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La celebraci¨®n del 70? aniversario de las Naciones Unidas es un buen momento para mirar atr¨¢s y reconocer lo que se ha conseguido. Durante estos siete decenios, el mundo ha cambiado enormemente. Por lo tanto, este aniversario se presenta tambi¨¦n como una oportunidad excepcional para evaluar qu¨¦ m¨¢s necesita hacer la comunidad internacional para dar respuesta a los nuevos desaf¨ªos.

Gracias a la contribuci¨®n y la visi¨®n decisivas de las mujeres pioneras (y tambi¨¦n los hombres) a lo largo de la historia, la igualdad de g¨¦nero y los derechos humanos de la mujer han ocupado siempre un papel central en los tres pilares de la labor de las Naciones Unidas: la paz y la seguridad, el desarrollo y los derechos humanos. La entidad ONU-Mujeres, establecida por la Asamblea General en 2010, tiene el mandato de asegurar que la b¨²squeda de la igualdad de g¨¦nero se siga considerando un requisito fundamental para lograr el progreso en todas estas esferas interrelacionadas.

Cabe destacar que, desde el principio y en un momento en que el movimiento mundial de las mujeres era todav¨ªa incipiente, la igualdad de g¨¦nero se consagr¨® en la Carta de las Naciones Unidas. La Carta estableci¨® que la misi¨®n de las Naciones Unidas consist¨ªa en ¡°realizar la cooperaci¨®n internacional [¡­] en el desarrollo y est¨ªmulo del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales de todos, sin hacer distinci¨®n por motivos de raza, sexo, idioma o religi¨®n¡±. Solo hab¨ªa 4 mujeres entre los 160 signatarios: del Brasil, China, los Estados Unidos de Am¨¦rica y la Rep¨²blica Dominicana. Juntas, lograron incluir los derechos humanos de la mujer en este documento hist¨®rico.

En este primer a?o, el Consejo Econ¨®mico y?Social estableci¨® su Comisi¨®n de la Condici¨®n Jur¨ªdica y Social de la Mujer, como principal ¨®rgano normativo mundial en asuntos relacionados con la igualdad de g¨¦nero y el adelanto de la mujer. Quince representantes gubernamentales, todas ellas mujeres, se reunieron para celebrar el primer per¨ªodo de sesiones de la Comisi¨®n de la Condici¨®n Jur¨ªdica y Social de la Mujer en febrero de 1947, en Lake Success en Nueva York. Una de las primeras tareas que desempe?¨® la Comisi¨®n de la Condici¨®n Jur¨ªdica y Social de la Mujer fue redactar la Declaraci¨®n Universal de Derechos Humanos de 1948, donde se?proclama que ¡°todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos¡±. La Declaraci¨®n sent¨® las bases para el desarrollo de nuestro sistema integral de derechos humanos que, hasta la fecha, establece normas universales para desarrollar sociedades mejores y m¨¢s justas, donde las mujeres y las ni?as puedan desempe?ar una funci¨®n equitativa.

M¨¢s tarde, la Comisi¨®n de la Condici¨®n Jur¨ªdica y Social de la Mujer desvi¨® su atenci¨®n hacia el adelanto de los derechos pol¨ªticos de la mujer, en un momento en que numerosos Estados Miembros no hab¨ªan ampliado todav¨ªa los derechos de voto a las mujeres, y hacia la igualdad en el matrimonio. Desde entonces, se han celebrado 59 per¨ªodos de sesiones de la Comisi¨®n, en los que los Estados Miembros se han reunido para debatir cuestiones fundamentales en relaci¨®n con la igualdad de g¨¦nero, y para llegar a un acuerdo sobre las medidas prioritarias con el fin de promover la agenda.

M¨¢s tarde, en el a?o 1975, la Asamblea General convoc¨® la Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre la Mujer en M¨¦xico, D.F. para celebrar el A?o Internacional de la Mujer. Se hicieron muchos progresos a lo largo del siguiente decenio, 1976-1985, que se declar¨® el Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer. En 1976, se cre¨® el Fondo de Contribuciones Voluntarias para el Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer (que m¨¢s tarde se convirti¨® en el UNIFEM) con el objetivo de ofrecer asistencia financiera y t¨¦cnica a programas y estrategias innovadores que promuevan los derechos humanos, la participaci¨®n pol¨ªtica y la seguridad econ¨®mica de la mujer.

