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Por Isheba Cornwall*

El discurso de odio es un fen¨®meno que puede definirse como un discurso oral o escrito que representa una amenaza expresando prejuicios hacia un grupo en espec¨ªfico, bas¨¢ndose principalmente en la raza, religi¨®n u orientaci¨®n sexual. Como una estudiante negra de licenciatura de Jamaica, especialmente siendo parte de la Generaci¨®n Z, he experimentado incontables ataques en forma de discurso de odio. Este fen¨®meno ha crecido inmensamente a trav¨¦s de los a?os, tomando diferentes formas y apariencias. Una raz¨®n importante de su crecimiento es el avance tecnol¨®gico, en especial la creaci¨®n de nuevos medios de comunicaci¨®n o de redes sociales.

Sin embargo, lo que es interesante es que esas mismas plataformas usadas para inmortalizar el discurso de odio pueden tambi¨¦n ser usadas para combatirlo de manera creativa. Debemos darnos cuenta de que somos una generaci¨®n infeliz de j¨®venes. A causa de las contrastantes creencias y puntos de vista sobre la identidad, estamos en una constante batalla por hacer propio aquello que nos hace ¨²nicos. La tristeza nos consume y sirve como catalizador para el discurso del odio. Que, de ser ignorado, se manifiesta repentinamente con comportamientos violentos. Constantemente ignoramos el poder que tiene el lenguaje y c¨®mo nuestro uso de ¨¦l puede causar da?o.

Cuando pienso en por qu¨¦ este virus contagioso del odio contin¨²a propag¨¢ndose, varias razones me vienen a la mente. Una de las principales es la falta de educaci¨®n, deriv¨¢ndose de ser socializados de una manera en que se glorifica el odio y se celebra la violencia. Esta no es una idea basada en la simple observaci¨®n sino que es la realidad para mucha gente del caribe, incluy¨¦ndome a m¨ª, quienes fuimos criados en comunidades vulnerables.

La triste realidad es que los individuos a cargo de cuidar de nosotros fueron a su vez criados en ambientes t¨®xicos que no lograron ense?arles c¨®mo relacionarse con otros de manera adecuada, especialmente con aquellos que pudieran ser diferentes a ellos. Por lo tanto, la necesidad de expresar cualquier descontento fue siempre llevada a cabo de una manera que excusaba al odio. Esto es lo que aprendieron y es, claramente, lo que conocen.

Es como un ciclo: las generaciones mayores nos ense?an a nosotros, sus hijos, a expresar odio, y as¨ª el ciclo del odio contin¨²a. Aunque hay varias formas de combatir esta noci¨®n que promueve el discurso del odio, incluyendo las instituciones de socializaci¨®n como las escuelas y las iglesias, otras partes importantes tienen cabida, incluidos los medios de comunicaci¨®n. Estas son necesarias para crear una comunidad de personas comprensivas y con inteligencia emocional.

Desde una perspectiva caribe?a, el odio se propaga por los estereotipos negativos que emergen de nuestra historia, por ejemplo, a trav¨¦s de la colonizaci¨®n. Los estereotipos negativos perciben a algunos grupos o individuos como diferentes o inferiores a otros. Por ejemplo, una persona de piel clara puede obtener un trabajo en lugar de una mujer de piel oscura como yo. O un hombre recibe mejor paga que mi amiga que es una mujer con las mismas cualidades.

Los estereotipos da?inos alimentan al discurso de odio y aparecen cuando sostenemos la idea de que un grupo es superior y otro es inferior. Esto nos ha puesto en contra unos con otros y, para reforzarlo, usamos las redes sociales para lanzar comentarios de odio a individuos que son parte de grupos considerados como inferiores. Desafortunadamente, esta manera de pensar ha sido inscrita en nuestras mentes y, si no existe el deseo de desaprender estas tendencias, el discurso de odio y la violencia persistir¨¢n.

El discurso de odio es uno de esos problemas que pueden influenciar a la sociedad y convertirse en algo mucho peor. Las frases cargadas de odio y los comentarios racistas hechos de forma casual son el lenguaje que se usa para resaltar nuestro desagrado hacia algo o alguien, estos son todopoderosos, peligrosos y tienen un impacto significativo. Especialmente cuando mucha gente se los cree. El discurso de odio, si se le permite florecer, puede conducir a graves actos de violencia en grande escala. No es un secreto que el discurso de odio contribuye que se cometan cr¨ªmenes de odio.

