21 de diciembre de 2020

Podemos afirmar que 2020 ha sido el a?o m¨¢s desestabilizador y dif¨ªcil de las ¨²ltimas d¨¦cadas. La aparici¨®n de la COVID-19 y su propagaci¨®n gradual por todo el mundo han provocado una gran conmoci¨®n social y econ¨®mica. En menos de 12 meses, cerca de 70 millones de personas se han infectado y, lamentablemente, m¨¢s de 1,6 millones han fallecido debido a la pandemia de coronavirus.1 Las p¨¦rdidas econ¨®micas han sido asombrosas, y es que las restricciones impuestas para contener el virus frenaron la actividad econ¨®mica, provocando la recesi¨®n m¨¢s grave desde la Gran Depresi¨®n, una situaci¨®n de desempleo masivo en muchos pa¨ªses y grandes costes sociales que, en la mayor¨ªa de los casos, tardaremos a?os en superar.

A pesar de estas terribles adversidades, la pandemia tambi¨¦n nos ha demostrado que el mundo est¨¢ mejor preparado para responder a una amenaza global que nunca antes. Bajo los auspicios de entidades acad¨¦micas y profesionales que prestan asesoramiento cient¨ªfico y t¨¦cnico fiable, se han desarrollado estrategias locales y nacionales para combatir el virus, las cuales tambi¨¦n se han beneficiado de asistencia constante de instituciones multilaterales que promueven pol¨ªticas s¨®lidas basadas en evidencias y del respaldo de un p¨²blico m¨¢s informado y comprometido. Sin estos tres elementos, las consecuencias de la pandemia habr¨ªan sido a¨²n m¨¢s devastadoras.

Este dif¨ªcil e incluso abrumador a?o nos ha servido para recordarnos nuestra dependencia ¨²ltima del entorno f¨ªsico. Nos ha confirmado el valor de la ciencia como nuestro instrumento m¨¢s fiable para comprender y vencer amenazas naturales. Nos ha demostrado que la cooperaci¨®n es la ¨²nica v¨ªa para abordar desaf¨ªos que traspasan fronteras.

El a?o 2020 tambi¨¦n nos deber¨ªa servir como llamada de atenci¨®n para que las personas, las comunidades y las naciones se despierten frente a otra amenaza a la humanidad igual de grave y urgente: el cambio clim¨¢tico. Recientes informes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Clim¨¢tico (IPCC) y del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) han puesto de manifiesto que el mundo sigue avanzando hacia una severa crisis clim¨¢tica de consecuencias imprevisibles. La implacable acumulaci¨®n de gases de efecto invernadero est¨¢ provocado un aumento constante de las temperaturas globales y una lenta pero aparentemente inexorable disrupci¨®n de los patrones clim¨¢ticos de todo el mundo.

Para los que formamos parte de la Convenci¨®n Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Clim¨¢tico (CMNUCC) era imperativo no permitir que la crisis sanitaria entorpeciera la acci¨®n clim¨¢tica multilateral. En medio de la pandemia, seguimos trabajando activamente, haciendo un uso intensivo de la tecnolog¨ªa para proseguir con negociaciones vitales, celebrando reuniones y deliberaciones de cuerpos t¨¦cnicos y promoviendo compromisos y acuerdos.

Por encima de todo, el 2020 ha sido un a?o de ambici¨®n reforzada. Esto se ha traducido en una concienciaci¨®n sobre el impacto limitado de algunos compromisos previos, que no alcanzar¨ªan el objetivo global de evitar un aumento en la temperatura media global por encima de 1,5 ?C. Tambi¨¦n fue necesario instar a cada comunidad, cada empresa y cada pa¨ªs a hacer mucho m¨¢s y m¨¢s r¨¢pidamente para reducir las emisiones y asegurar una mejor preparaci¨®n y una mayor resiliencia para los a?os y d¨¦cadas por venir.

La pandemia de COVID-19 ha ofrecido al mundo una oportunidad inesperada de revaluar compromisos anteriores, reajustar pol¨ªticas previas y redirigir los recursos que tenemos a nuestra disposici¨®n para que sean coherentes con nuestro objetivo primordial de detener el calentamiento global. En los ¨²ltimos meses, los gobiernos y las instituciones financieras han canalizado billones de d¨®lares para promover la recuperaci¨®n de las econom¨ªas nacionales y regionales. Es absolutamente necesario que todas las inversiones orientadas a revitalizar las actividades econ¨®micas lo hagan de formas que fomenten una renovaci¨®n econ¨®mica limpia, verde y sostenible. As¨ª pues, la crisis socioecon¨®mica m¨¢s grave en casi un siglo podr¨ªa servir, parad¨®jicamente, como punto de inflexi¨®n en los esfuerzos globales de la lucha contra el cambio clim¨¢tico, impulsando acciones a una escala sin precedentes y acelerando el cambio transformador que el mundo necesita desesperadamente.

