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INTRODUCCI?N

El Acuerdo de Par¨ªs, aprobado en la 21? Conferencia de las Partes en la Convenci¨®n Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Clim¨¢tico, celebrada en diciembre de 2015, anuncia una nueva era en la marcha de nuestras labores de mitigaci¨®n de las consecuencias adversas del cambio clim¨¢tico. De muchas maneras indica claramente c¨®mo han salido las pol¨ªticas relacionadas con el cambio clim¨¢tico del reducido entorno de las preocupaciones ambientales a un nuevo orden mundial en el que la transici¨®n a un desarrollo con bajas emisiones de carbono presenta abundantes ramificaciones econ¨®micas, sociales y culturales¹.

Ahora que un total 196 pa¨ªses reclaman el paso a una econom¨ªa basada en combustibles no f¨®siles, est¨¢ claro que el cambio clim¨¢tico pone en peligro no solo la prosperidad econ¨®mica, sino tambi¨¦n los mismos cimientos del desarrollo sostenible. El Acuerdo de Par¨ªs pone de manifiesto los graves riesgos econ¨®micos que nos esperan si sigue su rumbo nuestra trayectoria, dominada por un apetito de combustibles f¨®siles aparentemente insaciable como principal motor del crecimiento. Igualmente, abre nuevas v¨ªas a la posible prosperidad econ¨®mica al permitir a los pa¨ªses que proyecten infraestructura para el desarrollo con bajas emisiones de carbono mediante un mayor acceso a la energ¨ªa. Sin embargo, son limitadas la escala y la velocidad de la actuaci¨®n necesaria, pues el margen de oportunidad se ir¨¢ estrechando².

?Qu¨¦ supondr¨¢ este nuevo acuerdo para las poblaciones relegadas a la periferia del desarrollo? ?Exacerbar¨¢ las desigualdades en aumento? ?Cabe aprovechar nuevas oportunidades? ?Puede el nuevo acuerdo llevar a la adopci¨®n de un enfoque m¨¢s igualitario en materia de acceso al agua y la energ¨ªa? ?Se beneficiar¨¢n los grupos vulnerables de los nuevos flujos de inversi¨®n, o supondr¨¢n la financiaci¨®n y otros tipos de respuesta al cambio clim¨¢tico nuevas fuentes de conflicto entre las comunidades que dependen de los recursos?

El crecimiento econ¨®mico suele dejar ganadores y perdedores; dependiendo de la magnitud de las p¨¦rdidas, las tensiones pueden dispararse en los frentes paralelos del desempoderamiento, la vulnerabilidad y la privaci¨®n de derechos. En ?frica, donde los medios de vida y los ingresos dependen en gran medida de las materias primas, a la vez que se saquean recursos como el agua, las tierras y los bosques, se ampl¨ªa la propensi¨®n al conflicto. La correlaci¨®n entre cambio clim¨¢tico y conflicto se combina a menudo con la disminuci¨®n de los recursos naturales, pero puede que resulte dif¨ªcil demostrar que esa es la principal causa de conflicto entre grupos sociales. En resumen, no hay relaci¨®n directa entre cambio clim¨¢tico y conflicto³.

Se suele considerar al cambio clim¨¢tico un factor de perturbaci¨®n adicional en las regiones donde perdura un conflicto, como en el caso de Darfur⁴. De hecho, hemos de seguir perfeccionando el proceso de aprendizaje y examinar nuevas v¨ªas que ayuden a determinar la correlaci¨®n entre cambio clim¨¢tico y conflicto, a la vez que hace falta mayor fundamento emp¨ªrico para triangular la gesti¨®n de los recursos naturales, el cambio clim¨¢tico y el conflicto.

