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En 2015, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprob¨® la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, que contiene 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). La Agenda fij¨® el ritmo en relaci¨®n con muchos aspectos de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Vivienda y el Desarrollo Urbano Sostenible (H¨¢bitat III), que se celebrar¨¢ en Quito (Ecuador) del 17 al 20 de octubre de 2016. Si bien el conjunto completo de los ODS es importante para H¨¢bitat III, el Objetivo 11, ¡°lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles¡±, incluidas sus siete metas, es especialmente importante, pues abarca varios componentes que afectan a la sostenibilidad de las ciudades y las regiones, como la vivienda, el transporte, la planificaci¨®n, el patrimonio cultural y ambiental, la reducci¨®n del riesgo de desastres, el impacto ambiental y los espacios p¨²blicos.

Recientemente se redact¨® la Nueva Agenda Urbana, que los gobiernos aprobar¨¢n en Quito y en la que se reafirma el apoyo de los Estados Miembros a todos los componentes del Objetivo 11. Las dos partes del documento final, a saber, la Declaraci¨®n de Quito sobre Ciudades y Asentamientos Humanos Sostenibles para Todos y el Plan de Aplicaci¨®n de la Nueva Agenda Urbana de Quito, enuncian claramente las tres prioridades que enmarcar¨¢n el logro del Objetivo 11 y los aspectos urbanos de los dem¨¢s ODS y llevar¨¢n a la consecuci¨®n de la urbanizaci¨®n sostenible en los pr¨®ximos decenios. Las prioridades son contar con el apoyo de una estructura de gobernanza, crear y mantener la planificaci¨®n y gesti¨®n del desarrollo espacial urbano del siglo XXI y establecer mecanismos s¨®lidos de financiaci¨®n.

Si bien la Nueva Agenda Urbana fomenta que estas prioridades se alcancen con medidas simult¨¢neas y sin¨¦rgicas, las recomendaciones sobre la planificaci¨®n urbana proporcionan una hoja de ruta clara para que los encargados de adoptar decisiones, ya sea en el ¨¢mbito p¨²blico o en el privado, adapten los programas a su entorno particular. Respecto de la orientaci¨®n general, se remiten a las Directrices Internacionales sobre Planificaci¨®n Urbana y Territorial, aprobadas en abril de 2015 por el Consejo de Administraci¨®n del Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-H¨¢bitat). Estas proporcionan orientaci¨®n para establecer las funciones de planificaci¨®n en distintos niveles: nacional (por ejemplo, la conexi¨®n y el equilibrio del sistema de pueblos y ciudades); metropolitano (por ejemplo, el desarrollo econ¨®mico regional, los v¨ªnculos entre zonas rurales y urbanas y la protecci¨®n de los ecosistemas); municipal (por ejemplo, el dise?o y la protecci¨®n de los sistemas de espacios p¨²blicos de las ciudades, las inversiones de capital en infraestructura b¨¢sica, el trazado general de manzanas y la conectividad); y barrial (por ejemplo, dise?os espec¨ªficos por lugar y espacios urbanos comunes en una localidad).

Las disposiciones restantes de la Agenda presentan varios conceptos relativos a la estructura y la forma de las ciudades y las regiones. Uno de estos insta a la ¡°aplicaci¨®n de pol¨ªticas y planes de ordenaci¨®n territorial integrados, polic¨¦ntricos y equilibrados¡±. En este sentido, los Estados Miembros reconocen que las zonas metropolitanas compuestas de asentamientos de diferentes escalas y funciones permiten a las personas elegir entre una variedad de modalidades de residencia; pueden facilitar las econom¨ªas de escala que contribuyen a la eficiencia y la sinergia de las actividades evitando, sin embargo, las deseconom¨ªas relacionadas con la congesti¨®n y el exceso de densidad que hay en muchos lugares; y facilitan la conservaci¨®n de valiosos servicios de las tierras agr¨ªcolas y los ecosistemas y la eliminaci¨®n de asentamientos en zonas propensas a los desastres, como llanuras inundables y pendientes pronunciadas. La inclusi¨®n del t¨¦rmino ¡°integrados¡± en este concepto se refiere a establecer y entramar sistemas internos complementarios, como el transporte, el agua y el saneamiento, la vivienda, los espacios abiertos y los servicios comunitarios en las zonas urbanas. Ello mejorar¨ªa el funcionamiento de sistemas internos y sistemas externos similares, como lo exigen las ciudades, los pueblos y las aldeas, para asegurar que las sinergias fuertes entre zonas rurales y urbanas faciliten el intercambio de bienes (por ejemplo, alimentos en las ciudades) y servicios (atenci¨®n de la salud en las zonas rurales).

