Beneficios y oportunidades de la transformaci¨®n digital
En 2012, el Foro Econ¨®mico Mundial se?al¨® que mediante el an¨¢lisis de las tendencias del uso de tel¨¦fonos m¨®viles, un equipo de investigadores de San Francisco es capaz de predecir la magnitud de un brote de una enfermedad en medio mundo1. La mayor¨ªa de los pa¨ªses no lograron percatarse de la importancia de este punto y, sin embargo, la aparici¨®n de la pandemia de COVID-19 los ha llevado a pelearse por desarrollar aplicaciones de rastreo y localizaci¨®n.
Actualmente existe una comprensi¨®n mucho m¨¢s amplia de la funci¨®n clave que desempe?an tecnolog¨ªas avanzadas como la inform¨¢tica y la inteligencia artificial (IA) a la hora de ofrecer soluciones para la gesti¨®n de la pandemia. Estas incluyen el rastreo de personas posiblemente infectadas; el rastreo de contactos; la prestaci¨®n espec¨ªfica de atenci¨®n de salud; y la capacidad de vincular distintas bases de datos para obtener tendencias importantes, tales como el estado de salud y el historial de viajes reciente.
Es evidente que estas medidas pueden resultar efectivas. si tan solo el 56?% de la poblaci¨®n de un pa¨ªs utilizase una aplicaci¨®n de rastreo, la epidemia de COVID-19 podr¨ªa contenerse en su mayor¨ªa.
Sin embargo, el problema radica en que este enfoque plantea dudas con respecto a la privacidad, motivo por el cual ha tenido una diversa acogida en las democracias occidentales. Una cuesti¨®n particularmente importante es si la informaci¨®n personal se almacena de manera externa en lugar de dentro del tel¨¦fono de una persona. Por tanto, es importante tener en cuenta tanto la viabilidad t¨¦cnica como la aceptabilidad social de determinados enfoques.
Las elecciones econ¨®micas son igual de importantes. La pandemia ha provocado una migraci¨®n sorprendentemente r¨¢pida hacia la ense?anza y la educaci¨®n en l¨ªnea, el teletrabajo, las reuniones y conferencias virtuales, as¨ª como hacia la administraci¨®n, la realizaci¨®n de compras y la socializaci¨®n digitales. Las noticias, la informaci¨®n, el entretenimiento, el asesoramiento m¨¦dico y pr¨¢cticamente cualquier otro servicio se han vuelto m¨¢s frecuentes en l¨ªnea. Ahora es probable que este cambio sea irreversible, puesto que numerosas empresas, organismos gubernamentales, universidades, minoristas y personas han disfrutado de las ganancias en eficiencia y las reducciones de costos que conlleva una forma de operar mucho m¨¢s distribuida.
La convergencia tecnol¨®gica, que comenz¨® unos a?os antes de la pandemia, desarroll¨® el marco en el que se encuadra la actual transformaci¨®n. Esta alteraci¨®n se inici¨® en el sector de las comunicaciones, que en su d¨ªa hab¨ªa sido moldeado exclusivamente por parte de las ¨¦lites de los sectores de la radiodifusi¨®n y los medios impresos. Actualmente, se caracteriza por una difusi¨®n del poder que ha dado lugar a periodistas ciudadanos, facebookers, tuiteros, blogueros y videoblogueros. Por tanto, las noticias, la informaci¨®n y el entretenimiento ya no constituyen ¨¢mbitos exclusivos de los distribuidores y creadores de contenido tradicionales. Actualmente, una persona promedio es, al mismo tiempo, consumidor y creador de contenido, y es capaz de compartir su perspectiva y su visi¨®n del mundo desde cualquier aldea conectada situada en cualquier parte del mundo.
Los desaf¨ªos de la transformaci¨®n digital
A medida que la poblaci¨®n avanza hacia una mayor dependencia de las fuentes en l¨ªnea, tambi¨¦n se vuelve m¨¢s susceptible al contenido nocivo. Una parte de esto se ha vuelto m¨¢s evidente por la propaganda que incita al racismo, las teor¨ªas de la conspiraci¨®n, la violencia y la radicalizaci¨®n. Sin embargo, una parte de ella es mucho m¨¢s sutil, e incluye la forma en que los algoritmos de la inteligencia artificial (IA) segregan a la humanidad en ¡°burbujas¡± en las que dejan de escucharse las opiniones discrepantes. Con el paso del tiempo, esto puede debilitar la base sobre la que se sustentan los valores compartidos y la tolerancia dentro de una sociedad al desgarrar el propio tejido democr¨¢tico.
