Desigualdad: c¨®mo subsanar las diferencias
El mundo ha hecho avances significativos para reducir la pobreza: en los ¨²ltimos treinta a?os, m¨¢s de han salido de la pobreza extrema. Sin embargo, la porci¨®n de los ingresos que le corresponde a la mitad m¨¢s pobre de la humanidad apenas ha cambiado en ese per¨ªodo, pese a que la producci¨®n econ¨®mica mundial se ha triplicado con creces?desde 1990. Las desigualdades socavan el progreso econ¨®mico, lo que a su vez agudiza las diferencias sociales generadas por las desigualdades.
Tanto dentro de los pa¨ªses como entre ellos, siguen observ¨¢ndose desigualdades derivadas de los ingresos, la localizaci¨®n geogr¨¢fica, el g¨¦nero, la edad, el origen ¨¦tnico, la discapacidad, la orientaci¨®n sexual, la clase social y la religi¨®n, factores que determinan el acceso, las oportunidades y los resultados. En algunas partes del mundo, estas diferencias son cada vez m¨¢s acusadas. Entretanto, est¨¢n surgiendo deficiencias en otros ¨¢mbitos, como el acceso a las tecnolog¨ªas m¨®viles y en l¨ªnea.
Ãå±±½ûµØPROBLEMA ARRAIGADO
En 1992, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo public¨® un gr¨¢fico en el que se presentaba la distribuci¨®n del ingreso mundial por quintiles, cuya imagen, semejante a una ", se convirti¨® en un s¨ªmbolo de las diferencias entre ricos y pobres. Casi 30 a?os despu¨¦s, la porci¨®n de los ingresos que recibe el 20 % m¨¢s pobre de la poblaci¨®n sigue siendo inferior al 2 %, mientras que la porci¨®n que recibe el 1 % m¨¢s rico ha crecido del ?en 1990 al 22 % en 2016. El umbral de esta ¨²ltima categor¨ªa asciende a .
Desde la crisis financiera mundial de 2008, el n¨²mero de multimillonarios se ha multiplicado por m¨¢s de dos. Seg¨²n el Credit Suisse, el 82 % de toda la riqueza creada en 2018 fue a parar al 1 % m¨¢s rico, mientras que la mitad m¨¢s pobre de la humanidad no recibi¨® nada. El aumento de la desigualdad de los ingresos y de la riqueza obedece a diversos factores, como el estancamiento de los salarios y la menor participaci¨®n en los ingresos laborales, la disminuci¨®n gradual del estado de bienestar en las econom¨ªas desarrolladas, la insuficiente protecci¨®n social en los pa¨ªses en desarrollo, los cambios tributarios, la desregulaci¨®n de los mercados financieros, los r¨¢pidos cambios tecnol¨®gicos y la automatizaci¨®n, entre otros.
LA IMPORTANCIA DE LA LOCALIZACI?N GEOGR?FICA
Si bien la desigualdad ha aumentado en los ¨²ltimos treinta a?os en muchos pa¨ªses, ha disminuido en otros. En Am¨¦rica Latina y el Caribe sigue siendo alta, pese a que ha disminuido considerablemente. En muchas econom¨ªas industriales avanzadas, la desigualdad aument¨® ligeramente si bien ya se encontraba en valores bastante bajos. Varios pa¨ªses de Europa Oriental registraron un dr¨¢stico aumento de la desigualdad durante su transici¨®n pol¨ªtica. Las diferencias han disminuido en algunas partes de Oriente Medio, pero han aumentado en determinados grupos.
En ?frica y Asia, las tendencias han sido m¨¢s variadas: se observan m¨¢s similitudes entre las econom¨ªas emergentes o los pa¨ªses en desarrollo sin litoral, y entre las zonas rurales o urbanas, que dentro de las regiones. En l¨ªneas generales, m¨¢s de dos tercios de la poblaci¨®n mundial est¨¢ a merced de una mayor desigualdad de los ingresos y de la riqueza, lo que est¨¢ socavando considerablemente las perspectivas de desarrollo sostenible.
LA IMPORTANCIA DE LAS CARACTER?STICAS DEMOGR?FICAS
Tambi¨¦n hay desigualdades dentro de las comunidades y dentro de las familias. Hasta el 30 % de la desigualdad de los ingresos tiene su origen en la desigualdad existente en los hogares. Si bien las desigualdades de g¨¦nero han ido disminuyendo ¡ªpor ejemplo, se ha reducido la disparidad salarial por raz¨®n de g¨¦nero en los ¨²ltimos veinte a?os¡ª, las mujeres a¨²n padecen disparidades econ¨®micas, jur¨ªdicas, pol¨ªticas y sociales importantes.
Paralelamente, los ni?os siguen representando una proporci¨®n significativa (alrededor de la mitad) de los pobres del mundo, aun cuando los esfuerzos dirigidos a reducir la mortalidad infantil y mejorar la educaci¨®n han redundado en mejores resultados en la mayor parte del mundo. Adem¨¢s, algunos grupos, como los pueblos ind¨ªgenas, los migrantes y refugiados y las minor¨ªas ¨¦tnicas y de otro tipo, siguen siendo v¨ªctimas de discriminaci¨®n y marginaci¨®n.