De conformidad con su mandato dimanante de una conferencia sobre vivienda y desarrollo sostenible, la Nueva Agenda Urbana sit¨²a la vivienda en el n¨²cleo de sus disposiciones. Hace una referencia clara al derecho a una vivienda adecuada como componente del derecho a un nivel de vida adecuado, establecido en acuerdos anteriores de las Naciones Unidas, en particular la Declaraci¨®n Universal de Derechos Humanos de 1948. A este respecto, la promoci¨®n de la seguridad de la tenencia, as¨ª como el suministro de servicios b¨¢sicos, es un compromiso fundamental. La Agenda tambi¨¦n especifica la necesidad de construir barrios de ingresos mixtos y al mismo tiempo esforzarse por garantizar unidades asequibles y ocuparse de los sin techo, vincular el transporte p¨²blico, dar cabida a personas vulnerables (personas de edad, mujeres y personas con discapacidad) y tratar de manera justa a los refugiados.

Adem¨¢s de promover ciudades y regiones que funcionen, un objetivo importante de las disposiciones sobre planificaci¨®n, y del desarrollo urbano sostenible en su conjunto, es reducir o prevenir la expansi¨®n descontrolada. Aunque las zonas urbanas solo ocupan aproximadamente el 2% de la superficie terrestre, suelen estar situadas cerca de cuerpos de agua y tierras agr¨ªcolas f¨¦rtiles, ya que las grandes poblaciones urbanas necesitan acceso a alimentos y agua. Cuando sus poblaciones crecen, las ciudades extienden sus periferias de forma fragmentada y descontrolada, causando estragos en la agricultura, amenazando la biodiversidad y debilitando los servicios de los ecosistemas. Como medida preventiva, la Nueva Agenda Urbana insta a que se planifique la extensi¨®n urbana para gestionar el desarrollo espacial urbano y dar cabida al creciente n¨²mero de habitantes, ya sean migrantes rurales o residentes de segunda generaci¨®n en los barrios marginales. Por extensi¨®n urbana se entiende una gran superficie de tierras bald¨ªas en la periferia conectada a la ciudad por carreteras, as¨ª como por transporte y redes de abastecimiento de agua. Su dise?o se caracteriza por la exclusi¨®n de tierras y la protecci¨®n de tierras suficientes para crear una red de calles con servicios, instalaciones comunitarias b¨¢sicas (escuelas y centros m¨¦dicos) y espacio de esparcimiento abierto; el resto de las tierras queda disponible para autoconstrucci¨®n. Naturalmente, los programas de mejoramiento de los barrios marginales complementan los programas de extensi¨®n urbana. La Agenda propone mecanismos para prestar servicios de transporte, agua, alcantarillado, electricidad, educaci¨®n y salud. La ejecuci¨®n de una pol¨ªtica de extensi¨®n urbana y mejoramiento de los barrios marginales depende de que las autoridades cuenten con un marco jur¨ªdico propicio que probablemente incluya la utilizaci¨®n de expropiaciones y disposiciones reglamentarias para proteger los espacios p¨²blicos. Adem¨¢s, la Agenda insta al fortalecimiento de las diversas capacidades de financiaci¨®n.