La dificultad que tienen los ciudadanos a la hora de distinguir entre las noticias falsas (las cuales no tardar¨¢n en agravarse debido a los ultrafalsos) y las fuentes de informaci¨®n fiables da lugar a lo que el Secretario General de las Naciones Unidas describe como un ¡°trastorno por d¨¦ficit de confianza¡±
La Comisi¨®n Mundial de ?tica del Conocimiento Cient¨ªfico y la Tecnolog¨ªa (COMEST) ha llamado la atenci¨®n sobre la funci¨®n que desempe?a la IA en la selecci¨®n de la informaci¨®n y las noticias que lee la gente, la m¨²sica que escucha y las decisiones que toma, as¨ª como en lo relativo a su interacci¨®n y a su compromiso pol¨ªticos. Antes de la pandemia, el Panel de Alto Nivel sobre la Cooperaci¨®n Digital del Secretario General de las Naciones Unidas se?al¨® que cada vez delegamos m¨¢s decisiones en los sistemas inteligentes, desde c¨®mo llegar al trabajo hasta qu¨¦ cenar2. Bajo esta cuesti¨®n subyace la preocupaci¨®n de que los sistemas de IA que emplean las empresas tecnol¨®gicas sean ¡°cajas negras¡± que abren un abismo de informaci¨®n entre las empresas tecnol¨®gicas y todos los dem¨¢s, incluidos los encargados de formular pol¨ªticas y los reguladores3.
La informaci¨®n se crea, se distribuye y se acumula en una escala sin precedentes, pero la mayor parte de la gente no sabe cu¨¢ndo ni conoce la naturaleza o la medida en que se almacena, se consulta y se comparte la informaci¨®n sobre ella. Esta deficiencia es una de las preocupaciones m¨¢s apremiantes dentro de nuestra transici¨®n hacia un mundo en el que la gente desarrolla relaciones de confianza m¨¢s profundas y cercanas con los dispositivos ¡°inteligentes¡± controlados por una IA. David Leslie, del Alan Turing Institute, se?ala que, al igual que sucede con cualquier otra tecnolog¨ªa nueva y de r¨¢pida evoluci¨®n, una curva de aprendizaje pronunciada implica que se cometer¨¢n fallos y errores de c¨¢lculo y que, inevitablemente, se producir¨¢n efectos nocivos e imprevistos; en ese sentido, la IA no es ninguna excepci¨®n4.
La dificultad que tienen los ciudadanos a la hora de distinguir entre las noticias falsas (las cuales no tardar¨¢n en agravarse debido a los ultrafalsos) y las fuentes de informaci¨®n fiables da lugar a lo que el Secretario General de las Naciones Unidas describe como un ¡°trastorno por d¨¦ficit de confianza¡±5. Por ejemplo, como resultado del aumento de la confianza en los temas del momento generados por una IA, la Organizaci¨®n Mundial de la Salud ha tenido que enfrentarse a una infodemia adem¨¢s de a la COVID-19, puesto que mucha gente en riesgo de contraer el virus no era consciente de la cantidad de informaci¨®n sobre la pandemia que era incorrecta, deliberadamente enga?osa o maliciosa. El Bur¨® Federal de Investigaciones de los Estados Unidos de Am¨¦rica ha informado de que el volumen de ciberfraude se ha multiplicado por cuatro; aprovech¨¢ndose de la crisis, los estafadores ofrec¨ªan asesoramiento falso sobre la COVID-19 para persuadir a los destinatarios a que hiciesen clic en sus enlaces, lo que les permit¨ªa descargar un programa malicioso y recabar informaci¨®n personal y financiera.
Otras preocupaciones cada vez m¨¢s apremiantes incluyen la concentraci¨®n de la titularidad de las plataformas, los millones de personas que se han dejado atr¨¢s y que no est¨¢n conectados o que carecen de competencias digitales para ser competitivos, y el hecho de que la mayor¨ªa de marcos regulatorios sobre los medios de comunicaci¨®n actualmente se encuentran muy desactualizados en este nuevo mundo de cambios tecnol¨®gicos intensificados. Por ejemplo, la mayor parte de las normas legales contin¨²an operando exclusivamente en el plano nacional, incluso aunque ahora las empresas locales compitan con proveedores extranjeros infinitamente m¨¢s grandes y, en su mayor parte, no reglamentados.
Dado que el volumen de material que actualmente se sube cada minuto supera en gran medida a la capacidad de la mayor¨ªa de reguladores de controlar m¨¢s que una fracci¨®n del contenido nocivo, una parte esencial de la soluci¨®n consiste en depositar una mayor confianza en los ciudadanos. Los reguladores deben asumir una nueva funci¨®n a la hora de garantizar que los ciudadanos puedan adquirir los conocimientos y las competencias necesarios para utilizar plenamente los recursos digitales mientras se protegen contra el contenido malicioso, nocivo e inadecuado.
