Estábamos a comienzos de 2005 y empezaba mi turno de vigilancia nocturna. Había partido alrededor de tres horas antes desde Guinea-Bissau, en ?frica Occidental, en una travesía en barco por el Atlántico junto a mi familia con destino a Brasil. Era una ruta atípica, muy poco transitada, y estaba deseando experimentar la calma que ofrecía el Atlántico central y poder observar esa vida salvaje más diversa que prometían unas aguas más tranquilas.
Lo que no me esperaba era ver lo que parecía el resplandor propio de una ciudad en mitad del mar.
Nos encontrábamos a unas 10 millas náuticas de la costa y comenzaba a anochecer. A nuestras espaldas, en tierra, apenas se percibía una luz eléctrica en la costa de un país que actualmente ocupa el puesto 175? en el . Sin embargo, en aguas abiertas del Océano Atlántico se veía una muralla de luces brillantes que se extendía hasta donde alcanzaba la vista. El radar identificaba aquello como un grupo de barcos y, conforme nos acercábamos, podíamos ver que se trataba de enormes barcos pesqueros industriales que se contaban por docenas. Durante las siguientes cinco horas nos vimos obligados a movernos en zig zag entre ellos. Más cerca de la costa, los barcos practicaban pesca de arrastre, una técnica especialmente destructiva. Más a lo lejos, enormes arrastreros pelágicos se movían lentamente a través de las aguas para realizar capturas gigantescas de peces pelágicos.
Era la primera vez que observaba la tremenda magnitud de las operaciones de pesca industrial en ?frica Occidental. En aquella época desconocía totalmente la procedencia de esos barcos o la legalidad de sus operaciones. Pero tras pasar las tres semanas anteriores en el precioso archipiélago Bijagós de Guinea-Bissau junto a los pescadores de la zona en sus piraguas, la desigualdad de condiciones se hizo evidente.
Me puse a investigar más. Al poco tiempo empecé a trabajar para documentar la pesca ilegal en ?frica Occidental con la ?. Estábamos entre mediados y finales de la década de los 2000 y, en aquella época, uno podía sentarse en una playa en países como Sierra Leona y observar varios arrastreros recorriendo de arriba abajo la costa en un espacio de media milla desde la playa. Era habitual sentarse con miembros de las comunidades pesqueras que estaban siendo testigos del deterioro de sus caladeros y de la destrucción de sus redes y medios de subsistencia, privados de su principal fuente de proteína animal. Los barcos pesqueros o bien no tenían permiso o, si lo tenían, pescaban ilegalmente dentro de zonas costeras reservadas para la pesca a peque?a escala.
Aunque el problema no se ha resuelto en su totalidad, afortunadamente, este nivel de pesca ilegal en la costa se ha reducido en numerosas zonas de ?frica Occidental gracias al ingente trabajo de las organizaciones no gubernamentales (ONG), las comunidades pesqueras locales, los gobiernos y las organizaciones intergubernamentales internacionales. Lamentablemente, esto no ha supuesto de ninguna forma el fin de la pesca ilegal, especialmente lo que se conoce como "barcos de pesca de altura", que tienen bandera o son propiedad de un país, pero que operan en otro. Estos barcos centran principalmente sus actividades en aguas costeras de países en desarrollo o en zonas de alta mar consideradas bienes comunales. Además, a medida que se ha intensificado la labor de represión, el modus operandi de los operadores de pesca ilegal se ha ido sofisticando.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura califica la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR) como un problema mundial cuya resolución pasa por la cooperación internacional. Estas prácticas comprometen la sostenibilidad ecológica y económica de las pesquerías e impiden que las naciones afectadas perciban ingresos anuales de?. La pesca INDNR esquilma los ecosistemas marinos, amenaza los frágiles recursos pesqueros en todo el mundo y compromete los medios de subsistencia de los pescadores legítimos y legales, especialmente en los países en desarrollo, lo que tiene graves consecuencias para la seguridad alimentaria mundial.? La pesca INDNR se vale de una gobernanza deficiente y explota unos sistemas débiles de gestión pesquera, especialmente en los países en desarrollo que carecen de capacidad y recursos para llevar a cabo un seguimiento, control y vigilancia (SCV) eficaces de las pesquerías.? Los operadores INDNR se aprovechan de una deficiente gobernanza global en un sentido amplio. Algunos ejemplos son las sociedades ficticias y los pabellones de libre matriculación, que permiten a los propietarios ocultarse y esconder sus . La pesca INDNR también suele asociarse con el crimen organizado, incluidos abusos laborales y contrabando, así como con la falta de cumplimiento de los derechos humanos y las normas medioambientales más básicos.
