De acuerdo con el Banco Mundial, más de 1.3 mil millones de personas en el mundo dependen de la producción ganadera a peque?a escala para su sustento y nutrición. En Botswana, un país meridional de ?frica sin litoral donde la producción de ganado comprende el 80 por ciento del producto interno bruto agrícola, la fiebre aftosa ha impactado negativamente al ganado y la vida silvestre desde finales de la década de 1950, cuando la exportación de carne de vaca se expandió durante la época colonial.
La fiebre aftosa es una enfermedad viral que afecta al ganado, cabras y otros animales de pezu?as hendidas. El virus normalmente no afecta a los humanos, pero en los animales puede causar ampollas en las encías y lengua, patas débiles e incapacidad para comer, aparte de pérdida en la producción de leche y carne.
Los brotes de esta enfermedad han ocurrido alrededor del mundo, y resultaron en el sacrificio de millones de animales para evitar más brotes y proteger la industria ganadera en Europa y en otras partes del mundo. El búfalo africano es el huésped natural de este virus y, actualmente, no hay una forma práctica de erradicar la fiebre aftosa de las áreas donde viven estos búfalos.
En Bottswana y los países vecinos que conforman el ?rea de Conservación Transfronteriza Kavango-Zmabezi (KAZA- Botswana, Angola, Namibia, Zambia y Zimbabue), el balance entre mantener un estilo de vida orientado a la ganadería y conservar la vida silvestre pende de un hilo o de una valla, para ser exactos. Más de 10,000 kilómetros de valla veterinaria han sido erigidos en ?frica meridional desde la década de 1950 para separar a los animales domésticos de los salvajes y así reducir el riesgo de transmisión de esta enfermedad.
Al inicio, las vallas fueron efectivas para reducir el riesgo de transmisión, pero creaban problemas para la vida salvaje al interrumpir las antiguas rutas de migración de las que dependían la población salvaje para acceder al pastoreo y al agua a través de las temporadas del a?o. Muchas especies silvestres quedaban enredadas en las vallas, donde eventualmente morían de deshidratación, hambre o por la caza furtiva. El tipo más común de valla tiene múltiples hilos de alambre, así como un cable de acero lo suficientemente alto como para evitar que una cría de elefante cruce o que una jirafa quede fatalmente enredada. Se estima que cientos de miles, tal vez millones, de animales salvajes han muerto por este tipo de vallas desde que fueron construidas.
Además, a lo largo del tiempo las vallas no siempre han mantenido el virus a raya, sin importar su propósito inicial. Los elefantes y otros animales salvajes da?an estas
protecciones, los programas de vacunas no siempre son adecuados, y las personas mueven el ganado a áreas a las que no deberían siendo que el ganado también puede esparcir el virus. Debido a lo anterior, el virus ha podido causar brotes intermitentes en KAZA, limitando el acceso de los granjeros a los mercados internacionales por décadas.
Más específicamente, Botswana ha estado atrapada en un dilema sobre el uso de la tierra desde hace más de setenta a?os. Los conservadores de la vida silvestre quieren que las vallas sean removidas tan pronto como sea posible para que las migraciones sean restauradas. Los granjeros quieren proteger su ganado de la fiebre aftosa para poder vender su carne. En un país en el que el ecoturismo y la producción de carne contribuyen al sustento y al producto interno bruto, se necesita de una solución integradora e innovadora.
“Han venido comunidades a mí diciendo que es imposible elegir entre la vida silvestre y el ganado, ya que están profundamente arraigados en sus vidas”, dijo Nidhi Ramsden, un representante de “Animal & Human Health for the Environment and Development” (AHEAD) y la Universidad de Cornell, una institución miembro de UNAI, enfocado en abordar este problema.
El doctor Steve Osofsky, ahora director del Centro de Salud de Vida Silvestre de Cornell y el profesor Jay Hyman de Salud de Vida Silvestre y de Política Sanitaria de esta institución fueron a Botswana por primera vez en 1991, para convertirse en el Primer Oficial Veterinario de Vida Silvestre y Parques Nacionales del Departamento de Vida Silvestre de Botswana. El doctor Osofsky fue el primero en lanzar AHEAD en 2003 en el Congreso IUCN de parques mundiales en Durban, Sudáfrica. Después de juntar algunos expertos de primer nivel de ?frica oriental y meridional en ganado, vida silvestre, economía y medicina veterinaria, se estableció un camino a seguir para desarrollar maneras innovadoras de resolver conflictos en la interrelación de la vida silvestre y del ganado para avanzar con la conservación transfronteriza y el desarrollo económico sostenible.
A veces la “ciencia vieja” es útil en nuevas aplicaciones. Científicos que estudian la carne han sabido durante mucho tiempo que, al deshuesar y eliminar los ganglios linfáticos de un cadáver, y al envejecer la carne de res adecuadamente, ciertamente era una manera de producir carne libre de fiebre aftosa sin la necesidad de usar vallas para separar el ganado de la vida silvestre.
A?os de defensa basada en ciencia, por parte del equipo AHEAD y sus socios, se enfocaron en una cadena de valor segura de carne de res, es decir, la idea de que este tipo de carne se puede producir con un riesgo mínimo de contener fiebre aftosa si se procesa correctamente. El esfuerzo alcanzó un punto crítico en Mayo 27 de 2015, cuando 180 países miembros de la Organización Mundial de Salud Animal, la autoridad oficial en el mundo en materia de salud animal, votó unánimemente para
hacer posible que países africanos pudieran comerciar carne de res basado en la manera en que se procesaba sin requerir de la separación física del ganado y la vida silvestre.
“Por primera vez en setenta a?os, este cambio de política ofreció una posibilidad nunca antes vista a pastores y agricultores del sur de ?frica de acceder a nuevos mercados de carne de res, así como de desbloquear el potencial de restaurar los movimientos migratorios de vida silvestre”, se?aló el doctor Osofsky.
Desde entonces, este doctor y su equipo de AHEAD han trabajado con la Comunidad de ?frica Meridional para el Desarrollo (SADCA), para formalizar las pautas de lo que ahora es conocido como “commodity based trade of beef” (CBT), y también con el gobierno de Botswana para proveer de asistencia técnica relacionada a la implementación, que ha estado con éxito en marcha durante varios a?os. Dentro de esta nueva política de entorno propicio, construida sobre a?os de colaboración intersectorial, oficiales importantes en Botswana han acordado colaborar recientemente en evaluaciones del riesgo de enfermedad debido a que las vallas son las que causan más da?os en las migraciones vitales de vida silvestre. La siguiente fase del trabajo podrá, finalmente, responder la pregunta clave de si algunas de las vallas que pusieron décadas atrás ya no cumplen con su propósito original, especialmente con el establecimiento del CBT.
El trabajo, hasta ahora, ha estado enfocado en ganado y vida silvestre, pero el doctor Osofsky deja en claro que “todo esto está relacionado en realidad con la mitigación de la pobreza y con la resiliencia del sistema. Ningún sector, ni el de la vida silvestre ni el del ganado, deberían tratar de dominarse el uno al otro. En su lugar, es tiempo de tomar decisiones sobre el uso de la tierra que sean social, ecológica y económicamente sostenibles para generaciones futuras”.