Los Estados Miembros reconocen la necesidad de controlar el crecimiento desordenado incluyendo como indicador de los ODS la medici¨®n de la eficiencia del uso de la tierra: el coeficiente entre la tasa de consumo de tierra y la tasa de crecimiento demogr¨¢fico. Este punto de referencia puede utilizarse, junto con el consumo de tierra per c¨¢pita, para vigilar y controlar la direcci¨®n y la calidad del crecimiento. Afortunadamente, los adelantos en la teleobservaci¨®n y los modelos de poblaci¨®n conexos permitir¨¢n que los encargados de la gesti¨®n urbana empleen esas mediciones de manera econ¨®mica y eficiente. En H¨¢bitat III se presentar¨¢n dos ejemplos: el Proyecto de Urbanizaci¨®n elaborado por ONU-H¨¢bitat, el Lincoln Institute of Land Policy y New York University Stern, que incluye el trazado de mapas de 200 ciudades y su extensi¨®n a lo largo del tiempo; y la herramienta Global Human Settlement Layer del Centro Com¨²n de Investigaci¨®n de la Comisi¨®n Europea, que describe las aglomeraciones urbanas del mundo y est¨¢ conectada con las matrices de poblaci¨®n de la Universidad de Columbia. Estas herramientas contribuyen a la cada vez m¨¢s importante ciencia de las ciudades.

En H¨¢bitat III tambi¨¦n se anunciar¨¢ otra propuesta estimulante que se basa en las pol¨ªticas recomendadas sobre extensi¨®n urbana y mejoramiento de los barrios marginales, el Premio de Prosperidad Urbana/Zonas RENEWW . Esta iniciativa contempla la utilizaci¨®n de t¨¦cnicas de econom¨ªa circular para vincular una extensi¨®n urbana con los asentamientos existentes. Fue concebida por una coalici¨®n de m¨²ltiples partes emprendida por el Departamento de Estado de los Estados Unidos de Am¨¦rica y varios asociados, entre otros, el Laboratorio Nacional de Energ¨ªas Renovables, el World Resources Institute, y los departamentos y escuelas de dise?o e ingenier¨ªa de la Universidad de Pensilvania, la Universidad Texas A&M y la Universidad de Ciencia y Tecnolog¨ªa de Misuri. La iniciativa tiene por objeto incentivar ideas sobre modelos descentralizados y de circuito cerrado de planificaci¨®n territorial y prestaci¨®n de servicios periurbanos que sustituyan los combustibles f¨®siles por energ¨ªas renovables, obtengan agua, biog¨¢s y fertilizantes de aguas residuales, y produzcan alimentos y biocombustible a partir de insumos reciclados, cogenerados pr¨¢cticamente sin producir desechos netos. Cada zona RENEWW ofrecer¨¢, a una distancia cercana a pie o en bicicleta, un espacio verde para la recreaci¨®n comunitaria, servicios de reciclado y saneamiento, y un lugar para la compra de alimentos frescos, productos reciclados, biocombustibles y agua potable. Una zona RENEWW situada en el l¨ªmite exterior de un asentamiento informal existente ser¨¢ un puente hacia una extensi¨®n urbana adyacente.

Otras consideraciones de planificaci¨®n reflejar¨¢n el Objetivo 11, como se desprende de una lectura a fondo de la Nueva Agenda Urbana. Adem¨¢s de las disposiciones sobre vivienda, transporte y planificaci¨®n, la Agenda incluye el aprovechamiento y la protecci¨®n del patrimonio cultural y natural, la creaci¨®n de plataformas para la participaci¨®n significativa en la adopci¨®n de decisiones, el fomento de la reducci¨®n del riesgo de desastres, la promoci¨®n de la gesti¨®n ambientalmente racional de desechos y la provisi¨®n de espacios verdes abiertos y accesibles al p¨²blico.

Por ¨²ltimo, el gran avance no es que la Nueva Agenda Urbana promueva el Objetivo 11 por su valor intr¨ªnseco, sino que sirva como medio para reforzar los principios del Objetivo en favor del desarrollo urbano sostenible, como los de no dejar a nadie atr¨¢s, erradicar la pobreza, aprovechar los beneficios de aglomeraci¨®n de la urbanizaci¨®n para generar prosperidad, y promover la sostenibilidad ambiental en t¨¦rminos tangibles, pr¨¢cticos y medibles. As¨ª pues, ofrece argumentos s¨®lidos a favor de ciudades y regiones bien planificadas. Al ir m¨¢s all¨¢ de la enunciaci¨®n y brindar muchos detalles concretos, como el buen funcionamiento de los numerosos sistemas basados en el uso de la tierra y c¨®digos de construcci¨®n eficaces, y pol¨ªticas fiscales equitativas, la Agenda ofrece orientaci¨®n pr¨¢ctica a los Estados Miembros que deseen adoptar medidas al respecto.

