26 de abril de 2024

Hace treinta a?os, la comunidad internacional se reunió en El Cairo, Egipto, para la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo (CIPD) de 1994 y aprobó un ambicioso plan de acción que cambiaría la forma en que el mundo ve los temas demográficos. Sin embargo, hoy en día, las crecientes desigualdades, las crisis prolongadas y la retirada del multilateralismo amenazan el legado de este logro histórico, y el progreso corre el riesgo de estancarse o incluso revertirse.

No fue fácil para los gobiernos asumir compromisos en materia de población en 1994, dados los desafíos que enfrentaba el mundo en ese momento. Las negociaciones tuvieron lugar en medio de la epidemia de SIDA y acalorados debates sobre el aborto, mientras el . Sin embargo, el multilateralismo prevaleció en El Cairo y 179 gobiernos se comprometieron con un que colocó las cuestiones de población y los derechos reproductivos en el centro de las agendas de desarrollo de los países. El Programa de Acción fue reforzado por planes de acción a nivel nacional, un marco de rendición de cuentas y una estimación de los recursos necesarios para garantizar un progreso global significativo en una variedad de cuestiones demográficas.

En aquel momento, muchos consideraron que el camino elegido en la Conferencia era controvertido. Alejó a los países de la planificación demográfica vertical y se centró en cambio en los derechos humanos y el bienestar como objetivos centrales del desarrollo. La salud sexual y reproductiva, los derechos reproductivos, la igualdad de género, la sostenibilidad ambiental y la cooperación internacional se codificaron como elementos integrales para abordar las cuestiones demográficas y lograr los objetivos de desarrollo articulados por los gobiernos.

Tres décadas después, el Programa de Acción de la CIPD ha demostrado ser un éxito notable. La mortalidad materna ha , el número de mujeres que utilizan anticonceptivos se ha duplicado y la mortalidad infantil . Países de todo el mundo han integrado las cuestiones demográficas en sus estrategias de desarrollo, y el compromiso asumido por los gobiernos con la recopilación de datos ha permitido a los responsables de las políticas tomar decisiones informadas sobre los programas y políticas que ofrecen el mayor beneficio a sus pueblos.

Sin embargo, si bien el progreso ha sido significativo, debemos reconocer que también ha sido desigual. Muchas personas, especialmente aquellas de grupos marginados, no han experimentado los mismos beneficios del desarrollo social y económico. Por primera vez en décadas, los logros en materia de desarrollo se han desmoronado, erosionando los avances logrados con tanto esfuerzo y amenazando la seguridad y la salud de las poblaciones. y desde 2016 el mundo . Mientras que el mundo enfrenta una serie de nuevos desafíos (desde conflictos violentos hasta la crisis climática), el progreso puede estancarse más o, peor aún, revertirse.

El Secretario General de las Naciones Unidas, Boutros Boutros-Ghali (cuarto desde la derecha), saluda al Presidente Hosni Mubarak de Egipto a su llegada a la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo, El Cairo, Egipto, 5 de sept. 1994

Ahora que los logros de la conferencia de El Cairo están en peligro, el marco de población y desarrollo es más relevante que nunca. A finales de abril de 2024, los países se reunirán para revisar los avances realizados en la agenda de la CIPD durante la sesión anual de la Comisión de Población y Desarrollo. El contexto demográfico varía ampliamente en todo el mundo. Los países con niveles persistentemente altos de fertilidad están lidiando con los desafíos del rápido crecimiento demográfico y trabajando para encontrar los recursos necesarios para invertir en atención médica, educación e infraestructura. Mientras tanto, los países que experimentan períodos prolongados de fertilidad muy baja se enfrentan al rápido envejecimiento de sus poblaciones y, en un número creciente de países, a una disminución de la población.

Si bien nuestras tendencias demográficas divergen, nuestros destinos siguen entrelazados. La planificación y la implementación específicas, arraigadas en los principios de derechos humanos, pueden abordar cuestiones tanto desde el punto de vista nacional como globalmente. Para este proceso son esenciales los datos desglosados, que revelan dónde están fallando los sistemas de apoyo en ciertos segmentos de la sociedad, ya sea por motivos de género, raza, sexualidad, discapacidad u otras características personales. Equipados con este conocimiento, podemos invertir sabiamente en programas personalizados para garantizar soluciones justas y efectivas para todos.

Una vez más, necesitamos que prevalezca el poder del multilateralismo. Si queremos alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, debemos centrarnos en los últimos pasos que son necesarios para apoyar a los más difíciles de alcanzar. La cooperación internacional es esencial para mantener el impulso de las últimas décadas, extender los logros del desarrollo a los más marginados y coordinar la acción global en temas como el cambio climático y la migración segura. Protejamos el legado de la CIPD y aseguremos que las generaciones venideras puedan disfrutar de un progreso aún mayor.

 

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