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4 de mayo de 2020

En diciembre de 2013, la Comisi¨®n de Inversiones en Salud (CIH, por sus siglas en ingl¨¦s), un grupo internacional de 25?expertos en econom¨ªa y salud global, public¨® su informe?. El informe expon¨ªa un plan ambicioso, pero viable, en favor de los pobres para transformar la salud global hasta 2035 mediante la reducci¨®n de las muertes evitables debidas a infecciones y enfermedades maternas e infantiles, haciendo frente al aumento global de las enfermedades no transmisibles y logrando una cobertura sanitaria universal. 

La Comisi¨®n sostuvo que el plan ten¨ªa que incluir preparaci¨®n ante pandemias. "Est¨¢ aumentado la preocupaci¨®n", afirm¨® la CIH, "respecto a la posibilidad de que el mundo se enfrente pronto a una pandemia global especialmente mort¨ªfera, similar a la pandemia de gripe de 1918, que afecte desproporcionadamente a las poblaciones pobres". El aviso de la CIH fue prof¨¦tico. A d¨ªa de hoy, la pandemia de COVID-19 no ha pasado por alto a casi ning¨²n pa¨ªs. La OMS??que, a 4 de mayo de 2020, se hab¨ªan confirmado m¨¢s de 3,4?millones de casos y se hab¨ªan producido m¨¢s de 239.740?muertes. 

La epidemia de ¨¦bola de 2014-2016 expuso una antigua debilidad 

Solo 13?d¨ªas despu¨¦s de la publicaci¨®n de?Salud global 2035, un beb¨¦ de 18?meses en Guinea empez¨® a desarrollar fiebre y v¨®mitos y muri¨® dos d¨ªas despu¨¦s. Fue el primer caso de lo que acab¨® siendo la??en ?frica Occidental. La epidemia expuso lo poco preparado que estaba el "sistema" de salud internacional para gestionar un importante brote, as¨ª como la necesidad urgente de reformarlo. 

Las capacidades sanitarias nacionales, regionales y globales demostraron?. Aunque la epidemia impuls¨® un cierto n¨²mero de reformas, como el lanzamiento de la?, que financia el desarrollo de vacunas contra epidemias, estos esfuerzos se quedaron cortos para evitar la devastaci¨®n que provoc¨® la COVID-19. 

A d¨ªa de hoy, muchos pa¨ªses siguen sumidos en la crisis, haciendo todo lo que pueden para controlar los brotes de COVID-19 con medidas de distanciamiento social, detecci¨®n y aislamiento de casos y tratamiento de pacientes en hospitales. Una vez superada la fase de crisis, tendr¨¢n que mejorar las capacidades del sistema de salud p¨²blico para evitar el agravamiento de la COVID-19 y estar preparados para futuras pandemias. 

?Qu¨¦ har¨¢ falta para modernizar los sistemas de salud p¨²blicos a fin de lograr esa preparaci¨®n? La modernizaci¨®n requerir¨¢ de acciones a m¨²ltiples niveles del sistema de salud. 

Fortalecimiento de los sistemas de salud nacionales 

Los sistemas de salud nacionales son la primera l¨ªnea de defensa contra los brotes. No obstante, suelen recibir menos fondos de los necesarios, lo que genera importantes brechas en el personal sanitario, las infraestructuras, los sistemas de informaci¨®n sanitaria y las cadenas de suministro. Muchos de los pa¨ªses que lograron contener con ¨¦xito sus olas de COVID-19 a nivel nacional, como?, hab¨ªan abordado previamente las deficiencias que hab¨ªa puesto de manifiesto??o el??haciendo mayores inversiones en estos sistemas de defensa. ? 

Todos los sistemas de salud nacionales deben fortalecer un conjunto de??de preparaci¨®n y respuesta ante pandemias. Estas capacidades incluyen el establecimiento de sistemas integrales de vigilancia para detectar de manera fiable y r¨¢pida enfermedades humanas y animales, as¨ª como la formaci¨®n de personal sanitario que pueda llevar a cabo tareas de gesti¨®n de emergencias y riesgo de desastres. Un requisito fundamental, aunque suele ignorarse, es contar con un sistema de atenci¨®n primaria que permita el rastreo de contactos, la vigilancia y la generaci¨®n de evidencias, y que dote de personal de primera l¨ªnea. Igualmente, los sistemas de salud a nivel subnacional y comunitario desempe?an un papel crucial en la contenci¨®n de los brotes y en la coordinaci¨®n y la comunicaci¨®n entre gobiernos nacionales y subnacionales. 

