En menos de un a?o, la COVID-19 ha desencadenado una tormenta casi perfecta para los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en todo el mundo. La situación amenaza con perturbar muchos de los logros de desarrollo sostenible conseguidos a lo largo de las últimas dos décadas, con la posibilidad de que la implementación de los ODS se retrase más allá de 2030.1
Esta pandemia urbana comenzó en una metrópoli de Asia Oriental, donde logró contenerse posteriormente. Durante este receso, se transmitió a través de las redes mundiales de transporte y desestabilizó la salud y el bienestar (abordados en el ODS?3) de muchos países. Ahora, la mayor parte de las economías también está sufriendo el contagio, propiciado por confinamientos draconianos. Todo ello ha sumido las economías nacionales en una profunda recesión, ha sumergido a cientos de millones de personas en condiciones de vida inciertas (ODS?8) y, en consecuencia, ha empeorado la pobreza (ODS?1) y la inseguridad alimentaria (ODS?2). También ha forzado el cierre de sistemas educativos (ODS?4), ha alterado el acceso al transporte público (ODS?11) y, a medida que la demanda y los ingresos reales han caído, lo han hecho también el acceso a las energías limpias asequibles (ODS?7) y el saneamiento y el agua limpia (ODS?6) en algunos lugares. Se han abierto enormes grietas en cuanto a desigualdades económicas (ODS?10) y de género (ODS?5), entre otras, que potencialmente revertirán décadas de trabajo por el establecimiento de la paz y el fortalecimiento de las instituciones y las asociaciones (ODS?16 y 17).
El informe de políticas del Secretario General de las Naciones Unidas titulado "COVID-19 en un mundo de población urbana" es una confirmación importante de la centralidad de las áreas urbanas y la urbanización para una respuesta a la pandemia integral y que vaya de lo local a lo global. Hace adecuadamente hincapié en la necesidad de abordar los retos que plantean la desigualdad y el desarrollo multidimensional, reforzar las capacidades y la respuesta locales, especialmente a nivel gubernamental, así como acelerar una recuperación económica inclusiva y verde.
El informe de políticas se queda corto a la hora de abordar un secreto a voces: la necesidad de mantener un adecuado equilibrio sistémico entre el lado "bueno" y el lado "oscuro" de la urbanización en la búsqueda del desarrollo sostenible. Sin ello, los importantes pactos políticos globales de 2015-2016, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, el??sobre el cambio climático, el??y la??sobre urbanización podrían correr un riesgo existencial o enfrentarse a retrasos de muchos a?os en su implementación.
La urbanización y las áreas urbanas concentran oportunidades económicas, educativas y de medios de subsistencia, instituciones públicas y cultura, así como el potencial de la transformación social y la justicia de género a través de economías de escala y de alcance. También concentran la pobreza, las desigualdades económicas, sociales y espaciales y las epidemias, con el riesgo de que estas exacerben los conflictos, circunstancias que representan ese "lado oscuro" de la historia urbana que lleva persistiendo por milenios.2
La COVID-19 ha sacado a la luz estos dos panoramas. Por un lado, nos enfrentamos a profundas crisis económicas, sociales y humanitarias en muchos países, independientemente de su nivel de ingresos. Y por el otro, contamos con una sólida respuesta de acción compasiva y alineada con el desarrollo sostenible, impulsada por los gobiernos locales y nacionales en colaboración con ciudadanos, empresas e instituciones.3
En este contexto, una pregunta clave es la siguiente: ?qué procesos y medidas se pueden emplear para convertir la crisis de la COVID-19 en una oportunidad de profundizar y adaptar la implementación de los ODS y acelerar la acción por el clima?4
Una de las armas más potentes para hacerlo es organizar y priorizar la puesta en marcha de los ODS en áreas urbanas.5?Este enfoque se apoya en unos fundamentos sólidos: las áreas urbanas albergan el 55?% de la población mundial y generan en torno al 80?% de la producción económica global, los puestos de trabajo y las emisiones de gases de efecto invernadero.6
Es más, en muchos lugares, las ciudades liderarán la recuperación económica y de los medios de subsistencia pos-COVID-19 a través del sector informal y las microempresas y peque?as y medianas empresas. Si ponemos el foco en un estímulo de la inversión verde en vivienda asequible, así como en infraestructuras renovadas y resilientes al clima y a los desastres dentro de las ciudades y entre regiones, lograremos un impacto mucho mayor que hará que se reanuden las cadenas de suministro rotas y ayudará a sacar la actividad económica del shock posconfinamiento en que se encuentra.7
También representa la oportunidad de repensar el acceso universal a la seguridad alimentaria, los servicios básicos urbanos de agua, saneamiento y energía limpia, y la protección social que abarca muchos de los puntos débiles de los medios de subsistencia informales y los regímenes de tenencia en las ciudades, todos ellos entre los dogmas principales de los ODS orientados a la urbanización.8?Algunas ciudades y regiones están yendo aún más lejos en la exploración de la seguridad de los medios de subsistencia y el derecho a ingresos básicos. Tendrán que replantearse los sistemas educativo y sanitario urbanos para permitir el acceso universal a ellos a pesar de las múltiples barreras de desigualdad estructural, las vulnerabilidades y la profunda brecha digital.
