Una enfermera de la Visi¨®n Mundial administra la vacuna de la poliomielitis facilitada por la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) a ni?os desplazados que residen en la base de la Operaci¨®n H¨ªbrida de la Uni¨®n Africana y las Naciones Unidas en Darfur (UNAMID) en Khor Abeche, Darfur, 2014. @ Foto de la ONU/ Albert Gonz¨¢lez Farran
Aniversarios
Los aniversarios son una buena ocasi¨®n para hacer balance. El 50? aniversario de la aprobaci¨®n de los dos pactos de ejecuci¨®n de la Declaraci¨®n Universal de Derechos Humanos, es decir, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Pol¨ªticos (PIDCP) y el Pacto Internacional de Derechos Econ¨®micos, Sociales y Culturales (PIDESC), ambos aprobados por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1966, es una de estas oportunidades. Si bien la Declaraci¨®n Universal era ambiciosa, ya que se trataba de una afirmaci¨®n del deseo colectivo de construir un mundo mejor despu¨¦s de la devastaci¨®n creada por ¡°actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad¡±1, el objetivo de los Pactos era servir como medio para promover la efectividad de los derechos en ellos consagrados.
Este objetivo ambicioso y transformador explica el retraso observado a la hora de pasar de la Declaraci¨®n a los Pactos: se necesitaron 18 a?os para lograr el nivel de acuerdo necesario para proceder al cambio y dise?ar un marco que satisficiera al orden mundial bipolar que se hab¨ªa creado. En lugar de un documento de ejecuci¨®n ¨²nico que siguiera la estructura de la Declaraci¨®n, fueron necesarios dos instrumentos que reflejaran la divisi¨®n entre un bloque capitalista liberal, centrado en la protecci¨®n de los derechos civiles y pol¨ªticos, y un bloque socialista, decidido a hacer efectivos los derechos sociales y econ¨®micos. Esta estructura de ejecuci¨®n evolucion¨® de manera desigual, puesto que se destin¨® mucha m¨¢s inversi¨®n al desarrollo de la capacidad para la realizaci¨®n de los derechos civiles y pol¨ªticos que a la promoci¨®n de los derechos econ¨®micos y sociales.
Tratados y derechos
Se necesitaron varios decenios para dise?ar estrategias eficaces que permitieran aplicar el Pacto Internacional de Derechos Econ¨®micos, Sociales y Culturales, con el fin de mejorar los resultados de los Estados partes. De hecho, sigue sin haber un acuerdo sobre la medida en la que la ratificaci¨®n del Pacto (o de cualquier otro instrumento de derechos humanos) afecta a la realizaci¨®n de los derechos. Hay quienes sugieren que los Estados ¨²nicamente ratifican convenios de derechos humanos para instar a otros Estados a hacerlo, y no porque tengan la intenci¨®n de aplicar sus disposiciones, indicando que prueba de ello es la violaci¨®n generalizada de las obligaciones en materia de derechos humanos por los Estados partes. Otros afirman que los Estados ratifican tratados de derechos humanos cuando se encuentran en un per¨ªodo de transici¨®n desde un sistema autoritario a uno democr¨¢tico, con el fin de establecer obligaciones en materia de derechos como garant¨ªa en caso de que se produzca un retroceso, e indican como ejemplo la r¨¢pida ratificaci¨®n de los tratados por parte de Sud¨¢frica y de los antiguos Estados socialistas de Europa Oriental.
Un estudio emp¨ªrico sistem¨¢tico sobre el efecto de la ratificaci¨®n de tratados de derechos humanos sobre la conducta posterior del Estado, realizado recientemente por Beth A. Simmons, recoge una imagen m¨¢s compleja y matizada. El estudio sugiere que, en algunos casos, la ratificaci¨®n de los tratados est¨¢ claramente relacionada con una mejora de la efectividad de los derechos humanos, pero no en todos. Por ejemplo, la Convenci¨®n sobre los Derechos del Ni?o (CDN), el tratado de derechos humanos de las Naciones Unidas que se ha ratificado m¨¢s r¨¢pido y de manera m¨¢s general, prev¨¦ obligaciones estatales relacionadas con el reclutamiento de ni?os soldados y la promoci¨®n de la salud, prohibiendo el primero de estos fen¨®menos y exigiendo el segundo. ?Cu¨¢l ha sido su nivel de eficacia? Seg¨²n se indica en el estudio, la CDN tuvo un efecto considerable desde el punto de vista estad¨ªstico sobre la tasa de reclutamiento de ni?os soldados, pero no sobre la tasa de vacunaci¨®n contra el sarampi¨®n2. Por consiguiente, no puede asumirse que la ratificaci¨®n de los tratados conlleve la observancia de los derechos, ya que depende de las estrategias de ejecuci¨®n y de un conjunto complejo de factores adicionales interconectados entre s¨ª.