El presente art¨ªculo se funda en tres argumentos relacionados entre s¨ª. En primer lugar, se sostiene que el cambio clim¨¢tico amenaza la seguridad humana, lo cual comporta m¨²ltiples vulnerabilidades y exacerba las tensiones sociales existentes. En segundo lugar, se supone que el cambio clim¨¢tico crea nuevas formas de desempoderamiento que arrastran a las comunidades que dependen de los recursos a puntos de inflexi¨®n ubicados m¨¢s all¨¢ de sus umbrales de resistencia, lo cual genera nuevas formas de conflicto. En tercer lugar, se sostiene que el cambio clim¨¢tico ha revelado que urge organizar respuestas ¡°adecuadas al objetivo¡± y capaces de resistir a la magnitud, la velocidad y el ritmo del cambio. Entretanto, el cambio clim¨¢tico ha erosionado los derechos de las instituciones tradicionales, antes consideradas los principales agentes encargados de gestionar los bienes ambientales⁵. En consecuencia, se ha visto muy mermada la capacidad de las instituciones aut¨®ctonas de ejercer de agentes del cambio y atender las necesidades cambiantes en los planos ambiental y social.

CAMBIO CLIM?TICO Y CONFLICTO: ?EST?N RELACIONADOS?

En el Diccionario Oxford se define conflicto como ¡°desacuerdo¡± o ¡°disputa¡± de car¨¢cter prolongado⁶. En el caso de las comunidades que dependen de recursos, ese conflicto suele darse entre distintos grupos sociales. A lo largo de la historia la cooperaci¨®n y el conflicto se han ido relevando en la vida de las comunidades que dependen de recursos, como agricultores sedentarios y ganaderos trashumantes, especialmente cuando est¨¢n en disputa recursos cada vez m¨¢s escasos.

De las corrientes migratorias de pastores de Turkana (Kenya septentrional) con destino a Etiop¨ªa meridional, en ?frica Oriental, al conflicto entre ganaderos mauritanos y pastores senegaleses en el Sahel, puede que el crecimiento, las pautas, las fuentes y la visibilidad del conflicto generado por recursos naturales var¨ªen como consecuencia de la aparici¨®n del cambio clim¨¢tico como nuevo factor de perturbaci¨®n, pero los or¨ªgenes del conflicto no son radicalmente nuevos. La propiedad de las tierras y el acceso a los recursos naturales y su gesti¨®n siempre han sido fuentes de conflicto, recientemente alimentadas por el cambio clim¨¢tico⁷.

De hecho, el conflicto suscitado por la escasez de recursos nace de muchas formas de desacuerdo en cuanto a los sistemas de tierras, la invasi¨®n de los caminos de trashumancia, la restauraci¨®n de las tierras de pastoreo y nuevas formas de cultivo y producci¨®n.

Problemas estructurales a menudo ligados a la escasez de tierras exacerban las situaciones de conflicto, como en el caso de empresas agroindustriales privadas que, al interpretar por su cuenta las normas de propiedad de las tierras, suelen verse como infractoras de los derechos sobre la tierra. Regiones fr¨¢giles sometidas a altas tensiones, como el Cuerno de ?frica y el Sahel, suelen ser las primeras v¨ªctimas del conflicto cuando el cambio clim¨¢tico se suma a otros trasfondos ¨¦tnicos, sociales y culturales y amplifica los riesgos existentes.

En combinaci¨®n con otros efectos como la migraci¨®n y los enfrentamientos ¨¦tnicos, los factores clim¨¢ticos de perturbaci¨®n pueden alimentar las disputas por los recursos naturales, lo cual es motivo de desposeimiento f¨ªsico y p¨¦rdida de medios de vida. Cuando el Estado no est¨¢ debidamente preparado para mediar entre los sistemas de propiedad privada y p¨²blica, las deficiencias de la gesti¨®n de la propiedad com¨²n suelen llevar a una p¨¦rdida de confianza en la capacidad del Estado de gestionar en pie de igualdad la distribuci¨®n y la asignaci¨®n de los recursos.

El conflicto violento puede ser indicio de fallos en los mecanismos internos de soluci¨®n de controversias, deficiencias en los arreglos de traspaso de competencias, sistemas alimentarios disfuncionales y pol¨ªticas territoriales opacas que no pueden prever ni gestionar posibles situaciones de conflicto.

