Es un honor para m赤 proponer temas y prioridades en materia de seguridad internacional para el programa de Ban Ki-Moon durante su primer mandato como Secretario General de las Naciones Unidas. No obstante, es tambi谷n una perspectiva de enormes proporciones si se tiene en cuenta su contrastada experiencia en los 芍mbitos de las relaciones exteriores y la pol赤tica de seguridad internacional.
En lugar de intentar describir todos los aspectos del programa de seguridad internacional al que posiblemente deba enfrentarse, analizar谷 cuatro temas globales que probablemente afectar芍n a la capacidad de las Naciones Unidas de abordar las cuestiones fundamentales. Dichos temas son: la necesidad de intensificar el programa de seguridad y desarme internacional; la necesidad de contar con una estructura institucional s車lida que apoye el desarme; el riesgo de confiar en exceso en la adopci車n de decisiones por consenso y, finalmente, la importancia de colaborar activamente con las organizaciones no gubernamentales (ONG).
El programa de seguridad internacional y desarme reclama una atenci車n urgente. Los tratados fundamentales se encuentran en peligro de desintegraci車n y las amenazas a la seguridad mundial precisan una respuesta liderada por el Secretario General. Resulta fundamental mantener el r谷gimen de no proliferaci車n. Los Estados Miembros de las Naciones Unidas y el Organismo Internacional de Energ赤a At車mica (OIEA) han expresado su inquietud ante las perspectivas de desarrollo de armas nucleares por parte de la Rep迆blica Democr芍tica de Corea y el Ir芍n. Si contin迆an dichas perspectivas o si llegan a desplegar armas nucleares, podr赤a darse el caso de que otros pa赤ses de la regi車n se vieran presionados a seguir por el mismo camino. Para convencerles de que den marcha atr芍s, ser芍 necesaria una actuaci車n diplom芍tica de gran alcance a escala mundial, acompa?ada de pol赤ticas econ車micas y pol赤ticas basadas en el "palo y la zanahoria". Adem芍s, la India, el Pakist芍n e Israel siguen fuera del Tratado sobre la no proliferaci車n de las armas nucleares de 1968. Incluso aunque desearan adherirse al Tratado, s車lo podr赤an hacerlo en calidad de Estados no poseedores de armas nucleares. Y, a pesar de las propuestas creativas para desarrollar un r谷gimen paralelo para estos pa赤ses, se han mostrado reticentes a limitar sus programas de armamento nuclear.
Adem芍s, el r谷gimen de no proliferaci車n se ha visto debilitado por el incumplimiento, por parte de los Estados poseedores de armas nucleares, de los compromisos asumidos en el marco del Tratado y de aquellos formulados durante la Conferencia de las Partes del A?o 2000 encargada del examen del Tratado sobre la no proliferaci車n de las armas nucleares. Dichos compromisos inclu赤an la prohibici車n de llevar a cabo pruebas nucleares, el trabajo conjunto hacia la aplicaci車n del Tratado de prohibici車n completa de los ensayos nucleares, la b迆squeda de un Tratado de Cesaci車n de la Producci車n de Material Fisionable y la consecuci車n de un acuerdo renovado destinado a perseguir el desarme nuclear. Aunque no se trata de una panacea, las acciones acordadas en la Conferencia de las Partes del A?o 2000 siguen constituyendo un programa de progreso para los problemas relacionados con las armas nucleares. El Tratado sobre la no proliferaci車n de las armas nucleares y el r谷gimen de no proliferaci車n en su conjunto se encuentran en grave peligro debido al incumplimiento de las promesas realizadas por los Estados poseedores de armas nucleares.
Las armas peque?as y armas ligeras (APAL) representan asimismo una amenaza para la seguridad mundial. Seg迆n las estimaciones de Small Arms Survey, actualmente hay en circulaci車n m芍s de 600 millones de armas de fuego, que se utilizan para asesinar a cerca de 1.000 personas diarias.1 En 2005, el proyecto Ploughshares document車 32 conflictos abiertos en el mundo.2 Aunque tales conflictos no estuvieran causados necesariamente por las APAL, muy pocos podr赤an negar que los conflictos se ve赤an agravados por la disponibilidad general de dichas armas. El progreso mundial depende del liderazgo del Secretario General de Naciones Unidas.
Las iniciativas regionales referentes a las APAL est芍n avanzando. Numerosos acuerdos regionales y subregionales se concentran en las armas peque?as, incluida la Convenci車n de la Comunidad Econ車mica de los Estados del ?frica Occidental 2006, el Protocolo de Nairobi para la prevenci車n, el control y la reducci車n de las armas peque?as y ligeras de 2004, el Sistema centroamericano de c車digo de conducta de integraci車n para Am谷rica Central y el Protocolo sobre armas de fuego de la Comunidad del ?frica Meridional para el Desarrollo de 2001. Sin embargo, tambi谷n es fundamental actuar a escala mundial.
