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Al abordar la cuesti¨®n de la discriminaci¨®n contra los pueblos ind¨ªgenas existe la tentaci¨®n de parafrasear un p¨¢rrafo preambular de la Convenci¨®n para la Prevenci¨®n y la Sanci¨®n del Delito de Genocidio² y decir que: en todos los per¨ªodos de la historia, la discriminaci¨®n, en sus m¨²ltiples dimensiones, ha infligido grandes p¨¦rdidas a la humanidad.

La lucha por los "buenos tratos" y la "humanidad" de los ind¨ªgenas que-- en los inicios del per¨ªodo colonial --llevaron a cabo algunos juristas-te¨®logos tiene una evidente contradicci¨®n: hay que tratar bien a los ind¨ªgenas para poder imponerles nuestro rey, nuestro dios y nuestra fe; los ind¨ªgenas tienen que pagarnos impuestos y alimentarnos, trabajar sacando minerales y perlas, y, si no lo hacen les haremos "guerra justa"³. A veces, los conquistadores llegaron haciendo "guerra justa" y despu¨¦s impusieron sus condiciones divinas y materiales.

Las declaraciones de independencia de las rep¨²blicas del continente sobre la "igualdad de derechos de todos los habitantes" no se tradujeron en una mejora en la situaci¨®n de los pueblos ind¨ªgenas; en algunos casos se reconoc¨ªa de jure la presencia, la existencia y los derechos de los ind¨ªgenas, pero, de facto se los negaba. Todas las luchas del per¨ªodo independiente est¨¢n marcadas por la b¨²squeda de la igualdad de derechos y contra la discriminaci¨®n.

En 1923 lleg¨® a Ginebra, a la sede de la Sociedad de las Naciones, el Gran Jefe cayuga Deskaheh, representante de los iroqueses de Ontario (Canad¨¢), era titular de un pasaporte emitido por las autoridades de su pueblo, llevaba una carta para "solicitar justicia" dirigida al Secretario General de la Sociedad y actuaba por mandato del Gobierno de la Federaci¨®n de las Seis Naciones del Gran R¨ªo. El objetivo principal de su gesti¨®n era que la Federaci¨®n que representaba fuera admitida como miembro de la Sociedad y, al mismo tiempo, reclamaba el cumplimiento de un tratado firmado en 1784 por las autoridades de su pueblo y ratificado por el rey Jorge III de Inglaterra. El Gran Jefe Deskaheh, en m¨¢s de un a?o que pas¨® en Europa, no fue recibido, oficialmente, por ning¨²n funcionario de la Sociedad y sus peticiones no fueron discutidas. El Gran Jefe Deskaheh es considerado como uno⁴ de los principales precursores de la lucha actual de los pueblos ind¨ªgenas en el plano internacional.

La Carta de las Naciones Unidas-- respondiendo a las terribles atrocidades padecidas durante la Segunda Guerra Mundial por diversos grupos de personas a causa de sus ideas pol¨ªticas, orientaci¨®n sexual o creencias religiosas o en raz¨®n de sus limitaciones f¨ªsicas o mentales --consagra el principio (posteriormente, desarrollado como derecho en otros instrumentos) de la no discriminaci¨®n "por motivos de raza, sexo, idioma o religi¨®n".

La Declaraci¨®n Universal de Derechos Humanos, en su art¨ªculo 2.1, que estatuye el derecho de no discriminaci¨®n, dice: "Toda persona tiene los derechos y libertades proclamados en esta Declaraci¨®n, sin distinci¨®n alguna de raza, color, sexo, idioma, religi¨®n, opini¨®n pol¨ªtica o de cualquier otra ¨ªndole, origen nacional o social, posici¨®n econ¨®mica, nacimiento o cualquier otra condici¨®n".

La Convenci¨®n Internacional sobre la Eliminaci¨®n de todas las Formas de Discriminaci¨®n Racial (1965) y los Pactos internacionales de derechos humanos (1966) marcan hitos importantes en la lucha contra la discriminaci¨®n. Aqu¨ª no se deben olvidar (en sus respectivos campos de competencia) el Convenio No. 111 de la OIT relativo a la discriminaci¨®n en materia de empleo y ocupaci¨®n (1958) y la Convenci¨®n de la UNESCO relativa a la Lucha contra las Discriminaciones en la Esfera de la Ense?anza (1960).
Espec¨ªficamente, con respecto a la no discriminaci¨®n de los pueblos ind¨ªgenas es preciso destacar: el Convenio No. 169 de la OIT sobre pueblos ind¨ªgenas y tribales en pa¨ªses independientes (1989); las referencias hechas en las declaraciones y en los programas de acci¨®n de las Conferencias internacionales de derechos humanos (R¨ªo de Janeiro (1992), Viena (1993), El Cairo (1994), Copenhague (1995), Beijing (1995), Estambul (1996), Roma (1996), Durban (2001) y Johannesburgo (2002))⁵; la Recomendaci¨®n General XXIII (51) relativa a pueblos ind¨ªgenas adoptada por el Comit¨¦ para la Eliminaci¨®n de la Discriminaci¨®n Racial en 1997; y el documento del Comit¨¦ de los Derechos del Ni?o sobre los derechos de los ni?os ind¨ªgenas (2003).

