En un mundo con unos l¨ªmites de emisiones de carbono cada vez m¨¢s estrictos, las tecnolog¨ªas de energ¨ªa solar representan una de las formas de generaci¨®n de electricidad m¨¢s limpias. La energ¨ªa solar no produce emisiones mientras se genera y los estudios han demostrado claramente que la huella de carbono durante su ciclo de vida es inferior a la de los combustibles f¨®siles.
De los m¨¢s de 10.000 teravatios/hora (TWh) de electricidad generada por los pa¨ªses de la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®mico (OCDE), la energ¨ªa solar representa ¨²nicamente 8 TWh. A¨²n as¨ª, las tecnolog¨ªas de energ¨ªa solar, incluidas la energ¨ªa fotovoltaica, la energ¨ªa solar de concentraci¨®n y la energ¨ªa t¨¦rmica solar, constituyen la fuente de energ¨ªa de mayor crecimiento del mundo. Con indicaciones claras de los gobiernos en el mercado, estas tecnolog¨ªas de bajas emisiones de carbono podr¨ªan proporcionar m¨¢s del 30% del suministro de energ¨ªa mundial total para el a?o 2040.
La energ¨ªa fotovoltaica constituye quiz¨¢s el sector m¨¢s popular y de mayor crecimiento de la tecnolog¨ªa solar. Los instrumentos fotovoltaicos generan electricidad directamente de la luz solar mediante un proceso el¨¦ctrico que se produce de manera natural en determinados tipos de materiales. Un grupo de c¨¦lulas fotovoltaicas puede configurarse en m¨®dulos y matrices que pueden utilizarse para alimentar un n¨²mero indefinido de cargas el¨¦ctricas. Los sistemas de energ¨ªa fotovoltaica tienen un gran potencial como tecnolog¨ªa de suministro de energ¨ªa con un nivel bajo de emisiones de carbono. Un informe conjunto elaborado en septiembre de 2006 por cient¨ªficos del Brookhaven National Laboratory, la Universidad de Utrecht y el Energy Research Center de los Pa¨ªses Bajos ha demostrado que los sistemas fotovoltaicos de silicio cristalino presentan unas tasas de retorno energ¨¦tico de 1,5 a 2 a?os en ubicaciones del sur de Europa y de 2,7 a 3,5 a?os en el centro de Europa, mientras que las tecnolog¨ªas de capa delgada presentan tasas de retorno energ¨¦tico que oscilan entre 1 y 1,5 a?os para ubicaciones del sur de Europa.
Como consecuencia, las emisiones de di¨®xido de carbono (CO2) del ciclo biol¨®gico relativas a la energ¨ªa fotovoltaica se sit¨²an actualmente entre 25 y 32 g/kWh. Comparativamente, una central el¨¦ctrica de ciclo combinado alimentada por gas emite unos 400 g/kWh, mientras que una central de combusti¨®n de carb¨®n con captura y almacenamiento de carbono, se sit¨²a en torno a 200 g/kWh. La energ¨ªa nuclear emite 25 g/kWh de media en los Estados Unidos; ¨²nicamente la energ¨ªa e¨®lica presenta mejores cifras con tan s¨®lo 11 g/kWh. Por lo que respecta a la tecnolog¨ªa de silicio, hay claras perspectivas de que se reduzca el insumo de energ¨ªa, y en pocos a?os podr¨ªan darse tasas de retorno energ¨¦tico de un a?o como consecuencia de la mayor eficacia de las t¨¦cnicas de crecimiento de silicio. Esto podr¨ªa tener como resultado un descenso de las emisiones de CO2 en el ciclo biol¨®gico hasta situarse en 15 g/kWh.
