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?frica est¨¢ considerada como un continente que se est¨¢ urbanizando deprisa, pero se ha quedado atr¨¢s en el debate sobre la urbanizaci¨®n. Seg¨²n lo expresaron Achille Mbemb¨¦ y Sarah Nuttall, interpretar el mundo desde ?frica, o inscribir a ?frica en el mundo, o como fragmento del mundo, es una tarea cautivadora y desconcertante (2004). Cuando se habla de lo que ocurre en el mundo y, en especial, de urbanizaci¨®n, el caso de ?frica suele ir a parar a una casilla que muchos llamar¨ªan ¡°caso aparte¡±. Hasta hace poco, el concepto mismo de caso aparte no hab¨ªa despertado el inter¨¦s de los estudiosos de la revoluci¨®n urbana en ?frica. Y como sucede con todos los fen¨®menos radicales, la mayor¨ªa de las publicaciones acad¨¦micas ofrecen dos im¨¢genes opuestas: una est¨¢ dominada por la desesperanza y el desaliento, y la otra plantea la oportunidad de un futuro m¨¢s creativo y adaptable para las ciudades (Cherenet Mamo, 2015, p¨¢g. 17). En este art¨ªculo se intenta destacar la segunda imagen mediante el estudio del caso de Etiop¨ªa, que es uno de los pa¨ªses menos urbanizados y se est¨¢ transformando r¨¢pidamente.

En Etiop¨ªa, los asentamientos siguen presentando una estructura eminentemente rural: la poblaci¨®n est¨¢ concentrada en las tierras altas, donde se practica la agricultura de secano de subsistencia. Varios informes estiman que los et¨ªopes residentes en zonas urbanas (es decir, en asentamientos densos con m¨¢s de 2.000 habitantes) no llegan al 16% de la poblaci¨®n. Adem¨¢s, el pa¨ªs tiene de antiguo una identidad muy marcada como naci¨®n con centros urbanos establecidos. Con una poblaci¨®n en crecimiento, que se calcula en m¨¢s de 100 millones, Etiop¨ªa aspira a transformarse en poco tiempo en una econom¨ªa industrial, dejando atr¨¢s una econom¨ªa principalmente basada en la agricultura de subsistencia (Ministerio de Finanzas y Desarrollo Econ¨®mico, 2010).

En los ¨²ltimos a?os han surgido claros indicios de que la transformaci¨®n de Etiop¨ªa en casi todas las esferas ya ha comenzado, lo cual plantea al mismo tiempo posibilidades y dificultades. En este per¨ªodo de gran dinamismo, el tema de la urbanizaci¨®n, que durante mucho tiempo se vio relegado en el discurso pol¨ªtico y de desarrollo, est¨¢ cobrando protagonismo. Casi por primera vez en la historia moderna de Etiop¨ªa, los principales programas de desarrollo del pa¨ªs incluyen la promoci¨®n de la urbanizaci¨®n de forma deliberada y dirigida desde arriba (Comisi¨®n Nacional de Planificaci¨®n, 2016). Adem¨¢s de ampliar las ciudades que ya existen a trav¨¦s de la vivienda p¨²blica y otros proyectos de infraestructura, los programas del Gobierno se han propuesto transformar miles de kebeles rurales en centros urbanos en menos de cinco a?os¹.

Dejando al margen la cuesti¨®n de si el aparato pol¨ªtico y administrativo actual tiene o no capacidad suficiente como para llevar a efecto una reorganizaci¨®n socioespacial de tal magnitud, las exigencias t¨¦cnicas de generar en poco tiempo un espacio arquitect¨®nico inmenso son abrumadoras: hay que construir millones de viviendas y miles de escuelas, centros de salud y edificios administrativos, as¨ª como desarrollar numerosos proyectos de infraestructura. Adem¨¢s, se prev¨¦ que esta transformaci¨®n urbana ser¨¢ un mecanismo de estimulaci¨®n de la econom¨ªa, creaci¨®n de empleo y diversificaci¨®n del comercio. Sin embargo, tanto en las zonas urbanas como en las rurales esas nuevas necesidades de grandes espacios arquitect¨®nicos urbanos tienen que incorporar la realidad local (contextual), con todas sus complejidades, para servir de plataforma para los procesos de transformaci¨®n cultural a largo plazo.

