18 septiembre 2017

Hoy, nuestro mundo se enfrenta al reto de comprender y vivir en la época del Antropoceno. Aunque esta época no está reconocida oficialmente todavía, es un hecho cada vez más aceptado que estamos en una subdivisión especial de la escala temporal geológica, en la que la actividad humana tiene un impacto directo en nuestro planeta en cuanto al clima y la disponibilidad de recursos naturales.

La competencia mundial por la explotación de los recursos naturales para mantener los actuales modelos de desarrollo se originó con el reconocimiento del océano como una extensión de los territorios continentales. Si durante siglos los océanos se percibieron como un espacio que posibilitaba la movilidad, esto es, como una ruta hacia otros espacios, hoy se están aplicando a los océanos otros conceptos "terrestres".

Este cambio está relacionado con un mayor conocimiento de los mares y sus recursos, así como con los avances tecnológicos que han facilitado la exploración de los océanos. El orden público de los océanos, que incorpora un componente territorial sustancial basado en una clara división entre la soberanía y la jurisdicción nacionales y la libertad de la alta mar más allá de las fronteras marítimas actuales, sirvió adecuadamente a las circunstancias de su tiempo, ofreciendo la estabilidad y la seguridad jurídica necesarias para el desarrollo y la prosperidad de la economía del mar.

Sin embargo, como sabemos ahora, cuando entró en vigor en 1994 la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CNUDM), las diversas amenazas para los océanos y los recursos marinos ya se iban haciendo más visibles, se comprendían mejor y se apartaban en parte de los conceptos de territorio y soberanía. La CNUDM ofrece vías para responder a los problemas ambientales que afectan a los océanos del mundo y nos permite incorporar esos enfoques en los procesos de adopción de decisiones. También nos proporciona herramientas para gestionar dichos problemas con miras a encontrar soluciones más allá de las fronteras nacionales de los Estados costeros. Las bases establecidas por la Convención, sin embargo, no son suficientes para responder a las nuevas amenazas mundiales. Ejemplos como la acidificación de los océanos, la contaminación marina, el agotamiento de las poblaciones de peces y la degradación de los ecosistemas marinos son imposibles de abordar y resolver únicamente desde el punto de vista de la soberanía nacional y la jurisdicción marítima. Necesitamos un enfoque integral y común para conseguir gestionar nuestros océanos de forma sostenible.

Por esta razón, Portugal se compromete firmemente a trabajar en un nuevo acuerdo de aplicación de la CNUDM en lo relativo a la conservación y el uso sostenible de la diversidad biológica marina de las zonas situadas fuera de la jurisdicción nacional. El nuevo acuerdo debería reflejar los mejores conocimientos científicos disponibles, y los procesos de adopción de decisiones establecidos en el acuerdo deberían incorporar esta prioridad. Debemos reconocer la contribución que un acuerdo de este tipo podría y debería hacer para lograr el Objetivo de Desarrollo Sostenible 14 de la Agenda 2030 relativo a los océanos, y para frenar y revertir el deterioro de la salud de los océanos.

Por razones históricas, culturales y económicas, el océano ha marcado la vida de los portugueses y la forma en que nos relacionamos con los demás y pertenecemos a la comunidad internacional. Como país marítimo, el océano es un elemento fundamental y determinante de nuestra identidad. En apoyo del objetivo de promover y fortalecer la gobernanza mundial de los océanos desde un enfoque integral y de colaboración, el Gobierno de Portugal creó en 2015 el Ministerio del Mar, encargado de la coordinación de los asuntos marítimos, la promoción de una economía oceánica sostenible y la elaboración y seguimiento de políticas relativas a los océanos basadas en los conocimientos científicos, la innovación y el desarrollo tecnológico.

El Ministerio desempe?a un papel transversal coordinando las diversas cuestiones y la labor de las instituciones correspondientes, que tradicionalmente han dependido de otros ministerios sectoriales. Estas instituciones apoyan la planificación y el conocimiento de los océanos y la aplicación de políticas para la protección y explotación de los recursos marinos, la promoción de una presencia efectiva en el mar y sus usos, una economía del mar sostenible y la coordinación de la participación nacional en los organismos europeos e internacionales responsables de la elaboración y el seguimiento de las políticas marítimas.

Las zonas marítimas sujetas a la soberanía y jurisdicción nacionales —el mar territorial, la zona económica exclusiva (ZEE) y la plataforma continental, ampliados en el marco de la propuesta presentada por el Gobierno de Portugal a las Naciones Unidas en 2009— constituyen uno de los principales activos para el futuro desarrollo del país. Los recursos biológicos, genéticos, minerales y energéticos que estas zonas contienen ofrecen expectativas de exploración que pueden situar a Portugal como modelo de crecimiento económico y, sobre todo, como país protector de la biodiversidad marina. Además, Portugal es un país pionero en la conservación de ecosistemas marinos especiales fuera de su ZEE, como las chimeneas hidrotermales de las Azores, sobre las que Portugal presenta informes a la red de zonas marinas protegidas establecida por la Comisión del Convenio para la Protección del Medio Marino del Atlántico Nordeste (el Convenio OSPAR).

En este contexto nacional, es importante conseguir el equilibrio entre la protección ambiental y el crecimiento económico. En nuestra opinión, la innovación tecnológica e institucional puede conciliar la protección de la biodiversidad marina y los derechos de los Estados soberanos, incluidos los derechos económicos. Para Portugal, la innovación y la transmisión a la sociedad civil de los conocimientos y la experiencia de los sectores de la ciencia y la tecnología abren el camino para que la población mundial tenga una relación más sostenible con el medio marino y haga un uso más eficiente de los recursos, que cause menos impacto.

