Con el apoyo del Programa Mundial de Alimentos (), las personas afrodescendientes en Colombia han tomado las riendas de su seguridad y soberanía alimentaria. Hoy lideran su propio camino hacia la sostenibilidad y la prosperidad - voces que inspiran a seguir trabajando por un mundo más equitativo e incluyente.
Augustin se ganaba la vida cultivando arroz en Artibonite, en el centro de Haití. Pero cuando llegó la temporada de cosechar, unos le empezaron a robar la producción. "Corrí por mi vida", recuerda Augustin. Esta traumática experiencia agravó su diabetes, obligando a los médicos a amputarle dos dedos y una pierna. Un análisis de imágenes satelitales realizado por WFP revela que la producción de alimentos ha disminuido en un país que
Gracias a la investigación, un programa del rentabiliza la reproducción de un tipo de mosca soldado negra como alimento para los animales de granja, haciendo así viable esta fuente de recursos para la economía local.
es el camino más seguro hacia la prosperidad y la seguridad alimentaria. Una apuesta que, al mismo tiempo, empodera a sus comunidades y fomenta un futuro más sostenible.
del ha puesto la igualdad de género en el centro de las cadenas de valor y de los esfuerzos para la reducción de la pobreza entre las criadoras de llamas y alpacas de los Andes bolivianos. Ahora, mujeres como Roberta Rivera Mollo lideran iniciativas para producir y vender manjares locales como el charque (carne de llama deshidratada).
Desde fértiles valles hasta tierras áridas, los agricultores guatemaltecos se enfrentan a condiciones climáticas extremas, erosión y degradación del suelo. Para ayudarles, la FAO busca mejorar la vida agrícola mediante la y la mejora del conocimiento del suelo.
Un proyecto de AGRIdigitalización del ayuda a indígenas kichwa a asentar su reconversión productiva conectándolos con nuevos mercados y servicios financieros.
En el este paraguayo, los indígenas ava guaraní llevan generaciones cosechando hojas del árbol yerba para preparar una infusión muy apreciada. Hoy estos árboles son escasos debido al cambio climático. Para frenar su desaparición, los ava guaraní, con la ayuda de la FAO, han plantado más de 1.500 yerba y otras especies nativas vitales tanto para local como para mantener las fuentes tradicionales de alimentos y medicinas.
Las prácticas climáticamente innovadoras promueven la productividad, la competitividad y la inclusión de los . Este es el objetivo de un proyecto del que mejora la vida de 70.000 pequeños productores argentinos a través de equipos de producción y comercialización, capacitación técnica e infraestructura.
La FAO te propone una pieza musical. Un canto a la cultura de la comunidad colombiana de Caño Grande, a su conocimiento ancestral y a la contribución de una generación hacia la renovación del en este país latinoamericano.
La preparación de los almuerzos en Gonaïves, este de Haití, comienza limpiando y picando antes de cocerlos. Al mediodía, gracias a cocineras voluntarias, se sirven a 250 estudiantes. Son parte de los 420.000 escolares que, con ayuda del PMA, se alimentan haitianas.
En el departamento de Ahuachapán, al oeste de , la familia García posee una parcela en la que solo cultivaban maíz y maicillo. y de los ecosistemas determinaban sus escasas cosechas. Hoy, gracias al apoyo técnico del PNUD, los García han instalado sistemas agroforestales de conservación, lo que ya les permite producir doce cultivos distintos.
La FAO capacita a paraguayas en el manejo y protección de semillas criollas o autóctonas. -como maíz, poroto o locote – que ayudan a salvaguardar la cultura y la seguridad alimentaria.
Según un revelador en 154 países, el costo oculto de nuestros sistemas agroalimentarios para la salud, el medio ambiente y la sociedad equivalen, al menos, a $10 billones anuales; casi el 10% del PIB mundial. Más del 70% de este impacto se debe a dietas poco saludables que provocan obesidad y enfermedades no transmisibles. La FAO anima a los gobiernos a transformar sus para abordar la crisis climática, la pobreza, la desigualdad y la seguridad alimentaria.
Según un de la FAO, 43,2 millones de personas pasan hambre en América Latina y el Caribe; una cifra aún por encima de la situación pre-COVID-19. y la nutrición son vitales para la salud de las personas y el desarrollo de los países. La situación es crítica.