El derecho a la salud
El derecho a la salud es un derecho social y econ¨®mico fundamental. De conformidad con lo previsto en el art¨ªculo 12 del PIDESC, ¡°[l]os Estados Partes en el presente Pacto reconocen el derecho de toda persona al disfrute del m¨¢s alto nivel posible de salud f¨ªsica y mental¡±.
Es importante realizar algunas observaciones preliminares. En primer lugar, al igual que la mayor¨ªa de las obligaciones en materia de derechos humanos, este derecho se aplica a ¡°toda persona¡±, independientemente de su condici¨®n jur¨ªdica o de cualquier otra ¨ªndole. Quedan incluidos los migrantes irregulares, los presos y las poblaciones sin hogar. En segundo lugar, al igual que otros derechos sociales y econ¨®micos, el derecho a la salud se hace efectivo de manera progresiva. Los Estados que ratifiquen el Pacto deben ¡°adoptar medidas¡±, ¡°por todos los medios apropiados, inclusive en particular la adopci¨®n de medidas legislativas¡±, para lograr progresivamente todos los aspectos de este derecho, ¡°hasta el m¨¢ximo de los recursos de que disponga¡±3.
Estas frases contienen t¨¦rminos complejos que podr¨ªan interpretarse de formas muy diferentes. Como m¨ªnimo, los Estados est¨¢n obligados a realizar un seguimiento del progreso de sus pol¨ªticas y a adoptar medidas para mejorar los servicios prestados4. El PIDESC se?ala que el logro de la plena efectividad de los derechos sociales y econ¨®micos podr¨ªa requerir la existencia de sistemas de prestaci¨®n complejos y sofisticados que dispongan de un personal cualificado, una infraestructura amplia, productos especializados como los medicamentos (en el caso de la salud) y equipos operativos y de investigaci¨®n. Estos sistemas no pueden construirse exclusivamente a partir de actos legislativos, sino que tambi¨¦n se necesita inversi¨®n, conocimientos especializados, investigaci¨®n y financiaci¨®n. Por consiguiente, la obligaci¨®n m¨¢s importante es mejorar progresivamente los servicios prestados en los ¨¢mbitos especificados al aumentar su alcance, mejorar su calidad e intensificar su efecto en funci¨®n de las capacidades f¨ªsicas y t¨¦cnicas del Estado. En el caso del derecho a la salud, el PIDESC se refiere tanto a la salud f¨ªsica como mental y a varios ¨¢mbitos clave, como el sano desarrollo de los reci¨¦n nacidos y de los ni?os o medidas de salud p¨²blica para promover la salud ambiental y evitar ¡°enfermedades epid¨¦micas, end¨¦micas, profesionales y de otra ¨ªndole¡±. A continuaci¨®n, me centrar¨¦ en pruebas vinculadas con la efectividad del derecho a la salud para una de las poblaciones destinatarias m¨¢s vulnerables, los ni?os, que incluye a todas las personas de menos de 18 a?os5.
