦stamo de 60 d¨®lares y comenz¨® a cultivar arroz. Actualmente ingresa 279 d¨®lares al a?o con la venta del arroz. Con estos nuevos ingresos, ella y otras mujeres beneficiarias del fondo rotatorio est¨¢n cubriendo las necesidades nutricionales de sus familias y est¨¢n enviando a sus hijos a la escuela. Un pescador local, John Simwiinga, inici¨® el cultivo de peces en estanques con un pr¨¦stamo de 1.300 d¨®lares y ahora ingresa 1.900 d¨®lares cada 6 meses. Simwiinga disfruta no solo del aumento de sus ingresos, sino tambi¨¦n de la estabilidad que le ofrecen sus estanques de peces. Los comit¨¦s de desarrollo comunitario, creados cuando se estableci¨® un fondo rotatorio, desempe?aron un papel fundamental a la hora de aplicar presi¨®n social para el reintegro del 100% de los pr¨¦stamos. Para solicitar un pr¨¦stamo, los receptores deben ser miembros activos y socialmente responsables de la comunidad, sin antecedentes de abusos dom¨¦sticos o violencia. Willies Simfukwe, comisionado del distrito de Mpulungu y presidente del comit¨¦ coordinador de desarrollo distrital, explica que los beneficios econ¨®micos no solo han contribuido al objetivo principal del proyecto (reducir la sedimentaci¨®n y la pesca excesiva), sino que tambi¨¦n han estimulado un cambio de actitud entre las comunidades. La gente ha adquirido el h¨¢bito de ahorrar, algo que antes era poco habitual. Miembros empoderados de la comunidad participaron activamente en las actividades de control de la erosi¨®n, con pleno conocimiento de las interrelaciones entre sus medios de vida y el ecosistema. Como resultado, las cargas de sedimentaci¨®n se redujeron de 158,99 toneladas al d¨ªa a 114,76 toneladas al d¨ªa desde el mayor de los cuatro r¨ªos que desembocan en el lago en esta zona, mediante la plantaci¨®n de ¨¢rboles y otras medidas de control de la erosi¨®n practicadas por los aldeanos.

?Uvira, un pueblo muy pobre de la regi¨®n de Kivu del Sur, en la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, es otro lugar situado junto al lago Tanganyika que sufri¨® terriblemente la erosi¨®n. Las elevadas cargas de sedimentaci¨®n del lago afectaron a su ecosistema acu¨¢tico, mientras que las monta?as, con sus superficies desnudas, propensas a los deslizamientos de tierras y a la baja productividad, supusieron un problema para las comunidades locales. Las personas y el ecosistema de la regi¨®n tambi¨¦n sufrieron a causa de los repetidos conflictos violentos. Los grupos armados cortaron ¨¢rboles para obtener carb¨®n vegetal y le?a. Los habitantes locales, especialmente las mujeres, tem¨ªan acudir a los campos para cuidar de las cosechas por miedo a ser asesinadas o violadas2. El proyecto PNUD-FMAM trabaj¨® con un consorcio de 27 comunidades en la regi¨®n y un consorcio de 5 asociaciones locales, incluida una asociaci¨®n de mujeres, para fomentar las medidas de control de la erosi¨®n y mejorar las pr¨¢cticas de gesti¨®n de las cuencas de captaci¨®n. Se establecieron 7 viveros en colaboraci¨®n con organizaciones de base comunitaria local, que produjeron casi 2 millones de semillas de diversas variedades de ¨¢rboles ind¨ªgenas. Desde marzo de 2011 hasta noviembre de 2012 se plantaron m¨¢s de un mill¨®n de ¨¢rboles con fines de agrosilvicultura y rehabilitaci¨®n. En total, se plantaron 832 y se rehabilitaron 167 a trav¨¦s de las actividades apoyadas por el proyecto. Se plantaron numerosos ¨¢rboles frutales para complementar las necesidades nutricionales de las comunidades locales. Tambi¨¦n se plantaron valiosos ¨¢rboles madereros como Haegenia abyssinica y Hkaya anthoteca para las generaciones futuras. A fin de reducir el consumo de le?a, se form¨® a 30 personas de las comunidades para la producci¨®n de cocinas de alto rendimiento energ¨¦tico. Tras la formaci¨®n, se produjeron localmente m¨¢s de 2.700 cocinas de alto rendimiento energ¨¦tico y se vendieron a escala local, a 5 d¨®lares cada una. Las ventas de las cocinas de alto rendimiento energ¨¦tico redujeron la necesidad de le?a, adem¨¢s de generar m¨¢s de 10.000 d¨®lares en beneficios para las comunidades locales que pudieron reinvertirse en una mayor producci¨®n de cocinas, convirti¨¦ndolo en un negocio completamente rentable. Las comunidades no solo se sintieron involucradas, sino que, quiz¨¢s por primera vez, se sintieron capacitadas para cuidar de sus familias, sus tierras y sus recursos.

