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Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) van ¨ªntimamente ligados a la paz y la estabilidad. A falta de paz, ser¨¢ imposible dar cumplimiento a todos los dem¨¢s objetivos, desde la atenci¨®n prioritaria de las necesidades de los j¨®venes y las mujeres hasta la respuesta al cambio clim¨¢tico, adem¨¢s de la seguridad en el suministro de agua, energ¨ªa y alimentos. En el Fondo Internacional de Desarrollo Agr¨ªcola (FIDA) hace tiempo que somos conscientes de los obst¨¢culos al desarrollo derivados del conflicto y la fragilidad. En ning¨²n ¨¢mbito se ha sentido con m¨¢s intensidad este problema que en nuestros programas ejecutados en las zonas rurales del Cercano Oriente y el Norte de ?frica, donde los ¨²ltimos cuatro decenios hemos destinado al desarrollo agr¨ªcola y rural inversiones valoradas en 5.500 millones de d¨®lares.

Las causas del conflicto var¨ªan notablemente de un pa¨ªs a otro y de una regi¨®n a otra dentro de un mismo pa¨ªs, pero el efecto en la seguridad alimentaria es sistem¨¢ticamente negativo. Por otra parte, la inseguridad alimentaria en s¨ª puede dar lugar a conflictos. Por ejemplo, durante la Primavera ?rabe de 2011 se mencionaba el alto precio de los alimentos como uno de los factores que contribuyeron a los disturbios.

En 2015 el n¨²mero de refugiados y desplazados internos super¨® en todo el mundo la cifra de 60 millones; 5 millones hab¨ªan quedado desplazados solamente en el primer semestre del a?o. La mayor¨ªa de los reci¨¦n desplazados y la mitad de los desplazados internos del planeta viv¨ªan en la regi¨®n del Cercano Oriente y el Norte de ?frica. Estos millones de personas se han visto privadas de sus medios de vida y han tenido que dejar trabajos, fincas y animales en busca de seguridad. Los conflictos activos, los procesos de transici¨®n estancados y las dificultades que encuentra el desarrollo a largo plazo han perturbado profundamente la vida de la poblaci¨®n del Cercano Oriente y el Norte de ?frica y sus medios de vida, a ra¨ªz de lo cual se ha desatado una crisis de refugiados y se han intensificado la migraci¨®n y el desplazamiento, con la consiguiente amenaza para la estabilidad de la regi¨®n y el riesgo de que queden anulados decenios de avances en materia de desarrollo. Seg¨²n recientes datos de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), solo el conflicto de Siria ha obligado a m¨¢s de 11 millones de personas a abandonar su hogar, mientras que m¨¢s de 4 millones buscan refugio en Egipto, el Iraq, Jordania, el L¨ªbano y Turqu¨ªa. El repentino aumento demogr¨¢fico (del 23,5% en el L¨ªbano y de casi el 10% en Jordania) est¨¢ poniendo a prueba los recursos de estos pa¨ªses, ya limitados, y su seguridad alimentaria.

El v¨ªnculo entre paz y seguridad alimentaria es uno de los motivos de que la inversi¨®n en la poblaci¨®n rural sea hoy de importancia capital a escala mundial. Los organismos de desarrollo pueden contribuir de forma decisiva a cerrar la brecha entre las respuestas humanitarias y las centradas en el desarrollo sostenible, algo decisivo para hacer frente a las crisis prolongadas. Independientemente de si hablamos de la reducci¨®n de la pobreza, la mejora de la seguridad alimentaria o el fortalecimiento de la resiliencia ante todo tipo de conmociones, incluido el cambio clim¨¢tico, la dimensi¨®n rural no puede pasarse por alto. De hecho, en la Agenda de Acci¨®n de Addis Abeba de 2015 se afirma que el desarrollo puede reportar ¡°grandes beneficios para todos los objetivos de desarrollo sostenible¡±¹.

