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En diciembre de 1961, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclam¨® los a?os sesenta como el ¡°Decenio de las Naciones Unidas para el Desarrollo¡±.[i] En ese mismo a?o, aprob¨® tambi¨¦n una resoluci¨®n sobre el comercio internacional como principal instrumento para el desarrollo econ¨®mico,[ii] en la que ped¨ªa al Secretario General de las Naciones Unidas que consultara a los gobiernos acerca de la conveniencia de celebrar una conferencia internacional sobre los problemas de dicho tipo de comercio. Estas resoluciones dieron lugar a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD). Su modelo de desarrollo subyacente (el comercio como motor del desarrollo) conform¨® las perspectivas y el planteamiento de la nueva instituci¨®n.

Tras haber obtenido una reacci¨®n favorable por parte de la mayor¨ªa de los gobiernos y el firme apoyo de la Conferencia sobre los Problemas del Desarrollo Econ¨®mico, celebrada en El Cairo con la participaci¨®n de los pa¨ªses en desarrollo en julio de 1962,[iii] la Asamblea General de las Naciones Unidas decidi¨® convocar el primer per¨ªodo de sesiones de la UNCTAD.[iv] Se cre¨® un Comit¨¦ Preparatorio para estudiar el programa de la Conferencia y preparar la documentaci¨®n necesaria.

Durante las deliberaciones del Comit¨¦ Preparatorio (para identificar los problemas y cuestiones oportunos, elaborar una lista de propuestas de acci¨®n e indicar los puntos en torno a los que podr¨ªan buscarse soluciones), la divergencia entre los intereses de los pa¨ªses en desarrollo y los de los pa¨ªses desarrollados empez¨® a hacerse patente. Los intereses espec¨ªficos del Tercer Mundo se manifestaron en la clausura del segundo per¨ªodo de sesiones del Comit¨¦ Preparatorio (celebrado del 21 de mayo al 29 de junio de 1963), cuando los representantes de los pa¨ªses en desarrollo presentaron un Comunicado Conjunto ante el Comit¨¦ en el que resum¨ªan las opiniones, necesidades y aspiraciones del Tercer Mundo con respecto al inminente per¨ªodo de sesiones de la UNCTAD.[v] M¨¢s tarde ese mismo a?o, este Comunicado se present¨® ante la Asamblea General como Declaraci¨®n Conjunta en nombre de los 75 pa¨ªses en desarrollo que eran Miembros de las Naciones Unidas en ese momento.[vi] Esta Declaraci¨®n constituy¨® el preludio de la creaci¨®n del Grupo de los 77.

El primer per¨ªodo de sesiones de la UNCTAD tuvo lugar en Ginebra del 23 de marzo al 16 de junio de 1964. Fue la primera conferencia Norte-Sur importante sobre cuestiones relacionadas con el desarrollo. Durante las negociaciones entabladas en la conferencia, los intereses econ¨®micos cristalizaron claramente en torno a las l¨ªneas de los diversos grupos geopol¨ªticos y los pa¨ªses en desarrollo emergieron como un grupo que estaba empezando a encontrar su propia l¨ªnea. La Declaraci¨®n Conjunta de los 77 Pa¨ªses, aprobada el 15 de junio de 1964, se refer¨ªa al primer per¨ªodo de sesiones de la UNCTAD como un ¡°acontecimiento?de?significaci¨®n?hist¨®rica¡± y continuaba del siguiente modo:

¡°Los pa¨ªses en desarrollo consideran su propia unidad, la unidad de los 75, como la caracter¨ªstica m¨¢s destacada de esta Conferencia. Esta unidad ha surgido debido a que, a la hora de afrontar los problemas esenciales del desarrollo, dichos pa¨ªses tienen un inter¨¦s com¨²n en elaborar una nueva pol¨ªtica en materia de comercio internacional y desarrollo. Creen que es esta unidad lo que ha proporcionado claridad y coherencia a los debates mantenidos en esta Conferencia. Su solidaridad se ha sometido a prueba durante la Conferencia y estos pa¨ªses han emergido de ella con una unidad y una fuerza a¨²n mayores.

Los pa¨ªses en desarrollo tienen la firme convicci¨®n de que es esencial mantener y seguir fortaleciendo esta unidad en el futuro. Esta constituye un instrumento indispensable para garantizar que se adopten nuevos enfoques y planteamientos en el ¨¢mbito econ¨®mico internacional. Esta unidad tambi¨¦n es un instrumento para ampliar el alcance de los esfuerzos cooperativos en la esfera internacional y garantizar que se establezcan relaciones mutuamente beneficiosas con el resto del mundo. Por ¨²ltimo, se trata de un medio necesario de cooperaci¨®n entre los propios pa¨ªses en desarrollo.

Con motivo de esta declaraci¨®n, los 75 pa¨ªses en desarrollo se comprometen a mantener, fomentar y reforzar esta unidad en el futuro. A tal fin, utilizar¨¢n todos los medios a su alcance para aumentar los contactos y consultas entre ellos mismos de cara a establecer objetivos comunes y formular programas de acci¨®n conjuntos en materia de cooperaci¨®n econ¨®mica internacional. Consideran que las medidas orientadas a consolidar la unidad lograda por los 75 pa¨ªses durante la Conferencia y los acuerdos espec¨ªficos para establecer contactos e iniciar consultas deben ser estudiados por los representantes gubernamentales durante el decimonoveno per¨ªodo de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas.¡±[vii]

