Cuando hace un a?o llegaron a los medios de comunicación las primeras noticias sobre una enfermedad respiratoria grave, la humanidad tardó en darse cuenta de las graves repercusiones que este fenómeno tendría en nuestras vidas. La información y la desinformación fueron factores destacados en aquellos primeros días. ?Este virus COVID-19, como llegamos a llamarlo, era realmente una enfermedad grave? ?Se iba a extender por todo el mundo? ?Cómo reaccionaríamos y nos prepararíamos?
Debido a la naturaleza interconectada de nuestro mundo, las noticias sobre la COVID-19 se difundieron incluso más rápidamente que la propia enfermedad. Ganó terreno en Asia y Europa, y luego en América del Norte. Nos acostumbramos a quedarnos en casa y a aplaudir a los trabajadores sanitarios, y a la espantosa visión de los camiones militares haciendo cola para recibir los ataúdes. Como suele ocurrir, en un segundo plano estaban las personas migrantes del mundo, su fuerza de trabajo móvil.
Hoy en día hay más de mil millones de personas migrantes en el mundo1, y más de 270 millones de ellas han cruzado las fronteras internacionales2.?En la zona atendida por la Oficina Regional de Viena de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM)3, que abarca Europa Sudoriental, Europa Oriental y Asia Central, hay más de 32 millones de personas migrantes internacionales que han utilizado rutas migratorias tanto antiguas como nuevas4.?Se desplazan a lo largo de la antigua Ruta de la Seda desde la frontera china, a través de Asia Central y hacia Rusia, cruzando el Mar Caspio y el Mar Negro y más allá.?Ocupan puestos de trabajo en antiguas industrias manuales, como la agricultura y la pesca, y escogen carreras modernas en los sectores tecnológico, financiero y petroquímico.
Abandonan los antiguos estados soviéticos cerrados y sus satélites, o se quedan en ellos, en los nuevos corredores migratorios que se extienden de Ucrania a Polonia, de Moldavia a Rumanía, de Georgia a los Balcanes, ocupando a menudo los puestos de trabajo que los ciudadanos locales no quieren. Realizan trabajos peligrosos, los trabajos sucios y, como hemos visto cada vez más durante la era de la COVID-19, los trabajos esenciales en primera línea, trabajando en los ámbitos sanitario, de los cuidados, la mensajería y la atención al público.
Ningún fenómeno se ha visto tan afectado por la reacción de la humanidad a la COVID-19 como la migración. En pocas palabras, los seres humanos son el principal vector de transmisión del virus, así que tuvieron que tenerse en cuenta los aspectos de movilidad de nuestra respuesta desde el primer día.
En Europa Oriental y Asia Central, teníamos un montón de preguntas que plantear y responder simultáneamente. El virus era etéreo, cambiaba de forma. Justo cuando creíamos que sabíamos algo sobre él, las normas cambiaban.
Era necesario examinar los aspectos sanitarios evidentes y decidir cómo proteger a las comunidades. ?Cómo viajaría la gente de vuelta a casa? ?Podrían analizarse y mantenerse libres de virus en trenes, aviones, autobuses y barcos? ?Qué pasaría con esas personas una vez que regresaran? ?Los desplazamientos masivos pondrían a prueba a las comunidades receptoras, ya superpobladas y empobrecidas? ?Cómo se las arreglarían estas comunidades sin los miles de millones de dólares generados y remitidos por sus familiares en el extranjero?
A las remesas se les atribuye el mérito de haber ayudado a sacar de la pobreza a cientos de millones de personas en el último decenio, de haber dado a las mujeres un mayor papel en la toma de decisiones financieras y de haber mejorado la salud y la educación de algunos de los segmentos más pobres y vulnerables de las sociedades. Los países de ingreso bajo y medio recibieron más de 550.000 millones de dólares en remesas internacionales en 20195.??Estábamos a punto de ver un retroceso en todas esas ganancias?
