23 septiembre 2019

En todo el mundo, hay alrededor de 27 Estados donde las mujeres constituyen menos del 10?% de los parlamentarios.[1] Esta falta de representación continúa a pesar del aumento en el número de parlamentarias nacionales, que ha pasado del 11,3?% en 1995 al 24,3?% actual.[2] Si bien hacen falta muchas soluciones para garantizar una representación más inclusiva, primero hay que entender por qué y cómo una representación igualitaria de la mujer y, especialmente, de mujeres de color en la política, se traduce en mejoras para la sociedad. Este entendimiento bien podría incentivar una mayor voluntad política y ayudar a garantizar que las estrategias nacionales asignen subvenciones de una forma más adecuada.

Las últimas investigaciones han demostrado que los países en los que las mujeres conforman, como mínimo, el 30?% del órgano legislativo experimentan una mejora significativa del estado de salud de la población, especialmente en las tasas de mortalidad.[3]?Sin embargo, además de mejorar el estado de salud, la presencia de mujeres en las asambleas electas tiende a reducir los niveles de corrupción gracias al establecimiento de políticas más inclusivas para mejorar el servicio público y la eliminación de redes clandestinas dominadas por hombres.[4] La inclusión de las mujeres en la política también se ha relacionado con un aumento del producto interno bruto nacional (por ejemplo, un aumento del 5 al 10?% solo en los EE.?UU.[5]), ciudades más inclusivas[6]?y una mayor respuesta policial a la hora de combatir el crimen, especialmente contra las mujeres y las minorías.[7] Básicamente, cuando representación de la mujer en la política es equitativa, esto repercute de manera cuantificable y ostensible sobre el estado de salud, la economía, la seguridad, la protección y la igualdad, lo que conduce a la elaboración de unas políticas más inclusivas, sostenibles y democráticas que benefician a todos. De la misma forma, cuando se excluye a las mujeres de la política, todo el mundo sale perjudicado.

?Cómo podemos hacer que se involucren más mujeres en la política? Como primera medida, se puede abordar la escasez de medios legales, judiciales y policiales disponibles para reducir la violencia y la discriminación contra las mujeres que ya forman parte del gobierno. En los últimos a?os, las mujeres involucradas en la política han sido objeto de comentarios misóginos en numerosas regiones, incluso por parte de legisladores y Jefes de Estado y, aun así, las repercusiones se limitan a respuestas virales en las redes sociales en vez de cualquier acción real para contrarrestar los efectos de tales discursos de odio. A nivel mundial, las mujeres se enfrentan significativamente a una mayor resistencia, discriminación y abuso, tanto a nivel físico como de reputación, dentro de los partidos políticos y los parlamentos que sus equivalentes masculinos.[8] Hacer que la política sea más segura, más meritocrática y atractiva para las mujeres es crucial para garantizar una participación real. Podemos conseguirlo si exigimos una mayor rendición de cuentas a nuestros gobiernos, así como a los medios de comunicación.

También es crucial reconocer la importancia de inculcar el liderazgo desde edades tempranas, especialmente, fomentando la convicción en ni?as jóvenes de que tienen el derecho y, en algunos momentos, la responsabilidad, de ocupar el espacio político. En los EE.?UU., el número de ni?as y ni?os de siete a?os que quieren llegar a la presidencia es equitativo, pero una vez cumplidos los 15?a?os, ese número se desploma un 50?% en el caso de ellas, pero se mantiene en el caso de ellos.[9] No obstante, reconocer el trabajo de las mujeres políticas y darles visibilidad puede inspirar a las nuevas generaciones a involucrarse en la política. Este reconocimiento se hace, en parte, poniendo de ejemplo a líderes y mujeres políticas destacadas y cuestionando las percepciones de cómo son. A mediados de 2018, el asombro de la menor de 2?a?os, Parker Curry, al contemplar el retrato de la ex primera dama de los Estados Unidos, Michelle Obama, despertó el interés a nivel internacional.[10] Poco después, la expresión de moda “No puedes ser lo que no puedes ver” se popularizó no solo por referirse a Parker Curry, sino a otras mujeres jóvenes de todo el mundo cuando defendían su opinión sobre las líderes a las que admiraban. En todo el mundo, las mujeres políticas estaban siendo aclamadas en un momento único.

En mi trabajo como promotora de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), cofundadora del Grupo de trabajo de líderes emergentes y miembro de la Comisión de Alto Nivel sobre el Empleo en el ?mbito de la Salud y el Crecimiento Económico, he visto de primera mano cómo nuestras experiencias y oportunidades durante la infancia condicionan nuestro potencial y realidades futuros. Si, desde una edad temprana, una ni?a o una mujer no sienten que tengan poder sobre su propio cuerpo, puede ser todo un reto para ellas creer que podrían presentar su candidatura para un cargo público. La negación del control sobre el propio cuerpo y de las posibilidades de elección resulta desalentador al nivel más personal y tiene importantes repercusiones públicas. La capacidad de ejercer los derechos sexuales y reproductivos afecta a la capacidad económica de las mujeres (más aún en el caso de las mujeres pobres y de color), de la misma forma que los avances legales en los derechos sexuales y reproductivos repercuten positivamente en la participación de las mujeres en la política.[11]?Los efectos son circulares: cuantas más mujeres participen de forma activa en la política, mayores cambios generarán las mujeres políticas en las discusiones gubernamentales y legislativas para que se centren en las políticas que hagan referencia a los derechos reproductivos.[12] El poder personal es crucial para involucrar a las mujeres en la política, pero lo opuesto también resulta cierto: en los países donde se han establecido y legislado los derechos reproductivos es donde más ataques y negativas reciben, y cuantas más mujeres veamos uniéndose y presentándose a cargos públicos para defender su poder personal y económico, mayor será la repercusión sobre las jóvenes, ahora y en el futuro.