Progreso
Mortalidad de ni?os menores de 5 a?os
La efectividad del derecho a la salud de los ni?os peque?os ha aumentado de manera espectacular. Seg¨²n se indica en el informe Estado Mundial de la Infancia 2016 del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), ¡°el mundo ha logrado enormes progresos para reducir la mortalidad infantil, para enviar a los ni?os y ni?as a la escuela y sacar a millones de la pobreza. Muchas de las intervenciones que respaldan estos progresos ¡ªcomo las vacunas, las sales de rehidrataci¨®n oral y una mejor nutrici¨®n¡ª han resultado pr¨¢cticas y eficaces con respecto a su costo6¡±. Uno de los avances m¨¢s espectaculares ha sido la reducci¨®n de la tasa de mortalidad de ni?os menores de 5 a?os. No solo ha disminuido un 53% desde 19907, sino que el ritmo de reducci¨®n entre 2000 y 2015 fue m¨¢s del doble del registrado en la d¨¦cada de 1990. Entre 2000 y 2015, todas las regiones realizaron un progreso significativo en el ¨¢mbito de la supervivencia del ni?o8. Algunos de los pa¨ªses m¨¢s pobres del mundo han logrado una mejora extraordinaria, ya que 24 pa¨ªses de bajos ingresos y de ingresos medianos bajos alcanzaron la meta de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) de reducir a una tercera parte la mortalidad de ni?os menores de 5 a?os entre 1990 y 20159.
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Otro ¨¢mbito en el que se han registrado avances considerables ha sido en la vacunaci¨®n sistem¨¢tica vital para los ni?os. El UNICEF inform¨® de que, en 2015, el 86% de los ni?os del mundo recibieron las tres dosis necesarias de la vacuna combinada contra la difteria, el t¨¦tanos y la tosferina (DTP3), un nivel de cobertura que se ha mantenido por encima del 85% desde 2010. Esto significa que el n¨²mero de ni?os que no recibieron vacunas sistem¨¢ticas vitales se redujo hasta aproximadamente 19,4 millones, desde los 33,8 millones registrados en 200010.
Malaria
La malaria sigue siendo una amenaza generalizada para la supervivencia y la salud de los ni?os. El 78% de las muertes por malaria producidas en el mundo, es decir, 456.000 al a?o, corresponden a ni?os menores de 5 a?os. Esto significa que cada d¨ªa mueren a causa de la malaria m¨¢s de 1.200 ni?os ¡ªaproximadamente 50 cada hora¡ª11. Sin embargo, se han logrado avances sumamente importantes. El n¨²mero de muertes de ni?os debido a la malaria se ha reducido en un 40% desde 2000, y entre 2001 y 2013 se salvaron 4,3 millones de vidas gracias a una mejora del acceso a la prevenci¨®n, el diagn¨®stico y el tratamiento de esta enfermedad12.
Persistencia de retos importantes
El impacto continuado y desigual de las enfermedades prevenibles
A pesar de lo esperanzador de los indicadores anteriormente referidos, en el mundo sigue habiendo millones de ni?os que carecen de acceso a un derecho efectivo a la salud, y se siguen observando enormes desigualdades. ¡°En 2015, se calcula que murieron 5,9 millones de ni?os antes de cumplir los 5 a?os, la mayor¨ªa a consecuencia de enfermedades que pueden prevenirse y tratarse de forma f¨¢cil y econ¨®mica¡±13. El UNICEF estima que, cada a?o, un mill¨®n de ni?os de entre 0 y 14 a?os contraen tuberculosis. Hay m¨¢s de 67 millones de ni?os infectados que podr¨ªan desarrollar la enfermedad activa en cualquier momento14.
Muertes neonatales
Otra tendencia preocupante es el aumento del porcentaje de la mortalidad de ni?os menores de 5 a?os correspondiente al per¨ªodo neonatal. En 2015, las muertes neonatales (es decir, muertes producidas en los primeros 28 d¨ªas de vida), ¡°representaron el 45% del total de muertes, lo que significa un aumento proporcional del 5% desde 2000¡±15.
Amenazas para la salud de los ni?os creadas por el hombre
Los avances realizados en el ¨¢mbito de la salud infantil a nivel mundial se ven socavados por el incremento de las amenazas para la salud, especialmente para las poblaciones m¨¢s vulnerables, como los ni?os, que son resultado de conductas humanas que podr¨ªan evitarse. El UNICEF prev¨¦ que, ¡°hasta 2030, cada a?o se producir¨¢n cerca de 250.000 muertes m¨¢s como consecuencia de la desnutrici¨®n, el paludismo, la diarrea y el estr¨¦s t¨¦rmico atribuible al cambio clim¨¢tico¡±16.