Aunque las recomendaciones aprobadas en el primer per¨ªodo de sesiones de la UNCTAD se inspiraron, en gran medida, en el trabajo conceptual llevado a cabo en el decenio anterior por la Comisi¨®n Econ¨®mica para Am¨¦rica Latina, cuyo Secretario Ejecutivo, Raul Prebisch, pas¨® a ser Secretario General durante dicho per¨ªodo de sesiones de la UNCTAD y permaneci¨® en este puesto como uno de los principales promotores de la unidad del Tercer Mundo hasta 1969[viii], la Conferencia constituy¨® un nuevo comienzo: por primera vez, el Tercer Mundo en su totalidad hab¨ªa participado en la elaboraci¨®n de un conjunto amplio de medidas.[ix] De acuerdo con esto, el t¨¦rmino ¡°nuevo¡± fue el lema de la Declaraci¨®n Conjunta de los 77 pa¨ªses: se reconoci¨® que el primer per¨ªodo de sesiones de la UNCTAD hab¨ªa constituido un paso importante hacia la creaci¨®n de un orden econ¨®mico mundial nuevo y justo; se consideraba que las premisas b¨¢sicas del denominado ¡°nuevo orden¡± implicaban una nueva divisi¨®n internacional del trabajo y un nuevo marco para el comercio internacional; asimismo, se esperaba que la adopci¨®n de una pol¨ªtica internacional nueva y din¨¢mica en materia de comercio y desarrollo facilitara la formulaci¨®n de nuevas pol¨ªticas por parte de los gobiernos de los pa¨ªses desarrollados y de los pa¨ªses en desarrollo, en el contexto de una nueva toma de conciencia sobre las necesidades de estos ¨²ltimos. Finalmente, se consider¨® necesario establecer mecanismos nuevos de coordinaci¨®n institucional para continuar la labor iniciada por la Conferencia.

Estos mecanismos se establecieron m¨¢s tarde ese mismo a?o, cuando la Asamblea General tom¨® la decisi¨®n de institucionalizar la UNCTAD como uno de sus ¨®rganos.[x] La UNCTAD pas¨® a ser el principal foro para los debates mundiales sobre desarrollo y, guiada por las expectativas formuladas en 1964, se convirti¨® en el agente coordinador de las actividades del Grupo de los 77, que en abril de 2014 contaba con 133 miembros[xi] (el n¨²mero total de Miembros de las Naciones Unidas ascend¨ªa a 193). Durante ese per¨ªodo, el Grupo de los 77 pas¨® a ser parte integrante de la UNCTAD, adem¨¢s de ser uno de los agentes m¨¢s importantes de socializaci¨®n de los pa¨ªses en desarrollo en cuestiones relacionadas con la econom¨ªa pol¨ªtica internacional y consolidarse en todos los ¨¢mbitos importantes del sistema de las Naciones Unidas como ¨®rgano principal del Tercer Mundo para la articulaci¨®n y la unificaci¨®n de sus intereses econ¨®micos colectivos, as¨ª como para su representaci¨®n en las negociaciones con los pa¨ªses desarrollados.[xii]

Nadie resumi¨® mejor el punto de partida pol¨ªtico del Tercer Mundo que Julius K. Nyerere, cuando afirm¨®, en su intervenci¨®n ante la Cuarta Reuni¨®n Ministerial del Grupo de los 77, celebrada en Arusha en febrero de 1979, que lo que dichos pa¨ªses ten¨ªan en com¨²n era que todos eran, con respecto al mundo desarrollado, naciones dependientes y no interdependientes. Seg¨²n ¨¦l, todas las econom¨ªas de aquellos pa¨ªses se hab¨ªan desarrollado como un subproducto y una filial del desarrollo del Norte industrializado y estaban orientadas al exterior. Dichos pa¨ªses no eran los principales impulsores de su propio destino. Aunque les avergonzara admitirlo, desde el punto de vista econ¨®mico se trataba de dependencias, semicolonias en el mejor de los casos, y no de Estados soberanos.[xiii]

Por tanto, el objetivo consist¨ªa simple y llanamente en liberar a los pa¨ªses del Tercer Mundo de la dominaci¨®n externa.[xiv]

Hasta principios de los a?os setenta, el Grupo de los 77 pensaba que pod¨ªa lograr este objetivo introduciendo mejoras en el sistema, un proceso cuyos momentos culminantes fueron los per¨ªodos de sesiones de la UNCTAD segundo y tercero (celebrados en Nueva Delhi en 1968 y Santiago en 1972, respectivamente) y las Reuniones Ministeriales Preparatorias del Grupo de los 77 primera y segunda (celebradas en Argel en 1967 y Lima en 1971, respectivamente), as¨ª como el primer per¨ªodo de sesiones de la ONUDI (celebrado en Viena en 1971) y la aprobaci¨®n de la Estrategia Internacional del Desarrollo correspondiente al Segundo Decenio de las Naciones Unidas para el Desarrollo (1970). Se realizaron una serie de cambios (como atestigua, por ejemplo, la implantaci¨®n del Sistema Generalizado de Preferencias), pero muchas otras negociaciones (por ejemplo, en el sector de los productos b¨¢sicos) apenas supusieron ning¨²n avance y no tuvo lugar ninguna mejora dr¨¢stica. Al contrario, la brecha entre el Norte y el Sur aument¨®, especialmente en el caso de aquellos pa¨ªses en desarrollo menos adelantados.

Las limitaciones de este planteamiento tardaron en hacerse evidentes. Adem¨¢s, hasta finales de los a?os sesenta, ni los pa¨ªses desarrollados ni los pa¨ªses en desarrollo se hab¨ªan dado plena cuenta de la importancia que revest¨ªa el desarrollo econ¨®mico en cuanto complemento necesario de la independencia pol¨ªtica. La cuesti¨®n del desarrollo se consideraba pol¨ªtica de bajo nivel y se relegaba a los ministerios t¨¦cnicos de planificaci¨®n, econom¨ªa, comercio, finanzas y desarrollo. Los intentos de politizar la cuesti¨®n, por lo tanto, fracasaron. El m¨¢s destacado de ellos fue la Carta de Argel, aprobada por la Primera Reuni¨®n Ministerial del Grupo de los 77 en octubre de 1967, como parte de los preparativos para el segundo per¨ªodo de sesiones de la UNCTAD. La intenci¨®n de esta primera declaraci¨®n amplia y del programa de acci¨®n del Grupo de los 77 consist¨ªa en imprimir un nuevo impulso a las negociaciones Norte-Sur. A tal fin, la Reuni¨®n Ministerial incluso decidi¨® enviar misiones de buena voluntad de alto nivel a una serie de pa¨ªses desarrollados (tanto a aquellos que contaban con una econom¨ªa centralizada como a aquellos en los que exist¨ªa una econom¨ªa de mercado) para informar a los principales gobiernos sobre las conclusiones de la Reuni¨®n y convencerlos de la necesidad de acelerar los progresos realizados.[xv]