?Los casos anteriores comparten varios puntos en com¨²n:

?1. Despu¨¦s de las intervenciones, los medios de vida de las comunidades se han vuelto m¨¢s resistentes y las personas, m¨¢s capacitadas;

2. Mediante las intervenciones, las comunidades han tomado una mayor conciencia de las interrelaciones entre sus acciones y los ecosistemas que utilizan y se han formado para utilizarlos de forma sostenible;

3. Estas acciones locales han reforzado la gobernanza ambiental en el ¨¢mbito de las comunidades;

4. Estas intervenciones a escala comunitaria formaron parte de intervenciones m¨¢s amplias a nivel de toda una cuenca; de este modo, se produjeron intercambios de informaci¨®n para extraer lecciones que puedan tener influencia en los procesos m¨¢s amplios de inversi¨®n y planificaci¨®n al nivel de toda una cuenca en el futuro.

?PNUD Y FMAM

?En los ¨²ltimos 20 a?os, en alianza con el FMAM, el PNUD ha dado su apoyo a diversas cuencas fluviales y lacustres transfronterizas en el ?frica Subsahariana. El apoyo financiero del FMAM ha sido determinante para la realizaci¨®n de evaluaciones transfronterizas que corrigen la falta de conocimientos y promueven la cooperaci¨®n multinacional, algo que ning¨²n gobierno nacional puede cubrir suficientemente con su presupuesto. La mejora del conocimiento de una cuenca y la garant¨ªa de igualdad de acceso a la informaci¨®n y los datos de la cuenca para todos los Estados de la cuenca han contribuido enormemente a fomentar la confianza entre ellos. En condici¨®n de tercera parte mutua, el PNUD se percibe como un socio ideal para ayudar a los pa¨ªses en las negociaciones multinacionales que desembocan en un plan conjunto de gesti¨®n, un marco legal o la creaci¨®n de una comisi¨®n conjunta. El PNUD ha ayudado en el establecimiento de la Autoridad del Lago Tanganyika (ALT) y ha ofrecido a la ALT asistencia institucional regional en el desarrollo de la capacidad. De manera similar, el PNUD ha prestado asistencia institucional regional en el desarrollo de la capacidad con algunas intervenciones concretas de ordenaci¨®n integrada de los recursos h¨ªdricos en las cuencas del lago Chad, el r¨ªo Okavango, el r¨ªo Orange-Senqu y el r¨ªo Pangani. El PNUD tambi¨¦n acaba de iniciar un nuevo proyecto que tiene como objetivo reforzar la capacidad de ordenaci¨®n integrada de los recursos h¨ªdricos de cinco peque?os Estados insulares en desarrollo africanos (Cabo Verde, Comoras, Mauricio, Santo Tom¨¦ y Pr¨ªncipe y Seychelles). Todas las intervenciones tienen como objetivo reforzar la cooperaci¨®n transfronteriza o intersectorial necesaria para llevar a cabo la ordenaci¨®n integrada de los recursos h¨ªdricos.