Tal y como ha puesto de relieve el devastador efecto de la persistencia de los conflictos en diversas zonas, la guerra y la violencia conexa son una de las mayores amenazas para el disfrute del derecho a la salud de las poblaciones afectadas, especialmente entre los segmentos m¨¢s vulnerables. Seg¨²n ha indicado el UNICEF, los da?os sufridos por los sistemas sanitarios ponen en peligro la vida de los ni?os que residen en pa¨ªses afectados por los conflictos. Por ejemplo, antes de que diera comienzo el actual conflicto en la Rep¨²blica ?rabe Siria, dicho Estado hab¨ªa realizado un progreso sorprendente en la reducci¨®n de la tasa de mortalidad de ni?os menores de 5 a?os. En 2015, el Grupo Interinstitucional para la Estimaci¨®n de la Mortalidad en la Ni?ez inform¨® de que, desde 1990, la tasa de mortalidad de ni?os menores de 5 a?os pas¨® de 37 a 13 muertes por cada 1.000 nacidos vivos. Sin embargo, se calcula que desde 2012 el exceso de mortalidad del pa¨ªs atribuible a las condiciones de crisis ha sido de entre 1 y 2 muertes por cada 1.000 nacidos vivos17.
Adolescencia y derecho a la salud
Uno de los retos m¨¢s importantes a la hora de lograr que los ni?os disfruten del derecho a la salud es la gran brecha existente entre los progresos sanitarios realizados en lo relativo a los ni?os peque?os y las deficiencias sanitarias en lo que a los adolescentes se refiere. Si bien la mortalidad infantil se ha reducido, la mortalidad entre adolescentes ha aumentado, de modo que en algunos pa¨ªses ha contrarrestado las mejoras logradas para la infancia en los primeros diez a?os de vida. Hay varios factores que han contribuido a esta situaci¨®n, que resulta preocupante y acuciante.
VIH y SIDA
Uno de los factores m¨¢s graves que afectan a la morbilidad y a la mortalidad de los adolescentes es la propagaci¨®n descontrolada del VIH/SIDA entre los j¨®venes. En 2014, la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) inform¨® de que el SIDA era la principal causa de muerte entre los adolescentes (10 a 19 a?os) en ?frica, y la segunda causa de muerte m¨¢s com¨²n entre los adolescentes de todo el mundo18. La tasa de morbilidad es impactante, especialmente si se tiene en cuenta la r¨¢pida reducci¨®n de las muertes relacionadas con el SIDA en otros grupos. Los adolescentes de entre 15 y 19 a?os siguen siendo un caso especial. El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (ONUSIDA) estim¨® que, en 2015, cada hora contrajeron el VIH 29 adolescentes. Se produjeron aproximadamente 250.000 (180.000 a 340.000) nuevas infecciones por el VIH entre adolescentes, el 65% de los cuales eran ni?as19.
Una de las causas de esta grave situaci¨®n es la deficiencia de la pol¨ªtica sanitaria mundial. ¡°Hasta el momento, los esfuerzos internacionales para acabar con la epidemia del VIH han pasado por alto en gran medida a las adolescentes. En 2013, dos tercios de las 250.000 nuevas infecciones por el VIH de adolescentes de entre 15 y 19 a?os de edad se dieron en ni?as¡±20. Otros factores est¨¢n relacionados con la complejidad de hacer frente a las infecciones por el VIH, un problema que no puede solucionarse simplemente distribuyendo preservativos. Hace tiempo que los expertos en salud reconocieron que el objetivo de cambiar la conducta, especialmente en el ¨¢mbito espec¨ªfico de las normas de g¨¦nero y las relaciones sexuales, es una meta esquiva y desafiante. Existe un extenso legado de fracasos en esta esfera. Es el resultado de no haber invertido en unos derechos efectivos a la salud sexual y reproductiva, de no haber creado ni mantenido unos servicios sanitarios adaptados a las necesidades de los j¨®venes, de no haber garantizado la confidencialidad ni un tratamiento no estigmatizado y de no haber facilitado una educaci¨®n sexual exhaustiva, la vacunaci¨®n contra el virus del papiloma humano ni un asesoramiento apropiado para casos de violencia de g¨¦nero.