Las principales limitaciones para convertir esto en realidad son los conceptos propios del siglo?XX que tenemos de las relaciones entre ciudadanos, empresas y gobiernos locales, y entre gobiernos locales y regionales "subsoberanos" y estado nacional "soberano".9?Las incipientes respuestas a la COVID-19, la crisis climática y la implementación exitosa de los ODS ofrecen cierta perspectiva sobre cómo podrían reinventarse las relaciones sociales y políticas del siglo?XXI.
En primer lugar, es necesario un cambio sistémico rápido y profundo, pues todos los países, regiones y ciudades tienen déficit en materia de desarrollo sostenible, están expuestos a riesgos climáticos y son profundamente vulnerables a futuras epidemias. En segundo lugar, estos cambios sistémicos deben ser simultáneos y contar con un espacio limitado para compensaciones y decisiones entre ellos. En tercer lugar, colaboraciones a diversas escalas entre gobiernos locales, regionales y nacionales y actores locales son medios eficaces para permitir que estos cambios se produzcan. En cuarto lugar, unos gobiernos locales adecuadamente empoderados pueden facilitar la integración intersectorial horizontal basada en las sinergias de la acción local interconectada, impulsada por actores locales, que a menudo es más efectiva en cuestiones de inversión que los enfoques descendentes. En quinto lugar, la capacidad de los gobiernos locales y regionales de actuar a nivel territorial; por ejemplo, profundizando en los vínculos urbano-rurales o fortaleciendo la seguridad alimentaria o hídrica regional, también refuerza la resiliencia nacional frente a impactos externos e incertidumbre. En sexto lugar, leído en su conjunto, esto supondría la ampliación del mandato, la capacidad institucional y la fuente de recursos financieros de gobiernos locales y regionales modificando antiguas formas de gobierno y normativas fiscales. En séptimo lugar, la consecuencia de este reequilibrio vertical y horizontal es que los gobiernos nacionales y el sistema de las Naciones Unidas tendrían el espacio y los recursos para centrarse en múltiples prioridades pendientes relacionadas con los ODS. El establecimiento de una gobernanza apropiada de los bienes comunes globales y del sistema financiero mundial ocupa un lugar preeminente entre ellas.
Existen argumentos de peso para que los gobiernos nacionales y el sistema de las Naciones Unidas consideren una transición de duración limitada hacia la concesión de una mayor representación y poder de acción institucional a los gobiernos locales y regionales. Sería justo y racional y redundaría en beneficio de los ciudadanos y de todos los niveles del gobierno.10?De no ser así, las perspectivas de futuras crisis más intensas y frecuentes de alcance global, como la pandemia de COVID-19 o el inicio del peligroso cambio climático, podrían conducir a que muchas instituciones contemporáneas que no se han adaptado a la situación terminen siendo irrelevantes o barridas por las mareas tormentosas de la historia.
Notas
1"Time to revise the Sustainable Development Goals", Editorial,?Nature,?vol.?583 (14 de julio de 2020), págs. 331-332. ?Disponible en:? (solo disponible en inglés).?
2Aromar Revi, "", conferencia grabada pronunciada en el evento local TEDxPlaceDesNations, 2 de enero de 2015. Disponible en:? (solo disponible en inglés).
3Sameh Wahba y otros, ?"Cities are on the front lines of COVID-19", Banco Mundial Blogs, 12 de mayo de 2020. Disponible en:? (solo disponible en inglés).
4Jeffrey Sachs y otros, Sustainable Development Report 2020:The Sustainable Development Goals and COVID-19 (Cambridge, Cambridge University Press, 2020). Disponible en:? (solo disponible en inglés).
5Chaitanya Kanuri y otros, "Getting started with the SDGs in cities", A Guide for Stakeholders (Nueva York, Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible y la Corporación Alemana, julio de 2016). Disponible en:? (solo disponible en inglés).
6Amir Bazaz y otros,. et al. (2018). "" (Pacto Global de Alcaldes por el Clima y la Energía, 2018), pág. 24. Disponible en:? (solo disponible en inglés).
7Aromar Revi y otros, ""?(Instituto indio de asentamientos humanos (), Bengaluru, 2020). Disponible en:? (solo disponible en inglés). ?
8Para más información, consulte la página web del Centro de conocimiento y aprendizaje en vivo disponible en?.
9Aromar Revi, "Afterwards: Habitat III and the Sustainable Development Goals",?Urbanisation,?vol. 1, núm. 2 (noviembre de 2016), págs. x-xiv.
10Aromar Revi, "Re-imagining the United Nations’ response to a twenty-first-century urban world",?Urbanisation,?vol.?(noviembre de 2017), págs. x-xiv.
?
?
La Crónica?ONU??no?constituye un registro oficial. Tiene el privilegio de acoger a los altos funcionarios de las Naciones Unidas, así como a distinguidos colaboradores de fuera del sistema de las Naciones Unidas cuyas opiniones no son necesariamente las de las Naciones Unidas. Del mismo modo, las fronteras y los nombres que se muestran y las designaciones utilizadas en los mapas o en los artículos no implican necesariamente un apoyo o una aceptación por parte de las Naciones Unidas.?