El sector fotovoltaico mundial ha experimentado un crecimiento medio superior al 40% durante los ¨²ltimos ocho a?os, con una producci¨®n de m¨¢s de 2.200 megavatios en 2006. La tecnolog¨ªa fotovoltaica ha pasado a ser competitiva en todos los segmentos del mercado, especialmente en aplicaciones de conexi¨®n a la red, ya que la mayor inversi¨®n en el sector ha dado lugar a importantes avances en la automatizaci¨®n, la eficacia de fabricaci¨®n y la capacidad. Varios pa¨ªses punteros, como Alemania, el Jap¨®n y los Estados Unidos, que representan dos tercios del mercado mundial, han desarrollado programas de apoyo al mercado para reducir los costes. El crecimiento de la tecnolog¨ªa fotovoltaica ha conllevado un comportamiento t¨ªpico de la "curva de experiencia", con un descenso en los precios de fabricaci¨®n. Los datos disponibles muestran con bastante claridad un "¨ªndice de progreso" del 18 al 20%, es decir, cada vez que la producci¨®n acumulada de c¨¦lulas fotovoltaicas se dobla, los precios descienden una quinta parte. Actualmente, los m¨®dulos de energ¨ªa solar se venden en todo el mundo a un precio de entre 3 y 5 d¨®lares por vatio, mientras que los sistemas instalados suelen tener un precio de venta de entre 6 y 10 d¨®lares por vatio. La energ¨ªa solar es la opci¨®n m¨¢s econ¨®mica de proporcionar energ¨ªa en ubicaciones que se encuentren a m¨¢s de 800 km de distancia de una instalaci¨®n el¨¦ctrica y suele ser competitiva al no estar subvencionada en regiones con precios elevados de la energ¨ªa. El sector de la energ¨ªa fotovoltaica est¨¢ trabajando para reducir los costes de los sistemas en un 50% para 2015, fecha en que los sistemas fotovoltaicos comenzar¨¢n a ser rentables frente a los precios de venta minorista de electricidad en gran parte de los Estados Unidos y en otros pa¨ªses desarrollados.
A medida que la tecnolog¨ªa fotovoltaica incrementa su rentabilidad y disponibilidad, crece su potencial como principal fuente de energ¨ªa con bajas emisiones de carbono. En un informe publicado en 2004 titulado "Generaci¨®n Solar" elaborado por Greenpeace y la Asociaci¨®n Europea de la Industria Fotovoltaica (EPIA) se calculaba que, en 2020, la tecnolog¨ªa fotovoltaica podr¨ªa proporcionar 276 TWh de energ¨ªa, cifra que equivale al 1% de la demanda mundial prevista por la Agencia Internacional de la Energ¨ªa (AIE). En el estudio se preve¨ªa que el mercado de la energ¨ªa fotovoltaica crecer¨ªa a un ritmo anual compuesto del 30% hasta 2020, bastante por debajo del crecimiento medio del 45% experimentado por el sector entre 2002 y 2007. Esto supondr¨ªa el reemplazo de la producci¨®n de 75 nuevas centrales de combusti¨®n de carb¨®n y evitar¨ªa la emisi¨®n de 664 millones de toneladas de CO2 anualmente. Asimismo, el informe establec¨ªa que con un ¨ªndice de crecimiento del 15% entre 2020 y 2040, la producci¨®n de energ¨ªa solar podr¨ªa ser superior a 9.000 TWh, lo que representar¨ªa un 26% de la demanda mundial prevista.
Las centrales de energ¨ªa solar de concentraci¨®n son generadores orientados a servicios que producen electricidad mediante espejos o lentes que concentran la energ¨ªa solar de manera eficiente. Dos de las principales tecnolog¨ªas de energ¨ªa solar de concentraci¨®n son los espejos cil¨ªndricos-parab¨®licos, que utilizan filas de espejos curvos para accionar turbinas de vapor convencionales, y los sistemas de motor de disco Stirling, que presentan una forma similar a grandes discos parab¨®licos y est¨¢n cubiertos de espejos curvos que calientan el hidr¨®geno l¨ªquido para accionar los pistones de un motor Stirling. Los an¨¢lisis del ciclo biol¨®gico de las emisiones producidas, junto con los impactos de los sistemas de energ¨ªa solar de concentraci¨®n en el terreno, demuestran que son ¨®ptimos para reducir los gases de efecto invernadero y otras sustancias contaminantes, sin crear otros riesgos ni contaminaci¨®n medioambiental. De acuerdo con la Federaci¨®n Europea de la Industria Solar T¨¦rmica, 1 MWh de capacidad de energ¨ªa solar t¨¦rmica instalada permite ahorrar 600 kilogramos de CO2. La tasa de retorno energ¨¦tico de los sistemas de energ¨ªa solar de concentraci¨®n es de cinco meses aproximadamente, una cifra muy atractiva teniendo en cuenta que su vida ¨²til es de 25 a 30 a?os.
