30 diciembre 2016

Más de la mitad de la población del mundo vive actualmente en ciudades. Según las previsiones, en 2050 la población urbana mundial prácticamente se habrá duplicado, lo que hará de la urbanización uno de los fenómenos más transformadores del siglo XXI. Aunque las ciudades han pasado por enormes cambios que han generado un crecimiento económico y una prosperidad sin precedentes, debemos replantearnos la forma en que vivimos en ellas y su gestión si queremos garantizar un futuro sostenible para todos.

Es cierto que la urbanización puede acrecentar los problemas del mundo, pero las ciudades poseen un potencial inmenso para generar las innovaciones que se precisan para solucionar o revertir muchos de ellos. Las ciudades tienen una poderosa capacidad para impulsar cambios positivos, sacar a millones de personas de la pobreza, allanar el camino a la igualdad social y poner freno al cambio climático.

Es precisamente al tratar de aprovechar ese potencial y esa capacidad —en una época en que la urbanización sostenible es un imperativo— cuando se hace evidente la necesidad de establecer un nuevo paradigma urbano. Durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Vivienda y el Desarrollo Urbano Sostenible (Hábitat III), que tendrá lugar del 17 al 20 de octubre de 2016 en Quito (Ecuador), los debates se centrarán en la Nueva Agenda Urbana, un plan orientado a la acción que busca resolver con eficacia los complejos desafíos que plantea la urbanización.

La idea de que la batalla por el desarrollo sostenible se ganará o perderá en las ciudades, formulada en el documento final de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible 2012 , titulado “El futuro que queremos”, demuestra el amplio consenso mundial sobre el poder transformador de la urbanización bien planificada en relación con el desarrollo. La elaboración de la Nueva Agenda Urbana no podía llegar en mejor momento, no solo por el papel que le corresponde en la consecución de los objetivos de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, así como del Acuerdo de París sobre el Cambio Climático 2015, sino también por su capacidad para reunir a todas las partes y lograr que asuman el compromiso de dar respuesta a un contexto urbano que no tiene precedentes.

Las conferencias de Hábitat se convocan cada 20 a?os desde 1976, fecha en que se celebró la primera, Hábitat I, en Vancouver (Canadá). Hábitat II tuvo lugar en Estambul (Turquía) en 1996. Hábitat III se celebra este a?o y tiene previsto presentar un cambio de paradigma histórico de la urbanización como instrumento de desarrollo. La Conferencia transmitirá con toda claridad el mensaje de que el modelo de urbanización debe cambiar para responder mejor a los desafíos de nuestro tiempo y solucionar problemas como la desigualdad, el cambio climático, la informalidad, la inseguridad y las formas insostenibles de la expansión urbana.

Desde Hábitat II, las ciudades han crecido mucho más en superficie que en población, una prueba evidente de que, a falta de una urbanización bien planificada, se impone el crecimiento urbano espontáneo. La urbanización incontrolada puede exacerbar los problemas existentes, como el incremento de la demanda de movilidad y del consumo de energía, la degradación ambiental, el aumento del costo per cápita de los servicios urbanos (agua, saneamiento, alcantarillado), el aumento del costo per cápita del espacio público y la infraestructura, la pérdida de productividad relacionada con la urbanización y la reducción de las economías de aglomeración. Es de esperar que Hábitat III nos brinde la oportunidad de invertir esas tendencias insostenibles y de adoptar un marco de urbanización regulada que sea capaz de generar expansión económica y social, de modo que las ciudades sean habitables para todos.

La Nueva Agenda Urbana: un cambio en el modo de vivir en las ciudades y en la gestión de estas

Los Estados Miembros deben dar un nuevo impulso a su compromiso en favor de la urbanización sostenible planteando temas sustantivos en el debate sobre la Nueva Agenda Urbana.