No obstante, a comienzos de los a?os setenta, confluyeron diversos avances que desembocaron en un cambio de actitud: el proceso de descolonizaci¨®n pol¨ªtica hab¨ªa avanzado ampliamente y se hab¨ªa consolidado la independencia pol¨ªtica de la mayor¨ªa de Estados nuevos; las presiones pol¨ªticas y militares de la guerra fr¨ªa se hab¨ªan sosegado en cierta medida; los esfuerzos internacionales y regionales en pro del desarrollo hab¨ªan obtenido unos resultados decepcionantes y hab¨ªan empezado a manifestarse dudas con respecto al modelo de desarrollo imperante.[xvi] . Como resultado, se pudo prestar m¨¢s atenci¨®n a otras cuestiones importantes. Para los pa¨ªses en desarrollo, esto supuso que se empezara a centrar la atenci¨®n en cuestiones relacionadas con el desarrollo econ¨®mico y estos pa¨ªses empezaron a ser cada vez m¨¢s conscientes de que las instituciones del sistema econ¨®mico internacional hab¨ªan sido creadas por las econom¨ªas de mercado desarrolladas para servir principalmente a los propios intereses de estas ¨²ltimas.[xvii] Debido a que, durante el proceso, los intereses, las necesidades y las condiciones especiales de los pa¨ªses en desarrollo se hab¨ªan ignorado ampliamente, estos permanec¨ªan en una situaci¨®n de pobreza y dependencia. Por lo tanto, fue necesario realizar cambios fundamentales en el sistema econ¨®mico internacional de cara a establecer un marco propicio para el desarrollo y sentar las bases econ¨®micas de la independencia. De hecho, el propio sistema se hab¨ªa visto sometido a graves tensiones con el colapso del sistema de Bretton Woods, la crisis de alimentos y la crisis del petr¨®leo, los desequilibrios en la balanza de pagos, el aumento general de la inflaci¨®n, las recesiones econ¨®micas mundiales, el incremento del proteccionismo, el aumento de las preocupaciones ambientales y el espectro de la escasez de materias primas. Cuando la tranquilidad econ¨®mica de los a?os sesenta dio paso a los turbulentos a?os setenta, los problemas econ¨®micos internacionales no pudieron seguir ignor¨¢ndose.

El Movimiento de los Pa¨ªses No Alineados ofreci¨® un marco para que este reconocimiento aumentase. En unos a?os, las cuestiones relacionadas con el desarrollo pasaron a formar parte de la ¡°pol¨ªtica de alto nivel¡±: se trasladaron a los Jefes de Estado y de Gobierno y se convirtieron en un tema prioritario de sus agendas. Entre 1970 y 1973, el Movimiento de los Pa¨ªses No Alineados se convirti¨® en un grupo de presi¨®n que velaba por la reorganizaci¨®n del sistema econ¨®mico internacional.[xviii] Dado que los Pa¨ªses No Alineados consideraban que estaban desempe?ando una funci¨®n catalizadora dentro del Grupo de los 77,[xix] la politizaci¨®n de las cuestiones relacionadas con el desarrollo tuvo una importante repercusi¨®n en la forma en que se percib¨ªa, presentaba y persegu¨ªa esta cuesti¨®n en las negociaciones Norte-Sur. Por ello, la presi¨®n y la influencia pol¨ªticas de los Pa¨ªses No Alineados se unieron a las contundentes acciones de la Organizaci¨®n de Pa¨ªses Exportadores de Petr¨®leo (OPEP) para dar paso al sexto per¨ªodo extraordinario de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas que aprob¨®, el 1 de mayo de 1974, la Declaraci¨®n y el Programa de Acci¨®n sobre el Establecimiento de un Nuevo Orden Econ¨®mico Internacional[xx].

As¨ª pues, casi exactamente un decenio despu¨¦s del primer per¨ªodo de sesiones de la UNCTAD, y despu¨¦s de varios a?os de debates sobre c¨®mo mejorar el sistema econ¨®mico internacional, se retom¨® el llamamiento a empezar de nuevo, esta vez, sin embargo, orientado hacia una reorganizaci¨®n estructural de la econom¨ªa mundial. El establecimiento de un nuevo orden econ¨®mico internacional se convirti¨® en el principal objetivo del Tercer Mundo. Los cambios concretos que propuso el Grupo de los 77 para alcanzar este objetivo se definieron detalladamente en el Programa de Arusha para la Autoconfianza Colectiva y Marco para las Negociaciones, aprobado por la Cuarta Reuni¨®n Ministerial del Grupo de los 77, celebrada en Arusha en febrero de 1979.