El conocimiento es un motor que puede cambiar la posición geoestratégica de Portugal en las siguientes esferas:

  1. La creación de valor a?adido en actividades económicas tradicionales como la pesca y la actividad portuaria, lo que permitirá mejorar la bioeconomía circular, evitar el desperdicio de recursos y reconvertir los desechos industriales. Se trata específicamente de maximizar el uso de la vida marina ya capturada, reduciendo con ello los niveles de capturas, o de recoger la basura marina, que puede reciclarse y reconvertirse en nuevos productos.
  2. Nuevas fuentes de crecimiento sostenible proporcionadas por un conjunto de actividades emergentes, que van desde la biotecnología hasta la energía renovable de los océanos.
  3. El uso de herramientas para la planificación, la vigilancia y la gestión de los espacios marinos con miras a garantizar la utilización sostenible de los recursos. Portugal está también dispuesto a asumir un papel relevante en el uso de las zonas marinas protegidas como mecanismo eficiente para la gestión de ecosistemas marinos específicos. Nuestro objetivo a corto plazo es proteger el 10% de nuestros espacios marinos.

A este respecto, debemos cambiar el planteamiento. Ya no nos contentamos con constatar los impactos, sino que vamos a aplicar un enfoque de precaución para evitar la realización de actividades que puedan da?ar el océano.

Para lograr todo esto, también debemos ejercer nuestra soberanía.

Por tanto, queremos:

  1. Garantizar la presencia de efectivos en nuestros mares que cuenten con suficiente capacidad de defensa, seguridad e inspección y con dotación de buques, aeronaves y sistemas modernos de vigilancia; hacer respetar la ley y garantizar el orden y la seguridad humana, defendiendo el interés público en las zonas de búsqueda y salvamento marítimos sujetas a la jurisdicción nacional o establecidas en alianzas; otorgar licencias y regular la autorización de actividades económicas en las zonas marítimas sujetas a la soberanía o jurisdicción nacionales.
  2. Promover el conocimiento de los océanos, un factor clave para sensibilizar a la población portuguesa sobre la importancia del océano en nuestra vida cotidiana y para ense?ar a las nuevas generaciones los beneficios que los ecosistemas oceánicos aportan a la sociedad, mediante la inclusión de contenidos específicos en los planes de estudios y de actividades en el mar en los programas escolares de deporte, así como en los programas de divulgación para adultos.
  3. Promover la ordenación del mar y la protección del capital natural y de los recursos de los ecosistemas marinos mediante el establecimiento de prioridades de acción que preserven y refuercen dicho capital a través de una red ecológicamente coherente de zonas marinas protegidas, basada en planes de gestión racional que contribuyan al aumento de su valor en el ámbito de la economía oceánica.

Para lograr estos objetivos, es esencial ampliar y gestionar el conocimiento de los enormes recursos de nuestros océanos y mares. Esto requiere una inversión estratégica en la investigación científica marina, que a medio y largo plazo permitirá un crecimiento rápido y sostenible. El mayor conocimiento de los recursos oceánicos en los campos biológico, biotecnológico, geológico, mineral y energético posicionará a Portugal como socio estratégico en la comunidad internacional. El Gobierno está por tanto decidido a invertir en un mayor conocimiento de los mares portugueses como un activo estratégico.

Este compromiso con el conocimiento de los océanos tiene por objeto promover los sectores nacionales de la tecnología y la ciencia marina como generadores de capital humano altamente calificado y de conocimientos técnicos de alta calidad, así como conseguir una reputación internacional que nos permita introducir innovación en productos y procesos del sector del medio marino. Este compromiso es esencial para la gobernanza de los océanos, así como para el desarrollo de la economía nacional del mar. De esta forma, el conocimiento de los mares y los océanos favorecerá su sostenibilidad. Este enfoque permitirá a Portugal competir en ámbitos como el de la biotecnología marina, que ofrece la oportunidad de desarrollar nuevas e innovadoras aplicaciones farmacéuticas y médicas, la tecnología offshore, que incluye la robótica submarina, las estructuras oceánicas flotantes y las plataformas offshore, y los sistemas de vigilancia oceánica y los modelos de supercomputación, que facilitarán la vigilancia continua del estado ambiental de los océanos y el impacto de la actividad humana y del cambio climático.

El enfoque de Portugal sobre la economía oceánica se corresponde con las principales cuestiones que se están debatiendo actualmente a nivel internacional, como el acceso a los recursos genéticos marinos y el reparto de los beneficios, las herramientas para la ordenación del espacio marino, incluidas las zonas marinas protegidas, las evaluaciones de impacto ambiental, el desarrollo de la capacidad y la aplicación de las tecnologías más innovadoras. Estas cuestiones constituyen el núcleo del proyecto del país para un uso sostenible y equitativo de los océanos.

Tendré la oportunidad de debatir este y otros temas en la Conferencia sobre los Océanos que se celebrará en Nueva York en junio de 2017. También invito a todos a la Reunión de los Océanos, que se celebrará en Lisboa los días 7 y 8 de septiembre de 2017 y que se dedicará al tema "El océano y la salud humana". En la reunión tenemos la intención de establecer una visión común sobre los efectos positivos y negativos que tienen los océanos sobre nuestra salud física y mental.

Todos debemos ser conscientes de nuestra dependencia de los océanos a todos los niveles, y debemos actuar para garantizar la sostenibilidad de los océanos, ahora y para las generaciones futuras.

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