Matrimonio y embarazo precoces
Hace tiempo que se reconocieron los efectos perjudiciales del matrimonio precoz para la salud de las adolescentes. Sin embargo, no se han realizado grandes progresos en la reducci¨®n de la incidencia del matrimonio precoz entre comunidades pobres o asoladas por conflictos, especialmente en el mundo en desarrollo. En un informe de 2012 sobre el matrimonio precoz, el Fondo de Poblaci¨®n de las Naciones Unidas (UNFPA) se?al¨® que 1 de cada 9 ni?as de 15 a?os de edad est¨¢n casadas21. Las ni?as casadas tienen una probabilidad abrumadora de verse obligadas a mantener relaciones sexuales y ser madres a una edad temprana, adem¨¢s de sufrir un riesgo m¨¢s significativo de contraer enfermedades de transmisi¨®n sexual y sufrir abusos f¨ªsicos y emocionales22.
Una de las consecuencias m¨¢s perjudiciales del matrimonio precoz es el embarazo de ni?as muy j¨®venes, un peligro reconocido tanto para la salud de la madre como del beb¨¦. Por suerte, en los ¨²ltimos 50 a?os se han logrado avances en la reducci¨®n de la incidencia de embarazos entre adolescentes. En el informe titulado Girlhood, Not Motherhood: Preventing Adolescent Pregnancy, el UNFPA indica que, en las regiones m¨¢s pobres del mundo, la tasa media de natalidad entre las j¨®venes de 15 a 19 a?os era de 170 nacimientos por cada 1.000 ni?as entre 1950 y 1955, mientras que en 2010 era de 106. No obstante, 106 de cada 1.000 sigue siendo una cifra cuatro veces superior a la registrada en las regiones del mundo de ingresos altos23.
Salud mental
Una de las necesidades sanitarias m¨¢s apremiantes para la infancia sin satisfacer es la prestaci¨®n de tratamientos de salud mental para adolescentes, especialmente para ni?as. En 2016, el UNFPA inform¨® de que el suicidio es ahora la segunda causa de muerte en el mundo entre las adolescentes de 10 a 19 a?os, y la principal causa de muerte entre las de 15 a 19 a?os24. Un factor importante que contribuye a esta epidemia es su extraordinariamente elevada exposici¨®n a la violencia, ya que 1 de cada 3 ni?as son v¨ªctimas de violencia en alg¨²n momento de su vida, muchas de ellas en la adolescencia. De media, en el mundo muere una adolescente cada 10 minutos como resultado de la violencia. No es de extra?ar que la depresi¨®n y la ansiedad debilitantes afecten gravemente a la salud mental de las adolescentes, una morbilidad que los profesionales m¨¦dicos a¨²n ignoran y niegan en gran medida. Seg¨²n el UNFPA, ¡°[l]a realidad se va imponiendo a medida que cumple a?os: matrimonio inminente, abandono de la escuela e inicio de una vida de servidumbre y, con frecuencia, de miseria. [...] Estas penosas revelaciones, que pueden afectar negativamente a su salud mental, se manifiestan en un aumento de la ansiedad, la depresi¨®n, las autolesiones y el suicidio. Las ni?as que sobreviven hasta cumplir los 20 a?os se vuelven m¨¢s vulnerables a los embarazos no deseados y las complicaciones mortales de los embarazos y partos¡±25.
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Otro indicador significativo del deficiente bienestar de los adolescentes es la elevada prevalencia de las adicciones, puesto que el abuso de drogas y alcohol da comienzo en los primeros a?os de la adolescencia. El consumo de alcohol tiene consecuencias devastadoras para la salud de los ni?os durante su segundo decenio de vida, y es una preocupaci¨®n cada vez mayor en muchos pa¨ªses. La OMS inform¨® de que el 14% de las adolescentes y el 18% de los ni?os de entre 13 y 15 a?os de pa¨ªses de ingresos medios y bajos consumen alcohol, y que el 5% de las muertes de j¨®venes de entre 15 y 29 a?os se deben al consumo de alcohol26. La drogodependencia tiene una incidencia geogr¨¢fica diferente, pero es un factor de morbilidad igual de impactante para quienes se encuentran en los ¨²ltimos a?os de la adolescencia y en los primeros a?os de la vida adulta.