?Y qué pasa con los que no pudieron llegar a sus casas? ?Estarían aún vez más marginados? ?Las personas migrantes atrapadas se enfrentarían a una mayor vulnerabilidad ante la violencia, la explotación, el abuso, la discriminación y la xenofobia? ?Experimentarían la pérdida de empleo, la imposibilidad de enviar remesas a sus familias, la falta de vivienda, el apoyo limitado y la falta de acceso a servicios vitales, incluida la atención sanitaria? ?Serían más propensos a los comportamientos de riesgo y, por tanto, a los problemas de salud física y mental asociados?
Estas cuestiones apenas ara?an la superficie de lo que la OIM, nuestros Estados miembros, las comunidades a las que servimos y las propias personas migrantes han tenido que afrontar en este a?o tan extra?o. Todos hemos tenido que acostumbrarnos a nuevas formas de vivir y trabajar, delante de una pantalla de ordenador o detrás de un escudo de plástico, con las omnipresentes mascarillas que se convertirán en el zeitgeist de estos tiempos, y definirán cada una de las fotografías realizadas en 2020.
En nuestra región, actualmente tenemos la mayor población de personas refugiadas y migrantes en un solo país (Turquía), además de un conflicto en Ucrania y, recientemente, en Nagorno Karabaj. Somos testigos de un flujo de personas constante hacia la Unión Europea por rutas que comienzan en el corazón de Asia. Un amplio abanico de administraciones gobierna una mezcla heterogénea de credos, linajes y culturas, algunos de los cuales se remontan a antiguos imperios; su comportamiento y alianzas —y sus decisiones migratorias— a menudo se basan en esos antiguos vínculos.
Incluso antes de la pandemia, la migración en esta región era diversa, expansiva y esencial. El cambio climático, provocado en gran medida por la actividad humana, ha creado nuevos motores y motivos para la migración. A medida que iniciamos la imprevisible recuperación de la conmoción provocada por la COVID-19, hay que tener mucho respeto y cuidado con las tierras, los lagos, los bosques y los campos de esta enorme franja del planeta, que abarca once husos horarios.
En primer lugar, insistiremos en que no puede haber recuperación si esta no es integral y completa. Esto significa que las personas migrantes deben ser una de las principales prioridades de los planes de vacunación y asistencia sanitaria. Necesitamos urgentemente el vibrante dinamismo de la migración para reactivar nuestras destrozadas economías y luchar por la prosperidad en el camino hacia un mundo equitativo y sostenible.
En el Día Internacional del Migrante (18 de diciembre), no podemos terminar con mayor inspiración que la que suscitan las palabras del Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres:
?Hemos sido testigos de la aparición de discursos en contra de las personas migrantes que alimentan la xenofobia y el estigma hacia las personas cuyas contribuciones han sido tan valiosas. Ahora tenemos la oportunidad de redise?ar la movilidad humana, de construir sociedades más inclusivas y resilientes, en las que la migración bien gestionada aproveche los conocimientos técnicos y el dinamismo de los migrantes para reactivar las economías en el país y en el extranjero6??.
Notas
1Organización Mundial de la Salud, ?Refugee and migrant health?. Disponible en: https://www.who.int/migrants/en/.
2Organización Internacional para las Migraciones,??Informe sobre las Migraciones en el Mundo 2020? (Ginebra, 2019), p.?2, 19,?22. Disponible en: https://publications.iom.int/system/files/pdf/wmr_2020_es.pdf.
3A la oficina le corresponde el área de Europa Sudoriental, Europa Oriental y Asia Central. Para más información, consulte el sitio web de la oficina regional en https://rovienna.iom.int/.
4Organización Internacional para las Migraciones, ?Key Migration Data 2018. SEEECA 2018: Facts and Figures? (Viena, Oficina Regional de la OIM en Viena, 2018), p. 2. Disponible en: https://rovienna.iom.int/publications/ro-seeeca-key-migration-data-factsheet-2018.
5D. Ratha et al, ?Data release: Remittance to low- and middle- income countries on track to reach $551 billion in 2019 and $597 billion by 2021?, World Bank Blogs, 16 de octubre de 2019. Disponible en: https://blogs.worldbank.org/peoplemove/data-release-remittances-low-and-middle-income-countries-track-reach-551-billion-2019.
6António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas, Discurso con motivo del Día Internacional del Migrante, 18 de diciembre de 2020.
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