La pandemia de COVID-19 ha golpeado al turismo mundial más que a ningún otro sector importante de la economía. En un esfuerzo por contener la propagación del virus y proteger a los ciudadanos, países de todo el mundo impusieron restricciones sobre los viajes internacionales, lo que paralizó el turismo prácticamente de la noche a la ma?ana. De hecho, en el pico del confinamiento, la Organización Mundial del Turismo (OMT) de las Naciones Unidas descubrió que el 100?% de los destinos mundiales habían cerrado completamente sus fronteras a los turistas o habían introducido estrictas medidas como una cuarentena obligatoria para los recién llegados.
La repentina e inesperada caída en las llegadas de turistas también suspendió los muchos beneficios sociales y económicos que trae consigo el turismo. A nivel global, uno de cada diez puestos de trabajos corresponde al turismo y el 80 % de la industria está formada por peque?as empresas, incluidos negocios familiares. Al inicio de la crisis, la OMT dibujó tres posibles escenarios para el turismo en 2020, según cuándo y en qué medida se levantaran las restricciones a los desplazamientos. Si bien parece que esquivaremos el peor escenario, se espera que las llegadas globales de turistas se reduzcan en un 70?% este a?o en comparación con 2019.
El efecto dominó será significativo.?. Por otra parte, es probable que la caída de las cifras del turismo se traduzca en la pérdida de 120?millones de puestos de trabajo. Y, como suele ocurrir, los más vulnerables serán los que más sufrirán, como las mujeres y los jóvenes, para quienes el turismo es una fuente importante de oportunidades, así como para quienes trabajan en la economía informal.
Los países en desarrollo, en peligro
Ningún país ha salido indemne de la pandemia, tampoco en lo que respecta al turismo. No obstante, sus efectos se sentirán con mayor intensidad en los destinos que más dependen de este sector para su supervivencia y su bienestar económico. Para la mayoría de peque?os Estados insulares en desarrollo (PEID), así como para los países menos desarrollados, en particular los africanos, el turismo es un balón de oxígeno. De media,?para los PEID, el turismo representa el 30?% de los ingresos procedentes de las exportaciones y en algunos casos esta cifra es muy superior. De hecho, en Palau, el último miembro de la OMT, que se incorporó oficialmente en 2019, el turismo genera el 90?% de todas sus exportaciones.
Tal como deja claro el informe de políticas del Secretario General de las Naciones Unidas "COVID-19 y la transformación del turismo", el verdadero coste del impacto de la pandemia sobre el turismo no se puede medir solamente en datos del PIB ni cifras de empleo. Debido a su naturaleza transversal única, pues toca casi todas las vertientes de la sociedad moderna, el turismo es un factor contribuyente esencial a la amplia misión de las Naciones Unidas, incluida la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Una vez más, como gran fuente de empleo femenino, el turismo lidera el camino hacia la igualdad de género. Al mismo tiempo, el turismo se sitúa a la cabeza de las actividades que contribuyen a la promoción y la protección del patrimonio cultural y natural, que se encuentra en peligro, como los ecosistemas y la fauna que atrae a visitantes hacia países en desarrollo.
Cooperación y respuesta conjunta
Antes de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarara oficialmente la COVID-19 como pandemia, la OMT reconoció tanto la vulnerabilidad única del turismo como su potencial de impulsar una recuperación social más amplia una vez superada la crisis sanitaria. La visita de una delegación de la OMT a la sede de la OMS en Ginebra sentó la bases de la??que ha definido la respuesta del turismo a un reto sin precedentes.
Esto, a su vez, se sumó a los esfuerzos por intensificar la promoción de los intereses del sector turístico al nivel político más alto, en especial en la Comisión Europea a principios de a?o, para asegurar que el turismo se sitúa en el centro del Nuevo Pacto Verde Europeo planificado y que sale a colación en las reuniones más recientes de las naciones del G20. De esta forma, la OMT ha ido desempe?ando un papel cada vez más prominente en el seno de las Naciones Unidas. Cuando comenzó la crisis, ya pudimos garantizar que el turismo formara parte de las conversaciones a nivel tanto gubernamental como de las Naciones Unidas.
El Comité Mundial de Crisis para el Turismo, que se celebró por primera vez virtualmente en marzo y, después, cinco veces más según iba evolucionando la crisis, aunó las principales voces de los Estados miembros y del sector privado. Solo la OMT estaba en posición de unir a un sector tan diverso. Este Comité de Crisis canalizó todas estas diferentes opiniones y preocupaciones en un plan de acción claro, las?. Tanto el sector público como el privado han acogido estas recomendaciones, que ahora conforman planes de recuperación en todas las regiones del mundo.
La sostenibilidad toma el protagonismo
Como principio fundamental de las recomendaciones, la sostenibilidad y la inclusividad deben situarse en el centro tanto del proceso de recuperación como del sector turístico que emerja tras la crisis. El parón del turismo global ofrece al mundo la oportunidad de reevaluar sus prioridades. También nos permite dar un papel protagonista a los principios en que se basa el trabajo de la OMT; en particular, el que esgrime que el turismo debe ser conveniente para la gente y para el planeta y que debe ser abierto y beneficiar a todos.
No obstante, la prioridad número uno es crear confianza. Solamente si hacemos que la gente se sienta segura y la animamos a volver a viajar, los beneficios del turismo volverán. La OMT, en calidad de agencia de las Naciones Unidas especializada en turismo, debe predicar con el ejemplo. Para ello, en cuanto fue posible por cuestiones de seguridad, se reanudaron las visitas presenciales a Estados miembros: a las islas Canarias y a Ibiza en Espa?a, a Italia y a Arabia Saudí. También se decidió celebrar una reunión híbrida del Consejo Ejecutivo, la primera reunión presencial del sector del turismo y de las Naciones Unidas desde el inicio de la pandemia. Gracias a la participación de 170?delegados de 24?países, se envió un claro mensaje: los viajes internacionales seguros ya son posibles en muchas partes del mundo. Esto supuso un empujón vital a la confianza en el sector.
A medida que se va retomando el turismo en muchas zonas y cada vez más países van levantando restricciones a los desplazamientos, la posición del sector en la labor de las Naciones Unidas nunca ha sido más relevante. La OMT lidera este nuevo arranque guiada por los principios de la ?, firmada por nuestros Estados miembros en Georgia al cierre del Consejo Ejecutivo de la OMT (15-17 de septiembre de 2020). La Declaración reconoce la importancia del turismo para los medios de subsistencia, la prosperidad, las oportunidades económicas y la preservación de nuestra cultura única compartida. Los firmantes también se comprometieron a reconstruir para mejorar, priorizando la sostenibilidad y la igualdad y garantizando que, a medida que el turismo vaya construyendo un futuro mejor, nadie se quede atrás.
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