Sin embargo, tambi¨¦n hemos de preguntarnos c¨®mo nos proponemos cumplir los ODS en pa¨ªses donde la paz es el principal reto. Para que los ODS resulten viables, las iniciativas de desarrollo tendr¨¢n que dar cuenta de toda la gama de problemas que encuentra la poblaci¨®n rural y tener presente el nexo entre las dimensiones rural y urbana, punto de uni¨®n entre la suerte de las ciudades y la vitalidad de las comunidades rurales. En las zonas rurales, donde los medios de vida de la mayor¨ªa de la poblaci¨®n se basan en la agricultura, habitan tres cuartos de los segmentos m¨¢s pobres y m¨¢s subalimentados del mundo. La eliminaci¨®n del hambre y la pobreza va ¨ªntimamente ligada a la prestaci¨®n de mayor atenci¨®n al desarrollo rural.

MOTORES DEL CAMBIO

El FIDA reconoce que para que la transformaci¨®n sea real hay que plantar cara a diversas dificultades y que el cambio debe proceder de la propia comunidad. Las esferas de atenci¨®n tem¨¢ticas son los servicios financieros rurales, la gesti¨®n de los recursos naturales, las oportunidades laborales de los j¨®venes, la disponibilidad de agua y el apoyo a la producci¨®n agr¨ªcola, los mercados y la correspondiente infraestructura. Los proyectos se conciben de forma participativa e inclusiva para que las comunidades locales puedan tomar parte en la orientaci¨®n de su propio desarrollo.

A veces, los mismos factores que impulsan la pobreza y la desigualdad en el ¨¢mbito rural alimentan el conflicto y la inestabilidad. El cambio clim¨¢tico y la degradaci¨®n de los recursos naturales amenazan la seguridad alimentaria y elevan el riesgo de conflicto. Tambi¨¦n en este caso resulta instructiva la experiencia del Cercano Oriente y el Norte de ?frica, cuyos pa¨ªses registran los ¨ªndices m¨¢s bajos de disponibilidad de agua dulce per c¨¢pita de todo el mundo; la mayor parte de sus recursos de agua dulce tiene car¨¢cter transfronterizo. El cambio clim¨¢tico puede reducir a¨²n m¨¢s la disponibilidad de agua, de un 30% a un 50%, para 2050.

A medida que los recursos escasean y la poblaci¨®n padece mayor inseguridad alimentaria, las posibilidades de conflicto aumentan. Los conflictos desplazan a la poblaci¨®n, ejercen mayor presi¨®n en los recursos naturales, de por s¨ª escasos, y alteran la producci¨®n alimentaria. Cuando se registran desplazamientos de zonas rurales a zonas urbanas tambi¨¦n aumenta la proporci¨®n de consumidores frente a productores, lo cual exacerba en mayor medida la inseguridad alimentaria. En este contexto, surge tambi¨¦n el riesgo de que queden desatendidos grandes sectores de poblaci¨®n marginados. Las mujeres y los ni?os, en particular las ni?as, sufren de forma desproporcionada los efectos del conflicto. La tasa de desempleo juvenil de la regi¨®n del Cercano Oriente y el Norte de ?frica es asimismo la mayor del mundo: un 29,5% en 2014, porcentaje m¨¢s de dos veces superior a la media mundial, del 13%. La falta de oportunidades y de esperanza alimenta en mayor medida el conflicto y el extremismo.

