Como nos recuerda el tema de este a?o, la Convención y su mensaje atemporal deben seguir siendo una fuerza viva en nuestro mundo y conminarnos a mantener la promesa solemne que contiene.
António Guterres, Secretario General de la ONU
Hace 75 a?os, tras los horrores del Holocausto, los Estados adoptaron la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio.
La Convención encarnaba el nuevo compromiso mundial de que “nunca más” hubiera nadie que conociera el horror del genocidio.
Lamentablemente, corremos el peligro de olvidar las lecciones oscuras del pasado. En el mundo actual, sumido en profundas divisiones, desconfianza y conflictos, seguimos enfrentándonos a la amenaza permanente de este crimen atroz.
Como nos recuerda el tema de este a?o, la Convención y su mensaje atemporal deben seguir siendo una fuerza viva en nuestro mundo y conminarnos a mantener la promesa solemne que contiene.
Cumplir esta promesa exige que todos los Gobiernos ratifiquen y apliquen plenamente la Convención, así como garantizar que los responsables de los actos de genocidio rindan cuentas.
Exige un impulso mundial renovado para establecer y reforzar los mecanismos de prevención, instruir a las nuevas generaciones sobre los genocidios del pasado y luchar contra la desinformación y la información errónea, que pueden alimentar el discurso de odio y la intención y los actos genocidas.
Y exige seguir intensificando los esfuerzos de las Naciones Unidas, incluida la labor de mi Asesora Especial sobre la Prevención del Genocidio, para detectar las se?ales de alerta temprana y dar la voz de alarma.
Transformemos juntos nuestro compromiso en acciones concretas y guardemos para siempre en nuestros corazones el recuerdo de las víctimas y las personas supervivientes del genocidio.
Como nos recuerda el tema de este a?o, la Convención y su mensaje atemporal deben seguir siendo una fuerza viva en nuestro mundo y conminarnos a mantener la promesa solemne que contiene.
António Guterres, Secretario General de la ONU