La aprobaci¨®n de la Convenci¨®n sobre la Eliminaci¨®n de Todas las Formas de Discriminaci¨®n contra la Mujer por parte de la Asamblea General en 1979 constituy¨® otro de los grandes logros. Esta Convenci¨®n, que es ahora uno de los tratados de las Naciones Unidas m¨¢s ampliamente ratificados, se conoce como la declaraci¨®n internacional de los derechos fundamentales de la mujer. El 30 de abril de 2015, la Rep¨²blica de Sud¨¢n del Sur se convirti¨® en el 189? Estado parte que se comprometi¨® a aplicar los 30 art¨ªculos jur¨ªdicamente vinculantes de dicha Convenci¨®n.

La Convenci¨®n sobre la Eliminaci¨®n de Todas las Formas de Discriminaci¨®n contra la Mujer se sigue ampliando y aclarando a trav¨¦s de recomendaciones generales. Las m¨¢s recientes tratan sobre las mujeres en la prevenci¨®n de conflictos, las situaciones de conflicto y posteriores a conflictos; las pr¨¢cticas nocivas; y las dimensiones de g¨¦nero relacionadas con la condici¨®n de refugiado, el asilo, la nacionalidad y la apatridia de las mujeres. Aunque esta Convenci¨®n es una de las convenciones m¨¢s ampliamente ratificadas, hay una serie de reservas que limitan su aplicaci¨®n, especialmente en relaci¨®n con las leyes y pr¨¢cticas consuetudinarias, tradicionales y religiosas, as¨ª como los derechos de la mujer en la familia y el matrimonio. El Protocolo Facultativo de la Convenci¨®n, que entr¨® en vigor en el a?o 2000, reforz¨® de forma significativa su repercusi¨®n al proporcionar el derecho de petici¨®n a las mujeres que denuncian violaciones de los derechos consagrados en la Convenci¨®n. Tambi¨¦n instaur¨® un procedimiento de investigaci¨®n de las situaciones de violaciones graves o sistem¨¢ticas de los derechos de las mujeres.

Se celebraron otras conferencias sobre la mujer en Copenhague (1980) y Nairobi (1985), seguidas por la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer de Beijing (1995), que constituy¨® un hito hist¨®rico. Los defensores de la igualdad de g¨¦nero denunciaron en Beijing la multitud de violaciones de los derechos humanos de las que eran v¨ªctimas las mujeres y las ni?as. Se?alaron la necesidad de adoptar leyes y pol¨ªticas amplias, as¨ª como de transformar las instituciones, tanto formales como informales, para lograr la igualdad de g¨¦nero. Los documentos finales de esta Conferencia, la Declaraci¨®n y Plataforma de Acci¨®n de Beijing, siguen siendo los marcos internacionales m¨¢s amplios para promover los derechos humanos de la mujer. Estos documentos apoyaron firmemente la lucha a favor de la igualdad de g¨¦nero en un marco de derechos humanos y constituyeron una declaraci¨®n clara sobre la responsabilidad del Estado en el cumplimiento de los compromisos establecidos.