INVERTIR EN DESARROLLO RURAL ES INVERTIR EN SEGURIDAD

La inversi¨®n en seguridad alimentaria y en desarrollo agr¨ªcola y rural puede contribuir a la disminuci¨®n del riesgo de conflicto², especialmente cuando las comunidades dirigen las inversiones y se implican en ellas. Por varios motivos, ello se aprecia con m¨¢s nitidez en los pa¨ªses ¨¢rabes que en ninguna otra parte. Las naciones ¨¢rabes dependen esencialmente de las importaciones de alimentos, lo cual aumenta su vulnerabilidad. Seg¨²n el informe de 2014 sobre la seguridad alimentaria del Foro ?rabe para el Medio Ambiente y el Desarrollo, las importaciones de alimentos por los pa¨ªses ¨¢rabes ascendieron a 56.000 millones de d¨®lares en 2011, y se estima que llegar¨¢n a 150.000 millones de d¨®lares para 2050³. La repercusi¨®n del conflicto en la seguridad alimentaria es m¨¢s evidente en los Estados fr¨¢giles, donde las instituciones son d¨¦biles y no existen redes de protecci¨®n social. Asimismo, la escasez en el ¨¢mbito del medio ambiente genera disputas por los recursos naturales.

Aunque algunos problemas presentan semejanzas de un pa¨ªs ¨¢rabe a otro, no existen al respecto soluciones que sirvan para todos. Con todo, la experiencia del FIDA demuestra la manera en que las inversiones en transformaci¨®n rural inclusiva y sostenible, reducci¨®n de la inseguridad alimentaria y mitigaci¨®n del conflicto pueden resolver algunos de los problemas comunes a las situaciones de fragilidad y propensi¨®n al conflicto.

GUERRA CIVIL, CAMPOS BALD?OS

El conflicto armado destruye la infraestructura, en particular los sistemas de abastecimiento de agua, las carreteras, las tierras de labranza, los cultivos, la pesca y las instalaciones de salud p¨²blica. En Siria y el Yemen, por ejemplo, ello ha puesto en grave peligro la prestaci¨®n de servicios b¨¢sicos y el acceso a los alimentos y a actividades generadoras de ingresos.

En el Yemen m¨¢s de 2,5 millones de familias han perdido sus ingresos como consecuencia de la suspensi¨®n de programas de redes de protecci¨®n social y obras p¨²blicas. En Siria ha ca¨ªdo en picado la producci¨®n agraria, mientras que la consiguiente necesidad de importar alimentos ha elevado los precios de los alimentos. Los agricultores no han podido obtener suministros, el equipo y los sistemas de riego han quedado da?ados y el combustible ha pasado a escasear. Sigue acumul¨¢ndose la presi¨®n soportada por las familias de desplazados y los agricultores vulnerables, lo cual tiene consecuencias a largo plazo para su seguridad alimentaria, su salud y, naturalmente, su supervivencia.

En este nivel del conflicto la asistencia humanitaria y de emergencia tiene una importancia capital. La experiencia da a entender que los programas orientados a las comunidades pueden sentar las bases de las mejoras en la seguridad alimentaria y la resiliencia ante los conflictos. Los proyectos respaldados por el FIDA han resultado eficaces para promover la estabilidad y aumentar la resiliencia ante los conflictos en las zonas rurales, mientras que el enfoque de ¨¢mbito comunitario del FIDA permite la ejecuci¨®n efectiva incluso en condiciones problem¨¢ticas de seguridad y en contextos de gran fragilidad. El FIDA y sus asociados pueden contribuir de forma destacada a cerrar la brecha entre las respuestas humanitarias y las centradas en el desarrollo sostenible.

De hecho, en Siria hay personas que siguen benefici¨¢ndose de las anteriores inversiones del FIDA en actividades de microfinanciaci¨®n de sanduqs⁴. Siguen en funcionamiento los 30 sanduqs establecidos por el Proyecto de Desarrollo Rural en Idlib, mientras que el Proyecto de Desarrollo Ganadero Integrado, m¨¢s reciente, ha promovido el mismo mecanismo de sanduqs orientados a la microfinanciaci¨®n. Hasta fechas recientes el Proyecto de Desarrollo Ganadero Integrado logr¨® crear oportunidades laborales y aumentar la seguridad alimentaria, especialmente en el caso de las familias encabezadas por mujeres. En 2014 el proyecto lleg¨® a m¨¢s de 9.400 beneficiarios, entre ellos 4.455 mujeres de zonas rurales.