Si modernizamos nuestros sistemas de salud nacionales de esta forma, mejorar¨¢ su?; es decir, la capacidad de mantener su actividad principal durante una crisis. Los sistemas resilientes son capaces de hacer frente a los picos en la demanda que traen consigo las pandemias; por ejemplo, desplegando r¨¢pidamente a trabajadores sanitarios de refuerzo. Mejorar la resiliencia exige que se aborden proactivamente las deficiencias del sistema. 

Cooperaci¨®n regional y global 

M¨¢s all¨¢ del fortalecimiento de los sistemas de salud de cada pa¨ªs individualmente, ser¨¢ necesaria una cooperaci¨®n regional intensificada. Los?, establecidos para "mejorar la vigilancia, la respuesta ante emergencias y la prevenci¨®n de enfermedades infecciosas", han mostrado el valor de esta respuesta regional. 

A nivel global y supranacional, el brote de ¨¦bola de 2014-2016 puso de manifiesto los puntos d¨¦biles de lo que la CIH llama "funciones globales", actividades sanitarias a nivel mundial que abordan retos transnacionales para la salud con beneficios transnacionales. Cuando comenz¨® el brote, no exist¨ªa ninguna vacuna, tratamiento ni prueba diagn¨®stica r¨¢pida para el ¨¦bola debido a la escasa financiaci¨®n que recibe el desarrollo de productos sanitarios globales. El sistema de vigilancia y respuesta mundial funcionaba de manera inadecuada.?El Director General de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) encarg¨® a un grupo de expertos independientes que evaluaran la respuesta global de la organizaci¨®n al ¨¦bola. La conclusi¨®n fue que la OMS no fue capaz de ofrecer una respuesta sanitaria p¨²blica de emergencia completa, debido en parte a la falta perpetua de financiaci¨®n para sus responsabilidades principales. 
 
La pandemia de COVID-19 nos ha ense?ado que necesitamos aumentar el apoyo de estas funciones globales. Cuando se produce un brote importante, la financiaci¨®n para la respuesta y la preparaci¨®n ante pandemias aumenta temporalmente, pero luego??una vez contenida la ola. Estas fluctuaciones en la financiaci¨®n se conocen como "". La modernizaci¨®n del sistema de salud mundial para una mejor preparaci¨®n ante pandemias requerir¨¢ de mayores inversiones en los siguientes ¨¢mbitos: (i) investigaci¨®n y desarrollo (I+D) para desarrollar medicamentos, vacunas y medios de diagn¨®stico contra enfermedades infecciosas emergentes; (ii) acopio de herramientas de control de pandemias, como equipos de protecci¨®n individual para trabajadores sanitarios; (iii) desarrollo de la "capacidad de refuerzo" global para permitir la fabricaci¨®n de emergencia de vacunas; y (iv) financiaci¨®n de la OMS para que pueda llevar a cabo sus deberes principales. 

El "precio" de la modernizaci¨®n 

La modernizaci¨®n antes mencionada exigir¨¢ sin duda nuevas inversiones en el ¨¢mbito nacional, regional y global, m¨¢s all¨¢ de los niveles actuales de gasto: 

• La??estima que se necesitan 3.400?millones de d¨®lares anuales m¨¢s para reforzar la preparaci¨®n de los sistemas de salud nacionales espec¨ªficamente ante las pandemias. Este dato no incluye los costes del refuerzo de los sistemas de atenci¨®n primaria de forma m¨¢s general. 
• La Junta de Vigilancia Mundial de la Preparaci¨®n??que se necesitan 250?millones de d¨®lares al a?o para fortalecer la vigilancia regional. 
• La CIH??que se necesitan en torno a 7.000?millones de d¨®lares para reforzar las diversas funciones globales cr¨ªticas, como I+D para enfermedades desatendidas y emergentes y el refuerzo de las actividades b¨¢sicas de la OMS. 

El precio de aproximadamente 11.000?millones de d¨®lares anuales es bajo comparado con las devastadores consecuencias sanitarias, sociales y econ¨®micas de la COVID-19, incluida la p¨¦rdida econ¨®mica global estimada de??solo en 2020. Es probable que el retorno de esta inversi¨®n anual de 11.000?millones de d¨®lares sea uno

La °ä°ù¨®²Ô¾±³¦²¹?°¿±·±«? no?constituye un registro oficial. Tiene el privilegio de acoger a los altos funcionarios de las Naciones Unidas, as¨ª como a distinguidos colaboradores de fuera del sistema de las Naciones Unidas cuyas opiniones no son necesariamente las de las Naciones Unidas. Del mismo modo, las fronteras y los nombres que se muestran y las designaciones utilizadas en los mapas o en los art¨ªculos no implican necesariamente un apoyo o una aceptaci¨®n por parte de las Naciones Unidas.?