Ser芍 necesario el apoyo de las Naciones Unidas para ayudar al grupo de expertos gubernamentales que analizar芍n las perspectivas de un tratado mundial sobre el comercio de armas (lo que representa una empresa ambiciosa), aglutinando los esfuerzos a fin de limitar los da?os producidos por la transferencia incontrolada de armas convencionales. Asimismo, podr赤a aumentar la atenci車n sobre los derechos humanos y las normas humanitarias y, al tiempo, reducir las transferencias de armas a las regiones en conflicto. El grupo de expertos ha recibido el encargo de establecer "unas normas internacionales comunes para la importaci車n, exportaci車n y transferencia de armas convencionales". Un tratado de comercio de armas constituye un paso adelante prometedor y merece todo el apoyo del Secretario General.
Es necesario crear una estructura institucional s車lida para el desarme. La declaraci車n de la visi車n del Departamento de Asuntos de Desarme de las Naciones Unidas establece un poderoso marco para llevar a cabo esta tarea: "Creemos que el desarme promover芍 los intereses propios, la seguridad y los ideales comunes de todo el mundo sin distinci車n. Sin embargo, a pesar de los citados beneficios, el desarme contin迆a enfrent芍ndose a complejos desaf赤os de naturaleza pol赤tica y t谷cnica, que 迆nicamente podr芍n superarse mediante la actuaci車n humana deliberada, un s車lido apoyo institucional y la comprensi車n por parte del p迆blico en general. Este esfuerzo combinado recibe el nombre de desarme sostenible, y constituye nuestro objetivo fundamental."3
Resultar芍 complicado, si no imposible, progresar en estas cuestiones sin contar con una infraestructura sustancial en las Naciones Unidas para apoyar el desarme. El personal de desarme de las Naciones Unidas aporta experiencia profesional y proporciona asistencia t谷cnica para abordar una enorme variedad de problemas relacionados con el desarme y la no proliferaci車n de armas, desde las APAL hasta las grandes armas convencionales, as赤 como armas qu赤micas, biol車gicas y nucleares. El personal es asimismo la estructura fundamental para la labor de la Organizaci車n en materia de seguridad internacional y constituye una valiosa fuente de informaci車n para la amplia comunidad de analistas y activistas que trabajan en estos 芍mbitos. Es preciso fortalecer esta estructura institucional, en lugar de limitarse a mantenerla. La comunidad dedicada a la seguridad internacional vive una coyuntura cr赤tica, y es probable que un eventual debilitamiento de esta estructura redujera las perspectivas de lograr el desarme y plantease dudas sobre el compromiso de las Naciones Unidas en relaci車n con esta cuesti車n.
El consenso no deber赤a requerir unanimidad. Las reuniones y conferencias de las Naciones Unidas se desarrollan a menudo sobre la base del consenso, un objetivo admirable. Lamentablemente, numerosos foros de las Naciones Unidas han definido efectivamente el consenso como un mecanismo que requiere unanimidad. Esta interpretaci車n permite que un 迆nico Estado tenga la oportunidad de bloquear el progreso. En su informe de septiembre de 2005, Un concepto m芍s amplio de la libertad: desarrollo, seguridad y derechos humanos para todos, el ex Secretario General Kofi Annan afirmaba que el consenso "se ha convertido en un fin en s赤 mismo" y "obliga a la Asamblea [General] a limitarse a tratar aspectos generales, abandonando cualquier esfuerzo serio para actuar".4 La necesidad de alcanzar el consenso por unanimidad estaba llevando a la adopci車n de propuestas un tanto descafeinadas. Los riesgos de este enfoque tambi谷n han quedado de manifiesto con los desalentadores resultados de las conferencias internacionales celebradas recientemente. Por ejemplo, y principalmente como consecuencia de la intransigencia de los Estados Unidos de Am谷rica, la Conferencia encargada del examen de la cuesti車n de las armas peque?as de 2006 finaliz車 sin siquiera haber podido llegar a un acuerdo sobre el documento final.
Incluso en aquellos foros en los que no se requiere unanimidad, los Estados Unidos de Am谷rica han intentado obstruir el progreso, aunque en tales casos el impacto ha sido menor. Michael Spies, del Comit谷 de Abogados para la Pol赤tica Nuclear Inc., document車 los votos negativos de los Estados Unidos de Am谷rica en casi la mitad de las resoluciones aprobadas por la Asamblea General en 2006, incluidos los textos relativos al desarrollo de normas de cara a un futuro tratado sobre comercio de armas y a las propuestas formuladas sobre el seguimiento de las armas peque?as. S車lo los Estados Unidos de Am谷rica y la Rep迆blica Popular Democr芍tica de Corea votaron en contra de la resoluci車n que apoyaba un Tratado de prohibici車n completa de ensayos y condenaba el ensayo nuclear que aparentemente hab赤a llevado a cabo Corea del Norte.5 A pesar de ello, la Asamblea General fue capaz de lograr notables progresos con respecto a lo que ocurri車 en otras reuniones, como la Conferencia encargada del examen de la cuesti車n de las armas peque?as de 2006 y la Conferencia de las Partes del A?o 2005 encargada del examen del Tratado sobre la no proliferaci車n de las armas nucleares, debido, en gran medida, a que la Asamblea no exig赤a la unanimidad. Buscar el consenso es admirable, pero buscar la unanimidad no es realista. Si desean progresar, las Naciones Unidas deber芍n abandonar este asfixiante procedimiento.