Desde la ¨®ptica de la seguridad humana, el cambio clim¨¢tico puede socavar el crecimiento y reducir la capacidad de supervivencia de las comunidades vulnerables, que quedan atrapadas en un ciclo de pobreza cr¨®nica, vulnerabilidad y p¨¦rdidas. Los fen¨®menos meteorol¨®gicos extremos, la subida del nivel del mar, la degradaci¨®n de los ecosistemas y el agotamiento de las cuencas fluviales llevan a¨²n m¨¢s lejos los l¨ªmites de los posibles conflictos. Sin embargo, las repercusiones del cambio clim¨¢tico suelen combinarse con otras vulnerabilidades complejas de orden social y ecol¨®gico que se convierten en multiplicadores de las amenazas, lo cual ampl¨ªa el papel del cambio clim¨¢tico como principal culpable. Aunque la geograf¨ªa del conflicto no ha cambiado radicalmente, es cierto que la gravedad de los efectos del cambio clim¨¢tico est¨¢ consumiendo la bater¨ªa de estrategias de adaptaci¨®n empleadas por las comunidades para hacer frente al conflicto. A medida que esos instrumentos pierden precisi¨®n y eficacia y que se pierden los conocimientos de sociedades aut¨®ctonas, la discordia social puede derivar en formas de conflicto prolongado y cr¨®nico.

CAMBIO CLIM?TICO: CREACI?N DE NUEVAS FORMAS DE DESEMPODERAMIENTO Y TENSI?N SOCIAL

Al tiempo que el cambio clim¨¢tico puede exacerbar antiguas formas de conflicto, tambi¨¦n puede desempoderar a las comunidades empuj¨¢ndolas a otros conflictos. Las estrategias de respuesta anunciadas como oportunidades de adaptaci¨®n o mitigaci¨®n no dejan de tener consecuencias para las comunidades que dependen de los recursos naturales.

La financiaci¨®n clim¨¢tica sigue siendo una cuesti¨®n delicada. Los procesos de adopci¨®n de decisiones que aportan recursos a una comunidad en detrimento de otra pueden ser fuente de tensiones sociales a escala local y en las regiones vecinas. De hecho, las estrategias de respuesta al cambio clim¨¢tico, al margen de si tienen que ver con la financiaci¨®n clim¨¢tica, los biocombustibles o REDD+⁸, pueden dar rienda suelta a nuevas formas de desigualdad y provocar el conflicto entre comunidades que consideran que se les deniegan sus derechos. Las comunidades con infraestructuras fr¨¢giles pueden verse privadas de sus bienes y obligadas a adoptar nuevas pr¨¢cticas que enajenan sus derechos a unos medios de vida sostenibles. As¨ª ocurre sin duda en el caso de p¨¦rdidas y da?os a ra¨ªz de los cuales las comunidades pueden sentirse desempoderadas y alienadas a causa de p¨¦rdidas tanto econ¨®micas como culturales⁹, especialmente ante las autoridades p¨²blicas y las ¨¦lites que ostentan el poder.

En esencia, la sensaci¨®n de p¨¦rdida puede intensificarse a causa de los indicadores sociales y sistemas de valores empleados por una comunidad para medir la p¨¦rdida. El principal argumento no consiste en determinar si las p¨¦rdidas y los da?os ponen en peligro la seguridad humana y la cultura, sino que se refiere a la valoraci¨®n de los servicios, los bienes y los productos del ecosistema. De hecho, la incapacidad para valorar debidamente los bienes y servicios del ecosistema no solo amenaza nuestra capacidad de crear y gestionar nuevas formas de uso y acceso, sino que tambi¨¦n limita nuestras posibilidades de proteger esos bienes y servicios partiendo del valor que se les concede.

Cada vez es mayor la reputaci¨®n de REDD+ como mecanismo que contribuye a la conservaci¨®n forestal y al aumento de las reservas de carbono y los posibles sumideros mediante secuestro del carbono. En cambio, se considera que REDD+ es un posible instrumento de desempoderamiento de las comunidades que dependen de los bosques y sufren altos ¨ªndices de inseguridad alimentaria, p¨¦rdida de derechos sobre los bosques, disminuci¨®n de las facultades de adopci¨®n de decisiones y perspectivas limitadas de fuentes alternativas de ingresos. Disminuyen acusadamente los ingresos de las mujeres que se dedican a la gesti¨®n forestal, lo cual paraliza su funci¨®n de agentes esenciales en la productividad econ¨®mica. Estas situaciones han creado nuevos grupos de ¡°ganadores¡± y ¡°perdedores¡± en sectores de abundantes productos b¨¢sicos y gran valor, como el forestal.