El mandato para la alfabetizaci¨®n medi¨¢tica e informacional
El prop¨®sito de la alfabetizaci¨®n medi¨¢tica e informacional (AMI) consiste en empoderar a los usuarios de la tecnolog¨ªa a trav¨¦s del aprendizaje continuo y la adquisici¨®n de conocimientos acerca de las funciones de los medios de comunicaci¨®n; los mecanismos para la creaci¨®n y distribuci¨®n de contenidos; los efectos de los medios de comunicaci¨®n; los derechos de las personas a la informaci¨®n y de expresi¨®n; las responsabilidades de aquellos que utilizan, arbitran y controlan los medios de comunicaci¨®n; as¨ª como un dise?o y un uso ¨¦ticos de las tecnolog¨ªas nuevas y emergentes.
Resulta especialmente importante que la gente entienda la funci¨®n de los sistemas de IA con los que interact¨²a, y que existen consideraciones y expectativas ¨¦ticas en torno al uso de dichos sistemas. Deben estar alerta ante la posibilidad de una manipulaci¨®n de los medios de comunicaci¨®n y las se?ales que sugieren la penetraci¨®n de redes terroristas o criminales en los medios sociales. Asimismo, los consumidores de contenido digital deben ser capaces de identificar riesgos como el ciberacoso, la venganza pornogr¨¢fica, la adicci¨®n a Internet y otros usos problem¨¢ticos de la red, adem¨¢s de dar respuesta a ellos.
Para promover la AMI, los reguladores y los encargados de formular pol¨ªticas deben trabajar con los creadores de contenido, la sociedad civil y los operadores de redes y plataformas para alentar el desarrollo de una verificaci¨®n de datos m¨¢s r¨¢pida y fiable, unas normas m¨¢s exigentes y una mayor confianza en el periodismo, as¨ª como una promoci¨®n especial de los programas de AMI que se centren en los j¨®venes desencantados para ayudar a evitar su radicalizaci¨®n y reclutamiento por parte de organizaciones terroristas y criminales.
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Con el fin de proteger la democracia, la transici¨®n hacia una sociedad y una econom¨ªa digitales debe ir acompa?ada de una revoluci¨®n en el ¨¢mbito de la alfabetizaci¨®n medi¨¢tica e informacional. Esta causa obtendr¨ªa una enorme promoci¨®n si la Asamblea General de las Naciones Unidas diese su visto bueno y declarase la semana del 24 al 31 de octubre como la Semana Mundial de la Alfabetizaci¨®n Medi¨¢tica e Informacional. Esto ser¨ªa acorde con una designaci¨®n similar realizada en 2019 por la Conferencia General de la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas para la Educaci¨®n, la Ciencia y la Cultura, la cual adopt¨® por unanimidad una sobre dicha cuesti¨®n.
Notas
1 Foro Econ¨®mico Mundial, ¡°Big data, big impact: New possibilities for international development¡± (Ginebra, 2012), p. 3. Disponible en: .
2 The Age of Digital Interdependence, Report of the United Nations Secretary-General¡¯s High-level Panel on Digital Cooperation (Nueva York, 2019), p.?17. Disponible en /en/pdfs/DigitalCooperation-report-for%20web.pdf.
3 Urs Gasser y Virgilio A.?F. Almeida, ¡°A layered model for AI governance¡±, IEEE Internet Computing, vol. 21, N.¡ã 6 (noviembre, diciembre de 2017), p.?p. 58¨C62. Disponible en .
4 David Leslie, Understanding artificial intelligence ethics and safety: A guide for the responsible design and implementation of AI systems in the public sector (Londres, The Alan Turing Institute, 2019), p.?3. Disponible en .
5 The Age of Digital Interdependence, Report of the United Nations Secretary-General¡¯s High-level Panel on Digital Cooperation, p.?18.
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La Cr¨®nica?ONU??no?constituye un registro oficial. Tiene el privilegio de acoger a los altos funcionarios de las Naciones Unidas, as¨ª como a distinguidos colaboradores de fuera del sistema de las Naciones Unidas cuyas opiniones no son necesariamente las de las Naciones Unidas. Del mismo modo, las fronteras y los nombres que se muestran y las designaciones utilizadas en los mapas o en los art¨ªculos no implican necesariamente un apoyo o una aceptaci¨®n por parte de las Naciones Unidas.?