Desde el principio de los tiempos, hemos tratado la naturaleza como si fuera un proveedor de servicios gratuito e ilimitado. Hacemos senderismo por bosques, nadamos en oc¨¦anos y utilizamos sin pens¨¢rnoslo dos veces sus recursos. Pero, aunque no paguemos nada por estos bienes y servicios, est¨¢n bien lejos de tener valor cero.
De hecho, la pandemia del COVID-19 nos ha forzado a muchos de nosotros a darnos cuenta de que no hemos valorado lo suficiente la naturaleza durante mucho tiempo.
Sin embargo, ?por qu¨¦ hemos actuado como si la naturaleza fuera gratuita y sin l¨ªmites? Parte se debe a la manera en que medimos el progreso. En los ¨²ltimos 75 a?os, los pol¨ªticos han empleado el Producto Interior Bruto (PIB) para medir el ¨¦xito y el bienestar.
A pesar de que el PIB es un buen indicador del rendimiento econ¨®mico, tiene sus limitaciones. No tiene en consideraci¨®n el valor de los recursos naturales o de los ecosistemas. Recurriendo a un ejemplo extremista, si talamos millones de hect¨¢reas de bosques y vendemos su madera, el PIB subir¨¢. Sin embargo, sabemos que talar millones de hect¨¢reas de bosques conllevar¨¢ consecuencias terribles.
Las estad¨ªsticas como el PIB son las lentas a trav¨¦s de las cuales miramos el mundo y construimos nuestras pol¨ªticas. Dicho esto, la crisis clim¨¢tica y de biodiversidad son un claro signo de que necesitamos cambiar las estad¨ªsticas que utilizamos. Afortunadamente, se acerca un cambio, y no se adelante ni un segundo.
Este mes, el??adoptar¨¢ un nuevo marco que permitir¨¢ a los pa¨ªses ir m¨¢s all¨¢ del PIB y hacer que la naturaleza por fin cuente.??har¨¢ que los pa¨ªses puedan medir su capital natural y entender la enorme contribuci¨®n que la naturaleza ha hecho a nuestra prosperidad y la importancia que tiene protegerla.
Al complementar el PIB con estad¨ªsticas del SCAE, los pol¨ªticos podr¨¢n tomar mejores decisiones econ¨®micas sobre los recursos naturales y los ecosistemas, algo que ser¨¢ una parte esencial para recuperarse del COVID-19 de manera sostenible.