19 marzo 2018

El agua desempe?a un papel fundamental en el desarrollo de la humanidad. Desde tiempos inmemoriales, las personas se han asentado cerca del agua, que siempre ha constituido una fuente de vida y bienestar. Los seres humanos la han venerado y glorificado como un recurso sagrado durante miles de a?os.

Hoy en día, debido al rápido crecimiento de la población, al acelerado desarrollo económico y a otros desafíos que afectan a los recursos naturales, el valor del agua ha aumentado de manera drástica.

En mi declaración en la Primera Cumbre del Agua de Asia-Pacífico, celebrada en 2007, observé que las tendencias de desarrollo mundial sugieren que el costo del agua podría superar el del aceite, el gas, el carbón y otros recursos naturales fundamentales para el futuro sostenible de cada país y región. Numerosos estudios llevados a cabo durante los últimos diez a?os demostraron, con datos y cifras, la precisión de dicha declaración y alentaron a la comunidad internacional a que se centrase en abordar los problemas relacionados con el agua.

Como recurso fundamental para el desarrollo sostenible, el agua se ha incluido en numerosos documentos y estrategias para el desarrollo en los planos regional, nacional y mundial. Como consecuencia, en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) se incorporaron diversos aspectos relacionados con el agua. Este logro fue posible gracias al arduo trabajo y la incansable labor de distintas partes interesadas.

Estoy satisfecho y orgulloso de la importante contribución que mi país, la República de Tayikistán, ha aportado y continúa aportando a este proceso. Entre 2000 y 2016, por iniciativa de Tayikistán, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó siete resoluciones en la esfera del agua. Entre ellas, se encuentran las relativas al A?o Internacional del Agua Dulce (2003)1, el Decenio Internacional para la Acción, “El Agua, Fuente de Vida” (2005-2015)2, el A?o Internacional de la Cooperación en la Esfera del Agua (2013)3 y el Decenio Internacional para la Acción, “Agua para el Desarrollo Sostenible” (2018-2028)4, que merecen una atención especial. A lo largo de este período, Tayikistán ha proporcionado en repetidas ocasiones una plataforma para debatir sobre los problemas mundiales del agua.

Hoy en día, continuamos por este camino promoviendo de forma activa las cuestiones relacionadas con el agua que se definen en la Agenda 2030. Tayikistán, como miembro del Grupo de Alto Nivel sobre el Agua, ha propuesto diversas iniciativas en colaboración con otros miembros del Grupo y las está promoviendo demostrando liderazgo y compromiso políticos. En el documento final del Grupo publicado recientemente, se pide que aumente la movilización de las iniciativas de todas las partes interesadas, sobre todo de líderes políticos, para la aprobación y la aplicación de medidas destinadas a garantizar el uso sostenible y la gestión de los recursos del agua. En la actualidad, el Grupo de Amigos del Agua, creado en 2010 por iniciativa de Tayikistán, está formado por 51?Estados Miembros de las Naciones Unidas y contribuye de forma significativa al examen en curso sobre cuestiones relacionadas con el agua, así como a la aprobación de las decisiones pertinentes dentro del marco de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Asimismo, Tayikistán ha desempe?ado un importante papel a la hora de solucionar problemas relacionados con el agua en el plano regional. Alrededor del 60% de los recursos hídricos de los ríos de Asia Central (la cuenca del mar de Aral) se forman en Tayikistán y nuestro país comparte con generosidad este recurso vital con sus vecinos. Tayikistán es cofundador del Fondo Internacional para la Rehabilitación del Mar de Aral y sus dos comisiones, la Comisión Interestatal de Coordinación de los Recursos Hídricos de Asia Central y la Comisión Interestatal sobre el Desarrollo Sostenible, que proporcionan plataformas para tratar problemas urgentes sobre las aguas transfronterizas en la región.

En Asia Central, donde las fuentes de agua se encuentran principalmente en los territorios de los dos países situados aguas arriba (Kirguistán y Tayikistán), si bien la mayor parte de este recurso se utiliza en los países ubicados aguas abajo (Kazajstán, Turkmenistán y Uzbekistán), la cooperación intergubernamental en la esfera del agua es clave para abordar los problemas relacionados con el agua y con el desarrollo social y económico, pero también para garantizar la paz, la estabilidad y la seguridad.

La cooperación en materia de agua adquiere todavía más relevancia hoy en día, debido al incesante aumento de las repercusiones de desafíos como el cambio climático y el crecimiento de la población en la región. Por ejemplo, en la década de 1960, en Asia Central, el suministro de agua per cápita era de 8.400 m3 al a?o, si bien hoy en día es cuatro veces menor, con una cifra que asciende hasta los 2.100?m3 anuales. Esta cantidad supera casi ocho veces los indicadores mundiales.

Mientras tanto, la tasa de crecimiento de la población de la región, de más del 2% anual, se encuentra entre las más elevadas del mundo, si bien los recursos de agua dulce se están agotando de forma paulatina.

