20 agosto 2021

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Pre-Summit:  | 

28 de julio 2021  |  Roma (Italia) [transcripción literal]

 (ONU Web TV)

 

Gracias, muchísimas gracias, Jeff.

Esta tarde clausuramos una extraordinaria Precumbre de Sistemas Alimentarios y es para mí un verdadero placer unirme al excelentísimo Sr. Di Maio, nuestro ministro de Asuntos Exteriores. Me gustaría compartir algunas reflexiones acerca de lo que hemos logrado y de lo que creemos que es el camino a seguir.

Durante los últimos tres días, el mundo se ha reunido aquí en Roma —tanto virtual como presencialmente— en torno a la visión que compartimos de cara al futuro: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

Durante los últimos tres días hemos contado con la presencia de más de 500 delegados de 108 países, incluidos 62 ministros. Más de 17 000 participantes se nos han unido, de forma virtual, desde 190 países. Y prácticamente se ha dado una paridad de género entre nuestros delegados virtuales.

Más de 120 representantes gubernamentales de alto nivel nos han hablado, en persona o de forma virtual, de las medidas puestas en marcha por sus respectivos países para mejorar la vida de la gente gracias a la comida. Los delegados no solo provenían de Estados miembros de la ONU, también de muy diversos colectivos e instituciones que han aportado todo tipo de experiencias y perspectivas. Entre ellos estaban, por supuesto, los más afectados: pueblos indígenas, productores, agricultores, mujeres y jóvenes. Asimismo, el sector privado ha debatido sobre la necesidad de reformular sus modelos de negocio para alcanzar las cero emisiones.

Nos une la convicción de que los sistemas alimentarios son la punta de lanza para alcanzar los objetivos de la gente y del planeta y para traer prosperidad.

Hay una cantidad tremenda de esfuerzo y de energía detrás de esta convicción. Todo el mundo está de acuerdo en que nuestros desafíos son urgentes y en que deben abordarse según las necesidades de cada territorio. También hay que destacar el innegable deseo por derribar las barreras existentes entre los ministerios gubernamentales y los diferentes sectores y comunidades. Había un mantra que se repetía en mis conversaciones con los participantes, y es que no hay vuelta atrás. Lo cual es de por sí un éxito.

Pero todavía queda mucho por hacer. Seguimos sufriendo las consecuencias de la COVID-19 y, cada vez más, del cambio climático.

Ahora debemos trabajar duro para aprovechar lo cosechado aquí en Roma con la vista puesta en la Cumbre de Nueva York del próximo septiembre, donde esperamos que los líderes reafirmen su compromiso con los ODS e inviertan en la alimentación como la mejor herramienta para alcanzar dichos objetivos. Eso significa que también ofreceremos apoyo a partir de coaliciones de acción, aprovechando el increíble trabajo de las Vías de Acción y de los Mecanismos de Cambio a la hora de ayudar a los países a atender sus diferentes prioridades. Esto incluirá tanto nuevos fondos como las colaboraciones necesarias para poner en práctica las medidas sobre el terreno.

Después de esta Precumbre, tenemos terreno abonado para que la Cumbre de Nueva York dé resultados sólidos, y presentaremos varias de las conclusiones en la sesión plenaria de clausura de hoy.

En concreto, la Cumbre se centrará en cuatro áreas:

En primer lugar, el Secretario General presentará una Declaración de Acción en la que se nos instará a avanzar hacia 2030 sirviéndonos de los sistemas alimentarios. Se reafirmará la diversidad de nuestros sistemas alimentarios y sus complejidades, pero también el papel protagonista de los pueblos indígenas, los productores, las mujeres y los jóvenes. Se elaborará, además, un compendio adicional que refleje la diversidad de las aportaciones que se han hecho a lo largo del proceso.

En segundo lugar, los países seguirán presentando estrategias nacionales para la transformación de los sistemas alimentarios, con el objeto de cumplir con todos los ODS para 2030, cada uno en su propio contexto. Como escuchamos el lunes de boca del excelentísimo Sr. Kagame, presidente de Ruanda, ?frica se unirá para establecer una postura común, a nivel continental, en relación a los sistemas alimentarios. Otras regiones están en la misma línea.

En tercer lugar, a medida que se plantean estas estrategias, podemos apreciar cuestiones comunes. Dichas cuestiones pueden ayudar a la comunidad global a identificar coaliciones y estructuras de apoyo para ayudar a los países a materializar sus propuestas y a atender sus prioridades.

Por último, como ONU, estamos comprometidos a apoyar la aplicación a nivel nacional de este proceso, así como a realizar seguimientos específicos para evitar que decaigan los esfuerzos.

Todos los trabajos tendrán como base las sólidas instituciones con las que hemos contado aquí en Roma: la FAO, el FIDA y el PMA, así como el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial.

Quiero agradecer de corazón al Gobierno italiano y a las agencias con sede en Roma por el apoyo brindado para hacer realidad esta Precumbre. Por supuesto, quiero además expresar mi gran reconocimiento a los equipos de hombres y mujeres jóvenes que también han colaborado a que todo esto fuera posible. Italia ha sido durante mucho tiempo un referente mundial en cuestiones de alimentación y seguridad alimentaria y, sin duda, desempe?a un papel catalizador en el proceso, ya que conjuga la COP26 con su presidencia del G20 de finales de este a?o.

Como mencionó en sus declaraciones del lunes el excelentísimo Sr. Draghi, primer ministro de Italia, estamos orgullosos de esta colaboración entre Italia y las Naciones Unidas. También se?aló, con razón, la centralidad de nuestros sistemas alimentarios y su íntima conexión con el cambio climático; cuestiones que, a su juicio, también deberían estar en la agenda del G20.

Este evento ha supuesto la primera gran cumbre híbrida de la ONU en la era COVID y ha ayudado a trazar una hoja de ruta para hacer las cosas de otra manera, y para hacerlas con seguridad, con eficacia y sin perder de vista la inclusión. Ha hecho falta una perspectiva audaz, liderazgo y trabajo constante para que esta Precumbre, tan innovadora, haya sido un éxito.

Por todo ello, me voy de Roma llena de esperanza. Esta reunión nos ha demostrado que se puede sacar algo positivo de la crisis de la COVID-19: los sistemas alimentarios son un área prioritaria a la hora de llevar a cabo inversiones transformadoras que puedan allanar el camino para las transiciones que debemos poner en marcha.

Hemos demostrado que una Cumbre de los Pueblos y una Cumbre de Soluciones son, de hecho, una misma cosa: somos la solución a los desafíos de nuestro mundo. Solo si trabajamos juntos, como un mismo pueblo, desde la solidaridad, podremos vivir en un planeta que sea sostenible y próspero para todos.

Dedicaremos los dos meses que quedan para la Cumbre a tomar impulso y a promover un incremento en el ritmo de las actuaciones, con la mirada puesta en la Agenda 2030.

Muchas gracias.