AUSENCIA DE INSTITUCIONES ¡°ADECUADAS AL OBJETIVO¡± Y RECRUDECIMIENTO DE LA TENSI?N SOCIAL

El cambio clim¨¢tico, fen¨®meno que puede intensificar los conflictos en curso y crear nuevas amenazas, ha puesto en evidencia las deficiencias de las actuales instituciones a la hora de gestionar la escala y la gravedad del conflicto.

Corresponde a las instituciones locales un importante papel en la gesti¨®n de la vulnerabilidad y la incentivaci¨®n del fomento de la resiliencia. Se trata de agentes indispensables de la gesti¨®n sostenible de los recursos naturales y de las estrategias de respuesta, como la adaptaci¨®n y la mitigaci¨®n¹⁰.

Las facultades de movilizaci¨®n y regulaci¨®n de los recursos han correspondido hasta la fecha a instituciones locales¹¹, mientras que la prevenci¨®n y la soluci¨®n de conflictos han estado reservadas a las autoridades tradicionales. Sin embargo, a ra¨ªz de la gravedad del cambio clim¨¢tico y de los nuevos mecanismos de gobernanza, las instituciones locales han perdido su licencia para proteger a las comunidades mediante mecanismos de arbitraje formales e informales¹². Las actuales instituciones deben someterse a un proceso de renovaci¨®n para ser ¡°adecuadas al objetivo¡± gracias al cual podr¨¢n gestionar los conflictos relacionados con el clima. De hecho, como sostiene Pahl-Wostl, el cambio y la variabilidad clim¨¢ticos ponen al descubierto la ¡°vulnerabilidad¡± de los actuales reg¨ªmenes de los recursos ambientales¹³.

Las instituciones ofrecen el software y el hardware mediante los que operan las estrategias clim¨¢ticas. Las instituciones defectuosas no solo no consiguen prever los conflictos relacionados con el clima, sino que a menudo se limitan a ser observadores de conflictos. Las instituciones pueden agrandar las relaciones asim¨¦tricas entre comunidades por motivos de poder, g¨¦nero y clase, mientras que la distribuci¨®n de derechos puede habilitar o anular la atribuci¨®n del poder. La asignaci¨®n de incentivos y recursos puede sembrar la semilla del desempoderamiento y el conflicto y debilitar los mecanismos de gobernanza en los que descansan los marcos clim¨¢ticos institucionales, mientras que la p¨¦rdida de credibilidad de las instituciones tradicionales eleva la sensaci¨®n de que el Estado est¨¢ averiado y es incapaz de hacer frente a los problemas de sostenibilidad ambiental, al igual que ¡°impotente¡± ante la complejidad de la sucesi¨®n de cambios encadenados.

CONCLUSI?N

En el presente art¨ªculo se demuestra que el cambio clim¨¢tico no es la principal causa o factor del conflicto, si bien se combina con una serie de tensiones latentes para exacerbar las situaciones de conflicto.

Tambi¨¦n se subraya que el car¨¢cter de varias formas de conflicto no es forzosamente local y que estas no pueden achacarse sin m¨¢s al cambio clim¨¢tico. Los fundamentos de la seguridad humana cada vez corren m¨¢s peligro, especialmente en las econom¨ªas deprimidas y los Estados fr¨¢giles. Sin embargo, importa se?alar que algunas respuestas al cambio clim¨¢tico pueden desempoderar a las comunidades y crear nuevos conflictos.

