Para la periodista mexicana Alejandra Crail, que acaba de ganar el prestigioso premio Breach-Valdez de Periodismo y Derechos Humanos, la cuarentena del COVID-19 ha sido una oportunidad para reafirmar su convicci¨®n de que hay que decir la verdad tanto sobre el virus como sobre otros temas m¨¢s oscuros que, seg¨²n ella, han sido ignorados durante demasiado tiempo. Es un mensaje que comparte el jefe del equipo del Centro de Informaci¨®n de la ONU en el pa¨ªs, Giancarlo Summa, quien cre¨® el premio en honor de los periodistas mexicanos Miroslava Breach y Javier Valdez, asesinados en 2017, escribe Solange Behoteguy Cortes de la ONU en Ginebra.
El 29 de marzo, en plena cuarentena, la periodista mexicana Alejandra Crail decidi¨® afeitarse la cabeza. Una actitud radical de alguien que luc¨ªa una hermosa cabellera despeinada pero que, a diferencia de Sans¨®n, el personaje b¨ªblico, cre¨ªa que cortarla le dar¨ªa fuerza. "Afeitarme la cabeza fue como decirle al sistema: 'Voy a mirarme a m¨ª misma por lo que soy, y dejar de medirme a trav¨¦s de los ojos de los dem¨¢s'", explica.
En abril, durante el segundo mes de la cuarentena mundial provocada por el COVID-19, Alejandra recibi¨® una noticia que reforz¨® su compromiso con la escritura sin trabas, algo que Garc¨ªa M¨¢rquez calific¨® como "el trabajo m¨¢s bello del mundo"; acababa de recibir el Premio Breach-Valdez de Periodismo y Derechos Humanos por su art¨ªculo de investigaci¨®n "". Inflexible e inc¨®modo, el reportaje marc¨® un punto de inflexi¨®n en la concienciaci¨®n sobre el abuso dom¨¦stico contra los ni?os, con datos minuciosamente recopilados que hac¨ªan imposible continuar ignorando la realidad.
La investigaci¨®n de Alejandra, publicada en la revista electr¨®nica Emeequis en octubre pasado, revel¨® que cada dos d¨ªas un ni?o menor de 15 a?os es asesinado en M¨¦xico por su familia en sus casas, o directamente por maltrato. "Recibir el premio significa que es el momento de hablar del tema", dice Alejandra. "Nos da la posibilidad de evitar que esto vuelva a suceder y acompa?ar a las v¨ªctimas y a las familias que se atrevieron a compartir algo tan ¨ªntimo, porque en este contexto, lo personal es pol¨ªtico".
Detalle forense
La idea de la historia surgi¨® en 2017 mientras ayudaba a una amiga a revisar viejos archivos de casos de homicidio del servicio b¨¢sico forense en el Estado de M¨¦xico. Alejandra descubri¨® que muchos asesinatos de ni?os se clasificaban como S¨ªndrome de Kempe, una condici¨®n que incluye una lesi¨®n f¨ªsica o mental infligida a un ni?o por sus propios padres, tutores o cuidadores. Sonaba extra?o, incluso misterioso. Investigando, se dio cuenta de que era algo mucho m¨¢s com¨²n que lo que hab¨ªa pensado inicialmente y que ponerle un nombre no ayudaba a abordar la realidad mortal de lo que estaba ocurriendo en su pa¨ªs y en otros lugares del mundo.
En la d¨¦cada de los sesenta, los acad¨¦micos mexicanos ya hablaban de ello y, sin embargo, el tema permanec¨ªa obstinadamente ausente en el espacio p¨²blico. "Me pareci¨® brutal, ?por qu¨¦ no estamos hablando de esto?", cuestiona Alejandra.
Compartiendo esta filosof¨ªa ¡ªy en respuesta a la creciente industria de la desinformaci¨®n en torno al COVID-19 en M¨¦xico y en otros lugares¡ª la nueva campa?a "" de la ONU tiene como objetivo luchar contra la desinformaci¨®n y promover fuentes de confianza. "Invita a los ciudadanos a formar parte de la elecci¨®n de la informaci¨®n y les recuerda que la informaci¨®n no tiene ning¨²n efecto si no mueve algo dentro de cada uno de nosotros", explica Alejandra. "Somos responsables de las palabras que usamos y de c¨®mo contamos nuestras historias".
M¨¢s que palabras en una p¨¢gina
"El periodismo tiene que servir de fuente de luz en medio de la oscuridad", dice Giancarlo Summa, Director del Centro de Informaci¨®n de las Naciones Unidas para M¨¦xico, Cuba y la Rep¨²blica Dominicana, que cre¨® el Premio Breach-Valdez en 2018 junto con otros organismos de las Naciones Unidas y varias instituciones mexicanas e internacionales. "Este informe nos obliga a mirar algo que no queremos mirar".