Cabe esperar que, en el futuro previsible, los espacios arquitect¨®nicos de las ciudades et¨ªopes, tanto las ya establecidas como las nuevas, seguir¨¢n sirviendo de foro donde se negociar¨¢n realidades extremas en las esferas econ¨®mica, ambiental y sociopol¨ªtica. Por lo tanto, la arquitectura, como agente de la transformaci¨®n del espacio f¨ªsico en espacios habitables, tiene que adoptar un mecanismo para interpretar correctamente estas realidades extremas y darles una respuesta integral. Desenvolverse en un entorno tan complejo exige un replanteamiento audaz de los par¨¢metros cl¨¢sicos de la ense?anza y la pr¨¢ctica de la arquitectura y el urbanismo, que actualmente siguen las pautas y realidades occidentales.

Se ha dicho muchas veces que Etiop¨ªa es un pa¨ªs complejo (v¨¦anse Woldemariam, 1985; Crummey, 2000; ?lvares, 1966, p¨¢gs. 323 a 333; Kebede, 1999; Levine, 1965). Sus caracter¨ªsticas f¨ªsicas y culturales presentan diferencias extremas. Se suele decir que la complejidad f¨ªsica se debe, sobre todo, al emplazamiento del pa¨ªs en una zona tropical y con fuertes contrastes topogr¨¢ficos (Woldemariam, 1985, p¨¢g. 8; v¨¦ase tambi¨¦n Woldemariam, 1972). La ubicaci¨®n de Etiop¨ªa en relaci¨®n con la Pen¨ªnsula Ar¨¢biga, el Norte de ?frica y el coraz¨®n de ?frica, aunada a su aislamiento prolongado y constante, explica en parte la diversidad y complejidad culturales del pa¨ªs (v¨¦anse Tafla, 2000; Garretson, 2000; Cherenet Mamo, 2010). Es evidente que esta complejidad f¨ªsica y cultural ha influido en la distribuci¨®n de los asentamientos en el pa¨ªs. A continuaci¨®n se presentan otras caracter¨ªsticas del contexto en el que se espera que una producci¨®n arquitect¨®nica y urban¨ªstica r¨¢pida y a gran escala d¨¦ respuesta a la demanda de espacios habitables en la Etiop¨ªa contempor¨¢nea:

??????? ? Un paisaje diverso y unas normas culturales s¨®lidas (pero tambi¨¦n cada vez m¨¢s din¨¢micas) dominadas por asentamientos socioespaciales de car¨¢cter rural;

??????? ? Pobreza y r¨¢pida urbanizaci¨®n, que est¨¢n vinculadas a la situaci¨®n generalizada de inseguridad alimentaria y de ingresos ;

??????? ? Un medio ambiente fr¨¢gil, afectado por la degradaci¨®n a gran escala y, cada vez m¨¢s, por el cambio clim¨¢tico;

??????? ? Crecimiento demogr¨¢fico r¨¢pido;

??????? ? Una econom¨ªa en crecimiento basada principalmente en la agricultura; y

??????? ? Inestabilidad pol¨ªtica y econ¨®mica a nivel tanto regional como mundial.

Evidentemente, es muy dif¨ªcil manejar par¨¢metros sociales, ambientales, econ¨®micos y pol¨ªticos tan dispares y complejos y darles una respuesta integral por medio de la planificaci¨®n arquitect¨®nica. Aunque es inevitable simplificar, en un lugar como Etiop¨ªa es necesario replantearse la ense?anza y la pr¨¢ctica de la arquitectura para dar cabida a las complejidades y amoldarse a las exigencias impuestas por la realidad. As¨ª las cosas, antes de abordar el dise?o y la planificaci¨®n de los proyectos arquitect¨®nicos y urban¨ªsticos, especialmente los de gran escala, es preciso reconocer cu¨¢les son los principales escollos espaciales y determinar su importancia, y para ello hay que entender correctamente la realidad social y ambiental.