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A nivel mundial, se han realizado avances considerables en la realizaci¨®n del derecho a la salud de los ni?os y se han registrado mejoras espectaculares en algunos ¨¢mbitos clave. Sin embargo, hay dos motivos que hacen que el panorama general no resulte tan alentador. Incluso en los ¨¢mbitos en los que se han realizado mejoras, siguen existiendo disparidades regionales y de ingresos sustanciales, cuyo efecto discriminatorio afecta a las comunidades m¨¢s vulnerables y marginadas. La discriminaci¨®n por motivos de edad tambi¨¦n afecta en gran medida al derecho a la salud. Si bien los ni?os peque?os se han visto beneficiados de la atenci¨®n espec¨ªfica que se les ha prestado, por ejemplo, en los ODM, los problemas a los que se enfrentan los adolescentes han quedado mucho m¨¢s de lado. Sigue existiendo un nivel elevado de morbilidad y mortalidad, especialmente como resultado de enfermedades y trastornos prevenibles. Para lograr los objetivos loables y ambiciosos previstos en el Pacto Internacional de Derechos Econ¨®micos, Sociales y Culturales en materia de salud antes de que se celebre su 100? aniversario, se requieren esfuerzos mucho m¨¢s en¨¦rgicos y creativos para garantizar que todos los ni?os y j¨®venes disfruten realmente del ¡°m¨¢s alto nivel posible de salud f¨ªsica y mental¡± durante toda su vida.
Quisiera expresar mi agradecimiento a Krista Oehlke por su excepcional ayuda en la investigaci¨®n.
Notas
1?Declaraci¨®n Universal de Derechos Humanos, pre¨¢mbulo.
2?Beth A. Simmons, Mobilizing for Human Rights: International Law in Domestic Politics (Cambridge, Cambridge University Press, 2009), p¨¢gs. 332 y 337 a 348.
3?Naciones Unidas, Treaty Series, vol. 993, n¨²m. 14531, art¨ªculo 2, apartado 1.
4?Philip Alston y Gerard Quinn, ¡°The nature and scope of States Parties¡¯ obligations under the International Covenant on Economic, Social and Cultural Rights¡±, Human Rights Quarterly, vol. 9, n¨²m. 2 (mayo de 1987), p¨¢gs. 156 a 229.
5?Naciones Unidas, Treaty Series, vol. 1577, n¨²m. 27531, art¨ªculo 1.
6?Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), Estado Mundial de la Infancia 2016, informe (Nueva York, 2016), p¨¢g. vi. Disponible en .
7?Grupo Interinstitucional para la Estimaci¨®n de la Mortalidad en la Ni?ez, ¡°Levels and trends in child mortality¡±, informe de 2015, (Nueva York, UNICEF, septiembre de 2015), p¨¢g. 3. Disponible en .
8?Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Estado Mundial de la Infancia 2016, p¨¢g. 12.
9?Ibid.
10?Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS), ¡°Global and regional immunization profile¡±. 18 de noviembre de 2016. Disponible en ; Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS), ¡°WHO-UNICEF estimates 2015 revision, for 194 WHO Member States¡±. Disponible en ; Departamento de Asuntos Econ¨®micos y Sociales de las Naciones Unidas, Divisi¨®n de Poblaci¨®n, ¡°World Population Prospects, the 2015 Revision. The twenty-fourth round of official United Nations population estimates and projections¡±. Disponible en (consultado el 17 de enero de 2017); los datos se reproducen en la diapositiva titulada ¡°Progress and challenges with achieving universal immunization coverage: 2015 estimates of immunization coverage: WHO/UNICEF estimates of national immunization coverage (Data as of July 2016)¡±, elaborada por ±õ²Ô³¾³Ü²Ô¾±³ú²¹³¦¾±¨®²Ô, Vacunas y Productos Biol¨®gicos, Organizaci¨®n Mundial de la Salud. Disponible en .
11?Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, ¡°Malaria kills 1,200 children a day: UNICEF¡±, folleto informativo, 23 de abril de 2015. Disponible en .
12?Ibid.
13?Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Estado Mundial de la Infancia 2016, p¨¢g. 3; Grupo Interinstitucional para la Estimaci¨®n de la Mortalidad en la Ni?ez, ¡°Levels and trends in child mortality¡±, p¨¢g. 3.
14?Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, ¡°Strengthening community and primary health systems for TB: a consultation on childhood TB integration¡± (Nueva York, 2016), p¨¢g. 3. Disponible en .