La FAO ha definido oficialmente la?, pero en términos generales, la pesca ilegal es una violación de las leyes nacionales o internacionales que regulan la actividad pesquera. Estas actividades se producen en aguas nacionales o zonas de alta mar sujetas a un acuerdo internacional de pesca. La pesca no declarada incluye capturas que no han sido declaradas, o han sido declaradas de modo inexacto, a la autoridad nacional competente, infringiendo la legislación nacional. La pesca no regulada es aquella que tiene lugar en zonas o reservas pesqueras que no disponen de las correspondientes medidas de gestión. Esto afecta a determinadas pesquerías de peque?a escala, pero es especialmente pertinente en el caso de especies capturadas en alta mar que, en su mayor parte, siguen sin estar sujetas a ningún .
Desde aquellos primeros tiempos en ?frica Occidental he colaborado tanto con organizaciones como con gobiernos para abordar este problema. He apoyado campa?as globales con ONG internacionales y desempe?ado la labor de asesor de SCV para gobiernos, especialmente en ?frica.
A comienzos de la década de 2010, algunos colegas y yo se?alamos las oportunidades y las deficiencias que no se estaban abordando en los esfuerzos para combatir la pesca INDNR. Demasiados países vecinos actuaban de forma aislada los unos de los otros, a pesar de que los barcos de pesca de altura —y el pescado que trataban de capturar— se movían entre esos países. Ya se disponía de nuevas fuentes de datos, especialmente herramientas de seguimiento de buques por satélite, pero los países en desarrollo no tenían acceso a ellas. Otro problema importante era la desconexión entre agentes no estatales, incluidas ONG internacionales, que defendían medidas contra la pesca INDNR en los países en desarrollo, y la capacidad (y, en ocasiones, la voluntad) de los correspondientes agentes estatales para responder a esas reclamaciones.
Nuestra respuesta fue fundar en 2013 Trygg Mat Tracking—actualmente conocida como?— una organización cuya estructura corresponde a la de una ONG, pero que no realiza campa?as de manera específica. En lugar de ello, nos centramos en estrechar lazos entre el Estado y los agentes no estatales creando relaciones, además de desempe?ar la función de asociado técnico de confianza para los Estados costeros en desarrollo, portuarios y de abanderamiento.
Hoy en día, TMT ofrece información sobre pesca, análisis y creación de capacidad a las autoridades pesqueras nacionales y las organizaciones internacionales, enfocándose en la reducción de la pesca ilegal y en la consecución de mejoras más amplias en materia de gobernanza de los océanos. Trabajamos con países asociados, especialmente en ?frica, de manera bilateral, pero tratamos de colaborar todo lo posible con agrupaciones regionales de países. Dentro de cada país tratamos de cooperar con todos los organismos públicos competentes en materia de control pesquero, ya que no solo los ministerios de pesca desempe?an un papel crucial, sino también las autoridades portuarias, los servicios navales y de guardacostas, las autoridades marítimas, las agencias aduaneras y de empleo, así como muchos otros organismos.
En cooperación con Estados regionales e importantes asociados, como??y el?, hemos contribuido a la puesta en marcha de iniciativas regionales de gran relevancia para combatir la pesca INDNR, como ??y los . En lo esencial, estas iniciativas están orientadas al intercambio de información y la cooperación, y contribuyen de manera decisiva al establecimiento de una colaboración estrecha entre los Estados Miembros y organizaciones asociadas no estatales. Los resultados de estos esfuerzos gozan de reconocimiento internacional y, según indican los países participantes, constituyen una parte fundamental de sus para combatir la pesca INDNR. Sobre todo, consideran que estos planteamientos tienen un efecto disuasorio para las operaciones de pesca INDNR en sus aguas.