Durante los a?os ochenta y principios de los noventa, los ingenieros instalaron nueve centrales de energ¨ªa solar de concentraci¨®n en el desierto de Mojave, en California, con una producci¨®n total de 330 MW. Posteriormente, durante cerca de dos d¨¦cadas no se construyeron nuevas centrales el¨¦ctricas debido al menor respaldo federal de los Estados Unidos a las energ¨ªas renovables y a la ca¨ªda en picado de los precios de la energ¨ªa. Sin embargo, los sistemas de energ¨ªa solar de concentraci¨®n han experimentado un resurgimiento en los dos ¨²ltimos a?os. En marzo de 2007 se inaugur¨® una central de 11 MW en Espa?a, la primera de Europa, mientras que en Nevada se est¨¢ ultimando la construcci¨®n de una central de 64 MW. Actualmente, hay m¨¢s de 45 proyectos de energ¨ªa solar de concentraci¨®n en fase de planificaci¨®n en todo el mundo, con una capacidad combinada de 5.500 MW.
Con m¨¢s de 200 GW de potencial de recursos en el suroeste de los Estados Unidos y otros miles m¨¢s en el resto del mundo, los sistemas de energ¨ªa solar de concentraci¨®n ofrecen un medio r¨¢pidamente graduable de generaci¨®n de electricidad con bajas emisiones de carbono. Un informe publicado en septiembre de 2005 por la Federaci¨®n Europea de la Industria Solar T¨¦rmica (ESTIF), Greenpeace y el programa SolarPACES de la AIE afirmaba que ?no hay barreras t¨¦cnicas, econ¨®micas o de recursos para que las centrales solares t¨¦rmicas suministren el 5% de las necesidades de electricidad mundiales previstas para el a?o 2040?. Los autores calcularon que los sistemas de energ¨ªa solar de concentraci¨®n podr¨ªan producir 95,8 TWh/a?o para 2025, evitando as¨ª 57,5 millones de toneladas de CO2 anuales, lo que supondr¨ªa un total de 362 millones de toneladas en los pr¨®ximos 20 a?os. Tambi¨¦n expon¨ªan que para 2040, los sistemas de energ¨ªa solar de concentraci¨®n podr¨ªan producir 16.000 TWh de energ¨ªa al a?o.
Los sistemas solares t¨¦rmicos ofrecen calor respetuoso con el medio ambiente para instalaciones de calefacci¨®n y de agua caliente dom¨¦sticas. Se trata de unos sencillos colectores, que suelen instalarse en el tejado de las casas o los edificios, que absorben la energ¨ªa solar y transfieren el calor. En numerosas regiones clim¨¢ticas, un sistema de calefacci¨®n solar puede proporcionar un porcentaje muy elevado (entre el 50 y el 75%) de la energ¨ªa para agua caliente dom¨¦stica. Dado que el calentamiento de agua representa una media del 30% de las emisiones de CO2 de un hogar, un calentador de agua solar permitir¨ªa reducir sus emisiones totales en m¨¢s de un 20%. Son muchos los pa¨ªses que est¨¢n fomentando un mayor uso de la tecnolog¨ªa solar para el agua caliente. A escala mundial, las instalaciones crecieron el 14% en 2005 hasta alcanzar una cifra conjunta equivalente a 88 GW de energ¨ªa t¨¦rmica, con 46 millones de hogares equipados con este tipo de sistemas. China encabeza la lista, con un 62% de la capacidad instalada, mientras que Israel presenta el mayor uso per c¨¢pita, donde un 90% de los hogares utilizan esta tecnolog¨ªa. El programa Solar Heating and Cooling de la AIE, llevado a cabo en abril de 2007, calcul¨® que esta capacidad conjunta de energ¨ªa solar t¨¦rmica permite reducir las emisiones de CO2 en unos 30 millones de toneladas cada a?o. En enero, la ESTIF propuso un objetivo ambicioso consistente en instalar un ¨¢rea de 1 metro cuadrado de colectores por cada europeo para 2020: 320 TWh de capacidad conjunta. Mientras tanto, en marzo, el National Renewable Energy Laboratory de los Estados Unidos calcul¨® que el potencial t¨¦cnico actual del calentamiento de agua mediante energ¨ªa solar en los Estados Unidos equivale al cu¨¢druple de los ahorros en energ¨ªa primaria al a?o y representa una reducci¨®n anual de las emisiones de CO2 de entre 50 y 75 millones de toneladas m¨¦tricas.