Se instalan paneles solares, regalo de India, en el tejado de la Sede de las Naciones Unidas. Los paneles se cargan para alcanzar el m¨¢ximo de 50?KW de producci¨®n energ¨¦tica. 27 de agosto de 2019. Foto ONU/Mark Garten

El pr¨®ximo a?o en Glasglow, Escocia, la comunidad internacional tendr¨¢ una nueva oportunidad de demostrar su compromiso con la intensificaci¨®n de las acciones por el clima. No se trata ¨²nicamente de un objetivo importante por s¨ª solo, sino que tambi¨¦n es un elemento esencial de la recuperaci¨®n pos-COVID-19. Permitir¨ªa, asimismo, mejorar la credibilidad del multilateralismo en general y del proceso del cambio clim¨¢tico en particular. En la 26? Conferencia de las Partes en la CMNUCC (COP 26), tambi¨¦n conocida como Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Clim¨¢tico, los gobiernos deben dar fe de que est¨¢n listos y dispuestos a cumplir con los compromisos expresados en la COP 21 de 2015 en Par¨ªs. Es un paso esencial para fortalecer y restablecer la confianza entre las partes y otros colaboradores, pero no es suficiente. A¨²n necesitamos aumentar el nivel de ambici¨®n.

Tenemos objetivos globales ambiciosos que exigen compromisos nacionales firmes, y necesitamos niveles mucho m¨¢s altos de ambici¨®n de parte de las naciones individuales para alcanzar estas metas. Si todav¨ªa no lo han hecho, los pa¨ªses deben presentar lo antes posible sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (CDN) revisadas o nuevas y sus estrategias a largo plazo para un desarrollo bajo en emisiones. En ellas se debe hacer gala de un aumento significativo de la ambici¨®n clim¨¢tica para contribuir sustancialmente a la reducci¨®n de los gases de efecto invernadero con arreglo a los objetivos acordados en Par¨ªs.

Todo ello exige un liderazgo decidido y audaz, no solo de parte de los gobiernos, sino tambi¨¦n del sector privado y la sociedad civil. El cambio clim¨¢tico es, probablemente, la acci¨®n colectiva m¨¢s compleja de gran alcance jam¨¢s emprendida por la comunidad internacional. El ¨¦xito es posible si nos las arreglamos para aunar conocimientos cient¨ªficos y voluntad pol¨ªtica, intereses nacionales y cooperaci¨®n internacional.

En las ¨²ltimas cinco d¨¦cadas, la humanidad ha progresado colectivamente de manera significativa para superar algunos de sus mayores desaf¨ªos, como la reducci¨®n de la pobreza extrema, la erradicaci¨®n de enfermedades importantes, el impulso de los niveles de vacunaci¨®n, la mejora del acceso a la educaci¨®n para mujeres y ni?os, la reparaci¨®n de la capa de ozono, etc. Cuando nos lo proponemos, nuestra capacidad de realizar un cambio positivo no tiene l¨ªmites.

A pesar de la magnitud de los retos a que se enfrenta la humanidad, estos d¨ªas podr¨ªan representar el inicio de un momento transformador en nuestra historia, un momento crucial que nos aparte de la explotaci¨®n insostenible de los recursos de la Tierra hacia un futuro inocuo para el clima, m¨¢s sostenible e igualitario.

Notas

1Organizaci¨®n Mundial de la Salud, "Weekly epidemiological update - 15 December 2020", Actualizaciones de la situaci¨®n de emergencia. Disponible en  (solo disponible en ingl¨¦s) (¨²ltimo acceso el 18 de diciembre de 2020).

La °ä°ù¨®²Ô¾±³¦²¹?°¿±·±«? no?constituye un registro oficial. Tiene el privilegio de acoger a los altos funcionarios de las Naciones Unidas, as¨ª como a distinguidos colaboradores de fuera del sistema de las Naciones Unidas cuyas opiniones no son necesariamente las de las Naciones Unidas. Del mismo modo, las fronteras y los nombres que se muestran y las designaciones utilizadas en los mapas o en los art¨ªculos no implican necesariamente un apoyo o una aceptaci¨®n por parte de las Naciones Unidas.?