Durante la pandemia mundial de COVID-19, algunas operaciones de pesca de altura trataron de aprovecharse de unos controles y procesos gubernamentales más limitados para llevar a cabo actividades de pesca INDNR. De esta forma, la pandemia puso de relieve el valor de una cooperación cada vez más estrecha entre los agentes estatales y no estatales que les permita aprovechar la amplia variedad de capacidades, herramientas, fuentes de datos y cobertura geográfica que esos asociados potenciales representan. Las nuevas herramientas y tecnologías, como el seguimiento por satélite y el análisis de datos, nos permiten vigilar las actividades pesqueras de una forma que hubiera sido imposible hace tan solo unos a?os. Estos avances ofrecen nuevas oportunidades para transformar la manera en que llevamos a cabo la gobernanza de nuestros océanos y abren vías para acabar con la pesca ilegal. No obstante, la cooperación internacional exigida para lograr dichos resultados sigue siendo ecléctica, y demasiados países todavía no disponen de la información o la capacidad necesarias para responder.
Actualmente tenemos el propósito de cambiar esta situación. Fundada en el período previo a la?Conferencia sobre los Océanos de las Naciones Unidas 2022?de Lisboa (Portugal) por la?,??y TMT, la Joint Analytical Cell () utiliza tecnología innovadora, así como conocimientos especializados y recursos complementarios de su red de organizaciones colaboradoras, incluidos agentes estatales, ONG y proveedores de tecnología. La JAC tiene por objeto transformar la gobernanza de los océanos facilitando la colaboración, el intercambio de conocimientos, SCV basado en la tecnología y creación de capacidad. Nuestro propósito es brindar acceso a datos, tecnología y análisis, con especial énfasis en el apoyo a Estados costeros en desarrollo que son responsables de vigilar grandes extensiones del océano, pero que carecen de las capacidades necesarias para ello.
Al facilitar información de alta calidad y creación de capacidad a quienes más lo necesitan, la JAC abordará el problema de la pesca INDNR con costes reducidos y a gran escala. Será un centro de intercambio de información que ofrezca orientación sobre las numerosas propuestas tecnológicas y de datos existentes en la actualidad, y aportará apoyo operativo y capacitación para una acción colaborativa que combata la pesca INDNR a escala mundial.? Prestará apoyo a las autoridades policiales en la realización de operaciones SCV y de represión específicas, basadas en el riesgo y eficaces. Las perspectivas y análisis que proporciona la JAC también contribuyen a las reformas con base empírica de las políticas, los reglamentos y las leyes para fortalecer la gobernanza de los océanos. Al brindar acceso a datos, tecnología y análisis, esta singular colaboración reforzará la gestión pesquera en todo el mundo y respaldará una acción eficaz para poner fin a la lacra de la pesca INDNR.
Ante la presión sin precedentes a la que se enfrentan las reservas pesqueras y los ecosistemas marinos como consecuencia de la actividad humana, frenar la pesca INDNR es ahora más importante que nunca. Hace casi veinte a?os, cuando me encontraba en Guinea-Bissau, parecía una tarea imposible. Cuando rememoro los a?os de trabajo dedicados a la pesca INDNR, todas mis experiencias me confirman que este modelo colaborativo es el camino a seguir. Todos los agentes que tienen interés en este asunto pueden contribuir, y, afortunadamente, cada vez hay más personas, tanto en el ámbito estatal como no estatal, en todo el mundo que reconocen este enfoque colaborativo y participan en él.
Los operadores de pesca INDNR dependen de un entorno en el que puedan pescar en la sombra y en el que puedan aprovechar las lagunas existentes en la información, la represión y la cooperación. Estoy convencido de que, si trabajamos juntos, podremos colmar esas deficiencias.
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