Hace quince a?os, cuando pasé a ser miembro del sector humanitario, creía que la práctica sobre el terreno se regía por el artículo 6 del Código de Conducta relativo al Socorro en Casos de Desastre para el Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja y las Organizaciones No Gubernamentales. En ese artículo se dispone que “Trataremos de fomentar la capacidad para hacer frente a catástrofes utilizando las aptitudes y los medios disponibles a nivel local… Siempre que sea posible, propiciaremos la asociación con OHNG locales[1] como asociados en la planificación y la ejecución…”. La complementariedad con los agentes locales se puso de relieve posteriormente en el proyecto Esfera de 1996, los Principios y Buena Gestión de las Donaciones Humanitarias, de 2003, y los Principios de Asociación de 2007.

En C?te d’Ivoire, Malí, el Níger, la República Democrática del Congo, el Senegal y Sierra Leona ví buenos ejemplos de colaboración entre asociados locales e internacionales. También conocí a muchos funcionarios de organizaciones no gubernamentales (ONG) locales y nacionales que no estaban satisfechos con la calidad de sus asociaciones con organismos internacionales. La distribución de los recursos era motivo de honda preocupación.

En 2013, en el marco del Practitioner Expert Programme de la Universidad Tufts, me entrevisté con los jefes de tres ONG de ?frica Occidental que habían sido asociadas de organizaciones internacionales durante más de diez a?os. Todos recalcaron que las contrapartes internacionales mostraban muy poca disposición a permitirles que se desarrollaran, o a prestarles una ayuda significativa en ese sentido, por temor a que las superaran. Si bien reconocieron sus propias deficiencias, también citaron ejemplos concretos de desequilibrio de poder.

El jefe de una ONG de C?te d'Ivoire describió una asociación que resultó difícil. “Nos asociamos con una ONG internacional para ejecutar un proyecto de distribución de alimentos en virtud de la iniciativa de un organismo de las Naciones Unidas”, dijo. “Al a?o siguiente nos dirigimos directamente al organismo de las Naciones Unidas. La ONG internacional nos dijo que ellos debían ser los responsables del proyecto y tratar directamente con el organismo de las Naciones Unidas en Ginebra. Se les confió el proyecto, pero como no podían hacerse cargo de la ejecución sobre el terreno recurrieron nuevamente a nosotros y nos subcontrataron para que ejecutáramos el mismo proyecto. Eso no es una asociación. Es abuso y explotación. Nosotros hacemos el trabajo y ellos reciben los fondos”.

Se mencionaron factores negativos que subrayaban la percepción de las organizaciones locales de ser víctimas de discriminación, tales como insuficiencia de los recursos, acceso limitado a la información, procedimientos complejos y la previsión de sueldos y gastos generales mucho más bajos en los presupuestos de las ONG locales y nacionales, así como el hecho de que no se autorizara a las ONG nacionales para retener personal. Uno de los entrevistados resumió lo que otros habían mencionado: “Hay ONG locales activas que cuentan con capacidad, pero el sistema no parece preparado para otorgar a las organizaciones locales el lugar que merecen”.

Estas observaciones reflejaron lo que presencié durante los tres a?os en los que dirigí las fases 1 y 2 del proyecto relativo a las ONG y la reforma humanitaria[2] en C?te d’Ivoire y la República Democrática del Congo, así como en Etiopía, el Pakistán y Zimbabwe, donde también se ejecutó. El objetivo del proyecto era fortalecer el papel de las ONG locales, nacionales e internacionales del ámbito humanitario en la política y la práctica de la reforma humanitaria.

Durante los tres últimos a?os he prestado servicios en calidad de Representante Regional en ?frica Occidental y Central para el Consejo Internacional de Organizaciones Voluntarias, una coalición de ONG integrada por organizaciones de todos los continentes.

Existe una minoría de ONG locales y nacionales asociadas con agentes internacionales que han obtenido algún acceso a grupos, financiación común y equipos humanitarios en los países, pero la gran mayoría permanece al margen de la adopción de decisiones y la coordinación en materia de acción humanitaria. Solo tres ONG nacionales forman parte de los equipos humanitarios en los países de los que me ocupo. Son pocas las ONG locales o nacionales que reciben fondos directamente de los donantes, pero la situación tiende a ser más favorable en la República Centroafricana y la República Democrática del Congo, donde existen fondos mancomunados. Sin embargo, siempre me impresionan la calidad, la creatividad, el efecto inmediato y la sostenibilidad de los proyectos que esas ONG ejecutan sobre el terreno.

