Desde que asist¨ª a la Conferencia de Kyoto sobre el cambio clim¨¢tico en 1997, me ha fascinado el desarrollo del debate internacional sobre esta cuesti¨®n. Existen pocas fuerzas capaces de remodelar el paisaje a nivel mundial del modo en que puede hacerlo el cambio clim¨¢tico. La subida del nivel del mar, el derretimiento de los glaciares, los lagos que se secan y los bosques pluviales que se convierten en sabanas no son m¨¢s que unos cuantos ejemplos de las transformaciones ocasionadas por el cambio clim¨¢tico.
Se trata de transformaciones dram¨¢ticas que ya son visibles, pero se espera que su impacto se haga cada vez m¨¢s severo. El calentamiento global no solamente tiene consecuencias medioambientales sino tambi¨¦n graves repercusiones sociales, econ¨®micas y en materia de seguridad, lo que lo convierte en una amenaza de alcance total.
Sin embargo y pese a los hallazgos cient¨ªficos del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Clim¨¢tico (IPCC) que indican que el mismo se est¨¢ produciendo y sin duda se debe a la actividad del hombre, la respuesta internacional a este problema est¨¢ lejos de ser suficiente. Para superar esa gran inercia con objeto de tomar medidas respecto del cambio clim¨¢tico ser¨¢n necesarios importantes esfuerzos pol¨ªticos y econ¨®micos, comenzando por los jefes de Estado y de gobierno hasta llegar al nivel popular.
Por suerte, el cambio clim¨¢tico ha resurgido en el seno del programa pol¨ªtico internacional. De igual modo que hace 10 a?os, cuando se celebr¨® la Conferencia de Kyoto, m¨¢s personas, empresas y gobiernos-- a nivel local y nacional --est¨¢n empezando a reconocer el cambio clim¨¢tico como una cuesti¨®n prioritaria. Los medios tambi¨¦n dedican cada vez m¨¢s atenci¨®n al cambio clim¨¢tico, y los informes recientes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Clim¨¢tico han atra¨ªdo m¨¢s del doble de atenci¨®n que los estudios de evaluaci¨®n recabados por el Grupo Intergubernamental hace cinco a?os.
El Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, ha hecho del cambio clim¨¢tico una de sus principales prioridades y ha declarado que es urgente que para 2010 los pa¨ªses lleguen a un acuerdo sobre un marco s¨®lido que garantice que no se abrir¨¢ ninguna brecha entre la finalizaci¨®n del primer per¨ªodo de compromiso del Protocolo de Kyoto en 2012 y la entrada en vigor de futuros reg¨ªmenes. El problema es que existen considerables obst¨¢culos que deben superarse antes de poder llegar a un acuerdo. Las emisiones de gases de efecto invernadero que ocasionan cambios en el clima est¨¢n aumentando-- no disminuyendo --y muchos pa¨ªses han indicado que no est¨¢n dispuestos a sacrificar sus intereses econ¨®micos nacionales sin recibir a cambio garant¨ªas de que todos realizar¨¢n esfuerzos similares.
Pero adem¨¢s existen otras razones para la desconfianza: la mayor parte de los 1.200 millones de habitantes del planeta que sobreviven con 1 d¨®lar al d¨ªa o menos viven en pa¨ªses en desarrollo que han tenido poco que ver con las causas del problema del cambio clim¨¢tico. Muchos se preguntan: "?Por qu¨¦ deber¨ªan los pa¨ªses m¨¢s pobres ver sus esfuerzos de desarrollo restringidos mientras la poblaci¨®n de los pa¨ªses desarrollados vive una vida de comodidad y consumismo?" ?sta es una nueva cuesti¨®n que se trat¨® en la Cumbre para la Tierra de 1992 celebrada en R¨ªo de Janeiro, de la que surgi¨® el "Programa 21" en el que se acord¨® de manera universal un plan para el desarrollo sostenible. Los Estados Miembros acordaron que todos los pueblos y pa¨ªses tienen derecho al desarrollo, pero que el desarrollo deber¨ªa equilibrar toda una serie de preocupaciones econ¨®micas, sociales y medioambientales. Tambi¨¦n se reconoci¨® que los pa¨ªses industrializados deben ayudar a los pa¨ªses en desarrollo con los recursos y tecnolog¨ªas necesarios para el desarrollo sostenible.
El Grupo Intergubernamental de Expertos para el Cambio Clim¨¢tico nos ha mostrado que las soluciones para hacer frente al cambio clim¨¢tico no son prohibitivas desde un punto de vista econ¨®mico. No obstante, para embarcarse en la puesta en pr¨¢ctica de esas soluciones se necesita la voluntad colectiva de todos los pa¨ªses. Necesitamos acrecentar la confianza entre las personas r¨¢pidamente, antes de que sea demasiado tarde para pasar a la acci¨®n o resulte demasiado caro. El coste de la inacci¨®n supera con creces el de la acci¨®n. Hagamos lo que hagamos, la temperatura de la Tierra continuar¨¢ subiendo en los pr¨®ximos a?os. El Grupo Intergubernamental de Expertos para el Cambio Clim¨¢tico predice que para 2100 el calentamiento medio probablemente se situar¨¢ entre los 2? y los 4,5? Celsius, siendo la mejor estimaci¨®n de 3? C o 5,4? F. Cuanto m¨¢s esperemos antes de pasar a la acci¨®n, mayor ser¨¢ la concentraci¨®n de gases de efecto invernadero y esto se traducir¨¢ en una mayor tasa de calentamiento. Por el contrario, si se act¨²a de manera decidida ahora, tal y como sugieren los informes del Grupo Intergubernamental, podemos limitar la tasa a que se produce el cambio clim¨¢tico a niveles m¨¢s manejables.