Romper la coartada del COVID-19
"En la cuarentena somos ciegos, perdemos los ojos que habitualmente nos vigilan fuera de nuestro c¨ªrculo ¨ªntimo, nuestros amigos y maestros", dice Alejandra, que recuerda el caso de una ni?a asesinada el pasado mes de abril en Chihuahua. Sus padres la llevaron a la casa de sus abuelos, pensando que estar¨ªa m¨¢s segura de la pandemia. Un d¨ªa, los abuelos llamaron a los servicios de emergencia para informar que su nieta estaba enferma con s¨ªntomas de COVID-19. Cuando los param¨¦dicos llegaron, encontraron a la ni?a muerta, con signos de estrangulaci¨®n y rastros de agresi¨®n sexual.
El tema del infanticidio es tan antiguo como Medea, como dice Alejandra, en referencia al tr¨¢gico personaje de la mitolog¨ªa griega que asesina a sus hijos para vengarse de su marido, Jas¨®n, despu¨¦s de que este la abandona. "No queremos enfrentarlo, para no destruir la imagen de la familia perfecta". Sigue siendo un tema tab¨², que "la mayor¨ªa de las veces llena las p¨¢ginas de cr¨®nica roja sin abordar las causas en profundidad".
El problema va m¨¢s all¨¢, dice Alejandra, con una cobertura que a menudo se centra en la figura de la madre, independientemente de si estuvo involucrada o no: "?d¨®nde estaba la madre? ?Por qu¨¦ no lo evit¨®? ?Qu¨¦ mala madre!".
Escribir, no morir
Desde el a?o 2000, 138 periodistas han sido asesinados en M¨¦xico. El premio Breach-Valdez "no solo es un homenaje a Miroslava Breach (asesinada el 23 de marzo de 2017) y a Javier Valdez (15 de mayo de 2017), sino a todos los periodistas asesinados, a sus familias y a la sociedad mexicana, que sigue reclamando verdad y justicia", dice Giancarlo. "Este premio quiere dar visibilidad al periodismo de calidad y concienciar a las autoridades acerca de la necesidad de garantizar el ejercicio de la profesi¨®n".
Han pasado casi tres meses desde que Alejandra se afeitara la cabeza y durante nuestra larga charla que precede la escritura de este art¨ªculo es grato descubrir que su fuerza no ha disminuido en lo m¨¢s m¨ªnimo.
Y es que su fuerza proviene menos de su pelo rapado que de la educaci¨®n que recibi¨® de ni?a, all¨¢ en la delegaci¨®n (barrio) Tl¨¢huac, donde creci¨® con su madre y sus abuelos. Cuenta que descubri¨® su vocaci¨®n cuando un profesor habl¨® del movimiento de protesta popular contra los Juegos Ol¨ªmpicos de 1968 y la llev¨® a ella y a sus compa?eros al museo "memoria y tolerancia". Vio expuestas las portadas de los peri¨®dicos del 3 de octubre de 1968, los primeros impresos despu¨¦s de la masacre de Tlatelolco, donde un n¨²mero desconocido de manifestantes fueron asesinados por las fuerzas del Estado, a pocos d¨ªas del inicio de los Juegos Ol¨ªmpicos.
"Entr¨¦ en shock, no pod¨ªa creer que despu¨¦s de un asesinato tan brutal, en una plaza ba?ada de sangre, los medios de comunicaci¨®n no informaran nada", recuerda Alejandra, antes de evocar un poema sobre lo acontecido, titulado "Memorial de Tlatelolco" y que ahora est¨¢ grabado en la hist¨®rica plaza:
¡°?Qui¨¦n? ?Qui¨¦nes? Nadie. Al d¨ªa siguiente, nadie.
La plaza amaneci¨® barrida; los peri¨®dicos
dieron como noticia principal
el estado del tiempo¡¡±
Aunque Alejandra era solo una adolescente, supo inmediatamente qu¨¦ camino tomar¨ªa su vida. "Quiero ser periodista porque quiero hablar de lo que le pasa a la gente con la verdad y no ocultarla", dice.
En un entorno donde llevar a cabo esta misi¨®n es claramente peligroso, "?alguna vez tiene miedo?", le preguntamos a la Alejandra. "Hoy en d¨ªa, ser periodista puede costarte la vida, pero tambi¨¦n ser mujer puede costarte la vida, ser ni?a puede costarte la vida", dice: "El miedo es ¨²til y necesario, pero no debe inmovilizarnos. Soy optimista, me gusta pensar en el periodismo como una herramienta para generar cambios".