Muchas generaciones se han sentido inspiradas por este firme compromiso y los dos ¨²ltimos decenios han aportado progresos en muchos ¨¢mbitos. Cada vez hay m¨¢s leyes que promueven la igualdad de g¨¦nero y abordan la violencia contra la mujer y la ni?a. La matriculaci¨®n de las ni?as en la educaci¨®n primaria y secundaria ha aumentado. En algunas regiones, hay m¨¢s mujeres que participan en la fuerza de trabajo. La mortalidad materna ha disminuido en un 45% desde 1990 y en todas las regiones ha aumentado el acceso de las mujeres a la anticoncepci¨®n. Se ha duplicado la representaci¨®n de la mujer en los parlamentos nacionales, que ha pasado del 11% en 1995 al 22% hoy en d¨ªa. Se han logrado adelantos normativos considerables en la agenda mundial dedicada a las mujeres, la paz y la seguridad, entre ellos, la resoluci¨®n 1325 (2000) del Consejo de Seguridad, que constituy¨® un hito hist¨®rico y se ha seguido reforzando y llevando a la pr¨¢ctica a trav¨¦s de otras seis resoluciones que instan a adoptar medidas urgentes en relaci¨®n con todos los pilares del programa: la prevenci¨®n, la participaci¨®n, la protecci¨®n y el socorro, la recuperaci¨®n y la consolidaci¨®n de la paz.

Sin embargo, al mismo tiempo que celebramos este 70? aniversario, debemos delinear tambi¨¦n el largo camino que queda por recorrer.

El progreso general desde Beijing ha sido lento y desigual, con graves estancamientos e incluso retrocesos en diversas esferas. El aumento del nivel educativo de las mujeres y de su participaci¨®n en el mercado laboral no ha marchado a la par de la mejora de las condiciones de empleo, las perspectivas de adelanto ni la igualdad de remuneraci¨®n, y las mujeres siguen haci¨¦ndose cargo de un porcentaje desproporcionado de trabajo dom¨¦stico no remunerado. En algunas regiones en desarrollo, hasta un 95% del empleo de las mujeres es informal; a nivel global, las mujeres perciben un 24% menos que los hombres por el mismo trabajo, y las mujeres asumen casi dos veces y media m¨¢s de responsabilidades no remuneradas de trabajo dom¨¦stico y cuidado de otras personas que los hombres. Las mujeres siguen estando excluidas de la adopci¨®n de decisiones en todos los niveles, en particular en todos los aspectos relacionados con la paz y la seguridad. Si seguimos avanzando al ritmo actual, pueden pasar otros 50 a?os hasta que alcancemos la representaci¨®n equitativa de la mujer en la pol¨ªtica. Las normas discriminatorias, los estereotipos y la violencia, que est¨¢n muy arraigados, siguen siendo generalizados y las violaciones de la salud y los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres siguen estando muy extendidas. El progreso ha sido especialmente lento para las mujeres y ni?as m¨¢s marginadas que sufren formas m¨²ltiples e interrelacionadas de discriminaci¨®n.

En los ¨²ltimos 20 a?os, han surgido nuevos retos. La crisis econ¨®mica y financiera global, la volatilidad de los precios de los alimentos y la energ¨ªa, la inseguridad alimentaria y el cambio clim¨¢tico han intensificado las desigualdades y la vulnerabilidad, lo cual ha repercutido especialmente en las mujeres y las ni?as. Nos enfrentamos a amenazas nuevas y m¨¢s graves para la paz y la seguridad a nivel mundial. El ¨²ltimo a?o en particular ha estado marcado por el aumento de la violencia, los flujos de desplazamientos en masa y las cat¨¢strofes humanitarias relacionadas con estos. Los d¨¦biles avances hacia la igualdad de g¨¦nero siguen estando amenazados por el aumento del extremismo y la respuesta negativa ante los derechos de las mujeres en muchos contextos.

En 2015, nos encontramos en un momento hist¨®rico con la convergencia de muchos procesos diferentes de las Naciones Unidas que proporcionan una oportunidad sin precedentes para promover la igualdad de g¨¦nero. El examen al cabo de 20 a?os de la aplicaci¨®n de la Declaraci¨®n y la Plataforma de Acci¨®n de Beijing coincide con la fecha l¨ªmite de los Objetivos de Desarrollo del Milenio y la deliberaci¨®n sobre la agenda para el desarrollo despu¨¦s de 2015. La Tercera Conferencia Internacional sobre la Financiaci¨®n para el Desarrollo, los preparativos para el nuevo acuerdo sobre el clima, los ex¨¢menes de alto nivel de las operaciones de paz de las Naciones Unidas y de la estructura de las Naciones Unidas para la consolidaci¨®n de la paz y de la aplicaci¨®n de la resoluci¨®n 1325 (2000) del Consejo de Seguridad ofrecen otras oportunidades para progresar que deben aprovecharse.