EFECTOS NO ECON?MICOS DE LAS DESIGUALDADES
Los efectos de las desigualdades no se limitan al poder adquisitivo. Las desigualdades repercuten en la esperanza de vida y el acceso a servicios b¨¢sicos, como la atenci¨®n sanitaria, la educaci¨®n, el agua y el saneamiento, y pueden coartar los derechos humanos, por ejemplo, debido a la discriminaci¨®n, el abuso y la falta de acceso a la justicia. Cuando las desigualdades son considerables, desalientan la formaci¨®n profesional, obstruyen la movilidad econ¨®mica y social y el desarrollo humano y, en consecuencia, inhiben el crecimiento econ¨®mico. Asimismo, afianzan la incertidumbre, la vulnerabilidad y la inseguridad, socavan la confianza en las instituciones y el Gobierno, aumentan la discordia y las tensiones sociales, y desencadenan actos violentos y conflictos. Cada vez hay m¨¢s pruebas de que son las desigualdades de los ingresos y la riqueza las que impulsan el auge del nativismo y de las formas extremas de nacionalismo. Las desigualdades tambi¨¦n socavan la capacidad de las personas y las comunidades para adaptarse al cambio clim¨¢tico y mitigarlo. Las ¨²ltimas reacciones populistas al impuesto sobre el carbono demuestran que ser¨¢ cada vez m¨¢s dif¨ªcil emprender iniciativas audaces en relaci¨®n con el clima si no se resuelven las causas profundas de las desigualdades..
Si bien la tecnolog¨ªa puede ser un gran elemento igualador ¡ªpor ejemplo, al mejorar la conectividad, la inclusi¨®n financiera y el acceso al comercio y a los servicios p¨²blicos¡ª, las personas que a¨²n no est¨¢n conectadas pueden quedar a¨²n m¨¢s marginadas, sobre todo si se tiene en cuenta que el progreso se est¨¢ ralentizando, e incluso invirtiendo, en algunos grupos.
NO BASTA CON CRECER
Cada vez son m¨¢s los que coinciden en que haber adoptado un planteamiento limitado frente al crecimiento econ¨®mico ¡ªen el que se dejaron de lado las consecuencias en t¨¦rminos de distribuci¨®n¡ª ha dado lugar a una gran desigualdad de los ingresos y la riqueza en muchas regiones del mundo. Los datos presentados en el ¨ªndice de pobreza multidimensional de 2019 revelaron una escasa relaci¨®n entre la pobreza y el grado de desigualdad econ¨®mica, y que dos tercios de los pobres del mundo viven en pa¨ªses de ingreso mediano. Seg¨²n Oxfam, si se mantiene el grado actual de desigualdad, la econom¨ªa mundial tendr¨ªa que crecer 175 veces para que todos ganaran m¨¢s de 5 d¨®lares al d¨ªa. Es evidente la necesidad de lograr un crecimiento inclusivo, equitativo y sostenible, que garantice el equilibrio entre las dimensiones econ¨®mica, social y ambiental del desarrollo sostenible.
Por ejemplo, desde finales de la d¨¦cada de 1970, la desigualdad de los ingresos ha vuelto a los altos valores que ten¨ªa hace un siglo en las econom¨ªas avanzadas de habla inglesa, aunque no aument¨® tanto en los pa¨ªses de Europa continental.
C?MO COMBATIR LAS DESIGUALDADES
En 2015, los dirigentes mundiales aprobaron la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible , que consta de 17 objetivos dirigidos a construir sociedades m¨¢s pac¨ªficas, justas y sostenibles. Reconociendo que las desigualdades atentan contra el desarrollo socioecon¨®mico a largo plazo y pueden generar violencia, enfermedades y degradaci¨®n ambiental, uno de los objetivos ¡ªel Objetivo 10 tiene por objeto reducir las desigualdades y las disparidades de oportunidades, ingresos y poder.
Entre sus metas nacionales e internacionales se cuentan eliminar las leyes y pol¨ªticas discriminatorias, mejorar la reglamentaci¨®n de los mercados financieros mundiales, facilitar la migraci¨®n regular segura y ordenada y promover la inclusi¨®n en la toma de decisiones. Entre 2010 y 2016, los ingresos del 40 % m¨¢s pobre de la poblaci¨®n crecieron con m¨¢s rapidez que los de la poblaci¨®n total en 60 de los 94 pa¨ªses sobre los que se dispone de datos, lo que demuestra que las desigualdades no son ni inevitables ni irreversibles.
Las desigualdades toman muchas formas y difieren mucho de un pa¨ªs a otro. Si bien el Objetivo 10 y sus metas constituyen un marco, la lucha contra las desigualdades debe basarse en el contexto de cada pa¨ªs, sus necesidades econ¨®micas m¨¢s apremiantes y su realidad pol¨ªtica. No es posible adoptar un enfoque ¨²nico que encaje en todos los casos. Para combatir el flagelo de la desigualdad en todas sus formas y manifestaciones, seguir¨¢ siendo esencial generar mayor conciencia y ampliar el apoyo en materia de pol¨ªticas, fijar objetivos y replantear las prioridades del gasto p¨²blico a fin de reducir la desigualdad del acceso y las oportunidades, reorientar los marcos fiscales y tributarios para reducir las desigualdades intra e intergeneracionales de los ingresos y la riqueza, y gestionar el r¨¢pido avance de los cambios tecnol¨®gicos.
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