Por todo esto, garantizar la participación de las mujeres en la política debe dar un paso más: debemos transformar nuestras premisas culturales respecto a los rasgos que definen el liderazgo. Desde un punto de vista estereotípico, los rasgos femeninos suelen verse como algo “accesorio” al liderazgo, mientras que los atributos masculinos se suelen describir como la justificación del éxito en los puestos de liderazgo (especialmente, aquellos desempe?ados por hombres).[13] A principios del 2019, Jacinda Ardern, primera ministra de Nueva Zelandia, reaccionó a un terrible ataque terrorista con
simpatía, amor e integridad, demostrándonos? a todos cómo debe ser el liderazgo.[14] En 2015, la legisladora argentina, Victoria Donda Pérez, demostró cómo el liderazgo y la maternidad no son incompatibles amamantando a su bebé durante una audiencia parlamentaria.[15]?Aceptar y ampliar distintos estilos de liderazgo es fundamental para lograr una inclusión y representación mayores, además de ser la vía más eficiente para destacar y fomentar la diversidad en la política.

La Dra. Alaa Murabit de la organización no gubernamental, Voice of Lybian Women, durante un debate abierto de día completo en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas sobre mujeres, paz y seguridad. ONU, Nueva York. 13 de octubre del 2015.

No cabe duda de que las sociedades inclusivas y progresistas se enfrentan a un retroceso a escala mundial, y que se están poniendo a prueba o incluso, en determinadas regiones, bajo asedio la igualdad de género, y de manera más generalizada, los ODS. En lugar de fotografiar a mujeres en entornos políticos, lo que debemos hacer es proteger y fomentar los derechos de las mujeres centrándonos en lo que realmente podemos cambiar y causar. Podemos y debemos garantizar que las ni?as jóvenes de todo el mundo puedan tomar decisiones sobre su propio cuerpo. Podemos y debemos garantizar que nosotros mismos, junto con los medios de comunicación que asimilamos y las comunidades de las que formamos parte, destaquemos y ampliemos la labor de las líderes. Por último, debemos —y podemos— garantizar la modificación de la lengua que empleamos al hablar del liderazgo de la mujer. No solo podemos centrarnos en abordar los desafíos actuales. Debemos hacer todo el ruido posible a la hora de respaldar los derechos de las mujeres y las mujeres que, día a día, abogan por ellos, para que las ni?as de hoy y de ma?ana sepan que en la política hay espacio para ellas y que es su derecho y responsabilidad ocupar dicho espacio.

Notas

[1] Unión Interparlamentaria, “Women in national parliaments”, a 1 de febrero del 2019. Disponible en .

[2] Ibid.

[3]?Ross Macmillan, Naila Shofia y Wendy Sigle, “Gender and the Politics of Death: Female Representation, Political and Developmental Context, and Population Health in a Cross-National Panel”, Demography, vol. 55, número 5, pp. 1905–1934 (octubre del 2018). Disponible en .

[4] Monika Bauhr, Nicholas Charron y Lena W?ngnerud, “Close the political gender gap to reduce corruption: How women's political agenda and risk aversion restricts corrupt behaviour”, en U4 Brief 2018:3, Anti-Corruption Resources Centre), Monica Kirya, ed. (Noruega, Chr. Michelsen Institute [CMI], 2018).? Disponible en .

[5]?Beth Ann Bovino y Jason Gold, “The Key to Unlocking U.S. GDP Growth? Women”, (S&P Global, 2017). Disponible en

[6] Vera Baboun, “Creating Inclusive Cities with Gender Policies”, NewCities, 5 de marzo del 2018. Disponible en .

[7] Lakshmi Iyer, Prachi Mishra, Anandi Mani y Petia Topalova, “The Power of Political Voice: Women’s Political Representation and Crime in India”, American Economic Journal: Applied Economics, 4(4) (2012): 165-193. Disponible en .

[8] Leah Culhane y Jemima Olchawski, “Strategies for success: Women's experiences of selection and election in UK Parliament”, Fawcett Society (Londres, 2018). Disponible en .

[9] “How Many Teenage Girls Aspire To Be President Of The United States?”, The Mother List, 26 de febrero del 2014. Disponible en .

[10] Michael S. Rosenwald, “‘A moment of awe’: Photo of little girl captivated by Michelle Obama portrait goes viral”, Washington Post, 4 de marzo del 2018. Disponible en .

[11]?Sandra Pepera, “Why Women in Politics?”, Women Deliver. 28 de febrero del 2018. Disponible en .

[12] Sarah Kliff, “The research is clear: electing more women changes how government works”, Vox, actualización del 8 de marzo del 2017. Disponible en .

[13] Andrea C. Vial y Jaime L. Napier, “Unnecessary Frills: Communality as a Nice (But Expendable) Trait in Leaders”, Frontiers in Psychology, 15 de octubre del 2018. Disponible en .

[14] Suzanne Moore, “Jacinda Ardern is showing the world what real leadership is: sympathy, love and integrity”, The Guardian (edición de los Estados Unidos). 18 de marzo del 2019. Disponible en .

[15] Chris Mandle, “Argentinian politician Victoria Donda Perez praised after breastfeeding photo taken during parliamentary session goes viral”, Independent, 24 de julio del 2015. Disponible en .

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