En primer lugar, cada vez son más los que consideran que el espacio público es un elemento clave de la interacción y la inclusión sociales, la salud y el bienestar, los intercambios económicos, las expresiones culturales y el diálogo en las zonas urbanas. Asumir el compromiso de promover los espacios públicos seguros, inclusivos, accesibles, ecológicos y de calidad en las ciudades y pueblos puede transformar por completo la manera en que interactuamos con nuestro entorno urbano.

Por otra parte, los gobiernos locales y regionales deben convertirse en agentes relevantes de este nuevo paradigma urbano. Son las instituciones que más cerca están de los ciudadanos y de los problemas que afrontan todos los días, como los relacionados con la vivienda, el empleo, los servicios básicos, la infraestructura, el transporte y otros muchos aspectos que afectan a sus vidas de manera muy tangible. La voluntad de los gobiernos nacionales de favorecer un aumento de la coordinación y la cooperación entre las administraciones de nivel nacional, subnacional y local supone un gran avance en la gestión de las ciudades.

Además, solo lograremos cambiar el paradigma imaginando ciudades compactas, densas y diversas y planificándolas por adelantado. Para crear ciudades bien dise?adas es esencial implantar una planificación integrada que trate de conciliar las necesidades a corto plazo con los resultados que se busca obtener a largo plazo: una economía competitiva, buena calidad de vida y sostenibilidad del medio ambiente.

El proceso hacia Quito: un legado de Hábitat III

Los preparativos para Hábitat III se han convertido en uno de los legados más valiosos de la Conferencia. El proceso es un modelo de inclusión en la historia de las conferencias de Hábitat. a propiciado la creación de plataformas innovadoras y ampliamente participativas para que en los debates sobre la Nueva Agenda Urbana se tengan en cuenta todas las voces y opiniones. A lo largo de los dos últimos a?os, el sistema de las Naciones Unidas, las partes interesadas y asociados, los gobiernos locales y regionales y los Estados Miembros han logrado sentar colectivamente las bases de una nueva era urbana. Además de los procesos nacionales y regionales y de los tres períodos de sesiones del Comité Preparatorio, el proceso de Hábitat III ha incluido 11 reuniones regionales y temáticas que han culminado con una declaración de los participantes, 22 documentos temáticos, 10 documentos normativos elaborados por 200 expertos independientes, diálogos urbanos en línea, y numerosas actividades participativas, como los Desayunos Urbanos, los Paseos Urbanos y las Academias de Periodismo Urbano.

También se han celebrado audiencias oficiosas con autoridades locales, asociaciones y otros interesados para debatir con los Estados Miembros de las Naciones Unidas el borrador preliminar de la Nueva Agenda Urbana. Ha sido el primer proceso consultivo que ha reconocido y tratado a los gobiernos subnacionales como un grupo concreto, lo que supone un hito para el movimiento internacional de gobernanza municipal. Algunas de las plataformas creadas como parte del proceso de Hábitat III, por ejemplo, las Dependencias de Políticas, las audiencias con autoridades locales y el Plan de Aplicación de la Nueva Agenda Urbana de Quito, pueden sentar un precedente importante de cara a futuras conferencias y cumbres de las Naciones Unidas.

Llegados a este punto, espero verlos en Quito en octubre. La Conferencia solo tendrá éxito si todos nosotros, a todos los niveles, asumimos responsabilidades y compromisos en favor de las futuras generaciones urbanas. Hábitat III gira en torno a los ciudadanos, los pueblos del mundo y, sobre todo, las personas más necesitadas. Es la conferencia de las Naciones Unidas de todos los ciudadanos y para todos los ciudadanos.?

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La Crónica?ONU??no?constituye un registro oficial. Tiene el privilegio de acoger a los altos funcionarios de las Naciones Unidas, así como a distinguidos colaboradores de fuera del sistema de las Naciones Unidas cuyas opiniones no son necesariamente las de las Naciones Unidas. Del mismo modo, las fronteras y los nombres que se muestran y las designaciones utilizadas en los mapas o en los artículos no implican necesariamente un apoyo o una aceptación por parte de las Naciones Unidas.?