26 enero 2021

El sentimiento de urgencia que instó a la creación del Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto hace 15 a?os está más vivo que nunca. En los tiempos que vivimos de agitación social, económica y política, están volviendo a florecer la demonización del "otro", el antisemitismo, la xenofobia y el racismo.

El 24 de enero de 2005, tuve el gran honor de ser invitado por la Misión Permanente de Israel ante las Naciones Unidas, y con el permiso especial del entonces Secretario General Kofi Annan, a recitar el Kaddish, la plegaria del doliente, en la inauguración de Auschwitz: The Depth of the Abyss (Auschwitz: la profundidad del abismo), una exposición de fotos y bocetos que representan escenas de aquel infierno en la tierra. Rastreé la exhibición con miedo y esperanza al mismo tiempo, pensado que podría encontrar a mis propios abuelos entre las desafortunadas almas deportadas de Hungría que fallecieron en Auschwitz.

Me vi frente a lo mejor y lo peor de los hombres. Como superviviente, prometí que nunca me callaría ante las injusticias y que haría todo lo posible para asegurarme de que nadie más sería forzado a enfrentarse al mal que había diezmado al pueblo judío. Recibí con alegría la participación de las Naciones Unidas en una misión global para recordar y honrar a las víctimas de la Shoá, así como para instar a los Estados Miembros a que conciencien y condenen la negación del Holocausto y todas las formas de intolerancia y persecución.

En noviembre de 2005, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó por unanimidad la resolución 60/7, por la que se proclama el 27 de enero como el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto (también conocido ahora como el Día Internacional de Conmemoración del Holocausto) y que promete un ambicioso programa mundial para fomentar el conocimiento del régimen nazi, que el Secretario General Kofi Annan describe como "una ruptura con la propia civilización", así como sus crímenes contra la humanidad. El objetivo era claro: 104 miembros de la comunidad internacional aunaron sus voces en una declaración conjunta para proteger la continuidad del recuerdo. Incluso en ese momento, se partía de que, con el paso del tiempo y el fallecimiento de los supervivientes, liberadores y testigos, un programa permanente y potente de educación iría más allá de la conmemoración; serviría como antídoto contra la negación del Holocausto, como vacuna para impedir que el virus del antisemitismo y el racismo devastara a futuras víctimas.

Pero yo quería algo más. Como fundador y Presidente de la fundación interconfesional , que trabaja para promover los derechos humanos y la coexistencia pacífica, he establecido relaciones duraderas con líderes de las Naciones Unidas y miembros de los cuerpos diplomáticos. Propuse recibirlos el sábado anterior al 27 de enero conmemorativo de cada a?o para un servicio de shabat en la sinagoga Park East de Nueva York, donde he servido como líder espiritual durante casi seis décadas.

El servicio representa una oportunidad para que funcionarios de las Naciones Unidas y diplomáticos se encuentren e interactúen con supervivientes y sus hijos, sumando así lazos personales a sus compromisos públicos, y para que hablen sobre el estado actual de las comunidades judías en sus respectivos países, cuenten sus historias de pérdidas, renacimiento y recuperación, e informen sobre los pasos que se están dando para arrancar de raíz toda forma de intolerancia. En todos los servicios desde sus comienzos en 2008, ya sea el Secretario General o el Presidente de la Asamblea General se ha dirigido a todos los presentes en el santuario.

En 2016, Ban Ki-moon, en su último discurso como Secretario General de las Naciones Unidas, resaltó una fuente importante de inspiración: "los numerosos héroes del Holocausto que... resistieron al horror y defendieron vidas inocentes". Nunca debemos dejar de honrar a los libertadores y a los rescatadores, como el suizo Carl Lutz, a cuya intervención humanitaria, junto a la liberación del Ejército Rojo, yo debo mi propia supervivencia en Budapest.

En 2019, aún sufriendo las secuelas de la trágica masacre de la sinagoga Tree of Life en Pittsburgh, Estados Unidos, el actual Secretario General, António Guterres, enumeró una escalofriante lista de incidentes que puso de manifiesto el crecimiento del antisemitismo y reforzó la dedicación de las Naciones Unidas a luchar contra estas amenazas. Cuando expresé mis preocupaciones sobre quién daría voz a los supervivientes cuando ya no estemos, la promesa del Secretario General Guterres fue "nosotros", reafirmando el compromiso de "ense?ar a nuestros ni?os a amar antes de que otros los ense?en a odiar".

Tomando prestado la melodía de un antiguo programa, you've got to be taught (hay que ense?arles). Y lo que debemos ense?ar es respeto, civismo, los valores fundamentales de justicia y libertad... en resumen, a "amar al prójimo como a uno mismo".

El amplio resurgimiento del antisemitismo, incluso a través de la profanación de sinagogas y cementerios, los ataques a escuelas judías y la violencia contra estudiantes judíos, ha puesto en valor nuestro mensaje de urgencia. Igual de estremecedor ha sido ver entre los invasores del Capitolio de Estados Unidos del 6 de enero, la sede de la democracia estadounidense, símbolos neonazis y fascistas, a uno de los agitadores con una camiseta que decía "Camp Auschwitz" y a otro con "6MWE", abreviatura del inglés de "6 millones no fue suficiente".

No cabe duda de que es necesario difundir una advertencia y actuar de inmediato para transmitir las verdades de la historia y desafiar a los grupos de odio cuyas venenosas creencias podrían desencadenar futuras plagas contra la humanidad.

El trabajo de divulgación de las Naciones Unidas ha despertado a gente de todo el mundo respecto a la capacidad del género humano de hacer el mal, pero también respecto a nuestra capacidad de actuar para reparar el mundo.

Todos estamos en el mismo barco. Cuando navegamos por aguas embravecidas con remos de justicia, derechos humanos y libertad, debemos remar como uno solo o hundirnos juntos.

Celebremos el 27 de enero como el Día Internacional de Conmemoración del Holocausto.

*También aparecen en la fotografía de la parte superior de la página, en primer plano, de izquierda a derecha: Theodor Meron, expresidente del Mecanismo Residual Internacional de los Tribunales Penales de las Naciones Unidas; Irene Shashar, superviviente del Holocausto; Secretario General António Guterres; Tijjani Muhammad-Bande, Presidente del 74? período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas; Shraga Milstein, superviviente del Holocausto; y Dan Pavel Doghi, Coordinador Jefe para cuestiones de romaníes y sinti de la Oficina de Instituciones Democráticas y Derechos Humanos de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa.

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