Mientras que los Pa¨ªses No Alineados desempe?aban un papel fundamental en los esfuerzos realizados por hacer del desarrollo una cuesti¨®n prioritaria en la agenda internacional, el Grupo de los 77 se convirti¨® en el principal ¨®rgano del Tercer Mundo, a trav¨¦s del cual empezaron a negociarse en el marco del sistema de las Naciones Unidas las medidas concretas necesarias para cambiar las condiciones internacionales de promoci¨®n del desarrollo. Este objetivo predomin¨® en las reuniones y los per¨ªodos de sesiones de las diversas organizaciones que se indican a continuaci¨®n: los per¨ªodos de sesiones cuarto y quinto de la UNCTAD (celebrados en Nairobi en 1976 y Manila en 1979, respectivamente); las Reuniones Ministeriales Preparatorias del Grupo de los 77 tercera y cuarta (celebradas en Manila en 1976 y Arusha en 1979, respectivamente); los per¨ªodos de sesiones de la ONUDI segundo y tercero (celebrados en Lima en 1975 y Nueva Delhi en 1980, respectivamente); las Reuniones Preparatorias del Grupo de los 77 celebradas en Viena (1974), Argel (1975) y La Habana (1979); las reuniones preparatorias regionales convocadas para cada una de estas conferencias de la UNCTAD y la ONUDI por los miembros africanos, ¨¢rabes (solo en el caso de la ONUDI), asi¨¢ticos y latinoamericanos del Grupo de los 77; la Conferencia sobre Cooperaci¨®n Econ¨®mica entre Pa¨ªses en Desarrollo celebrada en M¨¦xico D.F. en 1976; la Conferencia sobre Cooperaci¨®n Econ¨®mica Internacional celebrada en Par¨ªs entre 1975 y 1977, en la que el Grupo de los 77 intervino a trav¨¦s del Grupo de los 19, y una serie de reuniones ministeriales del Grupo de los 77 (entre ellas, las reuniones de Ministros de Relaciones Exteriores) para preparar los per¨ªodos de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Asimismo, dicho objetivo se incluy¨® en los debates del FMI y del Banco Mundial, en los que el Grupo de los 77 hab¨ªa estado participando por medio del Grupo de los 24 desde 1972.

Siguieron existiendo importantes lagunas entre la declaraci¨®n de un nuevo orden y los programas de acci¨®n formulados para crearlo en los principales ¨¢mbitos en los que se daba una mayor interacci¨®n Norte-Sur: productos b¨¢sicos y comercio, dinero y finanzas, investigaci¨®n y desarrollo, tecnolog¨ªa, industrializaci¨®n y empresas transnacionales, alimentaci¨®n y agricultura. De hecho, un an¨¢lisis del contenido del programa relativo al nuevo orden econ¨®mico internacional mostr¨® que, aunque ya se hab¨ªan se?alado una serie de problemas adicionales, muchas de las propuestas concretas que se estaban debatiendo eran las mismas desde 1964, a pesar de que se hab¨ªa hecho m¨¢s hincapi¨¦ en algunas de ellas (p. ej., en las propuestas relacionadas con la tecnolog¨ªa). Esto era un indicador de los lentos progresos realizados en el pasado. Las propuestas nuevas ten¨ªan como objetivo la creaci¨®n de nuevas estructuras econ¨®micas. Adem¨¢s, se reconoci¨®, en mayor medida que en el pasado, que varios aspectos de las interacciones Norte-Sur estaban interrelacionados y, por tanto, deb¨ªan abordarse de un modo exhaustivo e integrado. Con el tiempo, las lagunas que exist¨ªan entre los objetivos y las propuestas concretas podr¨ªan haberse solucionado elaborando pol¨ªticas nuevas o incluso introduciendo cambios en el modelo de desarrollo subyacente. No obstante, en los comienzos del Grupo de los 77, el modelo sigui¨® asumiendo que la mejor forma de lograr el desarrollo era mediante una estrecha asociaci¨®n entre los pa¨ªses en desarrollo y los pa¨ªses desarrollados.

Sin embargo, estaba en camino un cambio conceptual promovido por el concepto de autosuficiencia colectiva e individual. En contraposici¨®n con la estrategia de desarrollo asociativa imperante, orientada al mercado mundial y dependiente en gran medida de las relaciones con los pa¨ªses desarrollados para estimular la industrializaci¨®n, el concepto de autosuficiencia pretend¨ªa llevar a cabo una mayor selecci¨®n de los v¨ªnculos tradicionales, as¨ª como una mayor movilizaci¨®n de los recursos nacionales y del Tercer Mundo y una mayor confianza en los mercados nacionales y del Tercer Mundo. Se esperaba que estos mercados, y no los del mundo desarrollado, proporcionasen el principal est¨ªmulo para el desarrollo econ¨®mico.

El concepto de autosuficiencia se introdujo en los debates sobre desarrollo internacional los Pa¨ªses No Alineados en 1970, quienes tambi¨¦n fueron responsables de la mayor parte de las tareas de seguimiento que se realizaron en los a?os posteriores.[xxi] A pesar de que la autosuficiencia se pod¨ªa fortalecer con medidas internacionales,[xxii] era necesario reforzar primero los v¨ªnculos existentes entre los pa¨ªses en desarrollo. Por este motivo, el Grupo de los 77 que, tal como se se?al¨® anteriormente, se centra casi exclusivamente en las negociaciones Norte-Sur en el marco del sistema de las Naciones Unidas, hab¨ªa tardado en incorporar la autosuficiencia en su propio programa.

Los primeros esfuerzos en este ¨¢mbito se realizaron en la Tercera Reuni¨®n Ministerial del Grupo de los 77 celebrada en 1976, en la que se aprob¨® una resoluci¨®n sobre la cooperaci¨®n econ¨®mica entre los pa¨ªses en desarrollo.[xxiii] Por medio de esta resoluci¨®n, que vinculaba el trabajo del Grupo de los 77 con el de los Pa¨ªses No Alineados (cuya labor pionera en este ¨¢mbito obtuvo su reconocimiento en la resoluci¨®n), se decidi¨® convocar una reuni¨®n en M¨¦xico D.F., en septiembre de 1976, para preparar un programa detallado en materia de cooperaci¨®n econ¨®mica. En un principio, estaba previsto celebrar esta reuni¨®n al nivel de un grupo de trabajo intergubernamental, pero en el cuarto per¨ªodo de sesiones de la UNCTAD, que tuvo lugar posteriormente, se decidi¨® celebrarla al m¨¢s alto nivel posible.[xxiv] Por ello, se celebr¨® la Conferencia sobre Cooperaci¨®n Econ¨®mica entre Pa¨ªses en Desarrollo en M¨¦xico D.F. del 13 al 22 de septiembre de 1976. Hasta principios de los a?os ochenta, esta fue la principal conferencia del Grupo de los 77 que no estaba estrecha ni directamente relacionada con una actividad inminente de importancia dentro del sistema de las Naciones Unidas.

