Mientras escribo estas palabras, el mundo est芍 envuelto en una pandemia viral que se ha cobrado m芍s de un mill車n de vidas y ha contagiado a m芍s de . En relaci車n con una poblaci車n total de m芍s de 7.000 millones, estas cifras pueden parecer una peque?a fracci車n, sin embargo, representan un enorme n迆mero de v赤ctimas que podr赤an haberse evitado si hubieran existido iniciativas m芍s concentradas a la hora de educar a la poblaci車n, de coordinar la producci車n de equipos de protecci車n, de poner en pr芍ctica el distanciamiento f赤sico y de confinar ciertas empresas y actividades durante semanas cuando la proximidad era algo inevitable. Sin embargo, resulta evidente que las repercusiones de estas medidas afectar赤an a los distintos sectores de la poblaci車n de manera desigual. En el caso de aquellos cuyos medios de vida dependen de trabajar cerca de los dem芍s, durante un confinamiento tambi谷n necesitar芍n asistencia econ車mica, as赤 como tomar iniciativas para contener la propagaci車n del virus.
A nadie sorprende que, en el mundo digital, el lenguaje que empleamos para describir la amenaza de lo que se conoce como ※programas maliciosos§ se haya tomado de la terminolog赤a m谷dica de las epidemias. De este modo, hablamos de virus digitales que infectan ordenadores, que se copian a s赤 mismos y que se propagan a otras m芍quinas a trav谷s de Internet o por medio de unidades USB ※infectadas§. En el pasado, los disquetes inform芍ticos constitu赤an un vector para la propagaci車n de los programas maliciosos. En ingl谷s, la palabra ※bug§, empleada para describir las bacterias y los virus biol車gicos, se suele definir como un error de programaci車n que se puede aprovechar para causar da?os en el 芍mbito de la terminolog赤a inform芍tica.
En el caso de la pandemia de COVID-19, los expertos m谷dicos nos dicen que llevar mascarillas no nos protege de manera adecuada del virus, sino que ayuda a proteger a los dem芍s de que seamos nosotros los que los infectemos. Para que este concepto resulte efectivo, todos los miembros de la poblaci車n deben cooperar con el fin de protegerse los unos a los otros de que se siga propagando el virus. Podr赤amos establecer un paralelismo entre el virus SARS-CoV-2 y los virus digitales. En la medida en que hagamos uso del software de detecci車n de virus y mantengamos todas nuestras aplicaciones actualizadas para reparar los errores de software que podr赤an aprovechar los piratas inform芍ticos, tambi谷n protegeremos los ordenadores de los dem芍s de infectarse por culpa de los nuestros. El aprovechamiento de los errores de software sirve como equivalente moral de la infecci車n, de ah赤 que se utilice un lenguaje compartido.
El Secretario General de las Naciones Unidas, Ant車nio Guterres, estudi車 ingenier赤a el谷ctrica y afirma con autoridad y de manera convincente que, en una 谷poca de gran interdependencia, es necesario lograr una . Nuestra sociedad mundial ha evolucionado hasta volverse cada vez m芍s dependiente de la tecnolog赤a digital y, cuando la tecnolog赤a falla, esta confianza puede generar una serie de efectos negativos en cascada. La gente se siente desamparada cuando no hay ninguna se?al de wifi, 3G, 4G o 5G disponible y el sinf赤n de aplicaciones para tel谷fonos inteligentes que dependen de ella dejan de funcionar. Supongo que muchos lectores que viajen con frecuencia entender芍n las consecuencias del funesto mensaje ※los ordenadores no funcionan§ en un aeropuerto. Adem芍s de las m迆ltiples formas en las cuales podemos usar Internet para tareas relacionadas con el comercio, el gobierno y la educaci車n electr車nicos, as赤 como en muchos otros 芍mbitos ※electr車nicos§, cada vez nos sentimos m芍s motivados para cooperar y colaborar con el fin de reducir las vulnerabilidades.
Internet y sus aplicaciones en la World Wide Web presentan m迆ltiples oportunidades excelentes para descubrir, producir y distribuir informaci車n, entre otros beneficios. El aprendizaje autom芍tico ha aumentado nuestras habilidades humanas a la hora de procesar y entender los datos. Estas herramientas digitales fortalecen las capacidades superhumanas como nunca antes. Lamentablemente, tambi谷n se pueden emplear en comportamientos digitales da?inos y destructivos, como el aprovechamiento del software susceptible asolado de errores para realizar ataques, as赤 como en la, en ocasiones, no intencionada difusi車n de informaci車n err車nea y desinformaci車n destinada a generar confusi車n, divisi車n y conflictos. Desde hace mucho tiempo se sabe que una de las caracter赤sticas distintivas de nuestra especie (y de otras) es la capacidad de fabricar herramientas. El uso indebido y el abuso de esas herramientas le sigue muy de cerca.