Recientemente me sentí impresionada por una modalidad de intervención de Afrique Secours et Assistance, una ONG de C?te d’Ivoire? que se especializa en la protección de los ni?os, las mujeres y los desplazados. Afrique Secours et Assistance tiene en ejecución proyectos en C?te d’Ivoire, el Níger y la República Centroafricana. Ha creado originales intervenciones, entre ellas proyectos de cohesión social relacionados con mecanismos de solución de conflictos basados en las jefaturas tradicionales y en investigaciones académicas, observando todas las normas humanitarias internacionales.

Otra ONG local ha hecho hincapié en las preocupaciones relacionadas con intervenciones sostenibles en la región oriental de C?te d’Ivoire. Primeramente ejecutó un proyecto de saneamiento en la misión Duékoué, un centro de acogida de desplazados internos. Después, sin contar con financiación externa, organizó equipos de saneamiento con jóvenes que regresaban al país. Más tarde esos equipos siguieron limpiando sus vecindarios a título privado a cambio de una peque?a contribución de los residentes en el lugar y por último lograron crear empresas.

A mi juicio, para que las ONG africanas autóctonas participen en la adopción de decisiones sobre la acción humanitaria, es importante que las ONG locales nacionales y regionales que son eficaces y se rigen por principios cambien la noción generalizada de que carecen de responsabilidad y capacidad para ejecutar proyectos. Deben velar por que las ONG nacionales que no merezcan confianza o sean débiles no empa?en la reputación de su comunidad en general. También deben dar a conocer mejor sus éxitos, su repercusión y su valor a?adido; los conocimientos y la comprensión que poseen de complejos entornos políticos y culturales; y su eficacia en función de los costos así como las consideraciones de largo plazo en que se basa su labor.

Otro aspecto que considero que deberían mejorar las ONG locales y nacionales para lograr mejores asociaciones es el de transmitir sus criterios sobre la responsabilidad a las personas afectadas. Muchos miembros del personal de ONG nacionales con los que me comunico periódicamente opinan que, debido a su relación directa con las comunidades y su interés de largo plazo en una identificación genuina de la población afectada con los proyectos, aventajan a las ONG internacionales en este sentido pero no tienen la terminología apropiada para describir sus criterios. Es importante que las ONG nacionales expresen claramente y oficialicen sus criterios, sus marcos y sus procesos institucionales, dado que la responsabilidad es un factor que podría permitirles igualar las oportunidades.

En C?te d’Ivoire, una organización local que había utilizado provechosamente un módulo de capacitación sobre funciones de responsabilidad que le facilité, me escribió algunos meses después. El jefe de la organización explicó que siempre habían escuchado a las mujeres con quienes trabajaban; les pidieron observaciones sobre propuestas de proyecto y posteriormente adaptaron sus operaciones en consecuencia. Tras la capacitación, pusieron de relieve este aspecto con la ONG internacional Save the Children, su asociada de larga data, y le pidieron apoyo para fortalecer sus mecanismos institucionales. Ello dio por resultado que esa organización asociada duplicara el presupuesto de la organización local.

La financiación constituye un obstáculo importante, y a menos que las ONG locales y nacionales consigan fuentes de financiación alternativas, difícilmente se les considerará en pie de igualdad con los donantes o asociados que aportan más dinero. Una investigación realizada por Oxfam demostró que entre 2007 y 2013 menos del 2% anual de la financiación de la asistencia humanitaria se entregó directamente a agentes locales y nacionales[3]. Pese a iniciativas alentadoras como la Carta para el Cambio y el Gran Pacto, esta situación no cambiará de la noche a la ma?ana. Se han emprendido otras iniciativas, como el consorcio de ONG africanas que agrupa a Médecins d’Afrique, Afrique Secours et Assistance y Africa Humanitarian Action, fundado en la República Centroafricana con el objetivo de recaudar fondos bajo los auspicios de la Unión Africana. Otros posibles modelos incluyen a Femmes de Salem International, de C?te d’Ivoire, que recauda efectivo en forma de monedas; la Dangote Foundation en Nigeria, que desarrolla la capacidad de las ONG nigerianas; el Gobierno del Chad, que aporta fondos para la asistencia de los refugiados en el Chad por conducto de la sociedad civil del país; y los movimientos de fondos de las diásporas, que aportan dinero a través de organizaciones de base comunitaria.