No obstante, la plena integraci¨®n de este enfoque en la corriente conceptual dominante del Grupo no se produjo hasta la Cuarta Reuni¨®n Ministerial celebrada en Arusha en 1979, como parte de los preparativos para el quinto per¨ªodo de sesiones de la UNCTAD, un hecho reflejado en el t¨ªtulo de la declaraci¨®n final de dicha reuni¨®n: el ¡°Programa de Arusha para la Autoconfianza Colectiva y Marco para las Negociaciones¡±. Tal como indica este t¨ªtulo, la declaraci¨®n estaba formada por dos partes: un programa para la autosuficiencia (aunque se formulara exclusivamente en t¨¦rminos de cooperaci¨®n econ¨®mica entre pa¨ªses en desarrollo) y un programa para las negociaciones Norte-Sur. De este modo, parec¨ªa que se estaba poniendo en marcha un cambio en la orientaci¨®n del Grupo en el ¨¢mbito de las Naciones Unidas, y el Grupo de los 77 (junto con, o adem¨¢s de, los Pa¨ªses No Alineados) estaba preparado para llevar a cabo importantes iniciativas destinadas a fortalecer la cooperaci¨®n Norte-Sur.

De acuerdo con lo anterior, la Reuni¨®n Ministerial de Arusha respald¨® firmemente las recomendaciones de la Conferencia celebrada en M¨¦xico D.F. relativas a un seguimiento institucional de la cooperaci¨®n econ¨®mica entre los pa¨ªses en desarrollo. En consecuencia, se convoc¨® a nivel regional una Primera Reuni¨®n de Expertos Gubernamentales de Pa¨ªses en Desarrollo sobre la Cooperaci¨®n Econ¨®mica entre los Pa¨ªses en Desarrollo para los meses de marzo y abril de 1980.

A su vez, esta reuni¨®n interregional recibi¨® el pleno apoyo de una Reuni¨®n Ministerial del Grupo de los 77 celebrada en marzo de 1980 en Nueva York, en la cual la cooperaci¨®n econ¨®mica entre los pa¨ªses en desarrollo constituy¨® un tema especial del programa y durante la cual se decidi¨® establecer un grupo ad hoc de composici¨®n abierta con la misi¨®n de elaborar una serie de recomendaciones adecuadas y orientadas a la acci¨®n para la aplicaci¨®n r¨¢pida y efectiva de los objetivos de cooperaci¨®n econ¨®mica entre los pa¨ªses en desarrollo.[xxv]

Esta misi¨®n fue iniciada por el Grupo Intergubernamental Ad Hoc del Grupo de los 77 sobre la Cooperaci¨®n Econ¨®mica entre los Pa¨ªses en Desarrollo como continuaci¨®n de la Reuni¨®n Ministerial del Grupo de los 77 celebrada en Nueva York en marzo de 1980, durante el per¨ªodo de sesiones que tuvo lugar en Viena en junio de 1980.

La Reuni¨®n de Ministros de Relaciones Exteriores de los Estados miembros del Grupo de los 77 consider¨® que sus conclusiones y recomendaciones constitu¨ªan una base ¨²til para la continuaci¨®n de las deliberaciones.

En una reflexi¨®n llevada a cabo poco despu¨¦s del und¨¦cimo per¨ªodo extraordinario de sesiones de la Asamblea General de 1980, el fracaso de este llev¨® a los ministros a poner de relieve que la cooperaci¨®n econ¨®mica entre los pa¨ªses en desarrollo constitu¨ªa un elemento indispensable tanto del desarrollo acelerado de los pa¨ªses en desarrollo como del fortalecimiento de su poder de negociaci¨®n en sus relaciones con el resto del mundo.[xxvi]

Por tanto, los ministros decidieron convocar una conferencia de alto nivel sobre la cooperaci¨®n econ¨®mica entre los pa¨ªses en desarrollo en 1981, a fin de agilizar la aplicaci¨®n de varios programas y decisiones relativas a esta cuesti¨®n.

Las iniciativas dirigidas a lograr una mayor cooperaci¨®n Sur-Sur se vieron alentadas por el lento ritmo de los progresos realizados en las negociaciones Norte-Sur y por la frustraci¨®n que este gener¨®, as¨ª como por el reconocimiento de los l¨ªmites del modelo de desarrollo asociativo imperante. Asimismo, tambi¨¦n se vieron favorecidas por la naturaleza bidimensional del enfoque de autosuficiencia (reconocida expl¨ªcitamente en la afirmaci¨®n de los ministros recogida en el p¨¢rrafo anterior). Como se describi¨® anteriormente, se consider¨® que una de las dimensiones implicaba generar cambios en los modelos de interacci¨®n entre el Norte y el Sur con el fin de establecer un reparto m¨¢s equitativo de los beneficios de las actividades econ¨®micas internacionales, as¨ª como un control de aquellos, por parte de los pa¨ªses desarrollados y en desarrollo.

Adem¨¢s de constituir una parte del cambio estructural necesario, la autosuficiencia tambi¨¦n se consider¨® un instrumento para alcanzarlo: la autosuficiencia aumentaba el poder de negociaci¨®n individual y colectiva de los pa¨ªses en desarrollo y, especialmente al facilitar una acci¨®n conjunta, creaba el poder compensatorio necesario para negociar los cambios deseados en el sistema internacional. En este sentido, la autosuficiencia implicaba fortalecer la capacidad de acci¨®n conjunta del Tercer Mundo.

Sin embargo, al final, los pa¨ªses en desarrollo volvieron al modelo de desarrollo asociativo. Si bien la cooperaci¨®n econ¨®mica entre los pa¨ªses en desarrollo continu¨® siendo una meta importante, durante los a?os que siguieron, el objetivo de la autosuficiencia dio paso a una estrategia de desarrollo orientada hacia la exportaci¨®n, impulsada en parte por la crisis de la deuda mexicana de 1982, que se encontraba en aumento, y por la aceleraci¨®n del ritmo de la globalizaci¨®n.