Las nuevas formas del desempoderamiento se ven potenciadas por instituciones d¨¦biles cuyo poder ha quedado reducido y cuya capacidad de intervenci¨®n en situaciones de conflicto est¨¢ coartada por Estados ¡°depredadores¡±. No cabe duda de que el cambio clim¨¢tico vendr¨¢ acompa?ado de nuevas corrientes de inversi¨®n, especialmente en el marco del Acuerdo de Par¨ªs. Sin embargo, har¨¢ falta tiempo para ofrecer a todos igualdad de condiciones velando por que las nuevas inversiones no fomenten nuevas desigualdades.

El cambio clim¨¢tico sigue poniendo a prueba nuestra base de conocimientos, nuestros mecanismos de gobernanza y nuestras estrategias de supervivencia. Sin embargo, el estricto examen de sus repercusiones con los filtros de la violencia capta en toda su dimensi¨®n la complejidad de una multitud de cambios sociales, culturales y econ¨®micos. Si se adopta ¨²nicamente la ¨®ptica del conflicto, disminuyen las posibilidades de hacerle frente desde la perspectiva de la seguridad humana teniendo en cuenta las inmensas oportunidades conexas de corregir los viejos problemas de la gesti¨®n de los recursos naturales.

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Notas

¹?????????????? Comisi¨®n Mundial sobre la Econom¨ªa y el Clima, Better Growth, Better Climate: The New Climate Economy Report. The Global Report (Washington, D.C., Nuevo Informe Econ¨®mico sobre el Clima, 2014). Disponible en .

²?????????????? Africa Progress Panel, Power, People, Planet: Seizing Africa's Energy and Climate Opportunities. Informe sobre los progresos realizados en ?frica 2015 (Ginebra, 2015). Disponible en .

³?????????????? Institute of Development Studies, ¡°Climate change and conflict: moving beyond the impasse¡±, IDS in Focus: Policy Briefing, n¨²mero 15, (mayo de 2010). Disponible en .

⁴?????????????? Magda Nassef, ¡°Natural resource management and land tenure in the rangelands: lessons learned from Kenya and Tanzania, with implications for Darfur¡± Informe (Jartum, Sud¨¢n, Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, 2014). Disponible en .

⁵?????????????? Thea Hilhorst, Local Governance Institutions for Sustainable Natural Resource Management in Mali, Burkina Faso and Niger, serie G1 de documentos de trabajo del Real Instituto Tropical (Amsterdam, Real Instituto Tropical (KIT, 2008)). Disponible en .

⁶?????????????? Disponible en .

⁷?????????????? Natural Resources and Conflict Management: The Case of Land, 2012 (publicaciones de la Comisi¨®n Econ¨®mica para ?frica (ECA/SRO- EA/2010-2011/A.b.7). Disponible en http:/

⁸?????????????? Versi¨®n mejorada del mecanismo denominado Reducci¨®n de las emisiones debidas a la deforestaci¨®n y la degradaci¨®n forestal en los pa¨ªses en desarrollo, aparecido en 2008 a partir de las ideas de conservaci¨®n y gesti¨®n sostenible de los bosques, restauraci¨®n forestal y reforestaci¨®n. Puede obtenerse m¨¢s informaci¨®n en .

⁹?????????????? Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), ¡°Loss and damage: when adaptation is not enough¡±, Servicio Mundial de Alerta del Medio Ambiente del PNUMA (abril de 2014). Disponible en .

¹⁰???????????? Sara Pavanello y Simon Levine, Rules of the range: natural resources management in Kenya-Ethiopia border areas, documento de trabajo del Humanitarian Policy Group, septiembre (Londres, Instituto de Desarrollo de Ultramar, 2011), p¨¢gs. 11 y 12. Disponible en .

¹¹???????????? Jeremias Mowo y otros, ¡°The importance of local traditional institutions in the management of natural resources in the highlands of Eastern Africa¡±, documento de trabajo del Centro Mundial de Agrosilvicultura n¨²m. 134 (Nairobi (Kenya), 2011). Disponible en .

¹²???????????? Ib¨ªd, p¨¢gs. 13 a 16.

¹³???????????? Claudia Pahl-Wostl, ¡°A conceptual framework for analyzing adaptive capacity and multi-level learning processes in resource governance regimes¡±, Global Environmental Change, vol. 19, n¨²m. 3 (agosto de 2009), p¨¢gs. 354 a 365.