En algunos países de la región donde traté de aunar a las ONG nacionales, observé que existían luchas internas para ganar visibilidad, acceso al dinero y personal, y que las coaliciones se disolvían en cuanto el facilitador externo neutral abandonaba el país debido a la falta confianza entre las organizaciones. Las ONG nacionales no tienen más opción que establecer consorcios sólidos, creíbles y operacionales al tiempo que fortalecen sus capacidades individuales y establecen alianzas con organizaciones de criterios similares. Tales consorcios son sumamente diversos e incluyen a individuos y a organizaciones confesionales, ONG internacionales, gobiernos, organismos de donantes, universidades, y funcionarios de organismos de las Naciones Unidas interesados en reducir los elevados costos administrativos de las intervenciones de las Naciones Unidas y, por tanto, empoderar a los asociados de países del Sur eficaces y de más bajo costo. La red denominada Global Network of Southern Non-Governmental Organizations, que se inaugurará oficialmente en mayo de 2016, está integrada por 20 ONG internacionales y federaciones que, en virtud de la Carta para el Cambio, se han comprometido a modificar sus métodos de trabajo para permitir que los agentes nacionales del Sur Global desempe?en un papel prominente en la respuesta humanitaria. Para ONG internacionales como Oxfam y Care, que insisten en que es necesario dar un vuelco al sistema actual, esos agentes nacionales son aliados en potencia.

Reconociendo que ningún agente podría responder por sí solo a las inmensas necesidades humanitarias, el proceso de consulta de tres a?os de duración previo a la Cumbre Humanitaria Mundial, que se celebrará en Estambul en mayo de 2016, ha permitido escuchar a más de 23.000 personas que se han pronunciado rotundamente a favor de la localización de la preparación y la respuesta y han ofrecido una plataforma para el debate y la formulación de compromisos por parte de todos los agentes. Si bien es poco probable que la Cumbre produzca cambios fundamentales, ofrece sin dudas una oportunidad para celebrar debates transparentes que podrían dar lugar a asociaciones más fuertes.

El fortalecimiento de los vínculos entre las ONG nacionales y sus contrapartes internacionales en ?frica requerirá, durante la Cumbre y después, un alto grado de transparencia y honestidad; respeto por las contribuciones de cada cual; reconocimiento de las ventajas comparativas y los mandatos; identificación de los beneficios mutuos aumentando la asistencia a las poblaciones afectadas por crisis de manera que se obtengan mejores resultados mediante un trabajo conjunto en lugar de competencia; y valor y disposición por parte de todos los agentes para evaluarse a sí mismos y ceder el poder o los recursos.

Por último, recuerdo una reunión que facilité el a?o pasado en Dakar, relativa al establecimiento de una asociación entre funcionarios de un organismo de las Naciones Unidas y asociados de ONG. Ambas partes discutían sobre los problemas existentes en sus relaciones hasta que Yvonne, una joven representante de la población afectada, los silenció con estas palabras: “Ustedes no se imaginan las consecuencias que sus discusiones constantes tienen para nosotros. A los refugiados no nos importa si recibimos la asistencia de esta organización o de la otra… lo único que queremos es que nos den la asistencia como es debido”.

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El presente artículo no refleja las opiniones del Consejo Internacional de Organizaciones Voluntarias ni de sus organizaciones miembros.

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Notas

????????? [1] ??? Organizaciones no gubernamentales de carácter humanitario.

????????? [2] ??? Consejo Internacional de Organizaciones Voluntarias, “NGOs and Humanitarian Reform Project Phase II. From Humanitarian Reform to the Transformative Agenda: NGO Voices”, informe de síntesis (Ginebra, noviembre de 2011 a abril de 2013). Se puede consultar en .

????????? [3] Tara R. Gingerich y Marc J. Cohen, “Turning the humanitarian system on its head: saving lives and livelihoods by strengthening local capacity and shifting leadership to local actors”, informes de investigación de Oxfam (Oxford, Reino Unido, Oxfam Internacional, 2015). Se puede consultar en .

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