En 1974, el Consejo Econ¨®mico y Social de las Naciones Unidas, reconoci¨® a la primera organizaci¨®n no gubernamental (ONG) de ind¨ªgenas como entidad de car¨¢cter consultivo. En 1977, un Comit¨¦ especial de ONG organiz¨® en el Palais des Nations, en Ginebra, la "Conferencia internacional de ONG sobre la discriminaci¨®n contra las poblaciones ind¨ªgenas de las Am¨¦ricas"; y en 1981, el mismo Comit¨¦, en el mismo lugar, organiz¨® la "Conferencia internacional de ONG sobre las poblaciones ind¨ªgenas y la tierra"; dichas reuniones, entre otros asuntos important¨ªsimos, abordaron diferentes aspectos de la discriminaci¨®n.

Desde fines de los a?os 70 del siglo pasado la mayor¨ªa de las reclamaciones o quejas, con respecto a ind¨ªgenas, que han atendido los ¨®rganos de derechos humanos establecidos en virtud de la Carta de las Naciones Unidas o que han recibido los ¨®rganos previstos en los tratados de derechos humanos, de una u otra manera, se refieren a la discriminaci¨®n.

La creaci¨®n, en 1981 (y su funcionamiento de 1982 a 2006) del Grupo de trabajo sobre poblaciones ind¨ªgenas de la Subcomisi¨®n de prevenci¨®n de discriminaciones y de protecci¨®n a las minor¨ªas fue un hito en la historia de las Naciones Unidas pues permiti¨® la participaci¨®n de representantes de pueblos, comunidades y organizaciones ind¨ªgenas en todos los debates y, en particular, en la redacci¨®n del Proyecto de declaraci¨®n sobre los derechos de los pueblos ind¨ªgenas.

El Comit¨¦ de Derechos Humanos, en 1989, con mucho acierto, afirm¨® que "la no discriminaci¨®n es un principio fundamental y general en materia de protecci¨®n de los derechos humanos con el mismo valor que la igualdad de y ante la ley". Los aspectos multifac¨¦ticos de la discriminaci¨®n se desprenden de la formulaci¨®n del art¨ªculo 5 de la Convenci¨®n internacional para la eliminaci¨®n de todas las formas de discriminaci¨®n racial; ¨¦sto, sin olvidar la definici¨®n que establece en el art¨ªculo 1.1⁶.
En este momento, es indiscutible el nexo que existe entre discriminaci¨®n, genocidio, esclavitud (moderna o no) y apartheid que son los m¨¢s horrendos cr¨ªmenes tipificados en las normas internacionales de derechos humanos.

Tanto en materia de no discriminaci¨®n como en la formulaci¨®n de otros important¨ªsimos derechos (particulares y espec¨ªficos) de los pueblos ind¨ªgenas se espera la pronta aprobaci¨®n, por parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas, de la Declaraci¨®n sobre los Derechos de los Pueblos Ind¨ªgenas.
Teniendo como base los instrumentos y estudios⁷ del sistema de las Naciones Unidas, donde (directa o indirectamente) se hace referencia a la discriminaci¨®n, se puede afirmar que las luchas, rebeliones y actitudes de resistencia ind¨ªgenas, en el continente americano (tanto en el per¨ªodo colonial como en per¨ªodo posterior), tienen un marcado sesgo antidiscriminatorio.

La discriminaci¨®n que-- cotidianamente --enfrentan los ind¨ªgenas tiene m¨²ltiples y variadas formas y expresiones que afectan-- negativamente --todos los derechos y todas las libertades universalmente reconocidos, hiriendo la vida y la dignidad de los pueblos, las comunidades y las personas ind¨ªgenas.