Entre los principales factores que conforman este contexto de Etiop¨ªa, creemos que la pobreza (la inseguridad alimentaria y de ingresos en un entorno de r¨¢pida urbanizaci¨®n impulsada por la pobreza) y la necesidad de rehabilitar el medio ambiente son problemas de primer orden que todo proyecto de generaci¨®n de espacio arquitect¨®nico a gran escala tiene que encarar cuanto antes. Pero tambi¨¦n hay que entender que cualquier estrategia espacial que se proponga resolver esos problemas en un pa¨ªs predominantemente rural, como Etiop¨ªa, tendr¨¢ que lidiar con normas y formas de entender la sociedad y el espacio diversas y muy arraigadas en el medio rural. Estas dificultades inevitables se pueden articular de la siguiente manera:

??????? ? ?C¨®mo puede la arquitectura, como disciplina encargada de estructurar el espacio f¨ªsico, dar respuesta a un reto de primer orden como el de la pobreza y la inseguridad alimentaria y de ingresos?

??????? ? En el contexto de la reorganizaci¨®n integral de las sociedades y los paisajes como consecuencia de la r¨¢pida urbanizaci¨®n, ?c¨®mo pueden los proyectos arquitect¨®nicos y urbanos facilitar la rehabilitaci¨®n del medio ambiente y garantizar el suministro sostenible de recursos esenciales, como el agua y la energ¨ªa?

En busca de un modelo de ciudad

Ahora que la regi¨®n se est¨¢ transformando desde muchos puntos de vista, esas preguntas invitan a la generaci¨®n actual de arquitectos y urbanistas et¨ªopes y africanos a buscar un modelo de ciudad apropiado, con sus propias formulaciones arquitect¨®nicas. Lo que se busca son modelos que resuelvan las dificultades fundamentales de las sociedades y, al mismo tiempo, respeten las normas culturales, y que lo hagan tanto en su forma definitiva como en su proceso de formaci¨®n. Este es tambi¨¦n un momento importante en el que las regiones menos urbanizadas pueden aprovechar su situaci¨®n para evitar los errores evidentes que cometieron las regiones que se urbanizaron antes, como el Norte Global.

La urbanizaci¨®n del Norte Global est¨¢ ¨ªntimamente ligada a la industrializaci¨®n y el crecimiento econ¨®mico y, por ello, la Revoluci¨®n industrial y su posterior evoluci¨®n reestructuraron, o siguen estructurando, las ciudades y los modelos de ciudad de esa parte del mundo. Sin embargo, diversos estudiosos han argumentado que la urbanizaci¨®n de ?frica no tiene sus ra¨ªces necesariamente en la industrializaci¨®n ni en el crecimiento econ¨®mico² y que, por tanto, tiene poco sentido tratar de importar modelos urbanos del Norte Global a ?frica. Nosotros consideramos que la b¨²squeda de un modelo de ciudad adecuado para pa¨ªses como Etiop¨ªa, en lo que se refiere a arquitectura y urbanismo, se tiene que fundamentar en la necesidad de dar respuesta a sus principales problemas: la pobreza y la rehabilitaci¨®n del medio ambiente.

Calestous Juma, en su libro titulado The New Harvest, subraya la enorme importancia de invertir en infraestructuras de apoyo, as¨ª como el valor que estas tienen a la hora de promover el comercio agr¨ªcola e integrar las econom¨ªas en el mercado mundial. En particular, menciona las infraestructuras de transporte (carreteras, ferrocarriles, aeropuertos y puertos mar¨ªtimos) como elementos catalizadores que conectan a los agricultores con los mercados, impulsan las agroempresas orientadas a la exportaci¨®n y crean medios de subsistencia diversificados para millones de personas. Sin embargo, en pa¨ªses como Etiop¨ªa, donde una mayor¨ªa considerable de la poblaci¨®n vive en zonas rurales dispersas y donde la migraci¨®n del campo a la ciudad va en aumento, es dif¨ªcil imaginar que se puedan desarrollar infraestructuras de apoyo en las enormes zonas rurales donde se encuentran dispersas las peque?as parcelas de tierras de labranza. Este tipo de desarrollo se puede lograr f¨¢cilmente si va de la mano con una estrategia de urbanizaci¨®n id¨®nea. Adem¨¢s, los nuevos centros urbanos deben tener una industria que vaya m¨¢s all¨¢ de las actividades de transformaci¨®n, y no deben limitarse a proporcionar mercados, centros de transporte u otros servicios. En el actual panorama econ¨®mico mundial inestable, consideramos que el desarrollo de estos nuevos centros urbanos debe velar por la seguridad alimentaria permitiendo la producci¨®n de alimentos en los propios centros, y debe incorporar estrategias s¨®lidas de rehabilitaci¨®n del medio ambiente. Adem¨¢s, el propio proceso de formaci¨®n de ciudades se debe adaptar para que sea un medio de subsistencia y ofrezca una oportunidad de diversificaci¨®n al comercio orientado a los numeros¨ªsimos migrantes rurales.