La energ¨ªa solar es una opci¨®n obvia para un futuro con bajas emisiones de carbono y con energ¨ªa fiable y duradera. Una mayor adopci¨®n de este recurso energ¨¦tico poco explotado hasta la fecha ayudar¨¢ a mitigar el cambio clim¨¢tico a la vez que permitir¨¢ estimular las econom¨ªas, crear puestos de trabajo y mejorar la integridad y seguridad de la red. Sin embargo, sin un fuerte respaldo de las pol¨ªticas nacionales e internacionales a favor de las fuentes de energ¨ªa solar y de otras energ¨ªas renovables, la sociedad continuar¨¢ por el camino de la sobredependencia de fuentes de energ¨ªa poco seguras, con precios muy vol¨¢tiles y grandes emisiones de carbono. Deben establecerse incentivos para aquellos que adopten estas energ¨ªas de manera anticipada, as¨ª como marcos reguladores e iniciativas educativas que fomenten la adopci¨®n en masa de la energ¨ªa solar por parte del mercado. Con indicaciones claras al mercado, el sector puede producir energ¨ªa solar con bajos niveles de emisiones de carbono con suficiente capacidad para ayudar a afrontar los retos energ¨¦ticos a escala mundial.
Dar vida a trav¨¦s del Sol: proyecto de cocinas solares en Darfur Para los 200.000 desplazados de Darfur, alojados en campos de refugiados en el Chad, la sencilla tarea de cocinar alimentos entra?a importantes riesgos. Dado que la le?a para cocinar escasea en esta regi¨®n des¨¦rtica, los refugiados deben desplazarse varios kil¨®metros fuera del campo para recoger le?a y troncos, de modo que quedan expuestos a los ataques de las milicias Janjaweed y a otros riesgos. Un informe de 2005 elaborado por M¨¦dicos Sin Fronteras declaraba que el 82% de las violaciones se producen cuando las mujeres salen de los poblados, normalmente para buscar le?a. En el campo de refugiados de Iridimi, situado en la regi¨®n oriental del Chad y donde se alojan 17.000 refugiados, las familias han reducido el uso de le?a entre un 50% y un 80%, gracias al uso de sencillas cocinas solares donde preparan sus alimentos.
La mayor¨ªa de cocinas solares funcionan con la luz solar que se convierte en energ¨ªa t¨¦rmica que se almacena para cocinar. Aunque hay numerosos dise?os en el mercado, el m¨¢s adaptable a las necesidades de los refugiados es CooKit, de la empresa Solar Cookers International, fabricado con cart¨®n u otro material local que se corta de una forma espec¨ªfica para reflejar de manera eficaz los rayos de luz solar hacia un recipiente met¨¢lico negro. El recipiente, al estar pintado de negro por la parte exterior, absorbe y retiene el calor solar. Una bolsa de polipropileno transparente colocada encima crea una barrera aislante y permite que el recipiente alcance f¨¢cilmente unos 120? C, temperatura m¨¢s que suficiente para cocinar varios litros de alimentos en unas horas.
La Fundaci¨®n KoZon, una organizaci¨®n no gubernamental neerlandesa que ofrece formaci¨®n a las mujeres de los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo sobre cocina solar, instal¨® cocinas solares en el campo de Iridimi por primera vez en febrero de 2005, tras recibir financiaci¨®n de la Fundaci¨®n Neerlandesa para los Refugiados y despu¨¦s de que fuera aprobado su proyecto por la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Un voluntario de la Fundaci¨®n KoZon, Derk Rijks, y una becaria del Chad, Marie-Rose Neloum, facilitaron 100 cocinas a un grupo de mujeres refugiadas para ofrecerles una demostraci¨®n, que result¨® ser todo un ¨¦xito.
En abril de 2005 se organiz¨® una segunda demostraci¨®n, en la que la Fundaci¨®n KoZon ofreci¨® formaci¨®n y comprob¨® la destreza de los refugiados en la fabricaci¨®n de 120 cocinas, haciendo hincapi¨¦ en la creaci¨®n de una actividad econ¨®mica para el automantenimiento. En febrero de 2006 tuvo lugar un taller b¨¢sico en el que se facilitaron las herramientas y el espacio necesario para la fabricaci¨®n de las cocinas. Diversos refugiados recibieron tambi¨¦n formaci¨®n como "formadores auxiliares", para ense?ar a otros grupos c¨®mo cocinar con energ¨ªa solar.