ENFOQUES EN MATERIA DE GESTI?N DE LOS RECURSOS

En otros pa¨ªses de la regi¨®n del Cercano Oriente y el Norte de ?frica, como el Sud¨¢n y Somalia, las crisis prolongadas son inseparables de las presiones ambientales y el cambio clim¨¢tico. Puede que entre 1997 y 2009 las variaciones de la temperatura hayan influido en un cuarto de los episodios violentos registrados en el Sud¨¢n⁵. Los ganaderos son especialmente vulnerables.

Se estima que el riesgo de conflicto en el Sud¨¢n aumentar¨¢ para 2030 de un 20% a un 30% como consecuencia de los efectos adversos combinados del cambio clim¨¢tico y de las disputas por los recursos naturales. Son fundamentales las estrategias de fomento de la resiliencia, la colaboraci¨®n con los Gobiernos nacionales y el fortalecimiento del papel de las comunidades locales, as¨ª como las inversiones en suministro de agua, riego, ordenaci¨®n de los recursos de pastoreo y sistemas de alerta temprana para pastores. Ello solo es posible mediante un desarrollo basado en la comunidad que complemente el enfoque estrat¨¦gico vertical con pr¨¢cticas participativas que promuevan la democracia local.

En el Sud¨¢n van en aumento las disputas entre los agricultores que practican la agricultura de secano y los ganaderos por el uso de las aguas, las tierras y los recursos de pastoreo y los correspondientes derechos de acceso. Los efectos del cambio clim¨¢tico (descenso de la pluviosidad y mayor variabilidad en las precipitaciones) han dado lugar a una profunda degradaci¨®n de las dehesas. La insuficiencia de los mecanismos de supervivencia se combina con el conflicto social y pol¨ªtico para incrementar la vulnerabilidad de los agricultores de las zonas rurales. Al respecto procuramos reducir las disputas por los recursos naturales entre las comunidades n¨®madas, las comunidades asentadas y los agricultores en cinco zonas seleccionadas del pa¨ªs. Se est¨¢ haciendo uso de di¨¢logos de ¨¢mbito estatal facilitados por dirigentes locales a fin de resolver controversias relacionadas con las tierras y determinar nuevos mecanismos y acuerdos satisfactorios en relaci¨®n con los derechos de uso y de acceso. A ello se suma un importante volumen de inversi¨®n en demarcaci¨®n de tierras, restauraci¨®n de las rutas de pastoreo, restauraci¨®n de las dehesas, planes de adaptaci¨®n comunitaria y apoyo a peque?as empresas para promover la diversificaci¨®n.

Cabe mencionar como ejemplo el Programa de Gesti¨®n de los Recursos en el Sud¨¢n Occidental financiado por el FIDA, que promov¨ªa el desarrollo de un sistema de gobernanza de los recursos naturales en Kordof¨¢n del Norte y del Sur. La sociedad civil se puso al frente de la movilizaci¨®n de las comunidades negociando las rutas ganaderas. Se rehabilitaron o construyeron abrevaderos a lo largo de las rutas, se sembraron las dehesas y se plantaron ¨¢rboles. Se crearon tribunales locales en los que se pueden dirimir conflictos relacionados con los recursos naturales.