La Nueva Agenda Urbana es un documento creado por los Estados Miembros que se centra en las funciones de los gobiernos nacionales sobre promoci¨®n de la vivienda y desarrollo urbano sostenible, pero tambi¨¦n pone de relieve la necesidad de fomentar la participaci¨®n de una amplia gama de interesados no gubernamentales en su aplicaci¨®n. Afortunadamente, la Agenda ofrece est¨ªmulos importantes en varias esferas. Subraya la importancia de establecer pol¨ªticas urbanas nacionales y facultar a las autoridades locales y subnacionales para que asuman las funciones pertinentes a sus jurisdicciones. Tambi¨¦n reconoce la importancia de la participaci¨®n de los interesados, incluidos aquellos organizados al amparo de los grupos tradicionales principales, y se?ala adem¨¢s la importancia de otras plataformas innovadoras que surgieron en el proceso preparatorio de H¨¢bitat III. Si bien no todas figuran en la Agenda, est¨¢n bien documentadas en fuentes p¨²blicas de informaci¨®n, incluidos los documentos oficiales de las resoluciones y las declaraciones formuladas en las reuniones de las Naciones Unidas, publicaciones acad¨¦micas y la prensa, representada por Citiscope, Next City y Cities Today. Estas innovaciones incluyen el uso de dependencias de pol¨ªticas dirigidas por expertos y el Equipo de Tareas Mundial de Gobiernos Locales y Regionales el establecimiento de la Asamblea General de Asociados para H¨¢bitat III la organizaci¨®n de 11 conferencias regionales y tem¨¢ticas y la instituci¨®n de reuniones oficiales con los interesados.

La Agenda pone de relieve la necesidad de contar con orientaciones pr¨¢cticas basadas en datos emp¨ªricos, innovaciones y relaciones s¨®lidas entre la ciencia y la pol¨ªtica en la planificaci¨®n urbana y territorial y la formulaci¨®n de las pol¨ªticas correspondientes. Tambi¨¦n apoya el establecimiento de mecanismos institucionalizados para compartir e intercambiar informaci¨®n, conocimientos y experiencia, subrayando la necesidad conexa de creaci¨®n de capacidad. Adem¨¢s, la Agenda pide que ONU-H¨¢bitat coordine la colaboraci¨®n entre los organismos de las Naciones Unidas para definir los v¨ªnculos con otras iniciativas, como las relativas al desarrollo sostenible, la reducci¨®n del riesgo de desastres y el cambio clim¨¢tico. En particular, exige una evaluaci¨®n de ONU-H¨¢bitat para determinar si su labor relativa a la Agenda requerir¨¢ una revisi¨®n de su mandato para acometer estas tareas con eficacia. Por ¨²ltimo, la Agenda insiste en que la estructura posterior a H¨¢bitat III se base en las plataformas existentes, como el Foro Urbano Mundial, y exhorta a la Asamblea General a que informe cada cuatro a?os sobre los progresos realizados.

En resumen, con respecto al desarrollo urbano sostenible y los medios para alcanzarlo, la Nueva Agenda Urbana enumera tres prioridades principales: la gobernanza, la planificaci¨®n y las finanzas. Proporciona orientaci¨®n sustantiva amplia sobre cada uno de estos temas, especialmente la planificaci¨®n, sin ser prescriptiva. La Agenda tiene en cuenta la necesidad de generar coaliciones de gobiernos e interesados m¨²ltiples para su aplicaci¨®n y reconoce la necesidad de renovar y hacer crecer la ciencia de las ciudades mediante la generaci¨®n y difusi¨®n de conocimientos emp¨ªricos pr¨¢cticos. Este documento de 24 p¨¢ginas est¨¢ lleno de ideas. Ahora corresponde a los Estados Miembros crear un entorno propicio para la aplicaci¨®n de esta hoja de ruta. Si bien llevar¨¢ alg¨²n tiempo aplicar los cambios sugeridos, seguir centr¨¢ndose en los elementos fundamentales, como se ha descrito m¨¢s arriba, aumentar¨¢ la probabilidad de realizar progresos importantes para las personas que viven en las ciudades y regiones de todo el mundo.?