Con respecto a algunos de los principales derechos y libertades negados, tergiversados o relativizados (y que, al mismo tiempo, son reivindicaciones urgentes), es preciso citar: a) el reconocimiento, por parte de los Estados, de la existencia f¨ªsica y cultural de los pueblos ind¨ªgenas; b) el derecho a la propiedad, real y efectiva, de las tierras y territorios tradicionales y a los recursos (materiales y espirituales) que ¨¦stos contienen; c) el derecho a tener su propia lectura de su propia historia; d) el derecho a participar y proponer pol¨ªticas y proyectos de desarrollo, de salud, de educaci¨®n, etc.; e) el derecho a contar con recursos eficaces para reclamar u oponerse a legislaciones, medidas administrativas, proyectos, pol¨ªticas y programas que afecten negativamente la vida, la econom¨ªa o el medio ambiente de sus comunidades; y f) el reconocimiento, real y efectivo, de sus sistemas jur¨ªdicos, de sus religiones y de las contribuciones que las culturas ind¨ªgenas han hecho al progreso de la humanidad, en particular, con respecto al medio ambiente, la agricultura, la filosof¨ªa, las matem¨¢ticas, etc.

Hoy, el desaf¨ªo que-- con respecto a los pueblos ind¨ªgenas --tiene el sistema de derechos humanos y, por esa v¨ªa, las Naciones Unidas, es crear las condiciones para exigir, a los Estados Miembros, la implementaci¨®n de todas las disposiciones contra la discriminaci¨®n contenidas en todos los instrumentos internacionales de derechos humanos, y, si fuera el caso, poner a disposici¨®n de los Estados una asistencia t¨¦cnica oportuna, adecuada y eficaz. Va de suyo que ese desaf¨ªo tambi¨¦n entra?a la aprobaci¨®n por parte de la Asamblea General de la Declaraci¨®n sobre los Derechos de los Pueblos Ind¨ªgenas⁸.

Hoy, el desaf¨ªo para los pueblos ind¨ªgenas es-- sin renunciar a ninguno de los derechos establecidos en el derecho internacional de los derechos humanos --hacer proposiciones para la construcci¨®n de sociedades justas, no discriminatorias y democr¨¢ticas; para ello, indudablemente, la Declaraci¨®n sobre los Derechos de los Pueblos Ind¨ªgenas-- reforzada y apoyada en los otros preciosos instrumentos de derechos humanos --deber¨¢ ser una herramienta fundamental.

Notas
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1. El autor es consciente de que el "problema ind¨ªgena" es mundial pero, en este art¨ªculo, se tiene como referencia de fondo la situaci¨®n del continente americano.
2. "Convenci¨®n para la Prevenci¨®n y la Sanci¨®n del Delito de Genocidio" aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su resoluci¨®n 260 A (III) de 9 de diciembre de 1948 y abierta a la ratificaci¨®n.
3. La "guerra justa" fue un ardid jur¨ªdico-teol¨®gico para justificar la conquista y sometimiento del continente.
4. Aqu¨ª es necesario tambi¨¦n mencionar que, en 1925, lleg¨® a Ginebra, acompa?ado de una gran delegaci¨®n, el Jefe religioso maor¨ª W. T. Ratana para reclamar ante la Sociedad de las Naciones por el cumplimiento del Tratado de Waitangi firmado entre las autoridades maor¨ªs y la corona inglesa. Su petici¨®n no fue analizada por la Sociedad.
5. Deben tenerse en cuenta tambi¨¦n las declaraciones y programas de acci¨®n de las Conferencias Mundiales contra el Racismo y la Discriminaci¨®n Racial (Ginebra, 1978 y 1983) que contienen p¨¢rrafos espec¨ªficos dedicados a "las poblaciones ind¨ªgenas".
6. Aqu¨ª deben considerarse tambi¨¦n las excepciones previstas en el p¨¢rrafo 4 del art¨ªculo 1.
7. Tres estudios, a prop¨®sito de los ind¨ªgenas, deben destacarse: a) OIT, "Poblaciones ind¨ªgenas: condiciones de vida y de trabajo de los pueblos aut¨®ctonos de los pa¨ªses independientes", OIT, 1953; b) Naciones Unidas, "La discriminaci¨®n racial", 1971, documento E/CN.4/Sub.2/307/Rev.1, n¨²mero de venta: E.71.XIV.2; y, c) Naciones Unidas, "Estudio de la discriminaci¨®n contra las poblaciones ind¨ªgenas", 1986, documento E/CN.4/Sub.2/1986/7 y Add.1 a 4.
8. Es necesario destacar tambi¨¦n que la Organizaci¨®n de Estados Americanos (OEA) inici¨® un proceso normativo para redactar una "Declaraci¨®n Americana sobre los Derechos de los Pueblos Ind¨ªgenas". Este interesant¨ªsimo proceso se encuentra-- lamentablemente --paralizado, pero noticias recientes dejan entender que pronto se retomar¨¢n las negociaciones.