De ese modo pueden proyectarse diversas intervenciones cuyos beneficios se refuerzan mutuamente en los ¨¢mbitos del desarrollo econ¨®mico, la seguridad alimentaria y la estabilidad social, incluso cuando persiste la fragilidad y las instituciones son d¨¦biles o no existen. Lo que importa es canalizar la fuerza inherente a la propia comunidad, que radica en las personas. En Somalia, que es uno de los pa¨ªses del mundo que mayor inseguridad alimentaria padece, decenios de inestabilidad y guerra civil han degradado el sector agr¨ªcola y perturbado el estilo de vida migratorio de los ganaderos. La merma de los recursos naturales y las repetidas sequ¨ªas e inundaciones agravan la vulnerabilidad. Sin embargo, incluso en estas circunstancias tan poco halag¨¹e?as, el desarrollo rural es posible y puede mejorar la seguridad alimentaria y la estabilidad. Las intervenciones del FIDA han puesto de relieve el objetivo de facilitar agua con fines de riego y ganader¨ªa, as¨ª como el de facilitar acceso a financiaci¨®n rural, antes inexistente, pero, en vista de la situaci¨®n, el fortalecimiento de las instituciones ha de ser una de las actividades centrales. Las comunidades locales, en particular por conducto de ancianos y dirigentes, contribuyeron a la creaci¨®n de v¨ªnculos populares eficaces entre las personas y las autoridades locales. Con ello se contribuy¨® a llenar el vac¨ªo debido a la ausencia del estado y, con ello, a crear un entorno m¨¢s pac¨ªfico para ejecutar proyectos y a ajustar con mayor eficacia las actividades a las necesidades de la poblaci¨®n.

NUEVAS COMUNIDADES E INCLUSI?N SOCIAL

La labor del FIDA gira en torno al fomento de la capacidad de la poblaci¨®n pobre, su empoderamiento mediante organizaciones comunitarias y la promoci¨®n de la participaci¨®n, la inclusi¨®n social y la igualdad de g¨¦nero. As¨ª ha quedado demostrado de forma espectacular en proyectos que, literalmente, han plantado nuevas comunidades agr¨ªcolas en tierras marginales infrautilizadas.

Tras las revoluciones de 2011, Egipto y T¨²nez han sufrido disturbios pol¨ªticos debidos a numerosos factores, entre ellos la falta de oportunidades econ¨®micas y de inclusi¨®n social, especialmente por lo que se refiere a los j¨®venes y las mujeres. En vista de que las comunidades locales estaban plenamente implicadas en nuestras inversiones, el FIDA sigui¨® operando en Egipto y en T¨²nez mientras dur¨® la revuelta.

El Gobierno de Egipto procedi¨® a recuperar tierras ¨¢ridas con fines agr¨ªcolas, lo cual comport¨® el doble beneficio de ofrecer a los colonos, incluidos licenciados universitarios desempleados de zonas urbanas, oportunidades de subsistencia a la vez que se ampliaba la base agr¨ªcola del pa¨ªs. Actualmente el FIDA es el ¨²nico asociado para el desarrollo que presta apoyo a proyectos en las nuevas tierras, lo cual, a pesar de las dif¨ªciles condiciones, ha surtido efecto: ingresos medios anuales de los hogares cuatro veces superiores; aumento de los precios a pie de explotaci¨®n de hasta el 33%; y establecimiento de asociaciones de comercializaci¨®n y centros de recogida de productos agr¨ªcolas. Esta iniciativa tambi¨¦n ayud¨® a las organizaciones comunitarias a gestionar sosteniblemente la infraestructura sanitaria y de educaci¨®n en la medida en que se siguieron prestando servicios al t¨¦rmino del proyecto. Persisten varios problemas, como la desigualdad de g¨¦nero y el desempleo juvenil. En particular, las licenciadas universitarias y las mujeres de peque?os hogares agr¨ªcolas cumplen un papel crucial en el desarrollo de las nuevas tierras, pese a lo cual son limitadas sus oportunidades de trabajo productivo fuera de las explotaciones, por lo que el FIDA aboga por que se adopten pol¨ªticas encaminadas a ofrecer mejores oportunidades a las mujeres y los j¨®venes.