Según los expertos, los glaciares de Asia Central, que son la principal fuente de agua de los ríos de la región, se han estado reduciendo un promedio de entre 0,6% y 0,8% al a?o en términos de superficie glacial y un 0,1% anual en términos de volumen de hielo. La situación actual demanda que se tomen medidas urgentes para adaptarse a los dramáticos efectos del cambio climático y promover la gestión sostenible de los recursos hídricos de la región. Esto solo se puede lograr a través de la adopción de medidas coordinadas por parte de todos los países que participan en la constructiva cooperación regional, con la debida consideración de sus respectivos intereses, la mejora de los marcos institucional y jurídico, y un aumento considerable de las inversiones en infraestructura.

La introducción de la gestión integrada de los recursos hídricos en los planos regional y nacional es un componente fundamental de este proceso. Tayikistán ya ha empezado a reformar su sector hídrico teniendo en cuenta los principios básicos de la gestión integrada de los recursos hídricos, entre ellos la introducción de la gestión de recursos hídricos de las cuencas. Para ello, en 2015, el Gobierno de la República de Tayikistán aprobó el Programa de Reforma del Sector Hídrico para el período de 2016-2025. Su objetivo es mejorar el marco jurídico y los mecanismos institucionales, desarrollar infraestructura y crear una base pertinente de herramientas de aplicación en la que se incluyan bases de datos y sistemas de información, trabajos científicos y de investigación, desarrollo de la capacidad y otros instrumentos de gestión del agua.

En Tayikistán, donde más del 95% de la electricidad se genera en centrales hidroeléctricas, el agua y la energía están íntimamente relacionados. El desarrollo de la agricultura también se basa fundamentalmente en el uso de recursos hídricos, ya que más del 80% de los productos agrícolas se obtienen mediante riego.

Asimismo, es importante observar las repercusiones negativas del cambio climático, que causa desastres relacionados con el agua, como inundaciones y corrientes de fango. Facilitar a la población el acceso al agua potable y al saneamiento básico sigue siendo la principal prioridad del sector hídrico. Este problema resulta especialmente urgente en las zonas rurales, donde vive más del 70% de la población del país. Por consiguiente, en la Estrategia Nacional de Desarrollo de la República de Tayikistán hasta 2030 se otorga prioridad al agua, entre otros asuntos clave. Para sistematizar todos los objetivos y las metas de desarrollo sostenible relacionados con el agua, el país está redactando en la actualidad su Estrategia Nacional de Recursos Hídricos 2030. Se ha presentado un nuevo proyecto del Código del Agua de la República de Tayikistán donde se explican las tendencias y las necesidades actuales, el cual se encuentra en proceso de examen. En estos documentos, se concede prioridad al derecho humano al agua potable y el saneamiento.

Se han llevado a cabo numerosos estudios y análisis sobre las repercusiones de desafíos mundiales como el cambio climático, el crecimiento de la población y la urbanización. Está claro que estos desafíos afectarán a la demanda de agua dulce. En 2030, esta habrá aumentado en un 50%, de modo que se generará un déficit de recursos disponibles de agua dulce del 40%.

Según varias instituciones y expertos, en el mundo todavía hay más de 844?millones de personas que no tienen acceso a agua potable, 1.800?millones de personas que beben agua de fuentes contaminadas por heces y 2.400?millones de personas que no tienen acceso a servicios de saneamiento mejorados. Se prevé que para 2050 habrá 2.300?millones de personas más viviendo en regiones con una mayor presión sobre los recursos hídricos.

Una parte significativa de los efectos del cambio climático se manifiesta en los desastres naturales relacionados con el agua. Entre 2000 y 2016, murieron más de 107.000?personas a causa de inundaciones y desprendimientos de tierras. Según las estimaciones preliminares, para 2050, el valor de los activos que estarán sujetos a riesgos a causa de inundaciones podrá ascender a los 45?billones de dólares. Una de las consecuencias graves de dichos fenómenos es la destrucción y la inhabilitación de diversas infraestructuras de la economía nacional.

Hay muchos otros problemas y desafíos que agravan la situación actual y debilitan nuestras iniciativas dirigidas a lograr los ODS. Estas tendencias seguirán existiendo en los próximos decenios y la humanidad necesita adoptar todas las medidas necesarias para abordarlas.

La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, la Agenda de Acción de Addis Abeba de la Tercera Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo, el Marco de Sendái para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030 y el Acuerdo de París ya han sentado unas bases sólidas para seguir promoviendo a distintos niveles las cuestiones relacionadas con el agua. Sin embargo, para la aplicación satisfactoria de estos instrumentos, se necesita voluntad política, la movilización de las iniciativas de todas las partes interesadas y la utilización de enfoques y herramientas adecuados.

Desde nuestro punto de vista, deben tenerse en cuenta diversos elementos antes de avanzar más en este sentido.