Esto nos lleva a plantearnos una pregunta evidente: ※?qu谷 es lo que se debe hacer?§. En este punto, tenemos diferentes caminos que explorar. En primer lugar, nuestros inform芍ticos pueden desarrollar mejores herramientas de programaci車n para revelar los fallos antes de que el software se publique para su utilizaci車n. Pueden compartir tales descubrimientos de manera generalizada, en l赤nea con la petici車n de cooperaci車n del Secretario General. Mientras escribo estas palabras, el software que utilizo resalta autom芍ticamente las faltas de ortograf赤a y los errores gramaticales. Necesitamos herramientas similares que resalten los fallos que se producen en los numerosos lenguajes de programaci車n que se emplean en la actualidad. Evidentemente, los problemas graves que se producen en el software suelen ser el resultado de sutiles condiciones de carrera o errores de l車gica y no de ortograf赤a o de sintaxis y, de este modo, requieren un escrutinio mucho m芍s sofisticado.
Tambi谷n podemos garantizar que los productos de software, incluido el creciente ※Internet de las cosas§, admitan actualizaciones seguras procedentes de una fuente de confianza sin alterarse durante su transmisi車n hasta el destino. Este proceso resulta especialmente importante en el caso de los productos que poseen largas vidas 迆tiles, como la maquinaria industrial y los aparatos electrodom谷sticos de larga duraci車n, incluidos los equipos de cocina y los sistemas de calefacci車n, ventilaci車n y de refrigeraci車n. Cualquiera se puede imaginar unas normas comunes con respecto a las actualizaciones que son necesarias para la venta o la exportaci車n de dispositivos programables.
Tambi谷n podr赤amos pedir a nuestros inform芍ticos e ingenieros de software que dise?en y desarrollen sistemas operativos m芍s seguros que sirvan de plataforma para los millones de aplicaciones de las que hemos llegado a depender. Lo mismo podr赤a decirse de las propias aplicaciones, garantizando que sean resistentes frente a las entradas con un formato incorrecto que emplean los piratas inform芍ticos para desencadenar vulnerabilidades explotables. Estos resultados deseables merecen compartirse de manera generalizada en un intento por desarrollar de manera colaborativa un mundo digital m芍s seguro.
La ※mascarilla digital§ contiene muchos m芍s recursos que detectores de virus y de programas maliciosos, as赤 como actualizaciones de software seguras. De hecho, uno de los medios m芍s efectivos para hacer frente a los efectos secundarios del mundo digital en l赤nea no es en absoluto digital. Se trata de lo que yo denomino ※wetware§ y que tambi谷n se conoce con el nombre de cerebro. Incluso cuando empleamos los ordenadores para que nos ayuden a procesar informaci車n, el uso final de dicha informaci車n es un asunto que ata?e al ser humano. Lo que hagamos con ella, c車mo la evaluemos, y c車mo y cu芍ndo la compartamos forma parte de la ecuaci車n humana. La aceptaci車n acr赤tica de la informaci車n, sin cuestionarse sus or赤genes ni corroborar sus fuentes e intenciones, permite difundir deliberadamente desinformaci車n o rumores con informaci車n err車nea. El pensamiento cr赤tico es otra mascarilla que podemos utilizar para proteger a los dem芍s y a nosotros mismos. Las partes responsables deben formular preguntas sobre la informaci車n recibida de cualquier fuente, incluidos peri車dicos, revistas, la televisi車n, la radio, los libros e Internet. Esto resulta especialmente importante en el caso de la informaci車n procedente de la redes sociales, cuya exactitud se debe someter a examen antes de repetirla (en este punto, he estado a punto de escribir ※retuitearla§).
En 迆ltima instancia, deber赤amos esforzarnos por poner a trabajar a la herramienta de procesamiento de informaci車n m芍s potente que jam芍s se haya inventado, el ordenador, en las tareas de validaci車n y verificaci車n de la informaci車n que obtenemos de toda clase de fuentes digitales. Esta es una de las m迆ltiples formas en las que la cooperaci車n digital puede beneficiar a nuestras sociedades cada vez m芍s basadas en redes de todo el mundo.
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La Cr車nica?ONU??no?constituye un registro oficial. Tiene el privilegio de acoger a los altos funcionarios de las Naciones Unidas, as赤 como a distinguidos colaboradores de fuera del sistema de las Naciones Unidas cuyas opiniones no son necesariamente las de las Naciones Unidas. Del mismo modo, las fronteras y los nombres que se muestran y las designaciones utilizadas en los mapas o en los art赤culos no implican necesariamente un apoyo o una aceptaci車n por parte de las Naciones Unidas.?