El 26 de mayo de 2011 celebré mi cumplea?os número 79, y me pareció que hacía solo "dos semanas" tenía dieciséis a?os.
No hay duda de que el tiempo vuela, como demuestran las más de 11.000 caricaturas políticas que he producido trabajando diariamente durante esas "dos semanas". Creo que lo menos importante de una caricatura política es el dibujo, el humor y todo lo demás que la rodea. El factor real y verdaderamente valioso de cada una es el mensaje que transmite a los 300 millones de "jefes" que he acumulado a lo largo de los a?os, mis lectores habituales. Les envío cotidianamente las conclusiones gráficas de mis interpretaciones políticas, económicas y militares de sucesos internacionales que a veces son emocionantes y a veces prosaicos.
Estas "dos semanas" fueron para mí un período de profundos, arduos y enriquecedores estudios. Me sentí como un cazador que salía a diario con la misión de encontrar y después perseguir a su inquieto objetivo político, acorralarlo y llevarlo a hombros hasta el estudio, donde lo disecaba cuidadosamente. Después escogía sus mejores partes, las aderezaba con unas gotas de aceite de oliva, el toque artístico, las rociaba con la sal del humor y retocaba el resultado final con la pimienta de algunos dibujos mordaces, después de haber escrito al pie del boceto algunas palabras para facilitar que los lectores comprendieran mi conclusión. Luego, a modo de prueba, mostraba el boceto en lápiz a cuatro de mis colegas; el redactor de la sección de noticias, el de las opiniones editoriales y el de los artículos regulares, a quienes tenía que agradar enseguida mi dibujo recién creado; el cuarto, el redactor de la sección de deportes, tenía que decir que no lo entendía. De esta manera seguía las instrucciones de mi receta ideal para preparar una caricatura deliciosa y nutritiva para la mente. Solo entonces la sometía de 2 a 4 horas al microondas de los retoques con pincel, y luego servía el manjar en los platos de mis lectores. Haber repetido tantas veces ese proceso me ense?ó cómo transitar por los senderos de la historia contemporánea y me hizo dos revelaciones.
La primera fue que el bueno gana, que la democracia es la triunfadora, que el bienestar florece en la armonía y que la justicia es un modo de vida que garantiza la longevidad, tanto física como política. El "mal", la "tiranía", la "dictadura" y los "campos de concentración" solo conducen al infierno.
La segunda revelación fue que, para sorpresa mía, no podía resumir en un dibujo todo lo expresado en mi primera revelación. Generalmente yo podía comprender con bastante rapidez uno o dos mensajes en una caricatura política. Descubrí que una caricatura de éxito, la llamada "bomba inteligente de los medios", era muy eficaz solo como instrumento táctico que podía dirigirse a no más de un objetivo a la vez. Yo estaba muy necesitado de un mecanismo gráfico estratégico y tendría que inventarlo partiendo de cero. Sencillamente tuve que regresar a la mesa de dibujo para expresar coherentemente esta revelación de las victorias pragmáticas del bien sobre el mal.
Si bien es posible hacer una caricatura política por encargo para la sección "Week In Review" del New York Times, el mensaje que yo quería transmitir tenía que abarcarlo todo y ser rápidamente comprendido por todos. Yo quería hallar un instrumento que sirviera de símbolo, de recordatorio, de algo así como un uniforme de bondad y su insignia, que lograría con una estética placentera transmitida por imágenes gráficas inspiradas en la buena voluntad. Al propio tiempo, tenía que ser algo real, un artículo de coleccionista, una obra que se pudiera presentar, y tenía que tener un lenguaje común que pudiera ser comprendido por personas de todo el mundo.
En 1968, tan pronto ocupé mi primera casa en los Estados Unidos, decidí crear algunos lienzos que contuvieran una idea gráfica, un motivo que saltara de un lienzo a otro. Para dar esta impresión, los lienzos fueron colocados en el techo uno a continuación del otro, y luego bajando por la pared. La obra artística dio con un problema cuando llegó al suelo, dado no podía continuar como lienzo en el piso. Aquel fue un cambio radical del panorama: para sobrevivir, la obra tuvo que cambiar de personalidad física y a la vez mantener un aspecto idéntico, similar a lo que ya estaba en el techo y la pared. Fue así como nuestro motivo se vio continuado en forma de cuadrados y rectángulos (que imitaban los lienzos) hechos exactamente con los mismos colores que aparecían en las telas "reales". Al llegar a la puerta de salida, la obra artística se hizo aún más curiosa. Tenía que ver lo que ocurría afuera. Descubrió que podía cambiar de materiales como un camaleón, y puesto que debía sobrevivir en forma de alfombra a la intemperie, expuesta a la nieve, el granizo, el hielo y la lluvia, decidió que tenía que convertirse en mosaico, que en esencia era un nuevo tipo de lienzo. En resumen, puede continuar indefinidamente valiéndose de todo tipo de materiales, naturales o artificiales. Todo puede servirle de lienzo. Tiene una dramática cualidad unificadora al facilitar la visibilidad artística constante, garantizar un sentimiento de relajación y provocar familiaridad, y por tanto confort, en todo el que la vea y sepa lo que representa. Los espectadores que vieron las pinturas en la pared y en la alfombra comprendieron que continuaban en el patio con el mismo mensaje positivo, creando un denominador común, una promesa de buena voluntad de un patio al otro, de una ciudad a otra, y de un continente a otro.
Hasta ahora, la obra Uniting Painting se halla expuesta en la zona desmilitarizada situada entre Corea del Norte y Corea del Sur, en un satélite de comunicaciones que recorre el espacio, y estuvo expuesta físicamente en el punto más alto del Monte Everest el 19 de mayo de 2011 (véanse las fotos), estableciendo así su presencia en el lugar más alto de la Tierra. Hasta hace poco, antes de que comenzara el proyecto de renovación del edificio de la Secretaría de las Naciones Unidas en Nueva York, también se expuso allí. Se han iniciado negociaciones para presentar este proyecto artístico en el lugar más bajo de la Tierra, justamente al norte del Mar Muerto, donde Jesús fue bautizado por Juan Bautista en el río Jordán.
Hay planes relacionados con Uniting Painting que están en marcha a nivel estatal. Algunos líderes progresistas ven en estas obras una manera elegante de expresar sus aspiraciones políticas y sociales, y al respaldarlas como una forma contemporánea de arte, pueden proclamar liberalismo y amistad social sin provocar a la oposición. Nepal es un ejemplo clásico de ello, un país de amplias diferencias políticas que no hace mucho pasó de la monarquía a la democracia, y donde persisten fuertes tensiones. No obstante, parece que algo en lo que todos coinciden es que el arte funciona como factor de unificación nacional. "Y el hecho de que mejorará el turismo, creará nuevos empleos y colocará a nuestro país en el mapa como importante centro asiático de las bellas artes, alienta decididamente a todos los partidos políticos a apoyar esta idea y por tanto realza nuestro prestigio como nación y como ciudadanos nepaleses", dijo el Presidente de Nepal, el Honorable Dr. Ram Baram Yadav, durante la ceremonia celebrada el 25 de abril de 2011, al hacer entrega de los tres lienzos de Uniting Painting a los tres sherpas principales de Nepal. Ellos se pusieron en marcha de inmediato para llevarlos a lo más alto del Monte Everest, el mayor y más preciado tesoro del país. Llegaron al tope de la monta?a con los pesados lienzos el 19 de mayo, poco antes del mediodía, y expusieron mi trabajo artístico en la más alta cumbre.
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