Por lo tanto, necesitamos formas innovadoras y creativas para combatir el discurso de odio. Yo creo que tanto los medios de comunicaci¨®n tradicionales como los modernos pueden ser de apoyo. Por ejemplo, al conceptualizar y crear programas de televisi¨®n y de radio que sean educacionales, divertidos e interesantes para los j¨®venes. Sin embargo, para convencer a la juventud, es necesario que quien sea que les est¨¦ compartiendo esta informaci¨®n entienda sus circunstancias y que la historia que se les comparta sea relevante para sus vidas.

Con la teor¨ªa de cultivo en mente, una teor¨ªa que sugiere que los individuos que en su mayor¨ªa consumen programas de televisi¨®n son m¨¢s propensos a percibir el mundo real de una manera com¨²nmente retratada en mensajes televisivos, podemos argumentar que al televisar constantemente programas que muestran que las formas de discurso de odio son inaceptables podr¨ªamos generar un impacto positivo en los televidentes, lo que a su vez puede influenciar su comportamiento.

Con el auge de las redes sociales, la transmisi¨®n de informaci¨®n es tan r¨¢pida como la luz y, tristemente, el discurso de odio o cyberhate (ciberodio) no se queda atr¨¢s. Nunca ha habido un momento en el que yo haya estado navegado en las redes sociales que no me haya topado con alg¨²n tipo de discurso ofensivo. Es alarmante que no es solo una sola persona que participa individualmente en el discurso de odio; en su lugar, es com¨²n que sean grandes grupos de individuos, tal vez sea por la falta de informaci¨®n y de ideas erradas.

Las campa?as creativas en plataformas de redes sociales tambi¨¦n pueden ayudar a combatir el problema. Estas no resolver¨¢n la problem¨¢tica; sin embargo, las redes sociales pueden usarse para combatir el discurso de odio a trav¨¦s de ¡°discursos en sentido contrario¡±. Esto es, compartir contenido f¨¢cil de digerir que est¨¦ enfocado en la inclusi¨®n, la equidad y la diversidad. Imagina que haya videos divertidos que le ense?en a la juventud c¨®mo estar en desacuerdo de forma respetuosa unos con otros, o sesiones en directo con influencers que hablen sobre sus experiencias con el discurso de odio.

Las sesiones en directo con influencers, utilizando el humor y campa?as creativas, podr¨ªan ser muy poderosas hoy en d¨ªa; podr¨ªan tambi¨¦n ofrecer declaraciones acertadas con una difusi¨®n masiva que los j¨®venes estar¨ªan forzados a escucharlas y ponerles atenci¨®n. Hay mucho que se puede hacer, tal como crear c¨®digos de conducta que de alguna manera influyan en el comportamiento en l¨ªnea, entre otras acciones. La meta final es educar a la juventud para que sean respetuosos y no participen en el discurso de odio.

Me es posible imaginar una sociedad llena de amor, paz y entendimiento. Aunque no hay una cura en especial para el discurso de odio, mi deseo es que los j¨®venes se levanten y luchen contra ¨¦l para que esta enfermedad no tenga cabida en nuestra sociedad. Debemos repensar y redefinir nuestras ideas acerca de la identidad, el g¨¦nero y la raza. Quienes trabajan juntos para crear presi¨®n para avanzar la lucha contra el discurso de odio necesitan escuchar las voces de los j¨®venes.

*La autora es una estratega de redes sociales, locutora de radio y productora, y estudiante de licenciatura del Programa de Comunicaci¨®n y Marketing Integrado en la Escuela Caribe?a de Medios de Comunicaci¨®n en el Campus Mona de la en Jamaica, tambi¨¦n es miembro de la instituci¨®n de Impacto Acad¨¦mico de las Naciones Unidas (UNAI). Para saber m¨¢s acerca de las problem¨¢ticas y el trabajo que las Naciones Unidas est¨¢ haciendo para contrarrestar el discurso de odio, visite . ?nase a la campa?a #NoToHate para contrarrestar el discurso de odio. (Si¨¦ntase con la libertad de usar los recursos disponibles )