?Qu¨¦ tiene que ver la arquitectura con todo esto?

En una regi¨®n que se est¨¢ urbanizando r¨¢pidamente, se puede considerar que el espacio (el entorno de una zona urbana) es uno de los recursos preciados m¨¢s b¨¢sicos. Tanto la pobreza como la degradaci¨®n del medio ambiente a ra¨ªz del cambio clim¨¢tico, que son los dos problemas que se plantean con m¨¢s frecuencia en el Sur Global, son consecuencia de la forma en que se organiza y asigna el espacio f¨ªsico. La arquitectura, que tradicionalmente se ha considerado como el arte de organizar el espacio o hacerlo habitable, tiene que lidiar con el desaf¨ªo sin precedentes de resolver los problemas sociales de ?frica. Tambi¨¦n puede considerarse una oportunidad para redefinir las condiciones en que se asigna el espacio f¨ªsico.

La planificaci¨®n arquitect¨®nica en ?frica tiene que desempe?ar un papel fundamental en la producci¨®n de medios de subsistencia, y debe estimular un crecimiento equilibrado y equitativo mediante la reestructuraci¨®n de los procesos de desarrollo urbano para que funcionen como una plataforma de generaci¨®n de medios de subsistencia y diversificaci¨®n de las aptitudes. Tambi¨¦n debe atreverse a replantear el dise?o de las ciudades y de los servicios p¨²blicos, la vivienda colectiva, los espacios p¨²blicos, el transporte y las instalaciones para la investigaci¨®n que se encuentran en ellas, a fin de facilitar la producci¨®n de alimentos en las zonas urbanas. Adem¨¢s, los planes de producci¨®n de espacio arquitect¨®nico deben formularse de modo que aprovechen el trabajo y los conocimientos de los migrantes rurales, que son las principales partes interesadas en las ciudades de ?frica. Las estrategias de densificaci¨®n, adem¨¢s de optimizar el uso de la tierra y dar acceso a los servicios p¨²blicos y la infraestructura, deber¨ªan incorporar las infraestructuras y los mecanismos necesarios para maximizar la producci¨®n de alimentos en las ciudades.

Si se puede considerar que la pobreza y la degradaci¨®n ambiental son los principales problemas a los que se enfrenta el Sur Global, los arquitectos y urbanistas tienen que hacer m¨¢s que dise?ar un edificio o una ciudad. Tienen que poner sus conocimientos especializados sobre la ordenaci¨®n del espacio al servicio de la soluci¨®n de los principales problemas sociales. Tienen que asumir el papel de activistas y estrategas e inscribir sus proyectos en un contexto m¨¢s amplio. No pueden proponer un plan y esperar que se aplique, como ven¨ªa siendo habitual; en lugar de ello, deben dise?ar procesos de producci¨®n urbana y participar en la elaboraci¨®n de estrategias para aplicarlos.

Notas

¹ En Etiop¨ªa, un kebele es un barrio o la unidad administrativa m¨¢s peque?a.

² Para m¨¢s informaci¨®n sobre la urbanizaci¨®n sin crecimiento, v¨¦anse Banco Mundial, 2009; Fay y Opal, 2000; Fox, 2011; Gollin, Jedwab y Vollrath, 2016. Para m¨¢s informaci¨®n sobre la urbanizaci¨®n sin industrializaci¨®n, v¨¦anse Fay y Opal, 2000; Collier y Venables, 2007; Gollin, Jedwab y Vollrath, 2013; Fox, 2011.

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