?El objetivo del PNUD mediante estos programas es prestar asistencia a los pa¨ªses para que emprendan una v¨ªa de desarrollo sostenible y resistente que les permita alcanzar plenamente todo su potencial de desarrollo. En muchos pa¨ªses del ?frica Subsahariana, los escasos recursos h¨ªdricos limitan su potencial de desarrollo. Mediante una utilizaci¨®n cuidadosa y eficiente de los recursos h¨ªdricos y los ecosistemas asociados, el desarrollo socioecon¨®mico de una cuenca o de una naci¨®n determinada puede ser sostenible. Los proyectos PNUD-FMAM est¨¢n promoviendo reformas normativas a nivel nacional y regional para alcanzar una gobernanza m¨¢s fuerte del agua y el medio ambiente en los niveles local, nacional y regional. Una combinaci¨®n adecuada de reformas normativas puede resolver o evitar las deficiencias del mercado que provocan diversos problemas ambientales garantizando que se internalicen los efectos en el medio ambiente; puede reorientar los subsidios perjudiciales dedicados a pr¨¢cticas insostenibles y destinar las inversiones futuras, tanto p¨²blicas como privadas, a la protecci¨®n de los ecosistemas y la mejora de los diversos servicios que los ecosistemas pueden ofrecer a las personas y la sociedad; y puede promover la utilizaci¨®n sostenible de los recursos. Las intervenciones de los proyectos PNUD-FMAM est¨¢n dise?adas para todos los niveles de la gobernanza del agua. Adem¨¢s de prestar asistencia a los pa¨ªses en la negociaci¨®n de convenios o protocolos internacionales, el PNUD tambi¨¦n ayuda a los pa¨ªses a llevar a cabo diversas actividades a nivel local para una mejor utilizaci¨®n de los recursos naturales y apoya la mejora de sus medios de vida con el objetivo de que los presupuestos nacionales o locales puedan reproducir estas pr¨¢cticas cuando hayan resultado eficaces.

?Tanto la cooperaci¨®n transfronteriza como la ordenaci¨®n integrada de los recursos h¨ªdricos son necesarias para que el ?frica Subsahariana alcance su potencial de desarrollo econ¨®mico, manteniendo la integridad del ecosistema. En ?frica, el mantenimiento de la integridad del ecosistema forma parte de la estrategia para alcanzar su potencial de desarrollo. Estos enfoques resultan todav¨ªa m¨¢s esenciales cuando en la planificaci¨®n de toda una cuenca se incluyen algunas soluciones de ingenier¨ªa o mejoras de infraestructuras, que tambi¨¦n desempe?an un papel decisivo en el desarrollo.

?La reducci¨®n de la pobreza, el empoderamiento de la mujer, la seguridad alimentaria y la educaci¨®n son algunos de los muchos beneficios socioecon¨®micos que han producido las intervenciones del proyecto en las comunidades piloto, adem¨¢s de la sostenibilidad ambiental. Cuando las intervenciones de la ordenaci¨®n integrada de los recursos h¨ªdricos consiguen empoderar a las comunidades en tantos aspectos, las actividades introducidas mediante apoyo externo tendr¨¢n mayores posibilidades de perdurar en el tiempo, incluso cuando el apoyo finalice. Las comunidades capacitadas pueden organizarse mejor para lograr que su voz se escuche a escala subnacional, nacional e internacional y las demandas en favor de una mejora de la gobernanza ambiental y la responsabilidad a todos los niveles reforzar¨¢n todav¨ªa m¨¢s las pr¨¢cticas de la ordenaci¨®n integrada de los recursos h¨ªdricos. Las intervenciones del PNUD tienen como objetivo crear y apoyar esta espiral positiva.

?Notas

?1????????? Ingreso nacional bruto per c¨¢pita, seg¨²n el Banco Mundial (

2????????? ¡°Commodities of War: Communities speak out on the true cost of conflict in eastern DRC¡± (Informe 164 de Oxfam, noviembre de 2012).

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