El proyecto de cocinas solares se agiliz¨® en mayo de 2006, cuando una asociaci¨®n de 55 sinagogas del sur de California, en Estados Unidos, llamada Jewish World Watch (JWW), decidi¨® participar en el proyecto y financi¨® la instalaci¨®n de cocinas a gran escala en todo el campo de Iridimi. Esta asociaci¨®n trabaja para combatir el genocidio y otras violaciones de los derechos humanos en todo el mundo, y su comit¨¦ de mujeres participa en proyectos de voluntariado con un especial impacto en las mujeres. ?La ¨²nica manera de luchar contra la muerte es dando vida, y la ¨²nica manera de superar el genocidio es mejorar la vida de las personas que sufren?, explica el fundador de JWW, el rabino Harold M. Schulweis. ?En este caso, se trata de mujeres indefensas sin ning¨²n tipo de protecci¨®n, sometidas al sadismo de los Janjaweed. Poder ofrecerles un m¨ªnimo de protecci¨®n y de seguridad es fundamental.?
El proyecto ha logrado formar hasta la fecha a 4.500 mujeres y ha facilitado 10.000 cocinas a los refugiados. En el campo de Iridimi se fabrican actualmente unas 1.000 cocinas solares al mes que sirven como recambio (las cocinas tienen una vida ¨²til de unos seis meses), y las unidades sobrantes se entregan a los 22.000 refugiados alojados en el campo vecino de Touloum. El proyecto ha permitido reducir el n¨²mero de salidas en un 70%, limitando de este modo el riesgo de ataques a mujeres y ni?as. Las cocinas tambi¨¦n ofrecen oportunidades econ¨®micas, no s¨®lo por su fabricaci¨®n directa, sino tambi¨¦n porque los refugiados disponen de m¨¢s tiempo libre que pueden dedicar a otras actividades, en lugar de a cocinar y recoger le?a. Muchas de las mujeres destinan ahora parte de su tiempo a elaborar cestos, tejer prendas o fabricar otros productos manuales que se venden en Europa, en el marco de un acuerdo especial con el ACNUR y las l¨ªneas a¨¦reas.
El proyecto tambi¨¦n ha permitido obtener beneficios medioambientales importantes para la poblaci¨®n y la regi¨®n, ya que al reducirse el consumo de le?a se ha frenado el proceso de deforestaci¨®n. Las cocinas no contaminantes han reducido la presencia de humos en el campo de refugiados, de modo que se ha ganado en salud y en calidad de vida. Los colaboradores en el proyecto creen que con la ayuda de las Naciones Unidas se podr¨ªan facilitar cocinas solares a los 200.000 refugiados restantes del Chad.
?Es fundamental alertar al mundo, pero no hay nada que alerte m¨¢s al mundo que la acci¨®n?, afirma el rabino Schulweis. ?Para las Naciones Unidas, adoptar esta medida permitir¨ªa dar un nuevo ¨ªmpetu a sus objetivos. Ser¨ªa ilustrativo de lo que puede hacerse incluso en los pa¨ªses m¨¢s pobres, en pa¨ªses que est¨¢n divididos y que se enfrentan a la muerte a causa de guerras internas, y demostrar que podemos protegerlos y ofrecerles seguridad. Este tipo de proyectos convierten al sector de la energ¨ªa solar en un ente con car¨¢cter moral, adem¨¢s de su car¨¢cter emprendedor. En estos tiempos, no s¨®lo necesitamos alta tecnolog¨ªa, sino tambi¨¦n alta moralidad.? Rhone Resch y Noah Kaye
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La Cr¨®nica?ONU??no?constituye un registro oficial. Tiene el privilegio de acoger a los altos funcionarios de las Naciones Unidas, as¨ª como a distinguidos colaboradores de fuera del sistema de las Naciones Unidas cuyas opiniones no son necesariamente las de las Naciones Unidas. Del mismo modo, las fronteras y los nombres que se muestran y las designaciones utilizadas en los mapas o en los art¨ªculos no implican necesariamente un apoyo o una aceptaci¨®n por parte de las Naciones Unidas.?