15?Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Estado Mundial de la Infancia 2016, p¨¢g. 10; Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Committing to Child Survival: A Promise Renewed, informe sobre los progresos realizados 2015 (Nueva York, 2015), p¨¢g. 35. Disponible en .
16?Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Estado Mundial de la Infancia 2016, p¨¢g. 5; Organizaci¨®n Mundial de la Salud, Quantitative Risk Assessment of the Effects of Climate Change on Selected Causes of Death, 2030s and 2050s (Ginebra, 2014), p¨¢g. 13. Disponible en .
17?Grupo Interinstitucional para la Estimaci¨®n de la Mortalidad en la Ni?ez, ¡°Levels and trends in child mortality¡±, p¨¢g. 24; Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Estado Mundial de la Infancia 2016, p¨¢g. 10.
18?Organizaci¨®n Mundial de la Salud, ¡°Mortality, morbidity and disability in adolescence, Health for the world¡¯s adolescents: a second chance in the second decade¡±. Informe interactivo en l¨ªnea. 2014. Disponible en ; Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (ONUSIDA), ¡°Ending the AIDS epidemic for adolescents, with adolescents: a practical guide to meaningfully engage adolescents in the AIDS response¡± (Ginebra, 2016), p¨¢g. 2. Disponible en .
19?Ibid, p¨¢g. 6.
20?Fondo de Poblaci¨®n de las Naciones Unidas (UNFPA), Nuestro futuro depende de las ni?as que cumplen esta edad decisiva: estado de la poblaci¨®n mundial 2016 (Nueva York, 2016), p¨¢g. 32. Disponible en .
21?Fondo de Poblaci¨®n de las Naciones Unidas (UNFPA), Marrying Too Young: End Child Marriage, informe (Nueva York, 2012), p¨¢g. 10. Disponible en ; Fondo de Poblaci¨®n de las Naciones Unidas (UNFPA), Nuestro futuro depende de las ni?as que cumplen esta edad decisiva, p¨¢g. 33.
22?The Lancet Commissions, ¡°Our future: a Lancet commission on adolescent health and wellbeing¡±, The Lancet, vol. 387, n¨²m. 10036 (mayo de 2016), p¨¢gs. 2423 a 2478 (2430). Disponible en . Fondo de Poblaci¨®n de las Naciones Unidas (UNFPA), Nuestro futuro depende de las ni?as que cumplen esta edad decisiva, p¨¢g. 33.
23?Fondo de Poblaci¨®n de las Naciones Unidas (UNFPA), Girlhood, Not Motherhood: Preventing Adolescent Pregnancy (Nueva York, 2015), p¨¢g. 7. Disponible en ; Departamento de Asuntos Econ¨®micos y Sociales de las Naciones Unidas, Divisi¨®n de Poblaci¨®n, ¡°World Population Prospects, the 2015 Revision. The twenty-fourth round of official United Nations population estimates and projections¡±. Data Query. Disponible en (consultado el 17 de enero de 2017).
24?Fondo de Poblaci¨®n de las Naciones Unidas (UNFPA), Nuestro futuro depende de las ni?as que cumplen esta edad decisiva, p¨¢g. 24; Organizaci¨®n Mundial de la Salud, ¡°Global Health Observatory visualizations, Adolescent health: mortality and DALYs in adolescents by WHO region, 2000 and 2012, aged 10-19 years¡±. 2016. Disponible en (consultado el 22 de junio de 2016).
25?Fondo de Poblaci¨®n de las Naciones Unidas (UNFPA), Nuestro futuro depende de las ni?as que cumplen esta edad decisiva, p¨¢g. 34; The Lancet Commissions, ¡°Our future: a Lancet commission on adolescent health and wellbeing¡±, The Lancet, vol. 387, n¨²m. 10036 (mayo de 2016), p¨¢gs. 2423 a 2478.
26?Organizaci¨®n Mundial de la Salud, School and youth health, School health and youth health promotion: facts. 2017. Disponible en (consultado el 17 de enero de 2017); Oficina del Enviado del Secretario General para la Juventud, #YouthStats, ¡°Substance abuse¡±. Disponible en (consultado el 20 de diciembre de 2016); Organizaci¨®n Mundial de la Salud, ¡°Fact sheet on adolescent health¡±, julio de 2015. Disponible en .
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