1. Financiación. Las crisis financieras y económicas de los últimos a?os siguen afectando de forma negativa a la labor de los Estados Miembros dirigida a garantizar una financiación adecuada del sector hídrico. A este respecto, es fundamental y oportuno apoyar las iniciativas centradas en mejorar la financiación del sector hídrico mediante, entre otras cosas, el uso de fondos de inversión internacionales existentes, como el Fondo Verde para el Clima. Este tipo de iniciativas revisten especial importancia para los países en desarrollo. Se estima que una inversión de entre 15.000 y 30.000?millones de dólares en la mejora de la gestión de los recursos hídricos en los países en desarrollo podría generar una ganancia económica inmediata de hasta 60.000?millones de dólares. En este contexto, el aumento de la financiación destinada al sector hídrico en el presupuesto estatal adquiere una relevancia especial. También debería observarse que, a pesar del incremento constante de la parte de asistencia oficial para el desarrollo (AOD) dedicada al sector hídrico, sigue sin modificarse la cantidad total asignada a AOD, que no ha superado el 5% desde 2005.

2. Inversión e infraestructura. La modernización de la infraestructura existente, la creación de una nueva y la integración de nuevas tecnologías desempe?arán, sin lugar a dudas, un papel clave a la hora de garantizar una regulación segura y un uso eficaz de los recursos hídricos y, de este modo, contribuirán de forma significativa a mejorar la seguridad hídrica. Por ejemplo, la construcción de reservas y centrales hidroeléctricas de mediano y gran tama?o permite regular de manera segura la escorrentía durante las variaciones climáticas, genera una electricidad económica y ambientalmente racional, protege a la población y los territorios de las corrientes de fango y las inundaciones, ayuda a mitigar los efectos de las sequías y reduce de forma significativa las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera. Un proyecto de infraestructura con un dise?o adecuado puede ayudar a resolver todo un conjunto de problemas. El sector privado puede desempe?ar un importante papel en este proceso creando alianzas entre el sector público y el privado y otros mecanismos.

3. La transición al “crecimiento ecológico” y el enfoque basado en los nexos. El agua, como fuente renovable de energía, contribuye de modo significativo a garantizar el crecimiento ecológico, que presupone el rechazo gradual por parte de la economía del uso de fuentes de energía no renovables. Hoy en día, la energía hidroeléctrica representa alrededor del 20% de la producción mundial de electricidad. Los recursos y las oportunidades disponibles pueden posibilitar un aumento considerable de esta cifra. Se necesita aplicar un enfoque integrado para abordar los problemas relacionados con el crecimiento de la población, como el incremento de la producción de alimentos y electricidad, así como para satisfacer otras necesidades. Por ello, la transición a una gestión integrada de los recursos hídricos y la aplicación del enfoque basado en los nexos son esenciales para lograr estos objetivos.

4. Participación de todas las partes interesadas. La creación de un mecanismo de alianzas multilaterales en el que participen todas las partes interesadas en el examen de cuestiones relacionadas con el agua garantizará la adopción de decisiones equilibradas que tengan en debida consideración los intereses de todas las partes. Las mujeres pueden desempe?ar un papel crucial en este proceso.

5. Cuestiones de cooperación transfronteriza. El desarrollo de la diplomacia del agua es una herramienta clave para resolver problemas intergubernamentales relacionados con el agua. Hay un total de 145?países ubicados en cuencas de ríos internacionales y el bienestar de sus poblaciones depende de la disponibilidad de unos mecanismos consolidados de cooperación en la esfera del agua. La ausencia de dicha cooperación conlleva graves riesgos y costos, puesto que hay numerosos problemas que permanecen sin resolver, lo cual perjudica la situación económica y social de los países que comparten cuencas de ríos.

En el documento final de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible (Río+20), titulado “El futuro que queremos”, se reconoció que la mejora de la gestión de los recursos hídricos era la base para la consecución de un desarrollo sostenible. En la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible se incluyó un ODS dedicado al agua. Como continuación lógica de estas ideas, la República de Tayikistán presentó la propuesta de declarar el período comprendido entre 2018 y 2028 como el Decenio Internacional para la Acción, “Agua para el Desarrollo Sostenible”, la cual recibió el apoyo unánime de los Estados Miembros de las Naciones Unidas. El Decenio proporcionará una importante plataforma para el diálogo político y el intercambio de información y experiencia, de modo que se convertirá en una herramienta relevante para promover el logro de los objetivos y las metas convenidos en el plano internacional en relación con los recursos hídricos, entre ellos los contenidos en la Agenda 2030.

Estamos seguros de que la comunidad internacional aprovechará las oportunidades que ofrece el nuevo Decenio Internacional para la Acción y abordará los problemas relacionados con el agua a todos los niveles, entre otras cosas mediante el logro de los objetivos y las metas de desarrollo sostenible relacionados con el agua.

Notas

  1. A/RES/55/196.
  2. A/RES/58/217.
  3. A/RES/65/154.
  4. A/RES/71/222.

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