CONCLUSI?N

La experiencia del FIDA demuestra que las inversiones responsables y selectivas en agricultura y desarrollo rural pueden contribuir de forma importante a la reducci¨®n del conflicto y la implantaci¨®n de la paz y la estabilidad en el Cercano Oriente y el Norte de ?frica. Con el aumento de la poblaci¨®n y la creciente demanda de alimentos, cada vez es mayor la necesidad de invertir en agricultura y desarrollo rural. En lo que respecta a la reducci¨®n de la pobreza, la inversi¨®n en agricultura es de dos a cuatro veces m¨¢s eficaz que la inversi¨®n en cualquier otro sector⁶ y puede ayudar a impulsar el empleo y frenar la migraci¨®n de mano de obra. De ese modo se abordan todas las dimensiones de la seguridad alimentaria, desde la disponibilidad al acceso pasando por la utilizaci¨®n y la nutrici¨®n, potenciando al m¨¢ximo los dividendos de paz de la agricultura y el desarrollo rural.

En ¨²ltima instancia, la inversi¨®n en seguridad alimentaria tambi¨¦n sirve de remedio frente a los conflictos, pero la seguridad alimentaria y la estabilidad social dependen igualmente del fortalecimiento de las instituciones y de un entorno normativo en aras de una agricultura sostenible. Ese entorno propicio fomentar¨¢ la inversi¨®n y la actividad empresarial responsables en las zonas rurales, espolear¨¢ la innovaci¨®n e impulsar¨¢ el aumento de la productividad, la creaci¨®n de empleo y el crecimiento econ¨®mico rural, todos ellos factores esenciales para la implementaci¨®n de la Agenda 2030.

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Se dan las gracias a Bruce F. Murphy, Abdelhamid Abdouli, Nerina Muzurovic, Dina Saleh, Rami Salman, Mohamed Abdelgadir y Leon Williams.

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Notas

¹ Agenda de Acci¨®n de Addis Abeba de la Tercera Conferencia Internacional sobre la Financiaci¨®n para el Desarrollo, Addis Abeba (Etiop¨ªa), 13 a 16 de julio de 2015 (Nueva York, Naciones Unidas, 2015), p¨¢g. 6. Disponible en .

² V¨¦anse las constataciones del programa de subvenciones financiado por el FIDA para el fomento de la resiliencia ante el conflicto en el Cercano Oriente y el Norte de ?frica: Clemens Breisinger y otros, ¡°Building resilience to conflict through food-security policies and programs: an overview¡±, memoria n¨²m. 3 para la Conferencia de 2020, 15 a 17 de mayo, Addis Abeba (Washington, D.C., Instituto Internacional de Investigaci¨®n sobre Pol¨ªticas Alimentarias (IFPRI), 2014). Disponible en overview.

³ Abdul-Karim Sadik, Mahmoud El-Solh y Najib Saab, eds., ¡°Food security: challenges and prospects¡±, Arab Environment-7: Food Security, Informe anual del Foro ?rabe para el Medio Ambiente y el Desarrollo 2014 (Beirut, L¨ªbano, Foro ?rabe para el Medio Ambiente y el Desarrollo, 2014), p¨¢g. 21. Disponible en .

⁴ ¡°Sanduq¡± (plural, ¡°sanadiq¡±) significa ¡°caja de ahorros¡±. En el contexto de los programas del FIDA en Siria, el t¨¦rmino sanduq hace referencia a una instituci¨®n aut¨®noma de microfinanciaci¨®n cuyos miembros son sus propietarios y se ocupan de gestionarla. El concepto es novedoso en un sistema bancario centralizado.

⁵ Jean-Fran?ois Maystadt, Margherita Calderone y Liangzhi You, ¡°Local warming and violent conflict in North and South Sudan¡±, Journal of Economic Geography (septiembre de 2014), p¨¢g. 19.

⁶ Banco Mundial, Informe sobre el Desarrollo Mundial 2008: Agricultura para el desarrollo (Washington, D.C., 2007), p¨¢g. 6. Disponible en .