No obstante, la conciencia de la debilidad de cada pa¨ªs en desarrollo por separado constituy¨® la g¨¦nesis del Grupo de los 77 y continu¨® siendo su raz¨®n de ser. Por tanto, en este sentido, el Grupo de los 77 es una especie de sindicato de los pobres, que se mantiene vinculado por una unidad de nacionalismos y una unidad de oposici¨®n, y no por los ideales de fraternidad o igualdad humanas o bien de amor al pr¨®jimo y, por ende, tampoco por una ideolog¨ªa com¨²n.[xxvii] La unidad del Grupo de los 77 se basa en una experiencia hist¨®rica com¨²n, en una dependencia econ¨®mica continua com¨²n y en un conjunto com¨²n de necesidades y aspiraciones.

Aun as¨ª, dada la carencia de homogeneidad del Grupo, la cohesi¨®n grupal no es f¨¢cil de mantener. Los intereses inmediatos y las prioridades de negociaci¨®n espec¨ªficas de muchos de sus numerosos miembros (la gran cantidad de miembros en s¨ª misma hace que sea dif¨ªcil alcanzar un consenso) son diferentes de los del resto. Cada pa¨ªs difiere enormemente de los dem¨¢s con respecto a sus sistemas culturales, ideol¨®gicos, pol¨ªticos y econ¨®micos. No exist¨ªa ning¨²n tipo de fuerza institucional unificadora s¨®lida: el Grupo de los 77 no ten¨ªa dirigentes duraderos, personal permanente, sede, secretar¨ªa ni, en realidad, ninguna otra instituci¨®n permanente. De hecho, la ubicaci¨®n de la oficina del coordinador rotaba anualmente en las sedes de Nueva York y Viena, y trimestralmente en Ginebra. Adem¨¢s, aunque algunos pa¨ªses como Argelia, la Argentina, el Brasil, Egipto, Filipinas, la India, Indonesia, Jamaica, M¨¦xico, Nigeria, el Pakist¨¢n, la Rep¨²blica Bolivariana de Venezuela, Sri Lanka y la ex-Yugoslavia sol¨ªan desempe?ar un papel importante en diversas cuestiones, ninguno de ellos ejerc¨ªa el liderazgo del Grupo. Asimismo, fueron y son muy importantes las grandes diferencias existentes en el ¨¢mbito del desarrollo econ¨®mico, especialmente entre el Grupo Latinoamericano y el Grupo Africano. Esta divisi¨®n se vio a¨²n m¨¢s acentuada a causa de la exclusi¨®n de la mayor parte de los pa¨ªses de Am¨¦rica Latina de los esquemas preferenciales de la Convenci¨®n de Lom¨¦. Adem¨¢s, el peso individual de ciertos pa¨ªses pod¨ªa complicar las cosas, sobre todo cuando estos pa¨ªses hab¨ªan recibido una ayuda especial de los pa¨ªses desarrollados y surg¨ªan oportunidades para establecer acuerdos bilaterales por separado. Podr¨ªan surgir complicaciones similares a ra¨ªz del mantenimiento de los fuertes v¨ªnculos tradicionales de ciertos pa¨ªses en desarrollo con algunos pa¨ªses desarrollados, por ejemplo, la relaci¨®n de algunos pa¨ªses de Centroam¨¦rica con los Estados Unidos de Am¨¦rica o la de algunos pa¨ªses africanos con Francia. Por otra parte, algunos de los intereses espec¨ªficos de los miembros del Grupo tambi¨¦n condujeron a la formaci¨®n de subgrupos informales, por ejemplo, los de los pa¨ªses m¨¢s gravemente afectados, los menos adelantados, los recientemente industrializados y, por supuesto, los exportadores de petr¨®leo.[xxviii] Si bien el ¨¦xito de la OPEP recibi¨® una buena acogida por parte de la mayor¨ªa de los pa¨ªses en desarrollo, sobre todo por el hecho de que reforzaba el poder de negociaci¨®n del Tercer Mundo en su conjunto, la carga de la balanza de pagos a ra¨ªz del incremento del precio del petr¨®leo introdujo tensiones considerables en el Grupo de los 77 (y, en consecuencia, en el Movimiento de los Pa¨ªses No Alineados). Sin embargo, al no existir ninguna alternativa para los pa¨ªses en desarrollo importadores de petr¨®leo, esta experiencia, pese a ser dolorosa, no acab¨® con la unidad del Grupo de los 77.[xxix]

Frente a estos factores, el mantenimiento de la cohesi¨®n del Grupo constitu¨ªa una dif¨ªcil tarea. No obstante, la fuerza de los intereses b¨¢sicos comunes, la capacidad de mantener un consenso mediante compensaciones aceptables entre los propios pa¨ªses en desarrollo, el reconocimiento de que establecer acuerdos independientes solo generaba concesiones marginales y temporales y la resistencia de los pa¨ªses desarrollados a entablar una serie de negociaciones detalladas consigui¨® eliminar las presiones tendentes a la desuni¨®n. El mantenimiento y el fortalecimiento de la unidad del Grupo de los 77 era y, por tanto, contin¨²a siendo, una condici¨®n previa para lograr los cambios deseados en el sistema econ¨®mico internacional. Volviendo a la analog¨ªa de Nyerere y a su evaluaci¨®n de la intervenci¨®n hist¨®rica de la OPEP en 1973, cabe afirmar que desde aquel momento, la OPEP hab¨ªa aprendido, y todos hab¨ªan aprendido una vez m¨¢s, que, por muy poderoso que fuera, un solo sindicato que abarcase una ¨²nica secci¨®n de toda una empresa no pod¨ªa cambiar la relaci¨®n fundamental entre los empleadores y los empleados¡­ La realidad era que incluso la unidad del m¨¢s poderoso de los subgrupos del Tercer Mundo no era suficiente para que sus miembros pudieran llegar a convertirse en aut¨¦nticos agentes del sistema econ¨®mico mundial, en lugar de limitarse a reaccionar. La unidad del Tercer Mundo en su conjunto era necesaria para lograr el cambio fundamental en el marco de los actuales acuerdos econ¨®micos mundiales.[xxx]

Estas palabras, pronunciadas en 1979, resumen el reto al que se enfrent¨® el Grupo de los 77 a lo largo de su existencia, y al que se sigue enfrentando hoy en d¨ªa.