Es importante establecer unas relaciones productivas con las ONG. Otro aspecto preocupante es el hecho de que las Naciones Unidas son extremadamente incoherentes en la medida en que aprovechan la ayuda que ofrecen las ONG, las cuales poseen una gran experiencia en aspectos que son motivos de inquietud para la Organizaci車n. Muchos grupos de expertos y conferencias se han estructurado de un modo que inhibe la participaci車n de estas organizaciones. En ciertos foros, las ONG se han visto obligadas a luchar, incluso, para poder formar parte de los procedimientos y, con frecuencia, su papel se ha limitado a realizar presentaciones de una 迆nica sesi車n en conferencias cuya duraci車n se prolongaba durante semanas. Por el contrario, la colaboraci車n entre las Naciones Unidas y las ONG en materia de educaci車n para el desarme y la no proliferaci車n de armas constituye un ejemplo de los enormes beneficios que pueden obtenerse de la plena cooperaci車n con estas organizaciones.
Las Naciones Unidas y las ONG han realizado un esfuerzo plenamente cooperativo en el 芍mbito de la educaci車n para el desarme y la no proliferaci車n de armas, lo que representa un excelente ejemplo del potencial inherente a esta relaci車n. Este esfuerzo comenz車 con el trabajo del Grupo Gubernamental de Expertos en Educaci車n para el Desarme y la no Proliferaci車n, que la Asamblea General cre車 en diciembre de 2000. Este Grupo recibi車 las aportaciones de m芍s de 70 institutos de investigaci車n, instituciones educativas, ONG y museos de m芍s de 40 pa赤ses, y distribuy車 el borrador de su informe entre expertos externos para su examen, al tiempo que el personal de Naciones Unidas trabajaba intensamente para integrar las variadas respuestas y sugerencias que se recib赤an. Esta colaboraci車n comenz車 cuando el Grupo se encontraba todav赤a en las fases de planificaci車n y ha continuado despu谷s de que dicho Panel presentara su informe.
Los representantes de las ONG se mostraban particularmente interesados en que el Grupo examinara de forma equilibrada los programas dise?ados a corto, medio y largo plazo, as赤 como aquellos que requer赤an recursos de diversos tipos. Los miembros del Grupo aceptaron y utilizaron este enfoque para estructurar sus recomendaciones. Tanto los representantes como los miembros del Grupo destacaron asimismo la importancia de ocuparse de las armas convencionales, as赤 como de las qu赤micas, las biol車gicas y las nucleares. Desde el principio del proceso result車 evidente que los resultados deben ser accesibles para los pa赤ses tanto del norte como del sur del planeta. El informe del Grupo cumpli車 todos estos objetivos.
Contin迆a el esfuerzo por mejorar la educaci車n sobre el desarme y la no proliferaci車n, aunque ha sido complicado obtener los recursos necesarios para la plena aplicaci車n de las recomendaciones del Grupo. Por ejemplo, el establecimiento de un consorcio internacional "de especialistas y representantes de la sociedad civil, con los que trabajar en paralelo y como complemento de los esfuerzos realizados en el 芍mbito del desarme y la no proliferaci車n internacionales" ha carecido de una financiaci車n suficiente. Si se desea que esta empresa y otras asociadas puedan prosperar, ser芍 preciso garantizar el apoyo institucional y financiero de las Naciones Unidas.
Los Estados Miembros, las organizaciones internacionales y acad谷micas y las ONG son protagonistas esenciales en el camino hacia el desarme mundial, cuyo 谷xito depender芍 de su colaboraci車n y del liderazgo del Secretario General. Contando con su ayuda, conf赤o en que podremos avanzar en todas las cuestiones expuestas. Me uno a los ciudadanos de todo el mundo para desearle los mayores 谷xitos en todos sus esfuerzos.
Notas
1
2 Proyecto Ploughshares, "Armed Conflicts Report 2006" (.
htm#Preface)
3 Declaraci車n de la visi車n del Departamento de Asuntos de Desarme de Naciones Unidas ()
4 Un concepto m芍s amplio de la libertad: desarrollo, seguridad y derechos humanos para todos ()
5 Michael Spies, "Growing U.S. Isolation at the United Nations on Disarmament and Security", Committ谷e on Nuclear Policy Inc. ()
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La Cr車nica?ONU??no?constituye un registro oficial. Tiene el privilegio de acoger a los altos funcionarios de las Naciones Unidas, as赤 como a distinguidos colaboradores de fuera del sistema de las Naciones Unidas cuyas opiniones no son necesariamente las de las Naciones Unidas. Del mismo modo, las fronteras y los nombres que se muestran y las designaciones utilizadas en los mapas o en los art赤culos no implican necesariamente un apoyo o una aceptaci車n por parte de las Naciones Unidas.?