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Mensaje del Secretario General con ocasión del Día Internacional de Rememoración de las Víctimas de la Esclavitud y la Trata Transatlántica de Esclavos

Nueva York, 25 de marzo de 2010

La esclavitud es aborrecible. Está prohibida expresamente en la Declaración Universal de Derechos Humanos y las Naciones Unidas han reafirmado este principio muchas veces, por ejemplo en la Declaración de Durban, aprobada en la Conferencia Mundial contra el Racismo de 2001.

Sin embargo, la esclavitud y las prácticas análogas persisten en muchas partes del mundo. La esclavitud se transforma y reaparece en manifestaciones modernas, como la servidumbre por deudas, la venta de niños y la trata de mujeres y niñas con fines de explotación sexual. Sus raíces están en la ignorancia, la intolerancia y la codicia.

Debemos crear un clima en el que esos abusos y esa crueldad sean inconcebibles. Una forma de hacerlo es no olvidar el pasado y honrar la memoria de las víctimas de la trata transatlántica de esclavos. Recordando la injusticia del pasado, contribuimos a asegurar que nunca puedan repetirse esas violaciones sistemáticas de los derechos humanos.

Quienes controlaron la trata transatlántica de esclavos obtuvieron enormes ganancias de la muerte, el sufrimiento y la explotación. Dirigieron la expulsión por la fuerza de millones de personas de sus lugares natales en África. Los traficantes y los dueños de esclavos sometieron a esos migrantes forzosos y a sus descendientes a las formas más duras de maltrato físico, mental y emocional.

Hoy podemos ver el legado de la trata transatlántica de esclavos en todos los países a los que afectó. Si actuamos con acierto, usaremos ese legado en bien de todos. Reconoceremos que es una prueba clara de lo que puede suceder si se permite que prevalezcan la intolerancia, el racismo y la codicia.

También debemos inspirarnos en el ejemplo de quienes, con gran coraje, lograron poner fin a esos abusos institucionalizados. Su valentía garantizó al final el triunfo de los valores que representan las Naciones Unidas: la tolerancia, la justicia y el respeto de la dignidad y el valor de todos los seres humanos.

Hoy rendimos homenaje a todas las víctimas de la esclavitud y nos comprometemos a asegurar la erradicación de esta práctica en todas sus formas.