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Referencias

[i] Resoluci¨®n 1710 (XVI) de la Asamblea General, de 19 de diciembre de 1961.

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[ii] Resoluci¨®n 1707 (XVI) de la Asamblea General, de 19 de diciembre de 1961.

[iii] Para consultar el texto de la "Declaraci¨®n de El Cairo de los Pa¨ªses en Desarrollo", v¨¦ase Odette Jankowitsch y Karl P. Sauvant, eds.: The Third World without Superpowers: The Collected Documents of the Non-Aligned Countries (Dobbs Ferry, Nueva York: Oceana (actualmente, Oxford University Press), 1978), vol. I, pp. 72 a 75, en adelante, Jankowitsch y Sauvant. Esta reuni¨®n constituy¨® el primer intento de los pa¨ªses en desarrollo por coordinar sus pol¨ªticas de desarrollo internacional en las Naciones Unidas.

[iv] V¨¦ase la resoluci¨®n 917 (XXXIV) del Consejo Econ¨®mico y Social, de 3 de agosto de 1962, y la resoluci¨®n 1785 (XVII) de la Asamblea General, de 8 de diciembre de 1962.

[v] De los 32 miembros del Comit¨¦ Preparatorio, 19 eran pa¨ªses en desarrollo (incluida la ex-Yugoslavia que, en aquel momento, desempe?aba un papel clave en el Grupo de los 77). De los 19 pa¨ªses, 17 apoyaban el Comunicado Conjunto. Los otros dos, El Salvador y el Uruguay, lo hicieron solo en el momento en que el Comunicado Conjunto pas¨® a convertirse en la Declaraci¨®n Conjunta.

[vi] Incluido en Karl P. Sauvant, ed., The Third World without Superpowers, 2nd Ser., The Collected Documents of the Group of 77 (Dobbs Ferry, Nueva York: Oceana (actualmente, Oxford University Press), 1981), 20 vols., en adelante, Sauvant. (Los documentos del Grupo de los 77 a los que se hace referencia a continuaci¨®n, as¨ª como los documentos de las reuniones de las Naciones Unidas para las que sirvieron como base, se incluyen en estos vol¨²menes; por lo tanto, no se har¨¢ referencia espec¨ªfica a ellos cada vez que se mencionen.) En 1963, 76 pa¨ªses en desarrollo eran Miembros de las Naciones Unidas. Excepto Cuba y C?te d¡¯Ivoire, todos los pa¨ªses en desarrollo, junto con Nueva Zelandia, copatrocinaron la Declaraci¨®n Conjunta. El Grupo Latinoamericano excluy¨® a Cuba en aquel momento y, por tanto, dicho pa¨ªs no se acept¨® como copatrocinador de la resoluci¨®n. (El principio del copatrocinio exige que cada patrocinador de una resoluci¨®n determinada acepte a los nuevos copatrocinadores.)

[vii] Ibid., documento I.C.I.a. En el momento en que se celebr¨® el primer per¨ªodo de sesiones de la UNCTAD, 77 pa¨ªses en desarrollo eran Miembros de las Naciones Unidas. De ellos, una vez m¨¢s C?te d¡¯Ivoire no se adhiri¨® en aquel momento y Cuba sigui¨® estando excluida hasta la Segunda Reuni¨®n Ministerial celebrada en 1971. Otros dos, la Rep¨²blica de Corea y la Rep¨²blica Socialista de Viet Nam (que no formaban parte de las Naciones Unidas pero eran los ¨²nicos pa¨ªses en desarrollo en esta situaci¨®n durante el primer per¨ªodo de sesiones de la UNCTAD), s¨ª se adhirieron tras ser aceptados para formar parte del Grupo de Asia, lo que complet¨® el n¨²mero total de pa¨ªses que apoyaron la Declaraci¨®n Conjunta de los 77 Pa¨ªses. Sin embargo, dado que originalmente el grupo contaba con 75 miembros (cons¨²ltese la Declaraci¨®n Conjunta de 1963), la resoluci¨®n sigui¨® refiri¨¦ndose a 75 pa¨ªses. Fue a ra¨ªz de la celebraci¨®n del primer per¨ªodo de sesiones de la UNCTAD cuando el Grupo adquiri¨® su nombre actual.

[viii] Prebisch anim¨® activamente a los pa¨ªses en desarrollo durante los preparativos para el primer per¨ªodo de sesiones de la UNCTAD, as¨ª como durante el propio per¨ªodo de sesiones y en a?os posteriores, a cooperar y fortalecer su unidad en el marco del Grupo de los 77. Su sucesor, Manuel P¨¦rez-Guerrero, continu¨® con esta pol¨ªtica.

[ix] La resoluci¨®n del Primer Decenio de las Naciones Unidas para el Desarrollo no esbozaba ninguna estrategia.

[x] A trav¨¦s de la resoluci¨®n 1995 (XIX), incluida en Sauvant. Cons¨²ltese esta resoluci¨®n para obtener m¨¢s datos sobre los miembros, las funciones principales, la organizaci¨®n, etc. de la UNCTAD.

[xi] Incluida la Organizaci¨®n de Liberaci¨®n de Palestina, el ¨²nico Estado no miembro del Grupo de los 77.

[xii] La bibliograf¨ªa sobre el Grupo de los 77 es escasa. Uno de los mejores an¨¢lisis de aquel momento fue el de Branislav Gosovic, UNCTAD: Conflict and Compromise. The Third World's Quest for an Equitable World Economic Order through the United Nations (Leiden: Sijthoff, 1972). Para consultar otro an¨¢lisis del Grupo de los 77 y el Movimiento de los Pa¨ªses No Alineados y de su papel en las principales conferencias econ¨®micas internacionales relacionadas con el nuevo orden econ¨®mico internacional, v¨¦ase Robert A. Mortimer, Third World Coalition in International Politics (Nueva York: Praeger, 1980).

