Mensaje del Secretario General 2021
Para muchas viudas, perder a sus maridos significa también perder la identidad, los derechos sobre la tierra, los bienes, los ingresos y posiblemente a sus hijos. Su seguridad física corre el mayor riesgo, justo cuando pueden estar sufriendo un grave trauma emocional.
Los derechos humanos, incluido el derecho a heredar y a poseer bienes, no deben estar supeditados al estado civil. El derecho sucesorio y las redes de seguridad social deben garantizar la protección y seguridad de las viudas.
La pandemia de COVID-19 ha aumentado el número de viudas en todo el mundo y ha agravado muchos de los problemas a los que se enfrentan, como el acceso a cuentas bancarias y pensiones. Al prestar apoyo económico y social en respuesta a la pandemia, los Gobiernos deben tener presentes a los 250 millones de viudas del mundo. Incluso antes de que estallara la pandemia, casi una de cada diez viudas vivía en la extrema pobreza.
La asistencia social, incluidas las transferencias en efectivo y las pensiones, puede ayudar a las viudas, que a menudo tienen que asumir la plena responsabilidad de sus familias. Los Gobiernos deben hacer un esfuerzo especial para que estas medidas lleguen a las mujeres poco visibles, por ejemplo, las que no tienen documentos de identidad o cuentas bancarias.
Insto a todos los países a que, como elemento fundamental de mi llamamiento a la acción en favor de los derechos humanos, aprueben y apliquen leyes y políticas que promuevan la igualdad de género, y deroguen todas las leyes discriminatorias que perpetúan la subyugación y la exclusión de las mujeres. Acosar y desheredar a las viudas, por ley y por costumbre, es uno de los peores ejemplos de discriminación de género.
En el Día Internacional de las Viudas, comprometámonos a asegurar que todas las viudas ocupen un lugar respetado en nuestras sociedades y tengan acceso a protección legal y social, para que puedan vivir sus vidas en paz y alcanzar su pleno potencial.
Comprometámonos a asegurar que todas las viudas ocupen un lugar respetado en nuestras sociedades y tengan acceso a protección legal y social, para que puedan vivir sus vidas en paz y alcanzar su pleno potencial.
António Guterres