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Clim¨¢tico, que se celebrar¨¢ en Bali (Indonesia) en diciembre de 2007, ser¨¢ clave para el desarrollo de una respuesta a largo plazo para el cambio clim¨¢tico. Bali debe ser un lugar de encuentro donde los pa¨ªses comiencen a negociar una estrategia mundial que todos puedan respaldar y poner en pr¨¢ctica. Pero antes de llegar a Bali necesitamos desarrollar unos principios rectores que ayuden a incluir todos los aspectos relevantes del problema. Por ejemplo, debemos reconocer que los pa¨ªses industrializados ser¨¢n quienes tengan que liderar la reducci¨®n de las emisiones y que los pa¨ªses en desarrollo deber¨¢n dedicarse a la b¨²squeda de estrategias de desarrollo de bajas emisiones. Tambi¨¦n habr¨¢ de reconocerse que los pa¨ªses en desarrollo deber¨ªan beneficiarse de incentivos que limiten las emisiones y de asistencia para la adaptaci¨®n. A todo lo anterior podr¨ªa unirse un mercado de derechos de emisi¨®n de carbono que ofrezca una oportunidad de reducir el coste de la reducci¨®n de las emisiones y sirva para movilizar fondos.
Unas colaboraciones m¨¢s estrechas del sector p¨²blico con el privado, la innovaci¨®n tecnol¨®gica acelerada y la renovaci¨®n del compromiso de conseguir que las tecnolog¨ªas renovables existentes sean econ¨®micamente viables desempe?ar¨¢n un papel fundamental en la reducci¨®n de las emisiones de gases de efecto invernadero. La demanda creciente de energ¨ªa exige una inversi¨®n de 20 billones de d¨®lares en infraestructuras de aqu¨ª a 2030. Tomar ahora la decisi¨®n de utilizar tecnolog¨ªas m¨¢s limpias y m¨¢s eficientes en cuanto al uso de la energ¨ªa, a la larga podr¨ªa salvar vidas y ahorrar dinero.
Las Naciones Unidas realizar¨¢n su contribuci¨®n para resolver el problema a trav¨¦s de la comprensi¨®n de los aspectos cient¨ªficos que proporcionan los informes del Grupo Intergubernamental de Expertos para el Cambio Clim¨¢tico, ofreciendo un foro en el que puedan forjarse acuerdos mundiales como son la Convenci¨®n Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Clim¨¢tico y el Protocolo de Kyoto, y adoptando conceptos y respuestas novedosos e innovadores tales como el mecanismo para un desarrollo limpio y los mercados de derechos de emisi¨®n de carbono. El sistema de las Naciones Unidas, a trav¨¦s de sus organismos para la promoci¨®n del desarrollo, trabaja para garantizar que la respuesta al cambio clim¨¢tico no afectar¨¢ negativamente a los programas de reducci¨®n de la pobreza sino que, de hecho, contribuir¨¢ a esos esfuerzos.
Una cosa es sugerir modos en que el mundo puede enfrentarse al cambio clim¨¢tico y otra muy diferente implantarlos en casa. Para predicar con el ejemplo, las mismas Naciones Unidas se han embarcado en una nueva iniciativa ecol¨®gica para hacer sus propias actividades m¨¢s respetuosas con el medio ambiente. La Organizaci¨®n planea renovar su sede de los ¨²ltimos 55 a?os con el objetivo de reducir el actual consumo de energ¨ªa en m¨¢s de un 30% adem¨¢s de tomar otras medidas en torno a una mayor eficiencia energ¨¦tica, la conservaci¨®n del agua y el reciclado de los residuos.
No obstante, ser¨¢ necesario algo m¨¢s que gobiernos y organizaciones para hacer frente al cambio clim¨¢tico. Har¨¢n falta personas como usted y como yo para atajar este problema en nuestras propias vidas de manera que todo el mundo, ahora y en el futuro, pueda evitar las consecuencias catastr¨®ficas del cambio clim¨¢tico.
?
La Cr¨®nica?ONU??no?constituye un registro oficial. Tiene el privilegio de acoger a los altos funcionarios de las Naciones Unidas, as¨ª como a distinguidos colaboradores de fuera del sistema de las Naciones Unidas cuyas opiniones no son necesariamente las de las Naciones Unidas. Del mismo modo, las fronteras y los nombres que se muestran y las designaciones utilizadas en los mapas o en los art¨ªculos no implican necesariamente un apoyo o una aceptaci¨®n por parte de las Naciones Unidas.?