Este a?o, ONU-Mujeres public¨® su informe principal, titulado El progreso de las mujeres en el mundo 2015-2016: transformar las econom¨ªas para realizar los derechos. Nos indica c¨®mo ser¨ªa la econom¨ªa, dise?ada desde hace demasiado tiempo por y para los hombres, si se adaptara a las mujeres y ofrece recomendaciones concretas para la adopci¨®n de medidas. Gracias a la mejora de las pol¨ªticas econ¨®micas y sociales, los gobiernos pueden generar empleo decente para las mujeres y garantizar que el trabajo dom¨¦stico no remunerado reciba consideraci¨®n y apoyo. La comunidad empresarial es otra asociada clave para garantizar la participaci¨®n plena y equitativa de las mujeres en la adopci¨®n de decisiones en todos los niveles, promulgar pol¨ªticas de licencia flexibles y acabar con la desigualdad salarial por raz¨®n de g¨¦nero. La sociedad civil, as¨ª como las organizaciones de mujeres y los sindicatos, deben desempe?ar una funci¨®n de vigilancia y seguir incluyendo los derechos de las mujeres en la agenda. Los medios de comunicaci¨®n, por su parte, deben asumir la responsabilidad de representar de forma precisa las vidas de las mujeres, de concederles el mismo tiempo y consideraci¨®n a sus historias y perspectivas, y de no perpetuar las im¨¢genes estereotipadas y despersonalizadas.

La igualdad de g¨¦nero, el empoderamiento de la mujer y los derechos humanos de las mujeres y las ni?as deben constituir una prioridad fundamental en todos los aspectos de la agenda para el desarrollo despu¨¦s de 2015. Nuestro objetivo es nada menos que lograr la plena igualdad, un Planeta?50-50?en?2030, con importantes progresos en los pr¨®ximos cinco a?os. Si pretendemos alcanzar este objetivo, debe cambiarse la distribuci¨®n desigual del poder, los recursos y las oportunidades que perpet¨²an la desigualdad de g¨¦nero. Esto exige alejarse de los modelos econ¨®micos predominantes, que se centran en aumentar el producto interno bruto, y adoptar enfoques alternativos que hagan hincapi¨¦ en el desarrollo, la realizaci¨®n de los derechos humanos y la sostenibilidad. Es necesario aumentar los recursos de forma significativa y establecer mecanismos s¨®lidos de rendici¨®n de cuentas a todos los niveles a fin de garantizar que los encargados de adoptar decisiones cumplan sus compromisos.

Tras decenios en los que se lograron importantes progresos normativos en las Naciones Unidas, se ha establecido firmemente que la igualdad de g¨¦nero y la realizaci¨®n de los derechos humanos de las mujeres y las ni?as son fundamentales para lograr los derechos humanos, la paz y la seguridad, y el desarrollo sostenible. Crear un mundo en que las mujeres y las ni?as disfruten de sus derechos humanos es uno de los desaf¨ªos m¨¢s decisivos y urgentes de este siglo. Esta tarea abrumadora, aunque posible, requiere pasar de una situaci¨®n en la que todo sigue igual a una en la que exista un liderazgo pol¨ªtico renovado y un compromiso con la transformaci¨®n real. Tambi¨¦n exige que asumamos esta tarea con la cooperaci¨®n y la solidaridad plenas de nuestros asociados en el progreso: los hombres de este mundo.

A la luz de lo anterior, Eleanor Roosevelt, que desempe?¨® un papel fundamental en la redacci¨®n de la Declaraci¨®n Universal de Derechos Humanos, nos inspira para seguir luchando: ¡°Sin duda, a la luz de la historia, es m¨¢s inteligente tener esperanza que miedo, intentar algo que no intentarlo. Pero hay una cosa que sabemos sin ninguna duda: las personas que dicen ¡®no se puede hacer¡¯ nunca han logrado nada¡±. ??