[xiii] Infra, p. 133.

[xiv] Ibid., p. 134.

[xv] V¨¦ase la Misi¨®n Ministerial del Comit¨¦ de Coordinaci¨®n y la Carta de Argel, parte III, de la Primera Reuni¨®n Ministerial del Grupo de los 77 en Sauvant, documentos II.B.3 y II.D.7, respectivamente.

[xvi] Para obtener m¨¢s detalles, cons¨²ltese Karl P. Sauvant, "The Origins of the NIEO Discussions", en Karl P. Sauvant, ed., Changing Priorities on the International Agenda: the New International Economic Order (Elmsford, Nueva York: Pergamon, 1981).

[xvii] Aparte de los Estados de Am¨¦rica Latina, solo participaron en la Conferencia de Bretton Woods los siguientes pa¨ªses en desarrollo: Egipto, Etiop¨ªa, Filipinas, India, Ir¨¢n (Rep¨²blica Isl¨¢mica del), Iraq y Liberia.

[xviii] Cons¨²ltese Odette Jankowitsch y Karl P. Sauvant, "The Initiating Role of the Non?Aligned Countries", en ibid. Esta observaci¨®n no deber¨ªa considerarse un menosprecio de las funciones y objetivos pol¨ªticos del Movimiento de los Pa¨ªses No Alineados; solo pretende destacar que el movimiento tambi¨¦n hab¨ªa adquirido una funci¨®n econ¨®mica igual de importante y que este cambio demostr¨® ser de vital importancia para hacer del desarrollo una prioridad en la agenda internacional.

[xix] Cons¨²ltese, p. ej., el ¡°Comunicado Final¡± aprobado en la Reuni¨®n Ministerial del Bur¨® de Coordinaci¨®n de los Pa¨ªses No Alineados celebrada en la Habana en 1978, reproducido en Jankowitsch y Sauvant, vol. V.

[xx] Resoluciones de la Asamblea General 3201 (S-VI) y 3202 (S-VI). Junto con la Carta de Derechos y Deberes de los Estados, aprobada el 12 de diciembre de 1974 en el vig¨¦simo noveno per¨ªodo ordinario de sesiones de la Asamblea General seg¨²n la resoluci¨®n 3281 (XXIX), y la resoluci¨®n 3362 (S-VII), titulada ¡°Desarrollo y Cooperaci¨®n Econ¨®mica Internacional¡±, aprobada el 16 de septiembre de 1975 en el s¨¦ptimo per¨ªodo extraordinario de sesiones de la Asamblea General, estas resoluciones (incluidas en Sauvant) recogen las bases del programa relativo al nuevo orden econ¨®mico mundial.

[xxi] Especialmente en el marco del Programa de Acci¨®n para la Cooperaci¨®n Econ¨®mica, aprobado en la Tercera Conferencia de Ministros de Relaciones Exteriores de los Pa¨ªses No Alineados celebrada en Georgetown en 1972 y a ra¨ªz del cual se design¨® a una serie de pa¨ªses coordinadores en 18 ¨¢mbitos de actividad. Cabe se?alar tambi¨¦n la importancia de las diversas actividades de seguimiento de la Conferencia de los Pa¨ªses en Desarrollo sobre las Materias Primas, que se celebr¨® en Dakar del 4 al 8 de febrero de 1975; a pesar de que fueron los Pa¨ªses No Alineados los que convocaron la Conferencia de Dakar, esta se cre¨® expresamente para incluir a todos los pa¨ªses en desarrollo. Para consultar la documentaci¨®n correspondiente, v¨¦ase Jankowitsch y Sauvant.

[xxii] Algunas de las iniciativas emprendidas en este sentido fueron la creaci¨®n, dentro de la UNCTAD y de conformidad con una resoluci¨®n aprobada en el cuarto per¨ªodo de sesiones de dicha Conferencia, de un Comit¨¦ sobre Cooperaci¨®n Econ¨®mica entre los Pa¨ªses en Desarrollo en 1976 y la mayor atenci¨®n prestada a este enfoque a partir del quinto per¨ªodo de sesiones de la UNCTAD.

[xxiii] Cons¨²ltese Sauvant, documento IV.D.7.

[xxiv] Cons¨²ltese la documentaci¨®n principal del Grupo de los 77 correspondiente al cuarto per¨ªodo de sesiones de la UNCTAD, "Statement Regarding the Forthcoming Conference on Economic Co-operation among the Developing Countries", ibid., documento IV.E.l.

[xxv] V¨¦ase el "Comunicado" de la Reuni¨®n Ministerial del Grupo de los 77, ibid., documento X.C.I.a.

[xxvi] Ministros de Relaciones Exteriores de los Estados miembros del Grupo de los 77, Cuarta Reuni¨®n, "Declaraci¨®n", ibid., documento X.B.4.a.

[xxvii] Nyerere, infra, p¨¢gs. 123, 122.

[xxviii] Las asociaciones de productores diferentes de la OPEP no hab¨ªan adquirido una importancia pol¨ªtica propia.

[xxix] En otras palabras, los pa¨ªses en desarrollo importadores de petr¨®leo no ganaban nada al oponerse a la OPEP, ya que eso no habr¨ªa afectado al precio del petr¨®leo. Al contrario, si manten¨ªan una postura solidaria, combinada con algo de presi¨®n, podr¨ªan haber conseguido ciertas concesiones por parte de los pa¨ªses de la OPEP (ya fuese en forma de ayuda, de acuerdos de precios especiales o ambos), lo cual reforzaba el poder de negociaci¨®n de los pa¨ªses en desarrollo importadores de petr¨®leo en sus negociaciones con el Norte.

[xxx] Nyerere, infra, p¨¢g. I33.