Las zonas urbanas son la zona cero de la pandemia del COVID-19, con un 90 % de los casos comunicados.
Las ciudades est¨¢n sufriendo las peores consecuencias de la crisis, muchas de ellas con sistemas de salud sobrecargados, servicios de agua y saneamiento inadecuados y otros problemas.
Este es el caso en particular en las zonas m¨¢s pobres, donde la pandemia ha puesto de manifiesto desigualdades profundamente arraigadas.
Hoy tenemos una oportunidad para reflexionar y reajustar la forma en que vivimos, nos relacionamos y reconstruimos nuestras ciudades..
Sin embargo, las ciudades son tambi¨¦n lugares donde vemos una solidaridad y una resiliencia extraordinarias:
Desconocidos que se ayudan unos a otros, gente que sale a la calle a animar a los trabajadores esenciales, negocios locales que donan suministros vitales...
En las ciudades hemos visto lo mejor del esp¨ªritu humano.
Al responder ante la pandemia y trabajar por la recuperaci¨®n, volvemos los ojos hacia nuestras ciudades y vemos en ellas centros de comunidad, innovaci¨®n humana e ingenio.
Hoy tenemos una oportunidad para reflexionar y reajustar la forma en que vivimos, nos relacionamos y reconstruimos nuestras ciudades.
Por eso hoy presentamos un documento de pol¨ªticas sobre ¡°el COVID-19 en un mundo urbano¡±.
En el documento se formulan tres recomendaciones fundamentales.
Primero, debemos asegurarnos de que en todas las fases de respuesta ante la pandemia se aborden las desigualdades y los d¨¦ficits de desarrollo a largo plazo y se salvaguarde la cohesi¨®n social.
Debemos dar prioridad a los m¨¢s vulnerables en nuestras ciudades, por ejemplo, garantizando a todos un lugar seguro donde cobijarse y vivienda de emergencia a quienes no tienen hogar.
El acceso al agua y al saneamiento tambi¨¦n es vital.
El estado deficiente de los servicios p¨²blicos en muchas ciudades exige atenci¨®n urgente, en particular en los asentamientos informales.
Casi la cuarta parte de la poblaci¨®n urbana mundial vive en barrios marginales.
Los gobiernos locales ya est¨¢n tomando medidas, desde prohibir los desalojos durante la crisis hasta instalar nuevos puntos de agua limpia en las zonas m¨¢s vulnerables.
Segundo, debemos reforzar la capacidad de los gobiernos locales.
Para ello hacen falta medidas decisivas, y tambi¨¦n una cooperaci¨®n m¨¢s profunda entre las autoridades locales y nacionales.
Las medidas de est¨ªmulo y otras medidas de alivio deber¨ªan ir en apoyo de respuestas a los casos espec¨ªficos e impulsar la capacidad del gobierno local.
Tercero, debemos trabajar por una recuperaci¨®n econ¨®mica verde, resiliente e inclusiva.
Muchas ciudades han creado nuevos carriles para bicicletas y zonas peatonales, recuperando con ello espacios p¨²blicos y mejorando la movilidad, la seguridad y la calidad del aire.
Centr¨¢ndose en una gran transformaci¨®n ecol¨®gica y en la creaci¨®n de empleo, las medidas de est¨ªmulo pueden conducir el crecimiento hacia una senda resiliente de bajas emisiones de carbono y promover los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
La r¨¢pida adopci¨®n del teletrabajo ilustra c¨®mo las sociedades pueden transformarse en lo que parece de la noche a la ma?ana para hacer frente a amenazas urgentes.
Debemos actuar con la misma urgencia y decidir firmemente transformar las ciudades y abordar las crisis clim¨¢tica y de contaminaci¨®n.
Ahora es el momento de repensar y dar nueva forma al mundo urbano.
Ahora es el momento de adaptarnos a la realidad de esta pandemia y las pandemias futuras.
Ahora tenemos la oportunidad de recuperarnos y mejorar, construyendo ciudades m¨¢s resilientes, inclusivas y sostenibles.